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CATÁLOGO DE LA COLECCIÓN DE HIERROS DEL MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO RAFAEL SABIO GONZÁLEZ CUADERNOS EMERITENSES - 37 MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO José Ramón Mélida, s/n - 06800 MÉRIDA Administración, correspondencia e intercambios: MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO c/ José Ramón Mélida, s/n 06800 MERIDA (Badajoz) España ISSN: 1965-4521 Depósito Legal: BA - 126 / 2002 Impresión: Artes Gráficas Boysu, S. L. - Mérida Diseño Portada: Rafael Sabio González* Créditos Fotográficos: Lorenzo Plana Torres. Coordinación Editorial: Agustín Velázquez. 5 AGRADECIMIENTOS Aparte de al Director, Chema, y el resto del personal del Museo, muchos de cuyos integrantes me han ayudado desde con su ánimo o sus observaciones hasta o su auxilio en tareas tan diarias como perseverantes, como la apertura de almacenes y vitrinas, quiero hacer una mención especial al apoyo ofrecido durante la redacción de la presente obra por: Agustín Velázquez, director de la serie, sin cuya promoción e insistencia no se hubiese emprendido el empeño de escribir el libro. Lorenzo Plana, por su infinita paciencia con el enojoso proceso de fotografiado del material. José María Murciano, que compartió con Lorenzo el suplicio de la presencia de los restos de óxido sobre el ultrajado espacio del Servicio de Fotografía del Museo. También por sus bromas. Nova Barrero, quien como compañera de despacho creo que tuvo que escuchar en más de una ocasión mi constante conversación con mi propio libro, así como mis enojados soliloquios ante la percepción de sus errores. Javier Alonso, por sus nutridas referencias bibliográficas, muchas facilitadas por su propia iniciativa, según localizara cualquier hierro en cualquier libro que pasara por sus manos. También por su interés y su ánimo. A mi madre Carmen, que fatigó sus ojos persiguiendo erratas o cuestiones de estilo por gran parte del texto. A mi esposa Elena, que ha tenido que sufrir mi ausencia, física o mental, y en tiempo de ocio, durante la ejecución y corrección del libro. 7 SUMARIO INTRODUCCIÓN................................................................................................................9 CATÁLOGO ....................................................................................................................21 COMENTARIO A LOS TIPOS DESCRITOS EN EL CATÁLOGO ................................165 PROCEDENCIA DE LOS EJEMPLARES ANALIZADOS ..............................................217 BIBLIOGRAFÍA ..............................................................................................................251 IMÁGENES ....................................................................................................................257 INTRODUCCIÓN 11 Dentro de la totalidad del panorama de la cultura material del periodo romano, las artes industriales han guardado tradicionalmente una posición secundaria respecto a otras manifestaciones de la misma, tales como la arquitectura, la epigrafía, la escultura o la musivaria. Aún dentro del panorama de las artes industriales, sus esmerados bronces, sus producciones de vidrio o aún incluso la cerámica, siquiera sea por constituir uno de los pocos fósiles directores más fiables y tipificados de la arqueología, han merecido numerosos estudios y monografías. Y también existen trabajos monográficos sobre huesos o joyas. Pero cualquier tipo de acercamiento al hierro es completamente desolador1. Ello no es algo completamente injustificado o censurable: se trata de una labor ingrata, en la que ha de trabajarse con objetos poco vistosos y difíciles de analizar. Sus restos son numerosos, pero su estado de conservación suele ser precario, por no decir parcial, hallándose ligados en la mayoría de los casos a estructuras más complejas de las que, ante su desaparición total, sólo los puntos de unión han restado como testigos desperdigados de su extinta presencia. A ello hemos de sumar otro problema, capaz de desmotivar a cualquier investigador: es fácil interpretar erróneamente un objeto, y en caso de identificarse correctamente, de carecerse de un contexto claro de hallazgo, su sola forma poco puede decir de su cronología o uso exacto, aún dentro de una perspectiva amplia: azadas como las antiguas, por poner un ejemplo, se han usado de manera continuada hasta prácticamente la actualidad, y lo mismo puede decirse de otros muchos objetos, como clavos, anillas, cuchillos y demás. Nuestro empeño en relación al panorama descrito no puede afirmarse que sea valiente, sino todo lo contrario. Ligado a los ejemplares de una colección que podría considerarse prácticamente cerrada, y eludiendo hacer cualquier tipo de matiz cronológico en el conjunto de las piezas presentadas, sólo se pretende en principio mostrar un panorama, bajo la forma de un catálogo con reflexiones adjuntas, en el que bajo un simple esquema tipológico se vayan presentando los distintos tipos de objetos que podemos encontrar dentro de los fondos inventariados de una institución tan específica como lo es nuestro Museo: un centro asociado a los hallazgos en una sola ciudad (Mérida) y en el que por vicisitudes históricas tiene un especial peso la cultura romana correspondiente a los cinco siglos durante los que se extendió en el Mediterráneo occidental el régimen político conocido como Imperio. Ni que decir tiene que el autor de dicho catálogo acomete su realización desde la posición del experto en las colecciones del Museo, no desde la del especialista en el hierro antiguo. Ésta es una postura arriesgada, pero esperamos que útil. El grado de especialización al que se ha llegado en la actualidad, ha dado lugar a verdaderos expertos en cuestiones de detalle de parcelas muy localizadas dentro de la cultura material. Y somos conscientes de ello. Pero también lo somos de que el acceso a los fondos de una institución como la nuestra resulta casi inabordable de no emprenderse sobre un tipo de material cuantitativamente abarcable, y éste no es el caso del hierro. Asumidas estas premisas, dejamos sentado, pues, que nuestro catálogo tiene antes que nada la pretensión de brindar un panorama general, en segunda instancia la de crear un referente descriptivo, y sólo en última instancia la de marcar una pauta tipológica que, con las necesarias puntualizaciones y ajustes, sirva de base tanto a trabajos generales sobre el hierro (en especial el peninsular 1 Hasta la actualidad no han existido prácticamente trabajos monográficos sobre el tema, y menos en nuestro país. Sin embargo, durante la redacción de la presente obra vio la luz una interesante contribución acerca del hierro en época romana y tardoantigua en el Noroeste peninsular (CASAS; NOLLA, 2011). Dicha obra ha servido de referente e incluso aliciente a la conclusión de ésta que aquí presentamos, remitiendo a su obligada consulta por el especialista interesado en el tipo de material que nos ocupa. 12 y de cronología antigua) como a trabajos locales necesitados de un punto de apoyo respecto a uno de sus materiales más inquietantes y difíciles de afrontar. El hierro como objeto arqueológico Los objetos de hierro resulta extraño a lo largo de la historia que hayan trabajado sin una vinculación estrecha con otra materia. Utensilios como azadas y hachas, o armas como las lanzas, se ligaron por lo general a piezas de madera que hacían las veces de mango. E incluso las rejas forman parte, si se quiere entenderlas como tal, de un conjunto mayor que fue el edificio en cuya fábrica se insertaron. Perdida la materia que las acompañaba, resulta habitual que nos encontremos al hierro como único testimonio de su existencia, constituyendo un ejemplar aislado. Pero aún cuando en el pasado dicho metal entrañara un carácter protagonista, no debemos olvidar que su observación en el presente entraña casi siempre cierta parcialidad: un objeto coherente, como un cuchillo, suele carecer por lo general del mango junto al que conformaría el conjunto de la pieza. Y en el caso de elementos de ensamblaje como los clavos, aun cuando se conserven íntegros, debemos recordar que el conjunto lo conformarían con el total de la estructura en la que se insertaran, llegando en ocasiones a poder considerarse como un todo con una construcción arquitectónica coherente. De hecho y ante la ocasional recolección de datos precisos, la mera disposición de conjuntos de clavos sobre el solar de un yacimiento induce ante una esmerada toma de datos en el momento de su hallazgo a lograr recomponer las estructuras en las que se integraron, desde objetos sencillos como ataúdes de madera hasta otros verdaderamente complejos, como las armaduras de la techumbre de los edificios. Hecha esta observación, no se hará de extrañar que ante el análisis de un conjunto coherente como el que nosotros deseamos exponer, se omitan ciertas obviedades de concepto y tratemos las diferentes piezas como objetos arqueológicos singulares, tal y como sucedió en el momento de su ingreso al Museo. Y más considerando la idiosincrasia propia a instituciones museísticas como la nuestra, de la que procederemos a hablar a continuación. Las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano El hoy conocido como Museo Nacional de Arte Romano de Mérida tiene una larga historia. Ya hubo intentos tempranos de crear una institución museística en la ciudad bajo el impulso de Godoy, a comienzos del Siglo XIX. Pero no sería hasta 1838 cuando tal proyecto cuajara, como consecuencia directa de la desamortización de Mendizábal. Ahora bien, tal origen encontraba su justificación en la mera disposición de un contenedor como fue parte de la Iglesia de Santa Clara2. Y es que, a diferencia de los otros museos creados a resultas de la Desamortización, en el de Mérida los fondos eran de un carácter y una naturaleza patrimonial muy distinta: no se trataba de piezas artísticas incautadas a la Iglesia, sino de objetos arqueológicos procedentes del solar de la ciudad y a los que se pretendía brindar ya, al igual que desde los impulsos precedentes, una debida salvaguarda que los protegiese de la por desgracia tan habitual depredación extranjera. El Museo fundado por aquel entonces fue conocido hasta los años 70 del Siglo XX como Museo Arqueológico de Mérida. Y los escasos fondos que irían ingresando en el mismo, fundamentalmente de carácter escultórico o epigráfico, sabemos por el inventario elaborado por Maximiliano Macías en 1910 que ascendía a en torno medio millar de piezas. Es a partir de las excavaciones realizadas por José Ramón Mélida y el propio Macías, primero en el Teatro romano, después en el Anfiteatro y más tarde en otros puntos de la ciu2 150 años en la vida de un Museo. Museo de Mérida 1838-1988. Mérida, 1988. 13 dad, cuando los fondos del Museo van ascendiendo en número de una manera realmente notable. Ahora bien, tras el inventario inicial de Macías y pese a que sabemos que en el Museo siguen ingresando piezas, no vuelve a continuarse la labor sistemática de inventariado ya hasta los años 40, en que ingresa en la institución como conservador responsable de la misma José Álvarez Sáenz de Buruaga. Por entonces habían entrado ya en el Museo muchas de las piezas más notables halladas en las excavaciones practicadas en la ciudad hasta 1936, pero con el problema de que la mayoría no recibieron número ni fueron inscritas en el libro de inventario, perdiéndose su historia. Unas circunstancias parecidas le sucede a una enorme cantidad de objetos que permanecerían en un almacén habilitado en el solar del Teatro romano, y que sólo se irían ingresando poco a poco a partir de los años 40, también procedentes de excavaciones anteriores pero carentes de historia en la mayoría de los casos. Una vez se pone en orden la arqueología en la ciudad, los ingresos y su inventariado se producen de manera más metódica, contándose con un nuevo instrumento de catalogación tan útil como lo serían las fichas de catálogo sistemático ideadas por Navascués a comienzos de la posguerra y que serían utilizadas con gran provecho por la mayoría de los museos españoles hasta la normalización documental y los inicios del volcado a bases de datos informáticas iniciados en los años 90 del Siglo XX. Esta ficha descargaría de información a los que a partir de entonces pasarían a llamarse libros de registro, donde proceden a apuntarse los datos más sumarios de la pieza de cara a su identificación. Campos como la descripción, la ubicación o la clasificación razonada, así como la documentación gráfica, pasarán a incluirse en la ficha correspondiente del catálogo sistemático. Las excavaciones arqueológicas en la ciudad de Mérida, son pues la fundamental fuente de ingresos de fondos museográficos al Museo. Pero no la única. Ésta se ve seguida sólo de lejos por ciertas donaciones o entregas de particulares, en ocasiones gratificadas, así como más tarde de compras. En la mayoría de los casos, las piezas suelen proceder de la misma Mérida o su entorno inmediato, en función de la procedencia de los donantes. Y sólo en las posteriores compras, salvando la de alguna colección local como la de Quirós, las piezas adquiridas en subastas se entienden preferentemente como ingresos de procedencia no emeritense, al consistir en su gran mayoría de ejemplares numismáticos con cuya adquisición se pretenden cubrir las grandes lagunas que el ámbito local ofrece ante los intentos de obtención de series cerradas de monedas. Si en los años 40 los ingresos se inventarían en su práctica totalidad, la proliferación de intervenciones desde los años 70, así el cada vez menor carácter selectivo utilizado por los arqueólogos en la recogida de material, obligan a crear un criterio a la hora de efectuar los ingresos: seleccionar los objetos más relevantes bajo el patrón de su interés museográfico y distinguirlo de todo aquel material sin interés museográfico, recibiendo los primeros sus correspondientes números de inventario y procediéndose a dejar en reserva el segundo, apenas identificado por los números asignados al mismo por los arqueólogos en el momento de su excavación. Toda esta situación toma una nueva orientación a partir de mediados de los años 80, cuando tras la transferencia de las competencias en materia de patrimonio a las Comunidades Autónomas, la Comunidad Autónoma de Extremadura asume la responsabilidad en la realización de las excavaciones y el Museo, por el contrario, permanece junto a otros pocos más fuera de Madrid bajo la tutela y gestión directa del Estado. Todavía hasta los años 90 se ingresan algunas excavaciones en el Museo, tal y como sucede con la campaña 14 en la Alcazaba de 1987, muchos de cuyos fondos reciben número en los inventarios del Museo. Intervenciones posteriores, como la de la Rambla de 1990, se ingresan pero ya sin recibir número de inventario. Y desde los años 90, tras el nombramiento de Mérida como ciudad Patrimonio de la Humanidad y la consecuente creación del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, nuevo gestor de las excavaciones, los ingresos procedentes de excavaciones en la ciudad al Museo son cada vez más contados. Este entendimiento sólo será reabierto en unas fechas recientes bajo la dirección del Consorcio por la figura de Miguel Alba Calzado3. Toda esta situación entraña de cara al ingreso de fondos que éste se limite únicamente a donaciones y compras, a veces con figuras intermedias como la donación de piezas desde la Asociación de Amigos del Museo como resultado de una compra previa realizado por éste a un particular. Una última observación a realizar en torno a los fondos del Museo en general es la del modo en el que son inventariados: dada la antigüedad de la institución, el sistema lógico adoptado desde un comienzo fue el de dotar a las piezas de una numeración correlativa. Para ingresos aislados o lotes pequeños, tal numeración es perfectamente válida. Ahora bien, como consecuencia del ingreso de excavaciones sistemáticas, dicho criterio presenta problemas como la reserva de grandes intervalos numéricos para una misma excavación en base a la contabilización exacta o la simple estimación del número de objetos que la componen. La experiencia ha demostrado la mayor eficacia de un sistema de expedientes individualizados por lotes y años. Dicho sistema ha sido implantado en nuestra institución desde el año 2009, utilizándose tanto para nuevos ingresos como para fondos anteriores no inventariados. La colección de hierros del Museo Son múltiples los objetos del Museo en los que el hierro se halla presente. De hecho, aún puede observarse que fue el material preferido en el ensamblaje de ciertas partes dentro de las piezas escultóricas4. En la arquitectura, pese a coexistir con el plomo, también encuentra su lugar. Y se da el caso incluso de que nos lo encontremos, bajo la forma de las tradicionales lañas, uniendo las roturas antiguas de ciertos ejemplares cerámicos5. Ya hemos referido cómo las piezas de hierro rara vez no se vieron unidas a otras elaboradas en materias distintas, o hasta se vieron integradas en un todo como mínimas partes del mismo. Pero su contemplación dentro de un panorama en el que aún se integren en otro ejemplar con un carácter secundario creemos que resultaría confusa a la hora de elaborar un catálogo, y es por ello por lo que excluimos del mismo los ejemplares involucrados en tales fenómenos. De este modo, sólo deseamos abarcar en nuestra labor aquellos objetos en los que el hierro entrañe un carácter museográfico individualizado, y de estar en contacto con otra materia, sólo lo consideraremos como tal en tanto en cuanto en su implicación con la misma guarde un protagonismo hegemónico o siquiera similar. 3 El primer paso al respecto lo constituyó la entrega en 2009 de dos cabezas halladas en el solar del antiguo Cuartel de Artillería, a la que seguirá la del conjunto de las piezas incluidas en las exposición temporal El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo. 4 Un buen ejemplo al respecto lo constituye el togado inv. 34687, recientemente restaurado y pasado a salas. En el origen de uno de sus brazos se aprecia un vástago de hierro cuya dilatación ha provocado que se abra una enorme fisura en el torso de la estatua, poniendo en peligro su integridad desde antiguo. 5 Es posible que, en efecto, hubiese intervenido en la recomposición que en su momento debió de efectuarse en el jarro inv. 11250, procedente de la Casa del Mitreo y con varios orificios sobre su superficie destinados por parejas a unir los diferentes fragmentos en los que se dividiese. 15 La mayoría de las piezas proceden como ya hemos afirmado de la ciudad de Mérida y su entorno inmediato. Las excepciones a esta premisa son muy contadas, siendo de destacar una muestra muy parcial procedente de las excavaciones practicadas en los años 80 en la villa romana de Torreáguila, situada en el término municipal de Montijo (Badajoz): las piezas procedentes de este interesante yacimiento, en realidad están fuera incluso de la comarca de Mérida. La custodia de los objetos extraídos de este yacimiento debería corresponder en realidad a Badajoz, donde de hecho se encuentra gran parte de sus materiales. Sin embargo, el Museo planea ingresar una selección de objetos de esta villa, de manera estable, con vistas a dar un mayor espectro de representación a la sala dedicada monográficamente al antiguo territorio de la Colonia. Otra excepción la constituye un único ejemplar procedente de Sagrajas, pero en este caso motivada por la información específica brindada por la persona que hizo entrega del mismo bajo una figura a la que se acogen numerosos ingresos en el Museo: la donación. No es un caso aislado en el conjunto de las colecciones y, de hecho, aunque se presume que muchas de las piezas sin procedencia que ingresan en la institución a resultas de una donación proceden de la propia ciudad de Mérida, dada la procedencia singular de los donantes por lo general, algunos de los objetos no debería destacarse que pertenezcan a un entorno más amplio. En el momento de nuestra incorporación al Museo, los objetos de hierro inventariados que abarca nuestro catálogo se encontraban fundamentalmente dispuestos en cinco cajones custodiados en el departamento interior del Almacén de Piezas de Pequeño Formato del Museo, junto a la colección de bronces. Tal ubicación se debía a que, tras unas mediciones realizadas en el edificio de Moneo, se percibió que tal espacio era el más estable térmicamente, favoreciendo la conservación preventiva de estos materiales. Por otra parte, una pequeña selección de piezas pasó a engrosar el material expuesto al público en las salas del Museo, repartiéndose entre las vitrinas de la salas V y IX de la planta baja, así como en las de las salas II y IV de la planta segunda. En el Almacén de Piezas de Gran Formato situado en la Cripta exterior, se conservaban también varias piezas de hierro, la mayoría consistentes en largos vástagos y barras, de las que eran pocas las que podían identificarse con un número de inventario, al carecer de sigla6. En 2010 y tras percibir que de la colección de hierros apenas se encontraban en la base de datos del Museo, la aplicación conocida con el nombre de DOMUS, aquellos materiales expuestos en las salas, junto a alguna excepción más, emprendimos la labor de su volcado sistemático, de cara a su posterior reorganización en bateas y cajas que facilitaran su mejor localización y conservación. Tras el volcado preliminar, la nueva ordenación se efectuó siguiendo a grandes rasgos los patrones seguidos anteriormente para las piezas de bronce, de modo que tras adoptarse un prefijo HR, seguido de la alusión al tipo de almacenaje (bateas, cajas e inicialmente también cajones), se fue enumerando cada contenedor con atención a los distintos tipos y contextos funcionales a los que se fueron adscribiendo. En primer lugar se organizaron las piezas pertenecientes a los ajuares personales y domésticos; en segundo lugar y en relación a ambos, las piezas que, asociadas a la armamentística, podían aproximarse a objetos de uso utilitario, como los cuchillos, o a otros de uso agrícola, como las hachas; en tercer lugar, lógicamente, se situaron los útiles agrícolas y ganaderos, incluidos los arreos de caballo; en cuarto lugar se dispusieron los útiles profesionales, co6 Seguramente, muchas de ellas se integraran originalmente en piezas como los sarcófagos, recibiendo sus mismos números de inventario pero habiendo sido desligadas de los mismos y por tanto perdiendo el rastro sobre conjunto en el que se integran. Citaremos como ejemplo el caso del sarcófago de plomo inv. 5725, que en la ficha del catálogo sistemático del Museo se ingresa junto a sus correspondientes barras. 16 menzando por los asociados a la cantería, la escultura y la carpintería, y siguiéndose con los vinculados a oficios como la medicina, la escritura, la sastrería o industrias especializadas como la del vidrio o la del mismo hierro; en quinto lugar, se fueron situando ya las piezas relacionadas con estructuras edilicias; en sexto lugar, la lógica nos hizo asociar a éstas aquellas piezas que, como los clavos u otros tipos afines, podían encontrar varias explicaciones en función del objeto en el que se integraran; y finalmente, en séptimo y último lugar ubicamos los objetos indeterminados, que englobaban, en función de algunas formas simples bien definidas, algunos tipos como los vástagos, las placas, las láminas y los recipientes de uso indeterminado. Por motivos intrínsecos a la colección del Museo y como ante otros objetos, se sobreentendía en nuestra organización la pertenencia de las piezas a la época romana. Sin embargo y asumiendo la adscripción segura de algunas piezas a otros periodos, se reservaron para ellas unas ubicaciones que, a modo de apéndice, pretendían englobar ciertas piezas en función de que detentaran una clara adscripción cronológica distinta. A falta de ejemplares prerromanos, los objetos se distribuyeron en grupos definidos de un modo muy general a partir del periodo tardoantiguo (el segundo en interés y representación dentro de las colecciones de la institución), así como de las edades medieval y moderna. Concluido en 2011 nuestro trabajo de catalogación y reordenación, el conservador Agustín Velázquez nos propuso la realización del presente catálogo, en el que hemos ocupado nuestro tiempo durante parte de dicho año y los primeros meses de 2012. A continuación procederemos a hablar someramente de los principios que hemos hecho regir en el mismo. Nuestro catálogo El catálogo que deseamos ofrecer al lector interesado tiene por objeto la presentación sistemática de las colecciones de hierro inventariadas del Museo en relación a un intento de catalogación tipológica de los mismos. Para ello hemos acudido a la ordenación establecida en el capítulo previo dentro de los grupos generales con los que, bajo un esquema funcional o genérico, se habían tratado de agrupar los diferentes tipos perceptibles en nuestra colección. El objeto de tal ordenación, aún entrañando ciertas dificultades y dudas ante ejemplares de dudosa adscripción, no es otro que el de procurar establecer un referente útil y de fácil consulta. Somos conscientes de que optando por tal ordenación llegaremos a incurrir en errores o problemas de sobreinterpretación, pero ello es algo que preferimos asumir antes que acudir a un criterio más objetivo pero también menos significativo. Alternativas como la ordenación por procedencia, en una colección cuya antigüedad impide determinar el contexto de hallazgo exacto o siquiera general de muchos de sus fondos, hemos considerado que se mostraban poco sustanciales. Y otro tanto podemos decir de criterios que partan del número de inventario o la fecha de ingreso en las colecciones de la institución. Las piezas incluidas en el catálogo no cubren la totalidad de los fondos de hierro del Museo, dado que se excluyen todos aquellos materiales que, por diversas razones, no han sido inventariados: ello se debe a que en muchas ocasiones no se trata de material significativo, pero sobre todo a que resulta muy difícil de rastrear sin un número de inventario que dé fe de su identificación exacta y por tanto de datos tan fundamentales para su consulta como el testigo de su localización. También y por cuestiones de acotación, se han optado por excluir aquellas piezas que hayan recibido número ya bajo el nuevo sistema de números de expediente implantado en el Museo desde el año 2009. En fin, una última 17 omisión es la de ciertas piezas de las que, pese a que se conoce su existencia y han sido de hecho inventariadas, se encuentran extraviadas en la actualidad7. Esto último puede ser debido a que el Museo Nacional de Arte Romano es una institución con muchos años, y sus fondos han atravesado por todo tipo de vicisitudes; pero también a que es un museo arqueológico, y debido a ello sus colecciones son tan amplias que pueden someterse a todo tipo de incidentes, desde pérdidas irreparables hasta simples extravíos pasando por pérdidas de siglas e incluso, a consecuencia de estas últimas, resiglados de objetos con el consiguiente duplicado de su numeración. Antes del desarrollo del modelo de ficha, hemos tratado de establecer un sistema de numeración que vaya más allá de la simple asignación de un número correlativo a cada uno de los objetos incluidos. Es por ello por lo que en el mismo se han empleado dos cifras: la primera se referirá al tipo en el que se ha encuadrado el objeto, mientras que la segunda individualizará el objeto (u objetos) incluidos dentro de dicho tipo. El objetivo perseguido con ello es que, ante el elevado número de piezas catalogadas, en cualquier punto del catálogo pueda tenerse un referente del tipo exacto ante el que nos hallamos. Tal ordenación va a llevar tácitamente superpuesto el esquema funcional o genérico esbozado a grandes rasgos en el apartado precedente y en torno al cual van a tender a organizarse de un modo más específico u optativo cada una de los tipos enunciados. Dentro del epígrafe de cada tipo de objeto, las piezas han ido agrupándose en primer lugar por procedencia y en segunda instancia atendiendo a los números de inventario más bajos detectados en cada contexto de hallazgo por cada una de los tipos planteados: se trata de un patrón algo aleatorio pero que, sin prescindir de reagrupar las piezas de cada tipo por procedencias, no deja de plantear como patrón secundario el número que a cada objeto le fue asignado en el momento de su ingreso en las colecciones del Museo. Dado que los primeros objetos ingresados solían carecer de procedencia específica, se ha tendido a poner en primer lugar aquellas piezas carentes de contexto de hallazgo, aunque sumándoseles a los fondos antiguos aquellos sujetos a otras vicisitudes, tales como las piezas sigladas en una fecha diferente a la de su ingreso en la institución (en general fondo antiguo sin número) o los objetos procedentes de colecciones privadas adquiridas en diferentes momentos de la historia del Museo. Igualmente y cerrando la relación de objetos de procedencia emeritense se sitúan, a expensas de su numeración, aquellas escasas piezas halladas fuera del entorno inmediato de la ciudad de Mérida. Más específicamente, incluiremos en primer lugar las pertenecientes a su término municipal, así como en segundo lugar las localizadas fuera del mismo, que constituyen como hemos dicho ya muy contadas excepciones. Con vistas a ordenar los datos de cada una de las piezas a incluir en el catálogo se ha optado por crear un modelo de ficha. En él se han buscado conciliar la sencillez y la claridad con la fácil consulta. Cada ficha se compone de cuatro campos. El primero, tras enunciar el número de catálogo, procede a identificar el objeto por su nombre y materia, de modo que sea más fácil saber a primera vista a qué objeto estamos haciendo referencia en cada ficha. Entre paréntesis se ofrecerá el número de inventario asignado por el Museo al ejemplar en cuestión. El segundo campo indicará la procedencia específica del objeto, añadiéndose entre paréntesis un punto más concreto de la misma o alguna apreciación 7 Entre tales piezas podemos citar aquí los inv. 2168 (objeto indeterminado de aspecto tubular), 2202 (clavo), 4838 (clavo), 4899 (barra), 4903 (vástago), 4952 (hacha), 5776 (barra), 5777 (barra), 7039 (tubo) y 8181 (cuchillo/bisturí). 18 al respecto: la mayoría, tal y como veremos en el capítulo dedicado a las procedencias de los ejemplares, deben haber sido halladas en Mérida, y redundar en esta observación creemos que resulta un dato innecesario. El tercer campo describirá objetivamente el objeto, de una punta a la otra (en el caso de los clavos, por ejemplo, se comenzará por la cabeza y se concluirá en la punta, pasando por la espiga). Finalmente, el cuarto y último campo, sólo presente en aquellos ejemplares que lo precisen, se destinará a realizar cualquier tipo de observación sobre la pieza en cuestión, ahondando en aspectos asociados a su contexto de hallazgo, su posible uso, la funcionalidad de sus elementos o sus paralelos. En el modelo de ficha, se han procurado omitir determinados campos debido a su escasa utilidad. Tal es el caso de la bibliografía, dado que la mayoría de los ejemplares permanecen inéditos: en caso de que una pieza estuviese publicada, se dará noticia de ello en el comentario, donde se constará en todo caso la referencia abreviada con vistas a su consulta en la bibliografía, por medio de una nota a pie de página. En relación a esto último, a lo largo de todo el libro actuaremos de un modo semejante, salvo cuando las referencias sean aisladas y no guarden una relación directa con la materia, en cuyo caso las excluiremos de la bibliografía y procederemos a exponerlas completas en la nota a pie correspondiente. Algunas referencias bibliográficas específicas a ciertos objetos resultan por otra parte difíciles de asociar a un ejemplar concreto, debido fundamentalmente a la omisión de su número de inventario en el estudio en el que se cite. Ante las dudas que suscita tal identificación, procederemos por lo general a omitir la cita o, ante un margen de duda razonable, exponerla indicando nuestras correspondientes reservas en el comentario. Al margen de todo ello, en el apartado de la bibliografía pueden incluirse por ende algunas obras no referidas ni en el catálogo ni en ningún otro capítulo del libro. Se trata invariablemente de trabajos relacionados con el hierro antiguo y cuya cita creíamos de interés incluir, siquiera sea de un modo orientativo, con vistas su consulta por todas aquellas posibles personas interesadas en profundizar sobre el tema. Otro campo omitido es el relativo a la cronología, y la explicación para ello deriva de que nos hallamos ante un material muy difícil de fechar, no sólo de manera exacta, sino incluso general: la ausencia de contextos claros de hallazgo en muchos de los ejemplares, unida a la escasa evolución de ciertos tipos a lo largo del tiempo, no hacen sino convertir en conjeturas inciertas cualquier tipo de empeño al respecto. Es por ello que preferimos relegar nuevamente cualquier tipo de apreciación al campo de los comentarios, así como en su caso a los respectivos capítulos dedicados a los tipos analizados o su procedencia. En el campo de la descripción se comenzará por aludir al estado de conservación general de la pieza (completa, incompleta o fragmentaria), exponiéndose en el supuesto de que sea pertinente una escueta relación de los fragmentos en que pueda hallarse fragmentada (unidos o no entre sí), así como de los elementos y partes que puedan componerla o en los que pueda subdividirse. Tras ello se aportarán detalladamente la descripción y medidas tanto del conjunto de la pieza como de los elementos y partes que la puedan componer. Es extraño que las piezas de hierro muestren decoraciones, marcas o inscripciones, pero en caso de que así sea éstas se describirán en relación al punto de la pieza en el que se sitúen. La descripción, si se estima oportuno, se cerrará con una concisa referencia a su estado de conservación o en su caso a su restauración. Por norma general se procurará dedicar para cada objeto una ficha específica. Sin embargo, existen determinados ejemplares (por ejemplo los clavos), cuyo hallazgo entrañó 19 una vinculación a un conjunto cerrado dentro del cual encontraban su explicación como parte de un todo. Este supuesto se puede trasladar igualmente a otros conjuntos o simples parejas de objetos producto de un mismo ingreso y con un aspecto formal tan semejante que, pese a carecer de un contexto claro de hallazgo, nos llevan a tomar como algo firme el que en su funcionamiento pudiesen estar unidos dentro de un conjunto único. Ante tales situaciones y para evitar la reiteración de descripciones poco significativas, la ficha de catálogo se dedicará al conjunto de piezas, y no a cada una aisladamente. En la adaptación del modelo de ficha a la descripción de un conjunto sí se tendrá en consideración la relación consecutiva de los números de inventario de los ejemplares incluidos en él, así como las dimensiones específicas de cada uno de dichos ejemplares, siempre ordenada atendiendo al número de cada pieza en cuestión. Paralelamente se procurará ofrecer la descripción general del total de los ejemplares que compongan el conjunto, matizándose sólo aquellas singularidades o variaciones significativas que puedan haberse percibido en algunos de ellos de manera aislada. En relación finalmente a las imágenes, debido al enorme número de piezas y al simple carácter de catálogo sistemático de nuestra obra, se ha optado por facilitar en la práctica totalidad de los casos únicamente las fotografías de las mismas. Éstas irán designándose con el mismo número que se les haya asignado en el catálogo. Cuando hayamos agrupado varias piezas con números de inventario individualizados dentro de una pareja o un conjunto, el orden en el que se presentarán será en primer lugar de arriba a abajo y, de ser preciso formar columnas, de izquierda a derecha. Puesto que el catálogo es bastante detallado en lo que a medidas de los ejemplares se refiere, así como debido a la distorsión que ciertas fotografías manifiestan ante la presencia de una inevitable perspectiva, las imágenes carecen de escala. En las fotografías se incluirán sólo los fragmentos relevantes de los objetos, eludiéndose todos aquellos que no sean significativos, no unan a la forma principal, otorgándole un sentido más claro, o manifiesten consistir en simples desprendimientos de las capas de corrosión surgidas de la superficie original. En definitiva, y como única excepción a lo dicho, se ofrece al final de la obra una lámina con los dibujos de una serie de piezas exclusivamente de hierro (3.2, 3.3, 6.4, 46.2, 48.2, 49.1, 61.1 y 61.5) que se desean resaltar por su decoración, para el mejor entendimiento y valoración de la misma. CATÁLOGO 23 1. Hebillas 1.1. Hebilla de hierro (inv. 29202). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por el arco y parte de la aguja del mismo. Mide una altura máxima de 4,6 cm. El arco consiste en un vástago de sección circular y 0,7 cm. de diámetro doblado sobre sí para conformar un semicírculo de 3,7 cm. de radio. Al segmento recto de este semicírculo se acopla la aguja, conservada en su primera mitad hasta alcanzar los 3 cm. de longitud máxima y compuesta por una lámina de 1 cm. de anchura que se dobla sobre sí para unirse al arco mediante una charnela. 1.2. Hebilla de hierro (inv. 29922). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y aguja. Mide una altura máxima de 3,3 cm. El arco consiste en un vástago de sección circular y 0,5 cm. de diámetro máximo doblado sobre sí para conformar un óvalo de 2,2 cm. de diámetro mínimo. A él se acopla la aguja, compuesta por un vástago de sección circular con 2,3 cm. de longitud por 0,5 cm. de grosor máximo que se dobla sobre sí para unirse al aro mediante una charnela. Arco y aguja se hallan fundidos, habiéndose fijado ésta última en su posición de apertura máxima. 1.3. Hebilla de hierro (inv. 36283). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y aguja. Mide una altura máxima de 4 cm. El arco consiste en un vástago de sección circular y 0,4 cm. de diámetro máximo doblado sobre sí para conformar un rectángulo de 2,7 cm. de longitud. A él se acopla la aguja, compuesta por una lámina con 2,6 cm. de longitud por 0,5 cm. de anchura que se dobla sobre sí para unirse al arco mediante una charnela. Comentario: La ficha manual indica que la pieza procede de almacén, hallándose descontextualizada. 1.4. Hebilla de hierro (inv. 36284). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y aguja. Mide una altura máxima de 3 cm. El arco consiste en un vástago de sección rectangular y 0,4 cm. de grosor máximo doblado sobre sí para conformar un cuadrado, redondeado en sus ángulos, de 3 cm. de longitud. La aguja se halla fundida en su comienzo y fin a dos de los extremos del arco, hallándose compuesta por un vástago de sección circular de 4 cm. de longitud y 0,4 cm. de diámetro máximo que se dobla sobre sí en uno de sus extremos para formar el círculo que haga las veces de charnela. Comentario: En relación a la procedencia véase lo indicado en la entrada anterior. 1.5. Hebilla de hierro (inv. 6394). Procedencia: Casa de Luís Díez. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente por el arco del mismo. Mide una altura máxima de 5,4 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura máxima, terminado en punta por sus dos extremos, que se dobla sobre sí para conformar un rectángulo de 5,7 cm. de longitud máxima, aunque sin llegar a unir su dos extremos. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 19478. 1.6. Hebilla de hierro (inv. 23028). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente por el arco del mismo. Mide una altura máxima de 5 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 1 cm. de anchura máxima, terminado en punta por sus dos extremos, que se dobla sobre sí para conformar un rectángulo de 4,3 cm. de longitud máxima. Este último no llega a cerrarse totalmente debido a la fractura de la pieza por espacio de casi 1 cm., cerca de uno de sus ángulos. 8 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. 24 Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Pese al deficiente estado de conservación del mismo, su contexto puede inclinarnos a pensar en su pertenencia al ajuar funerario de alguna inhumación del entorno, y más específicamente a la indumentaria personal del individuo enterrado. 1.7. Hebilla de hierro (inv. 25655). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 5-A. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente por el arco del mismo. Mide una altura máxima de 3,4 cm. Está conformado por un total de hasta dos piezas. La primera consiste en un vástago de sección irregular que se dobla sobre sí para adoptar una forma de U de 4,2 cm. de longitud máxima, mostrando sus dos lados mayores rectos y el tercero (la base de la U), levemente curvado. La segunda pieza, consistente en un vástago de sección circular y 0,5 cm. de diámetro máximo, une los dos extremos de la anterior por su frente abierto. Comentario: En función de paralelos más completos resulta fácil conjeturar con que la segunda de las piezas descritas, más estrecha que la primera, sería el punto tanto en el que se enlazara inicialmente la aguja como por el que el ejemplar se uniese a la correa. 1.8. Hebilla de hierro (inv. 27002). Procedencia: Teatro romano - Campaña 1981. Peristilo. Cata 6, Nivel 3. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por el arco y quizá parte de la aguja del mismo. Mide una altura máxima de 5,9 cm. El arco está conformado por un total de hasta cuatro piezas. La primera consiste en una lámina de 1 cm. de anchura máxima que adopta la forma de un semicírculo rebajado y peraltado en su base, con 6 cm. de longitud máxima. La segunda, en forma de vástago recto con el que se cierra el semicírculo en su base, presenta una posible sección cuadrada y en torno a 0,8 cm. de anchura. La tercera, en forma de lámina de 1,2 cm. de anchura máxima, parte del punto en el que se inicia la curvatura de la primera de las partes descritas, corriendo paralela a la segunda y doblándose levemente en su centro hacia ella. Finalmente, una cuarta pieza, consistente en una lámina de 0,8 cm. de anchura máxima, une justo a su mitad la segunda y la tercera de las partes descritas. Comentario: Debido al deficiente estado de conservación del ejemplar, no resulta fácil colegir de su aspecto su funcionamiento original. Es posible conjeturar no obstante que la cuarta de las piezas descritas sea parte de la aguja, la cual, doblándose sobre la segunda mediante una charnela, pasaría sobre la tercera para finalmente, en su hipotético extremo desaparecido, venir a morir en el centro de la curvatura del arco. En tal caso, la aguja se habría fijado en su actual posición con anterioridad a la desaparición del posible correaje al que se hallaría ligada la segunda pieza, dado que en otro caso no habría permanecido con facilidad en un punto tan centrado como aquel en que se sitúa. En otro orden de cosas, nos hallamos ante la hebilla de mayor tamaño entre las descritas, lo cual no obsta para que, a través de paralelos propios de la Antigüedad tardía, sea posible asociarlo a un posible ajuar personal y más concretamente a una hebilla de cinturón. 1.9. Hebilla de hierro (inv. 11958). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente por el arco del mismo. Mide una altura máxima de 2,7 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,3 cm. de diámetro doblado sobre sí para conformar una forma ultrasemicircular, con 2,4 cm. de longitud. La unión de los dos extremos del vástago se produce en el centro del tramo recto que sirve de base al ultrasemicírculo. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero9. Constituye la única hebilla de hierro ingresada en el Museo de las excavaciones en la basílica de Casa Herrera y, por lo tanto, datable con seguridad casi plena ya en la Antigüedad tardía. A la pieza le falta la aguja, que debió de partir del centro del tramo recto de la misma. 9 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 114, fig. 19. 25 2. Fíbulas 2.1. Aguja de fíbula de hierro (inv. 29290). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 6,4 cm. Está conformado por un fino vástago de sección circular y 0,2 cm. de diámetro máximo, que se prolonga por espacio de 6,4 cm. de longitud, doblándose sobre sí en uno de sus extremos para dar lugar al círculo que haría las veces de charnela, mientras que por el opuesto va adelgazándose paulatinamente hasta terminar en punta. Comentario: La fíbula a la que pudo asociarse inicialmente el ejemplar, debió de contar con unas grandes dimensiones (al menos parejas a las de la aguja). 2.2. Puente de fíbula de hierro (inv. 23021). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar incompleto, del que se conserva únicamente el pie y parte del puente. Mide una longitud máxima de 7,7 cm. Está conformado por un grueso vástago de sección rectangular, de 1 cm. de grosor máximo, que se dobla sobre sí en varios de sus puntos, primero en círculo para configurar el arco, y después en ángulo recto para dar lugar al pie. En su extremo final, el pie vuelve a torcerse una vez más, en dirección al puente, con un ángulo aproximado de unos 120º. Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Por la forma del pie, el ejemplar podría catalogarse como una fíbula de las denominadas “de pie vuelto”. La tradición de esta forma es protohistórica, pero perdura aún en época romana. 3. Anillos 3.1. Anillo de hierro (inv. 29227). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo. Mide 2 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta un chatón circular irregular de 1,2 cm. de diámetro, destacado en grosor sobre el del resto del anillo. Su frente principal, muy erosionado, está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones informes. Comentario: El chatón no debió de estar provisto de ningún cabujón incrustado, y de haber contado con algún motivo decorativo, éste debió de desarrollarse directamente sobre su superficie, inciso o en relieve. El mal estado de conservación de tal superficie, impide en todo caso verificar la existencia fáctica y la naturaleza de dicho presunto motivo. 3.2. Anillo de hierro (inv. 29404). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,7 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta un chatón rectangular de 1,2 cm. de altura por 1,1 cm. de anchura, en cuyo interior, por el frente externo, se muestra una figura grabada. Comentario: Sobre la figura grabada en el chatón, pese a su escasa visibilidad, podría conjeturarse una presumible naturaleza zoomorfa. A dicha consideración nos conducen cuatro incisiones que, orientadas hacia el hipotético extremo inferior de la pieza, podrían consistir en las patas de un cuadrúpedo. En tal caso, podría intuirse quizá la forma del cuerpo del animal, en el centro del cuadrado, así como, mirando hacia su límite derecho, su cabeza. 3.3. Anillo de hierro (inv. 30197). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,3 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta un chatón ovalado de 1,5 cm. de altura por 1,3 cm. de anchura. Su frente principal, muy erosionado, está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones. Comentario: Si bien resulta difícil de asegurar debido al mal estado de conservación del ejemplar, entre las concreciones presentes en el frente principal del chatón parecen intuirse una serie de líneas 26 en relieve. Una de ellas circundaría la forma ovalada del chatón en la totalidad de su perímetro. Y las restantes parecen alinearse conformando lo que parece ser un motivo aspado cruzado con una línea que recorrería la pieza de abajo a arriba. Si estamos leyendo correctamente la insinuación de los distintos trazos, seríamos capaces quizá de reconstruir la forma de un crismón, símbolo éste muy prodigado en la antigua Mérida durante los primeros siglos del Cristianismo. 3.4. Anillo de hierro (inv. 7228). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,2 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta un chatón ovalado de 1,1 cm. de altura por 1,2 cm. de anchura. Su frente principal, muy erosionado, está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones. Comentario: La pieza se encuentra muy corroída, impidiendo ello comprobar si mostró alguna suerte de decoración incisa sobre el chatón. Ello podría colegirse en principio de la ausencia de indicios de un rehundimiento destinado a acoger un cabujón, a diferencia de lo que sucede en otros ejemplares. 3.5. Anillo de hierro (inv. 7231). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,1 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección semicircular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo algo irregular. El ejemplar presenta un chatón ovalado de 1 cm. de altura por 1,2 cm. de anchura. Su frente principal, muy erosionado, está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones, mostrando pérdidas en algunas zonas. Comentario: Para el comentario del presente ejemplar, muy similar al analizado en la entrada precedente, nos remitimos a lo expuesto para este último. Si es caso, debe hacerse notar el mayor deterioro de su chatón, del que falta parte del borde en uno de los lados que del mismo se proyectan desde la anilla hacia el exterior. 3.6. Anillo de hierro (inv. 1140). Procedencia: Columbarios. Descripción: Ejemplar completo. Mide 3 cm. de diámetro. Está conformado por un grueso vástago de sección circular y 0,5 de diámetro mínimo que se dobla sobre sí para cerrarse en una elipse algo irregular. Éste tiende a engrosarse desde la mitad de su recorrido hasta adoptar la forma de un chatón de forma rectangular apaisada, de 1,5 cm. de altura por 2,5 cm. de anchura máxima. Dicho chatón presenta un rebaje de forma ovalada en su área interna. Comentario: Si bien desconocemos el contexto de hallazgo exacto de la pieza, su asociación a una conocida área de necrópolis nos lleva a pensar que, al igual que otras piezas procedentes de la misma, pudo haberse integrado en un ajuar funerario. Por lo demás, el rebaje del área interna del chatón debió de estar destinado a alojar un cabujón circular. 3.7. Anillo de hierro (inv. 19518). Procedencia: Columbarios - Sepultura llamada “del corchero”. Dentro de ánfora. Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,3 cm. de diámetro máximo. Está conformado por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí para cerrarse en una elipse algo irregular. Éste tiende a engrosarse desde la mitad de su recorrido hasta adoptar la forma de un chatón de forma ovalada, de 1,3 cm. de altura por 2,2 cm. de anchura máxima. Dicho chatón presenta un rebaje de forma igualmente ovalada en su área interna. Comentario: El ejemplar, según el testimonio de la ficha manual, fue hallado en un contexto cerrado constituido por un enterramiento en el que, al parecer, un ánfora hacía las veces de sepultura. Junto a él fueron localizados también otro anillo muy semejante (el descrito en la siguiente entrada) y los dos ungüentarios de vidrio inv. 19520 y 19521. En el rebaje del área interna del chatón, debió de incrustarse un cabujón ovalado. 3.8. Anillo de hierro (inv. 19519). Procedencia: Columbarios - Sepultura llamada “del corchero”. Dentro de ánfora. Descripción: Ejemplar completo, dividido en tres fragmentos que unen entre sí. Mide 2,3 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí para cerrarse en 27 una elipse algo irregular. Éste tiende a engrosarse desde la mitad de su recorrido hasta adoptar la forma de un chatón de forma ovalada, de 1 cm. de altura por 2,2 cm. de anchura máxima. Dicho chatón presenta un rebaje de forma igualmente ovalada en su área interna. Comentario: El ejemplar resulta muy similar al descrito en la anterior entrada, por lo que remitimos al lector a la misma para todas las cuestiones referentes a su contexto de hallazgo. Por lo demás y al igual que en aquella, debemos añadir que en el rebaje del área interna del chatón debió de incrustarse un cabujón ovalado. 3.9. Anillo de hierro (inv. 32564). Procedencia: Necrópolis de San José - Campaña 1985. Sector B. Tumba 5. Descripción: Ejemplar completo. Mide 2,1 cm. de diámetro. Está conformado por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí para cerrarse en un círculo regular. El ejemplar presenta un chatón circular irregular de 1,2 cm. de diámetro, destacado ligeramente en grosor sobre el del resto del anillo. Su frente principal, muy erosionado, está compuesto por una superficie lisa con varias concreciones informes. Comentario: El contexto de hallazgo de la pieza destaca por asociarse a una extensa área de necrópolis datada por sus materiales en los primeros tiempos del Cristianismo en la ciudad de Mérida. De hecho, en la misma campaña fue hallado un anillo de oro con un motivo aviforme y una inscripción desarrollada en su frente y laterales (inv. 32563), puesta en relación por su descubridor con un personaje de alto rango dentro del clero de la ciudad durante el siglo V. En otro orden de cosas, nuestra pieza se encuentra notablemente erosionada, pero pese a ello puede adivinarse que su chatón, más que con un cabujón, si contó con alguna decoración fue con algún motivo labrado sobre el frente principal de su círculo. 4. Pulseras 4.1. Pulsera de hierro (inv. 8444). Procedencia: San Pedro de Mérida. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 5,5 cm. Está conformado por una lámina de 0,5 cm. de anchura media que en una tercera parte de su recorrido se ensancha levemente por uno de sus laterales para alcanzar los 0,9 cm. de anchura. Dicha lámina se cierra sobre sí en un círculo regular, al tiempo que inclina sus caras interna y externa en la totalidad de su recorrido hacia uno de sus frentes, rematando en una superficie levemente redondeada hacia el interior del círculo. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 195710, habiendo formado parte de un completo y singular ajuar integrado dentro de una tumba excavada junto a la basílica de San Pedro de Mérida. Sin embargo y pese a que dicha excavación es tratada monográficamente en un artículo de Alejandro Marcos Pous y Martín Almagro Basch, dichos autores la omiten a la hora de referirse al ajuar en cuestión. 5. Amuletos 5.1. Amuleto de hierro (inv. 7629). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y parte de la anilla de sujeción. Mide una altura máxima de 3,8 cm. El cuerpo del amuleto, con 2,5 cm. de altura por 3,2 cm. de anchura, muestra la forma de dos óvalos unidos entre sí y delimitados por la cara principal de la pieza mediante un rehundimiento vertical. Éstos presentan en dicha cara una forma convexa, mientras que en la opuesta son planos. Así mismo, en su extremo inferior, sendos óvalos se abren mediante una fisura a través de la cual puede apreciarse una oquedad que abarca casi la mitad interna de la pieza. La anilla se separa del cuerpo en la referida cara principal mediante una moldura simple, presentando la forma de un vástago de sección circular y 0,3 cm. de grosor máximo doblado sobre sí para conformar un círculo del que sólo se conserva su arranque hacia el lado izquierdo. Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga11 en el momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Veláz10 11 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1958, pág. 214. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194. 28 quez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución12. Su tipología obedece a la gran familia de amuletos fálicos tan comunes en el mundo romano, y más concretamente a aquellos que presentan la forma de dos testículos unidos, que es como deben interpretarse los dos óvalos descritos en el objeto. 5.2. Amuleto de hierro (inv. 7630). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y la anilla de sujeción. Mide una altura máxima de 4,4 cm. El cuerpo del amuleto, con 2,5 cm. de altura por 2,8 cm. de anchura, muestra la forma de dos óvalos unidos entre sí y delimitados por la cara principal de la pieza mediante un rehundimiento vertical. Éstos presentan en dicha cara una forma convexa, mientras que en la opuesta son planos. Así mismo, en su extremo inferior, sendos óvalos se abren mediante una fisura a través de la cual puede apreciarse una oquedad que abarca casi la mitad interna de la pieza. La anilla se separa de cuerpo en la referida cara principal mediante una moldura simple, presentando la forma de un vástago de sección circular y 0,3 cm. de grosor máximo doblado sobre sí para conformar un círculo regular de 1,7 cm. de diámetro que se abre por su lado derecho en el momento de volver a unirse a la pieza y por espacio de 0,5 cm. Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga13 en el momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Velázquez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución14. El ejemplar es muy similar al descrito en la entrada precedente, con la diferencia de conservar la anilla de sujeción completa. Ésta, según parece colegirse de la observación de la pieza y el decrecimiento progresivo del vástago que la compone, no parece haberse cerrado por completo originalmente. 5.3. Amuleto de hierro (inv. 7631). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y la anilla de sujeción. Mide una altura máxima de 4,6 cm. La pieza muestra una forma de U invertida, terminada en media anilla en la base de la U. Cada uno de los brazos de la forma, tras una línea dispuesta en sentido transversal al brazo en cuestión, va cobrando una forma engrosada. La de la izquierda, según se dispone el objeto sobre su frente de mayor relieve, es la más completa. Mide 2,3 cm. de longitud por 1 cm. de anchura y 0,7 cm. de grosor, mostrando una apariencia romboide recorrida en la totalidad de los dos frentes orientados hacia la base de la pieza por una incisión dispuesta en sentido perpendicular. La otra se encuentra más deteriorada, habiendo perdido el tercio correspondiente a su extremo final, así como gran parte de su superficie en el frente principal. En su parte inferior, el brazo mayor se abre mediante una fisura, a través de la cual puede apreciarse la existencia una oquedad al interior de la pieza. La anilla muestra un diámetro de 1 cm. aproximadamente, así como un grosor de unos 0,3 cm. Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga15 en el momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Velázquez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución16. Resulta fácil reconstruir la forma general del objeto a partir de lo conservado, de modo que las protuberancias dispuestas en los brazos de la U podrían interpretarse como sendos testículos, mientras que la anilla del extremo superior serviría para asociarla al elemento del que pendiese, haciendo las veces de colgante. 5.4. Amuleto de hierro (inv. 7632). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y dos anillas de 12 VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194. 14 VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988. 15 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194. 16 VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988. 13 29 sujeción unidas entre sí. Mide una altura máxima de 4 cm. El cuerpo del amuleto, con 1,8 cm. de altura por 2 cm. de anchura, muestra la forma de un círculo regular, con la superficie convexa por su frente principal y plana por el opuesto. En su extremo inferior se abre mediante una fisura a través de la cual puede apreciarse una oquedad en la parte interna de la pieza. La primera anilla de sujeción se separa de cuerpo en la referida cara principal mediante una moldura simple, presentando la forma de un vástago de sección semicircular doblado sobre sí para conformar un círculo de 0,8 cm. de diámetro dispuesto en sentido transversal al del resto de la pieza. A esta anilla se halla enlazada una segunda pieza bajo la forma de dos círculos incompletos, de 1,9 cm. de diámetro, de cuyo punto de unión surge hacia un lateral un tercer círculo de 0,7 cm. de diámetro. Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga17 en el momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Velázquez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución18. Nos hallamos nuevamente ante un amuleto fálico en el que se representan unos testículos masculinos. Sin embargo y a diferencia de los restantes descritos en nuestro catálogo, la presente pieza presentaría ambos testículos separados uno del otro mediante dos piezas diferentes que colgarían de manera individualizada de una doble anilla, habiéndonos llegado hasta el presente sólo una de ellas. El tercer círculo de la anilla, de menor diámetro, serviría así mismo para asociarla al elemento del que pendiese, haciendo las veces de colgante. 5.5. Amuleto de hierro (inv. 7633). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por el cuerpo del amuleto en cuestión y una anilla de sujeción. Mide una altura máxima de 4,2 cm. Muestra una forma circular prolongada en uno de sus extremos mediante una anilla dispuesta en sentido transversal respecto al cuerpo y separado del mismo, en el frente principal de la pieza, por medio de una o dos molduras horizontales. Comentario: La presente pieza fue publicada, primero por José Álvarez Sáenz de Buruaga19 en el momento de su ingreso en el Museo, y más tarde por José Luís de la Barrera Antón y Agustín Velázquez Jiménez en un artículo monográfico sobre los amuletos fálicos custodiados en dicha institución20. Debemos hallarnos ante uno de los testículos que formarían parte de un amuleto fálico como el descrito en la anterior entrada, donde éste su compusiese de dos piezas independientes y asociadas entre sí por medio de una anilla común. 6. Llaves 6.1. Llave de hierro (inv. 354). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 6,5 cm. La anilla se halla conformada por una placa de forma circular de 2,4 cm. de diámetro máximo que se halla horadada próxima al tronco por medio de un pequeño orificio, también circular y con 0,4 cm. de diámetro. El tronco consiste en un vástago de sección cuadrada, aunque con los ángulos redondeados, que se prolonga por espacio de unos 4,3 cm. hasta su terminación, iniciándose con 0,5 cm. de grosor y culminando en su extremo final ya con 0,3 cm. El paletón surge del vástago en su tercio final. Con una longitud de 1,5 cm. y una altura de 1,2 cm., está conformado por una lámina que, por medio de dos cortes, aparenta hacer girar su recorrido hasta en tres ocasiones para acabar adoptando, junto con el extremo final del vástago, una forma de S. Comentario: El ejemplar estuvo expuesto en la vitrina de la Sala IX de la Planta 0 hasta 2011, en que fue retirada por dos motivos: el primero era que su materia no era acorde con la expuesta en el conjunto de la vitrina (el bronce), y la segunda que su cronología parece ya bastante avanzada, pudiendo incluso adentrarse en la Edad Moderna. 17 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194. VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988. 19 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194. 20 VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988. 18 30 6.2. Llave de hierro (inv. 355). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 5,5 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular de 2,4 cm. de diámetro. El tronco, separado de la anilla por hasta tres líneas en relieve, dispuestas transversalmente al mismo, se prolonga por espacio de 3,2 cm. hasta su terminación. El paletón surge del vástago del tronco en su tercio final, mostrando una forma escalonada que aumenta hasta en tres ocasiones hacia la punta, donde alcanza 1 cm. de altura. Comentario: No tanto su tipología como la forma de su paletón, así como ciertos detalles de acabado, nos conducen a pensar que nos hallamos ante un ejemplar de cronología posterior a la Antigüedad, la cual cabe incluso acercar ya a la Edad Moderna. 6.3. Llave de hierro (inv. 356). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 6 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección circular que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular de 2 cm. de diámetro. El tronco, de 1 cm. de grosor, se prolonga por espacio de unos 4 cm. hasta su terminación. El paletón surge del vástago una vez superada la mitad de su recorrido, mostrando una forma rectangular bastante regular, de 1,6 cm. de altura por 1,4 cm. de anchura. Comentario: La pieza parece corresponder ya a una cronología que debe remontarse como mínimo a la Edad Media, según se desprende de su tipología. 6.4. Llave de hierro (inv. 29995). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 3,1 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección rectangular que se dobla sobre sí, cerrándose en una pieza de 1,5 cm. de anchura máxima. Ésta adopta a su interior una forma de círculo regular mientras que a su exterior se desarrolla mediante en sendos frentes planos que discurren en diagonal hacia el tronco una vez superado el semicírculo inicial. El tronco se prolonga por espacio de unos 1,9 cm. hasta su terminación, mostrando una sección rectangular y un perfil prismático con tendencia al adelgazamiento hacia el extremo final de la pieza. A lo largo de su recorrido y en una de sus caras se halla decorado por un total de cinco líneas incisas, una primera en el primer tercio, aislada y flanqueada a cada lado por dos pequeñas líneas que surgen del borde y se disponen en diagonal respecto a la misma, y las otras restantes situadas por parejas a distancias regulares, una vez superada la mitad del tronco. En este último punto surge el paletón, como producto de una doble inflexión de 90º producida en el mismo vástago que conforma el tronco, primero en sentido longitudinal y luego transversalmente respecto al mismo. Con una altura máxima de 1,7 cm., muestra una forma dentada con hasta tres dientes que surgen a partir de un vástago central de sección rectangular y se alinean en vertical respecto al extremo final del tronco. Comentario: Nos hallamos ante un notable ejemplar que en base a sus paralelos tipológicos puede fecharse sin lugar a dudas durante el periodo romano. Carecemos de contexto para el mismo, pero éste se suple con lo que la pieza nos dice de sí: su reducido formato la asocia a un mueble de pequeño formato, quizá una caja, mientras que la decoración dispuesta sobre su superficie nos habla de un objeto en cuya elaboración se puso cierto cuidado, siendo uno de los pocos ejemplares del Museo elaborados en hierro en los que se haga patente algún tratamiento de carácter netamente ornamental. 6.5. Llave de hierro (inv. 9906). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 7,5 cm. La anilla se halla conformada por una placa de forma acorazonada de 3,1 cm. de altura y 3 cm. de longitud que se halla horadada próxima al tronco por medio de un pequeño orificio, también circular y con 0,5 cm. de diámetro. El tronco consiste en un vástago de sección circular que, partiendo de 0,6 cm. de grosor, se prolonga por espacio de unos 4,5 cm. hasta su terminación, adelgazándose 31 hasta alcanzar los 0,4 cm. en su extremo final. El paletón surge del vástago en su cuarto final, ocupando la primera mitad del mismo y dejando un espacio libre de 0,7 cm. hasta la terminación de este último. Con una longitud de 0,8 cm. y una altura de 0,5 cm., está conformado por una lámina de forma rectangular que, por medio de un corte grueso, aparenta hacer girar su recorrido en ángulo recto hacia la punta para acabar adoptando una forma de “L”. Comentario: Se trata del primer ejemplar de un conjunto de llaves que, en un total de cuatro y junto con ejemplares de muy variadas materias y tipologías, fueron entregadas por la hija de Maximiliano Macías al Museo a la muerte éste. 6.6. Llave de hierro (inv. 9907). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 8,6 cm. La anilla se halla conformada por una placa de forma circular de 3,1 cm. de diámetro máximo que se halla horadada próxima al tronco por medio de un pequeño orificio, también circular y con 0,6 cm. de diámetro. El tronco consiste en un vástago de sección circular y 0,4 cm. de grosor que se prolonga por espacio de unos 6 cm. hasta su terminación. El paletón surge del vástago en su cuarto final, ocupando la primera mirad del mismo y dejando un espacio libre de 0,7 cm. hasta la terminación de este último. Con una longitud de 0,8 cm. y una altura de 0,5 cm., está conformado por una lámina de forma rectangular. Comentario: En relación a sus circunstancias de ingreso y cronología, véase el comentario de la entrada precedente. 6.7. Llave de hierro (inv. 9908). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 4,5 cm. La anilla se halla conformada por una placa de forma acorazonada de 2 cm. de altura y 1,8 de longitud, que se halla horadada próxima al tronco por medio de un pequeño orificio, también circular y con 0,3 cm. de diámetro máximo. El tronco consiste en un vástago de sección circular y 0,4 cm. de grosor que se prolonga por espacio de unos 2,7 cm. hasta su terminación. El paletón surge del vástago ya superada su mitad final. Con una longitud de 0,9 cm. y una altura de 1 cm., está conformado por una lámina que, por medio de dos cortes, aparenta hacer girar su recorrido hasta en tres ocasiones para acabar adoptando, junto con el extremo final del vástago, una forma de S. Comentario: En relación a sus circunstancias de ingreso y cronología, véase el comentario de la entrada precedente. 6.8. Llave de hierro (inv. 9909). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 4,7 cm. La anilla se halla conformada por una lámina que se dobla adoptando una forma circular de 1,9 cm. de diámetro, la cual va apuntándose hacia el lugar en el que se une con el tronco, tanto interior como exteriormente. El tronco propiamente dicho, de 0,4 cm. de grosor, se prolonga por espacio de unos 2,7 cm. hasta su terminación. El paletón surge del vástago en su tercio final. Conformado en principio por una lámina, hace girar su recorrido hasta en tres ocasiones para acabar adoptando, junto con el extremo final del vástago, una forma de S en la que los dos frentes paralelos a este último se engrosan hasta adquirir su misma anchura. Comentario: En relación a sus circunstancias de ingreso y cronología, véase el comentario de la entrada precedente. 6.9. Llave de hierro (inv. 5872). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla y paletón. Mide una longitud total de 5,2 cm. La anilla se halla conformada por una lámina irregular que adopta una forma circular de unos 2 cm. de diámetro. Ésta va adaptándose hasta desembocar directamente en el paletón, constituido por una lámina en forma de triángulo isósceles dispuesta en sentido transversal respecto a la anilla y prolongado por espacio de unos 3 cm. hasta rematar en una punta aplanada en la que la base del triángulo tiende a achaflanarse. 32 Comentario: El contexto de la pieza parece indicarnos grosso modo su cronología romana, así como su posible pertenencia a un ajuar funerario. No debemos olvidar a tal efecto el hallazgo en el curso de la misma excavación, dentro de la tumba designada con el nº 3, de los restos de una cerradura posiblemente asociadas a una caja de uso doméstico. En la apertura de un engranaje como el de dicha caja, bien podría haber intervenido una pieza como la descrita en la presente entrada, en la que frente al modelo laconio de tradición prerromana se van perfilando ya los elementos de la llave moderna: la anilla y el paletón. 6.10. Llave de hierro (inv. 6653). Procedencia: Campo de deportes. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 5 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección rectangular que se cierra sobre sí en un círculo regular de 1,6 cm. de diámetro. El tronco se prolonga por espacio de unos 3,7 cm. hasta su terminación, mostrando una sección rectangular y un perfil prismático con tendencia al adelgazamiento hacia el extremo final de la pieza. En este último punto surge el paletón, como producto de una doble inflexión de 90º producida en el mismo vástago que conforma el tronco, primero en sentido longitudinal y luego transversalmente respecto al mismo. Con una altura máxima de 2 cm., muestra tres dientes que nacen a partir de un vástago central de sección rectangular y se alinean en vertical respecto al extremo final del tronco. De ellos, dos están completos, mientras que el último apenas conserva su arranque. Comentario: Nos hallamos ante una más de las típicas llaves de pequeño formato que podemos encuadrar dentro del periodo romano. En el caso específico de la que nos concierne y al igual que sucederá con la 6.21, el ejemplar en cuestión procede de un contexto funerario, donde debió formar parte de un ajuar. 6.11. Llave de hierro (inv. 10176). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la anilla, tronco y paletón. Mide una longitud máxima de 21 cm. Se halla conformado por una lámina que, partiendo de una anchura de 2,5 cm. por 0,5 cm. de grosor, va disminuyendo paulatinamente su anchura hasta alcanzar en el extremo opuesto 0,7 cm. En el primero de sus extremos la lámina va abriéndose hasta alcanzar casi 3 cm. de anchura, prolongándose por espacio de 2 cm. mediante un vástago que adopta una forma semicircular. En el extremo opuesto, el paletón arranca de un primer tramo de 8 cm. de longitud, compuesto por un vástago de 0,8 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor, doblado en ángulo recto a partir del tronco. El primer tramo se dobla nuevamente en similar ángulo para constituir un segundo tramo, aunque algo desplazado oblicuamente, de 6,5 cm. de longitud por 2 cm. de anchura media, del que arrancan dos dientes. Éstos, con 3,5 cm. de longitud media y dispuestos en paralelo al primer tramo del paletón, se distribuyen, el primero a 1,7 cm. de dicho tramo y el segundo a 2,5 cm. del primer diente. El primero parte de una anchura de 1,2 cm. y el segundo de 1,8 cm. para ir disminuyendo hasta terminar en punta. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: La presente pieza debe corresponderse con una de las dos que publica García Sandoval aludiendo a su terminación en una forma de letra omega21. El vástago en el que el ejemplar se prolonga por un extremo puede identificarse claramente con una anilla dispuesta al término de la pieza. Un fenómeno similar en una llave de la misma tipología se percibe en la 6.13 de nuestro catálogo. Por lo demás, la pieza comparte un mismo contexto con la pieza descrita en la entrada siguiente. 6.12. Llave de hierro (inv. 10177). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de tronco y paletón. Mide una longitud máxima de 18,5 cm. El tronco se halla conformado por una gruesa lámina de 1,3 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor medio. En el extremo opuesto, el paletón arranca de un primer tramo de 8 cm. de longitud, compuesto por una lámina de 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor, doblado en ángulo recto a 21 GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41. 33 partir del tronco. A 2 cm. de su terminación, dicho tramo se dobla en ángulo oblicuo hacia el exterior de la pieza. El primer tramo se dobla nuevamente en ángulo recto para constituir un segundo tramo de 5 cm. de longitud, compuesto por una lámina de 1,5 cm. de anchura media, de la que arrancan dos dientes. Éstos, con 5 cm. de longitud media y dispuestos casi en paralelo al primer tramo del paletón, se distribuyen el primero a 2 cm. de dicho tramo y el segundo a 1,2 cm. del primer diente. El primero presenta una anchura de 0,8 cm. y el segundo de 0,5 cm., doblándose este último a su término una vez más en ángulo recto y en paralelo esta vez al segundo tramo del paletón por espacio de 1,7 cm., al tiempo que hace disminuir su grosor para terminar en un filo. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: La presente pieza debe corresponderse con una de las dos que publica García Sandoval aludiendo a su terminación en una forma de letra omega22. Por lo demás, comparte un mismo contexto con la pieza descrita en la entrada precedente. 6.13. Llave de hierro (inv. 13695). Procedencia: Casa del Anfiteatro. Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de anilla, tronco y paletón. El fragmento principal mide una longitud máxima de 21,5 cm. El tronco se halla conformado por una lámina que, partiendo de una anchura de 2 cm. por 0,5 cm. de grosor, va disminuyendo paulatinamente su anchura hasta alcanzar en el extremo opuesto de 0,7 cm., así como aumentando su grosor hasta alcanzar 1 cm. En el primero de sus extremos, la lámina termina en una forma semicircular, presentando en su centro restos de un orificio de 0,5 cm. de diámetro, obstruido por concreciones. En el extremo opuesto, el paletón arranca de un primer tramo de 8 cm. de longitud doblado en ángulo recto a partir del tronco, el cual, presentando un grosor regular de 0,6 cm., va disminuyendo de anchura desde los 1,2 cm. de su inicio hasta alcanzar a su término 0,5 cm. El primer tramo se dobla nuevamente en similar ángulo para constituir un segundo tramo, de 7,3 cm. por 2 cm. de anchura media, del que arrancan dos dientes. Éstos, con 3,8 cm. de longitud media y dispuestos en paralelo al primer tramo del paletón, se distribuyen el primero a 1,5 cm. de dicho tramo y el segundo a 3 cm. del primer diente. Ambos parten de una anchura de 1,5 cm. para ir disminuyendo y alcanzar a su término los 0,5 cm. Comentario: La pieza pudo compartir un similar contexto de hallazgo con la descrita en la entrada siguiente. 6.14. Llave de hierro (inv. 13696). Procedencia: Casa del Anfiteatro. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por parte del tronco y la totalidad del paletón del mismo. Mide una longitud total de 14,3 cm. El tronco se halla conformado por una gruesa lámina de 0,5 cm. de grosor medio. Este último parte de un extremo en el que la pieza se encuentra torcida en espiral. Tras superar un tramo de 3,2 cm., se dobla en ángulo recto para prolongarse por espacio de 12,6 cm. hasta el inicio del paletón. Éste arranca de un primer tramo de 8,5 cm. de longitud doblado en ángulo recto a partir del tronco y doblado nuevamente en similar ángulo para constituir un último tramo, de 7 cm., del que arrancan dos dientes, con 5 cm. de longitud media y dispuestos a una distancia regular de unos 2 cm. en paralelo al primer tramo del paletón. Comentario: La pieza pudo compartir un similar contexto de hallazgo con la pieza descrita en la entrada anterior. 6.15. Llave de hierro (inv. 31383). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1983. Junto a la cocina. Capa III, Nivel 1. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 5 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección circular que se cierra sobre sí en un círculo regular de 1,9 cm. de diámetro. El tronco, separado de la anilla por hasta tres líneas en relieve dispuestas transversalmente al mismo, se prolonga por espacio de 3,3 cm. hasta su terminación. El paletón surge del tronco en su tercio final. Con una altura máxima de 0,8 cm., muestra una forma dentada en la que dos dientes enmarcan un espacio central levemente retranqueado respecto a la línea marcada por los mismos. 22 GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41. 34 Comentario: El aspecto general de la pieza, así como la posible percepción de una perforación en su tronco, nos obligan a datarla ya en época moderna. 6.16. Llave de hierro (inv. 15493). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de la anilla y parte del tronco. Mide una longitud total de 8,5 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección circular y 1 cm. de grosor máximo que se cierra sobre sí en un círculo regular de 3,5 cm. de diámetro. El tronco propiamente dicho, con un grosor medio de 1 cm., se prolonga por espacio de 5 cm. hasta su terminación, donde se halla fracturado bruscamente. No conserva indicios del paletón. Comentario: Pese a la ausencia del paletón, la morfología general de la pieza conduce a aseverar su identificación como llave. La brusca ruptura perceptible en el extremo de su tronco es posible que se haya producido tras su hallazgo, dada la ausencia de concreciones en la misma y por contraste con el serio proceso de oxidación que presenta la pieza en el resto de su superficie. Respecto al contexto de hallazgo, resulta algo dudoso según el testimonio de la ficha misma, al igual que le sucede a un enorme lote de piezas ingresadas junto a ella: en principio se declara poder pertenecer al área de los Columbarios, pero añadiéndose seguidamente ciertas reservas respecto a tal consideración, sin ofrecer más pormenores. En fin, sobre la cronología del ejemplar y ante la ausencia de un contexto claro, así como de una forma completa, es difícil asegurar nada, no desechándose morfológicamente en función de la porción conservada una posible datación en época romana. 6.17. Llave de hierro (inv. 23019). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Fragmento de llave, correspondiente al paletón de la misma. Mide una longitud total de 7,8 cm. Se halla conformado por una gruesa lámina de 0,5 cm. de grosor medio con un primer tramo, fracturado en uno de sus extremos. En el extremo opuesto gira en un ángulo próximo al recto para constituir un segundo tramo de unos 6,8 cm. de longitud a partir del cual surgen dos dientes. Ambos se hallan dispuestos en sentido paralelo al primero de los tramos descritos y presentan una longitud similar de unos 4 cm. pero se hallan distribuidos irregularmente, partiendo el más próximo al referido tramo inicial a 1 cm. del mismo, mientras que el segundo lo hace ya a 2,3 cm. del diente anterior. Comentario: Nos hallamos ante la inequívoca terminación de una de esas llaves de tipo laconio de las que se conservan varios ejemplares en las colecciones del Museo. En ella se ha perdido no obstante la totalidad del largo vástago que, haciendo las veces de tronco, debía de anteceder al paletón en cuestión. 6.18. Llave de hierro (inv. 17181). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de anilla y tronco. Mide una longitud total de 7,2 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección cuadrada irregular que se dobla sobre sí para adoptar una forma aproximadamente ovalada, con 2,5 cm. de diámetro máximo por 2 cm. de diámetro mínimo. A su término se une al tronco de manera incontinuada. Este último adopta la forma de un triángulo isósceles que va apuntándose hacia su vértice, punto en el cual se interrumpe mediante una fractura que muestra indicios de haber continuado tras doblarse en ángulo recto para conformar el paletón. El ejemplar está restaurado, pese a lo cual presenta numerosas burbujas en su superficie. Comentario: Pese a la incompleta conservación del objeto, su aspecto general uniforme y concluso, unido a lo que de su terminación se conserva, apuntan a su interpretación como llave, que es como viene identificada en el catálogo sistemático del Museo. Su sencilla tipología, unida a su contexto de hallazgo, induce a pensar que nos hallamos ante un ejemplar de cronología romana, vinculada a un cierre de menor entidad, como podría haber sido el de un mueble. Por lo demás, la peculiar degradación de la pieza, presente en otras procedentes de la Casa del Mitreo, cabría atribuirla a su contacto directo con el fuego. 6.19. Llave de hierro (inv. 24804). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Sector 5. 35 Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de tronco y paletón. Mide una longitud máxima de 17,2 cm. El tronco se halla conformado por una gruesa lámina de 1,5 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor medio. El paletón arranca de un primer tramo de 13 cm. de longitud y similar en anchura y grosor al tronco, doblado en ángulo recto a partir de este último y doblado nuevamente en similar ángulo para constituir un último tramo, de 8 cm. de longitud por 2 cm. de anchura, del que arrancan 3 dientes. Éstos están conformados por vástagos de sección cuadrada y 7,5 cm. de longitud media por 1 cm. de anchura media, dispuestos a una distancia regular de unos 2 cm. en paralelo al primer tramo del paletón. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo afirma que parece tratarse de un avivador del fuego. 6.20. Llave de hierro (inv. 24919). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 8-D. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 7,1 cm. La anilla, de la que se conserva poco menos de la mitad, se halla conformada por un vástago de sección circular y unos 0,5 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular que debió alcanzar los 2,5 cm. de diámetro. El tronco se prolonga por espacio de unos 5 cm. hasta su terminación, mostrando una sección circular con tendencia a aumentar ligeramente hacia la punta, donde alcanza 1 cm. de grosor máximo. El paletón, de 2,1 cm. de altura, presenta una forma tendente al cuadrado, aunque algo redondeada en su extremo. Comentario: La pieza se encuentra altamente deteriorada, pero nunca pareció contar con dientes. En base a la posible percepción en el tronco de un orificio central, podría barajarse en lo que a la datación se refiere una cronología ya moderna. 6.21. Llave de hierro (inv. 32556). Procedencia: Necrópolis de San José - Campaña 1984. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de anilla, tronco y paletón. Mide una longitud total de 7 cm. La anilla se halla conformada por un vástago de sección rectangular que se cierra sobre sí en un círculo regular de 2 cm. de diámetro. El tronco se prolonga por espacio de unos 4,9 cm. hasta su terminación, mostrando una sección rectangular y un perfil prismático con tendencia al adelgazamiento hacia el extremo de la pieza. En este último punto surge el paletón, como producto de una doble inflexión de 90º producida en el mismo vástago que conforma el tronco, primero en sentido longitudinal y luego transversalmente respecto al mismo. Con una altura máxima de 3,9 cm., muestra una forma dentada con hasta cuatro dientes idénticos que surgen a partir de un vástago central de sección rectangular. Poco antes del inicio del último de los dientes, la pieza se dobla una vez más en un ángulo recto, esta vez para adoptar la trayectoria del tronco, completando así una longitud total de 7 cm. ya indicada en relación al conjunto de la pieza. Comentario: El contexto de hallazgo del ejemplar es inequívocamente funerario. Morfológicamente, la última de las inflexiones percibidas en el paletón, quizá sea posterior al uso de la pieza, no pudiendo determinarse si se produjo de manera incidental o si más bien se realizó intencionadamente para así anular la función de la pieza tras su deposición en una sepultura como parte de su ajuar. La llave en su conjunto, que podría juzgarse como de formato medio, cuenta aún con un paletón emparentado con el de la llave laconia pero no obstante ya muy evolucionado hacia la tipología perpetuada en la Edad Moderna. 7. Cerraduras 7.1. Cerradura de hierro (inv. 35087). Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1987. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. En su estado actual pueden distinguirse hasta dos elementos compuestos cada uno de ellos por cuatro fragmentos básicos a través de los que puede recomponerse a grandes rasgos su forma original. El primero muestra el aspecto de una placa de tendencia elíptica, de 12,5 cm. de diámetro máximo, con uno de sus lados mayores recto y el opuesto prolongado en un largo apéndice de hasta 8 cm. 36 que, sumado al ancho de la placa de la que parte, alcanza un total de 16 cm. de altura para el total del elemento. La placa muestra en su área central un orificio de 4,5 cm. de longitud máxima y cierto aspecto elíptico, mientras que en su perímetro presenta una serie de pequeñas perforaciones que, quizá en número de seis, se inician en los frentes menores y vienen a morir al inicio del apéndice ya mentado. En relación al apéndice, parte con unos 3 cm. de anchura y va adelgazándose levemente hacia su extremo externo, donde alcanza los 2,7 cm. justo en el momento de culminar, tras el inicio de una leve curvatura, en un frente fracturado. El segundo de los elementos está conformado por una placa de tendencia rectangular, de 12 cm. de altura por 10,5 cm. de longitud máxima, de la que se conservan un lado completo y otros dos parcialmente, percibiéndose en todos ellos la adopción de un perfil levemente cóncavo desde su arranque en los dos ángulos persistentes del elemento. En uno de los frentes, de la pieza aparece un gran número de concreciones que impiden adivinar su fisonomía original, mientras que en el opuesto y próximo al único lado conservado íntegramente, pueden adivinarse unas formas en relieve, una de las cuales, la más concreta, se identifica como una lámina doblada para constituir un perfil ultrasemicircular en uno de sus extremos. Comentario: La pieza se encuentra muy corroída, pero aún así es posible verificar a través de sus dos elementos su función original como cierre de algún mueble, quizá un arcón. El primero de los elementos descritos resulta fácil de intuir que debió de ir fijado a la estructura del mueble mediante una serie de pequeñas puntas que atravesaran las seis perforaciones que circundan su contorno. El segundo elemento conserva parte del engranaje de la cerradura en cuestión, integrándose en el mismo, junto a otras piezas más amorfas, la lámina de terminación ultrasemicircular a la que hicimos mención al término de la descripción del ejemplar. La relación entre ambos elementos, debido a su parcial estado de conservación, resulta algo más difícil de establecer. Es posible que el largo vástago del primero se introdujese en algún punto del segundo para quedar atrapado por el resorte mediante la acción de la llave, pero no quedaría clara con ello la función del gran orificio practicado en su centro y que aparenta recordar al ojo de una cerradura. Respecto a la cronología del objeto, también nos resulta algo difícil de precisar. Su contexto de hallazgo lo pone en relación con el entorno del templo de Diana, pero es precisamente por ello por lo que en principio deberíamos desechar su cronología en época romana. Más bien cabe pensar que se halle asociado a alguno de los espacios domésticos que fueron superponiéndose al primitivo recinto del Foro colonial ya desde la Antigüedad tardía y con especial relieve desde el periodo emiral. 8. Cucharas 8.1. Cuchara de hierro (inv. 6818). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 5,3 cm. Éste presenta una forma algo apuntada que va ensanchándose hacia el extremo opuesto, así como cierta curvatura manifestada en dos de los tres tercios del fragmento. Comentario: Si bien resulta difícil recomponer la forma original, en el momento de la cumplimentación de la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, y según testimonia la fotografía adjunta a la misma, resultaba mucha más clara tanto su morfología como su adscripción funcional. Y es que el ejemplar ha llegado a nuestros días no sólo más fragmentado que en el momento de su ingreso sino también más incompleto. Dándosele un margen de credibilidad a la ficha manual en relación al aspecto del ejemplar en el momento de su cumplimentación, así como debido a la ausencia de otros ejemplares de hierro asociados a un uso similar en nuestro catálogo, hemos preferido mantener tal clasificación. 9. Trípodes 9.1. Trípode de hierro (inv. 7007). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Fragmento de trípode, consistente en una de las patas del mismo. Mide una longitud máxima de 5 cm. Está compuesto por un largo vástago de sección informe pero tendente al triángulo y con un grosor medio de 1 cm., que en uno de sus extremos se dobla en un semicírculo de unos 3 37 cm. de anchura rematado por un pequeño apéndice, transversal al sentido del vástago, de forma circular y con 2,7 cm. de diámetro máximo. Comentario: La pieza, dado su contexto de hallazgo y dimensiones, pudo ser una de las tres patas del trípode cuyo aro se hallaría constituido por el ejemplar 9.2 de nuestro catálogo. Además, su similitud formal hace pensar que formaría pareja con los ejemplares 9.3 y 9.4, ejerciendo todos ellos una idéntica función pero sin poder determinarse el modo en el que se unieron al aro en cuestión. 9.2. Trípode de hierro (inv. 7027). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro máximo de 16,7 cm. Está conformado por una lámina de 2,5 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor que se dobla sobre sí adoptando la forma de un círculo irregular. En tres puntos equidistantes de su recorrido, la lámina presenta unas inflexiones que emergen hacia el exterior de la pieza por espacio de unos 2 cm. de longitud máxima, superando el ancho de la misma siempre hacia uno de sus lados y con una altura máxima de 3,7 cm. Comentario: Nos hallamos sin duda ante el aro de un trípode, haciendo las tres inflexiones descritas de punto de unión del mismo con las patas del ejemplar. Si bien y debido al estado de conservación de la pieza no es posible entrever el punto exacto o el modo en el que se unieron el aro con las patas, éstas podrían haberse conservado aparte y con un número de inventario distinto, tratándose más específicamente de las piezas 9.1, 9.3 y 9.4 de nuestro catálogo. 9.3. Trípode de hierro (inv. 7031). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Fragmento de trípode, consistente en una de las patas del mismo. Mide una longitud máxima de 23,7 cm. Está compuesto por un largo vástago de sección informe pero tendente al triángulo y con un grosor medio de 1 cm., que en uno de sus extremos se dobla en un semicírculo de unos 3 cm. de anchura rematado por un pequeño apéndice, transversal al sentido del vástago y con otros 3 cm. de longitud. Comentario: La pieza, dado su contexto de hallazgo y dimensiones, pudo ser una de las tres patas del trípode cuyo aro se hallaría constituido por el ejemplar 9.2 de nuestro catálogo. Además, su similitud formal hace pensar que formaría pareja con los ejemplares 9.1 y 9.4, ejerciendo todos ellos una idéntica función pero sin poder determinarse el modo en el que se unieron al aro en cuestión. 9.4. Trípode de hierro (inv. 7032). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Fragmento de trípode, consistente en una de las patas del mismo. Mide una longitud máxima de 18,5 cm. Está compuesto por un largo vástago de sección informe pero tendente al triángulo y con un grosor medio de 1 cm., que en uno de sus extremos va apuntándose y en el opuesto se dobla en un semicírculo de unos 3 cm. de anchura rematado por un pequeño apéndice, transversal al sentido del vástago y con otros 3 cm. de longitud. La pieza se encuentra doblada en ángulo recto hacia la mitad de su recorrido, así como nuevamente ya próxima al extremo correspondiente al apéndice. Comentario: La pieza, dado su contexto de hallazgo y dimensiones, pudo ser una de las tres patas del trípode cuyo aro se hallaría constituido por el ejemplar 9.2 de nuestro catálogo. Además, su similitud formal hace pensar que formaría pareja con los ejemplares 9.1 y 9.3, ejerciendo todos ellos una idéntica función pero sin poder determinarse el modo en el que se unieron al aro en cuestión. A diferencia de las otras patas, se encuentra en un peor estado de conservación, siendo dos de los puntos en los que se halla doblada un claro producto de un proceso incidental sufrido por el ejemplar en un momento posterior al de su uso. Pese a ello, el apéndice situado a su extremo sí que mantiene una forma más próxima a la original, dándonos la clave para su interpretación como pie de un trípode. 9.5. Trípode de hierro (inv. 10178). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1963. Cocina. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 28 cm. Está conformado por una lámina de 2,5 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor que se dobla sobre sí adoptando la forma de un triángulo equilátero de aproximadamente 23 cm. de anchura. En los ángulos del triángulo, la 38 lámina presenta unas inflexiones que emergen hacia el exterior de la pieza por espacio de unos 3 cm. de longitud media. Una de las inflexiones se prolonga hacia uno de los lados de la lámina por medio de una segunda lámina de 18 cm. de longitud que, partiendo de una anchura de 1,5 cm., va disminuyendo hasta alcanzar los 0,7 cm. de anchura en su extremo final. Otra de las inflexiones se prolonga hacia el mismo lado, pero sólo por espacio de 2 cm. hasta el momento de su fractura. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: La pieza fue publicada por su excavador en la monografía que a sus intervenciones en la Casa del Anfiteatro le dedicó dentro de la serie Excavaciones Arqueológicas de España23. Dada la asociación del ejemplar a otras piezas dentro de un mismo ámbito, éste se interpretó como una cocina. 9.6. Trípode de hierro (inv. 24805). Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1976. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 34,5 cm. Está conformado por una lámina de 2 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor que se dobla sobre sí adoptando una forma aproximadamente trapezoidal de 23 cm. de longitud máxima por 16 cm. de anchura máxima. En los dos extremos de su lado mayor, así como aproximadamente en el centro del opuesto, la lámina presenta unas inflexiones que emergen hacia el exterior de la pieza por espacio de unos 2 cm. de longitud media. Las dos inflexiones situadas en los extremos del lado mayor se prolongan, una hacia uno de los lados de la lámina y la otra oblicuamente respecto a la misma, por medio de una segunda lámina de 12 cm. de longitud y 2 cm. de anchura media. La tercera de las inflexiones se prolonga hacia el mismo lado pero sólo por espacio de 3,5 cm. hasta el momento de su fractura. Comentario: El ejemplar puede identificarse sin duda alguna con un trípode de hierro de forma triangular, habiendo contado con una forma muy semejante a la detentada por la pieza descrita en la entrada precedente, aunque bastante más alterada como producto de su deterioro, a consecuencia del cual el triángulo se ha deformado en dos de sus lados, y una de sus patas se encuentra doblada en ángulo oblicuo respecto a su posición original. Como dato de interés, debemos de destacar que el triángulo debió de mostrar en el momento de uso de la pieza unas dimensiones muy semejantes a las de la pieza descrita en la entrada precedente, por lo demás procedente de un contexto de hallazgo bastante próximo a aquel en el que fue excavado nuestro ejemplar. 10. Refuerzos mobiliarios 10.1. Refuerzo mobiliario de hierro (inv. 17152). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 20,2 cm. Está conformado por dos láminas superpuestas. La primera lámina, con 1 cm. de grosor máximo, parte por un extremo en el que se encuentra fracturada con una anchura de 5,5 cm., reduciéndose mediante sendos frentes con un perfil de cuarto de círculo hasta alcanzar los 3 cm. de anchura. Tras ello se prolonga manteniendo dicha anchura por espacio de unos 5 cm., momento en el que vuelve a ampliarla hasta 5,7 cm. mediante sendos frentes de perfil semicircular rebajado, uno más pronunciado que el otro, por espacio de unos 6 cm. Superada esta parte, la pieza se prolonga una vez más durante 2 cm. con una anchura idéntica a la del tramo recto que antecedía a la descrita inflexión. Finalmente y en el extremo opuesto, la primera placa termina abriéndose mediante sendos frentes opuestos en diagonal por espacio de unos 2 cm. hasta alcanzar los 5,7 cm. de anchura, transcurridos los cuales remata con un perfil en un semicírculo rebajado de 5 cm. de base por 2 cm. de altura y algo desviado respecto al eje de la pieza. La segunda placa, superpuesta a la primera y con 0,5 cm. de grosor, reproduce a grandes rasgos el perfil de la ésta hasta que a 4 cm. de su terminación altera dicha pauta, reduciendo su anchura mediante sendos frentes curvados a partir de los 3 cm. del cuarto de los tramos descritos, hasta culminar en punta en el mismo lugar en el que remata en semicírculo la primera de las placas. Sobre la superficie de esta segunda placa se aprecia, a 2 cm. de su terminación en punta y algo desviado de su eje, un orificio circular de unos 0,5 cm. de diámetro. Igualmente, en el extremo opuesto y alineado con tal orificio, se aprecia una inflexión en la zona de la fractura bajo la forma de medio trapecio. El ejemplar se encuentra restaurado. 23 GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41, lám. XLIX. 39 Comentario: En base a su formato y perfil, la presente pieza bien puede identificarse como uno de los característicos herrajes que sirven de refuerzo a elementos móviles como las puertas y ventanas de los inmuebles o las tapaderas de muebles del estilo de los arcones. El contexto de hallazgo del ejemplar no desmentiría en principio tal hipótesis, dado que se corresponde a un espacio doméstico en el que tenemos certificada la aparición de gran número de elementos correspondientes a su posible estructura, mobiliario y ajuar doméstico. 11. Asas 11.1. Asa de hierro (inv. 25654). Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 5-A. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 12,5 cm. Se compone de un vástago de sección informe, aunque tendente al rectángulo, que, partiendo de un grosor máximo de 0,9 cm. en el centro, se dobla en un amplio semicírculo, así como otra vez más en sus extremos, en esta ocasión en sentido inverso, para adoptar una forma de omega ensanchada. Comentario: La adscripción funcional de la pieza no ofrece dudas: se trata de un asa que debió de estar vinculada a un recipiente de gran formato, uniéndose a él por medio de sendos cáncamos. Aunque resulta difícil conjeturar sobre la materia y forma exacta de tal recipiente, pudo tratarse de una forma abierta elaborada quizá en hierro o bronce. 11.2. Asa de hierro (inv. 27014). Procedencia: Calle General Aranda (actual Reyes Huertas): Termas - Campaña 1981. Tumba 3. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 9,7 cm. Se compone de un vástago de sección circular y 0,4 cm. de diámetro medio que se dobla en un amplio semicírculo. Éste se halla fracturado por ambos extremos, si bien antes del punto de la ruptura se aprecia en sendos casos un ligero adelgazamiento en el grosor del vástago, así como el inicio de una inflexión en sentido inverso al del semicírculo trazado por la pieza. Comentario: Aunque carecemos de la forma completa del ejemplar, gracias a la dirección que adoptan sus dos extremos puede darse por cierta su interpretación como asa, resultando por lo demás bastante similar a la descrita en la entrada precedente. 12. Cazos 12.1. Cazo de hierro (inv. 31346). Procedencia: Villa romana de Torreáguila. Descripción: Fragmento de cazo, compuesto por parte del recipiente y el mango del mismo. Mide una longitud total de 16 cm. El recipiente, con 4,5 cm. de anchura y 2 cm. de longitud hasta el momento de su fractura, está conformado por una lámina que, en su porción conservada, se dobla sobre sí iniciando un círculo cuyo diámetro se opone al vástago al que se une. El mango se inicia a partir de éste mediante un segmento inicial aplanado que va reduciendo su anchura desde los 2,2 cm. con los que arranca y por espacio de 4 cm. hasta desembocar en el vástago en cuestión, de unos 11 cm. de longitud y una sección irregular que mantiene un grosor medio de unos 0,5 cm. Comentario: La pieza viene interpretada en la ficha manual como una herramienta, sin especificarse el tipo exacto. Nosotros preferimos adscribirla como un posible fragmento de cazo, o al menos así nos lo indicarían la curvatura mostrada por el fragmento interpretado como parte del recipiente, unida a la forma aplanada con la que se iniciaría el supuesto mango, con paralelos en determinadas piezas de bronce adscritas a tal tipo. 13. Calderos 13.1. Caldero de hierro y cobre (inv. 10173). Procedencia: Casa del Anfiteatro. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una altura total de 16,6 cm. Está conformado por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar en su base una forma semiesférica, levemente achatada, de unos 14 cm. de diámetro máximo. De este punto parte el cuerpo que, tras una leve inflexión de perfil convexo, se prolonga mediante unas paredes rectas en un cilindro de 11,5 cm. de longitud máxima hasta la boca del recipiente. La boca en cuestión, de perfil irregular, en el momento de su cierre ha adoptado una 40 forma elíptica de 16,5 cm. de diámetro máximo por 13 cm. de diámetro mínimo. En el centro de los lados mayores de la referida elipse se adhieren sendas placas de unos 2 cm. de de longitud por 2 cm. de anchura, prolongadas por encima del borde de la pieza mediante sendas anillas conformadas por vástagos de sección respectivamente rectangular y circular, que se cierran en círculos regulares de unos 2 cm. de diámetro. Dichas placas presentan en su centro la cabeza de un remache, de forma semiesférica y con 0,9 cm. de diámetro, el cual apenas se manifiesta al interior del recipiente en uno de los dos casos. Igualmente y por debajo de una de las placas, se aprecian las cabezas de otros tres remaches alineados en vertical entre ésta y la base del recipiente. El ejemplar se encuentra restaurado, vislumbrándose ocasionalmente en el cilindro que compone su cuerpo algunos puntos de tonalidad dorada. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala V de la Planta 0, la dedicada al culto oficial. Pese a que su tonalidad uniforme aparenta que ésta está confeccionada en una única materia, a partir de ciertos puntos con desprendimientos en la base o dorados en el cuerpo, puede colegirse que la primera está elaborada en hierro y el segundo en cobre. 14. Lámparas 14.1. Lámpara de hierro (inv. 11659). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1969. Rebaje del relleno, sobre la bóveda del aljibe. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí, y compuesto por parte del depósito y asa. El fragmento principal mide una longitud máxima de 11 cm. Está conformado por una lámina que se dobla sobre sí para dar lugar a una forma curva de 2,2 cm. de anchura máxima, que en uno de sus extremos se ensancha hasta alcanzar los 5,8 cm. de anchura, al tiempo que hace combar sus laterales en el mismo sentido de la inclinación de la curva previa. Comentario: Según la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, la pieza podría interpretarse como una lámpara. En efecto, el fragmento principal podría identificarse con el asa y parte del depósito de la misma, mientras que el resto de los fragmentos, de difícil recomposición, deberían conformar parte de una forma abierta de paredes moderadas. 15. Campanillas 15.1. Campanilla de hierro (inv. 7402). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la caja de resonancia y puente. Mide una altura máxima de 6 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar una forma semiesférica de 7,5 cm. de diámetro máximo, cuyas paredes se prolongan, tras una leve inflexión de perfil convexo, en un cilindro de 3 cm. de longitud máxima hasta el perfil irregular que define su fractura. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adheridas a su cierre hasta dos anillas, una de perfil semicircular y la otra en forma de arco rebajado. En el extremo superior de la caja de resonancia se aprecian restos del arranque del hombro. La pieza muestra numerosas concreciones, así como óxido de bronce al interior de la caja de resonancia. Comentario: En la ficha manual, la pieza viene identificada en lápiz como tintinnabulum, añadiéndose que le falta el badajo. Este último, en función de la observación de restos de óxido de bronce en su interior, pudo estar elaborado en dicha materia, aunque para otras propuestas al respecto puede consultarse en el siguiente capítulo el comentario al tipo de los cencerros. 15.2. Campanilla de hierro (inv. 7404). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia y hombro. Presenta una altura máxima de 3,2 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente va decreciendo desde los 3,1 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 2,5 cm. de anchura. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 2 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 1 cm. de profundidad. En la parte superior de la caja de resonancia se dispone el hombro, conformado por un vástago de sección rectangular doblado sobre sí para constituir 41 una suerte de asa semicircular. La pieza muestra múltiples concreciones, así como una presencia puntual de óxido de bronce. Comentario: En relación a la observación de restos de óxido de bronce en el interior de la caja de resonancia, véase el comentario a la entrada precedente. 15.3. Campanilla de hierro (inv. 17182). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de campanilla, correspondiente a parte de la caja de resonancia de la misma. Presenta una altura máxima de 3,2 cm. La pieza está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente va decreciendo desde los 6,5 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 3,2 cm. de anchura. Por su parte el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 2 cm. de profundidad, adoptando por efecto de la deformación de la pieza un perfil rectangular, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un óvalo de 2 cm. de profundidad. Comentario: El ejemplar se conserva de un modo muy parcial, pero no parece hallarse fracturado, pudiendo pensarse que su remate superior estuviese cerrado por una pieza distinta, quizá elaborada en una materia también diferente a la del cuerpo de la campanilla. 16. Cuchillos 16.1. Cuchillo de hierro (inv. 346). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo) Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de 17,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 11 cm. de longitud, con un frente recto en uno de sus laterales y otro curvado en el opuesto, la cual, iniciándose en el vástago del mango, va aumentando en su frente curvado por espacio de 4 cm. hasta alcanzar los 1,6 cm. de anchura máxima, momento en el que comienza a decrecer hasta terminar en la punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto, el correspondiente al frente curvado, se adelgaza hasta constituir el filo. El mango parte de la hoja, consistiendo en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,6 cm. y un grosor de 0,5 cm., va aumentando la primera y haciendo disminuir el segundo hasta alcanzar en su terminación 1 cm. de anchura por 0,3 cm. de grosor. A 0,7 cm. de su terminación por este extremo, el mango muestra centrado por ambas caras un orificio circular obstruido de 0,4 cm. de diámetro. Igualmente, el frente recto en el que termina la espiga de enmangue presenta un perfil sinuoso con sendas inflexiones curvas en forma de arco rebajado. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. El ejemplar parece constituir junto al siguiente una excepción dentro de las colecciones del Museo en la que el mango, en lugar de estar elaborado en una materia diferente a la de la hoja y la espiga de enmangue, se conserve éste o no, está concebido como una prolongación de la misma hoja. Así lo indicaría al menos la forma y dimensiones de la porción de la pieza correspondiente a lo que hemos interpretado como mango, unidas a la ausencia de cualquier indicio de que a ésta se le hubieran adherido unas cachas. El orificio presente en uno de sus extremos, antes que estar destinado al acople de estas últimas, interpretamos que sirvió para colgar la pieza. 16.2. Cuchillo de hierro (inv. 29485). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de 20 cm. La hoja consiste en una lámina de 13 cm. de longitud con un frente recto en uno de sus laterales y otro curvado en el opuesto, la cual, iniciándose en la placa que constituye el mango, va aumentando en su frente curvado por espacio de unos 4 cm. hasta alcanzar los 2,2 cm. de anchura máxima, momento en el que comienza a decrecer hasta terminar en la punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto, el correspondiente al frente curvado, se adelgaza hasta constituir el filo. El mango parte de la hoja, hallándose levemente desplazado en dirección al canto de la misma y consistiendo en una placa de sección rectangular y 1,8 cm. de anchura por 0,7 cm. de grosor. El ejemplar se encuentra restaurado. 42 Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. En relación a la singular constitución de su mango, véase el comentario de la entrada precedente. 16.3. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 30124). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 22 cm. La hoja consiste en una lámina de 15 cm. de longitud, con un frente recto en uno de sus laterales y otro curvado en el opuesto, la cual, iniciándose en el vástago de la espiga de enmangue, va aumentando en su frente curvado por espacio de 6 cm. hasta alcanzar los 3 cm. de anchura máxima, momento en el que comienza a decrecer hasta terminar en la punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto, el correspondiente al frente curvado, se adelgaza hasta constituir el filo. La espiga de enmangue parte de la misma hoja, consistiendo en un vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de grosor que se dobla sobre sí en su terminación para conformar una anilla de forma ovalada y apuntada hacia el vástago, de 3,9 cm. de longitud por 2,5 cm. de anchura. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. 16.4. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 30129). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 16,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 9,5 cm. de longitud de forma lanceolada, la cual, iniciándose en el vástago de la espiga de enmangue, va aumentando por espacio de 1 cm. hasta alcanzar los 2,3 cm. de anchura. A partir de este punto comienza a decrecer, alcanzando en el momento de su fractura nuevamente 1 cm. de anchura. La espiga de enmangue parte de la misma hoja, consistiendo en un vástago de sección rectangular y 0,6 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor que en su extremo final se dobla en ángulo recto para adoptar una forma difícil de concretar, en la que destaca la presencia de dos protuberancias: una emergente hacia un lateral en su inicio y otra que prolonga la espiga en el mismo sentido general de la pieza, por espacio de 0,7 cm. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. Su tipo resulta extraño, pareciendo no haber contado nunca con un filo y estando destinado por tanto más a un trabajo de incisión que a uno de corte. 16.5. Cuchillo de hierro y hueso (inv. 30165). Procedencia: Necrópolis oriental - Proximidades del acueducto de San Lázaro. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos elementos que se insertan el uno en el otro y compuesto de hoja, espiga de enmangue y parte del mango. Mide una longitud total de 24,3 cm. La hoja consiste en una lámina de 16,2 cm. de longitud que se curva levemente hacia el lateral correspondiente al filo, disminuyendo paulatinamente su anchura desde los 2,3 cm. de su arranque hasta terminar en punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo. La espiga de enmangue parte de la hoja, consistiendo en un vástago de sección elíptica, levemente curvado hacia el lateral correspondiente al filo, que arranca con un diámetro máximo de 1,5 cm. para ir disminuyendo hasta terminar en punta. El mango, que encaja en la espiga de enmangue, está conformado por un asta de hueso curvada de 11 cm. de longitud fracturada en su inicio. Ésta, partiendo de una sección elíptica de 3,5 cm. de diámetro máximo por 2 cm. de diámetro mínimo, va disminuyendo hasta terminar en punta. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. El ejemplar pertenece a un ajuar médico excavado por Floriano en 1934 e integrado por una serie de recipientes de vidrio, una cuchara y una cotícula elaboradas en la misma materia y varios instrumentos quirúrgicos, tanto de bronce como de hierro. Entre los ejemplares elaborados en hierro se contaban más específicamente dos cu- 43 chillos y una sonda. Sorprende que los números de inventario de todos ellos sean muy elevados, pese a lo temprano del ingreso. Ello es debido a que pertenecen a ese numeroso corpus de objetos ingresados con anterioridad a 1936 pero carentes de número de inventario. Por lo demás y en relación al ejemplar, ha de destacarse el hecho de que la hoja conserve asociado el mango de hueso, realizado con una defensa de origen animal. 16.6. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 30216). Procedencia: Necrópolis oriental - Proximidades del acueducto de San Lázaro. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos elementos que se insertan el uno en el otro y compuesto por parte de la hoja, parte de la espiga de enmangue y mango. Mide una longitud total de 13,5 cm. La hoja consiste en una lámina de 6 cm. de longitud que, partiendo de una anchura de 3,4 cm., va disminuyendo levemente hasta que, a 2 cm. de la punta, donde ha alcanzado los 2,8 cm. de anchura, se adelgaza ya bruscamente por el lateral correspondiente al filo para terminar en punta. El lateral correspondiente al canto muestra un perfil levemente cóncavo, así como el brusco decrecimiento hacia la punta uno levemente convexo. La hoja ha perdido una porción triangular en el arranque del lateral correspondiente al canto. La espiga de enmangue parte de la hoja, consistiendo en una lámina que reduce su anchura al menos por uno de sus lados y que se prolonga por espacio de 0,5 cm. hasta el momento de su fractura. El mango, que encaja en la espiga de enmangue, está conformado por una placa de hueso de 7,3 cm. de longitud que, partiendo con una anchura máxima de 3,5 cm., va disminuyendo por espacio de 3,5 cm. hasta alcanzar los 3,3 cm. de anchura. A partir de este punto, el perfil de la pieza se inflexiona en ángulo recto por el lateral correspondiente al filo de la hoja para desembocar en un segundo tramo que, iniciándose con una anchura de 1,6 cm., va disminuyendo hasta alcanzar los 1,3 cm. A éste le sigue un ensanchamiento lateral que alcanza los 1,7 cm., sucedido por una forma de perfil elíptico y 1,5 cm. de diámetro máximo por 1,1 cm. de diámetro mínimo que sirve de remate a la pieza. En el momento de su inflexión en ángulo recto, el tramo transversal del mango presenta dos perfiles dentados que enmarcan un semicírculo, en el centro del cual se desarrolla un orificio circular de 0,5 cm. de diámetro. Así mismo y en el momento de su arranque, en el ángulo correspondiente al lateral del canto, el mango muestra un clavo de hueso con una cabeza esférica de 0,4 cm. de diámetro. Finalmente, en el grueso del mango se abre un surco longitudinal que arranca en el punto en el que se inserta la espiga de enmangue y continúa por todo el lateral correspondiente a la prolongación del canto hasta concluir a la mitad de la forma elíptica que le sirve de remate. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Véase respecto a la procedencia y la historia del objeto el comentario de la entrada precedente. 16.7. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 30250). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y de la espiga de enmangue. Mide una longitud total de 18 cm. La hoja consiste en una lámina de 8,6 cm. de longitud que mantiene hasta el momento de su fractura una anchura media de 1,8 cm. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo, inflexionándose levemente este último para adaptarse al ancho de la espiga de enmangue. La espiga de enmangue en cuestión se desarrolla sin solución de continuidad respecto a la hoja y se divide en dos tramos: el primero mantiene una anchura de 1,5 cm. por espacio de 2 cm., mientras que el segundo, tras producirse una inflexión por ambos frentes, pasa a adoptar 1 cm. de anchura que irá reduciéndose paulatinamente hasta alcanzar los 0,8. cm. en el momento en el que culmina en su extremo final en una anilla. Esta última se halla conformada, en fin, por un vástago de sección rectangular que se dobla adoptando una forma circular de 1,7 cm. de diámetro, la cual va apuntándose hacia el lugar en el que se une con el tronco, tanto interior como exteriormente. Tres vástagos de sección circular atraviesan el mango de un lado a otro, dos de ellos en el inicio y el cierre del primero de sus tramos descritos, y el último a la mitad del segundo. Comentario: Nos hallamos ante una de las pocas piezas del Museo que, gracias a su buen estado de conservación, nos dejan apreciar, no sólo su filo, sino también el modo de fijación de su espiga con las cachas del mango: el segundo debió a todas luces de unirse al primero mediante los tres vástagos 44 que atraviesan la pieza, los cuales debieron externalizarse por ambos frentes al exterior de las cachas. La anilla situada a un extremo de la pieza pudo haber servido para colgarla. 16.8. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 2180). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 19,8 cm. La hoja consiste en una lámina de 16 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles ensanchado en su base, punto en el cual falta en ambos lados una porción difícil de cuantificar. Un orificio circular perfora la hoja en dichas áreas de ensanchamiento. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados para adaptarla al ancho de aquella. Con una longitud de 3,3 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,2 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final. A la mitad de su recorrido presenta un nuevo orificio circular. Diseminados por toda la superficie del ejemplar se aprecian una serie de puntos plateados. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: La tipología es extraña dentro de las colecciones del Museo. Funcionalmente, el orificio de la espiga de enmangue estaría destinado a asegurar las cachas en la misma. Respecto a la tonalidad plateada perceptible en ciertos puntos del ejemplar está relacionada con el acabado original de la pieza, y su visualización es consecuencia de la restauración efectuada sobre la misma. 16.9. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 2183). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 16,5 cm. La hoja consiste en una lámina de 10,5 cm. de longitud con un frente recto en uno de sus laterales y otro ligeramente curvo en el opuesto. La espiga de enmangue está constituida por un vástago de sección informe de 5,5 cm. de longitud y 1,5 cm. de grosor máximo. La pieza presenta múltiples concreciones. 16.10. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 4834). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a la hoja del mismo. Mide una longitud total de 20,5 cm. La pieza mantiene una anchura media de 2,6 cm. que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse por uno de sus laterales y mediante un recorrido ligeramente curvo hasta la punta. Comentario: Aunque no se aprecia un filo claro, es posible situar el mismo en el frente cuyo tercio final tiende a curvarse hacia la punta. Por lo demás y pese a la ausencia de la espiga de enmangue, la pieza parece ver culminar su hoja en el momento de su terminación en el extremo correspondiente a su base. 16.11. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 6944). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte de la espiga de enmangue. Mide una longitud total de 16,8 cm. La hoja consiste en una lámina de 12,8 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles, con uno de sus lados mayores ligeramente curvado. En el ángulo de la base correspondiente a este último frente, un escueto apéndice cierra la hoja en su inicio. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados, así como su grosor por una de sus caras, para adaptarla al ancho de aquella. Con una longitud de 4 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,7 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su ruptura los 1,2 cm. Comentario: El ensanchamiento perceptible en uno de los ángulos de la base de la hoja, pese a estar integrado por un fragmento recompuesto, podría conjeturarse que esté destinado a retener el corte antes del mango durante su ejecución. En atención a ello, ha de hacerse notar que el frente correspondiente al filo es el que, levemente curvado, se desarrolla a partir de este ensanchamiento y hasta la punta. 16.12. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7399). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). 45 Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 16,3 cm. La hoja consiste en una lámina de 11,7 cm. de longitud que mantiene una anchura media de 3 cm. desde prácticamente su inicio hasta su mitad, punto en el cual va adelgazándose hacia la punta, por uno de sus laterales mediante un frente recto y en el opuesto de una manera más acusada mediante de un frente curvado. El primero de los laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados para adaptarla al ancho de aquella. Con una longitud de 4,5 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,2 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde presenta una pequeña fractura. 16.13. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7628). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte de la espiga de enmangue. Mide una longitud total de 14,3 cm. La hoja consiste en una lámina de 12,7 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles, iniciada en su base con 2,3 cm. de anchura para ir reduciéndose paulatinamente hasta la punta. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo. La espiga de enmangue se prolonga a partir de la lámina de la hoja. Con una longitud de 1,3 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura 1,8 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 1,2 cm. Comentario: La presente pieza es sin duda una de las tres publicadas por José Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente a 194924. En la pieza pueden distinguirse bien el filo del canto, más que por la buena conservación del primero, por la notable anchura del segundo. 16.14. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7638). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte de la espiga de enmangue. Mide una longitud total de 11,2 cm. La hoja consiste en una lámina de 9,5 cm. de longitud que va adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de anchura de su inicio hasta la punta. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo de 45º por uno de sus laterales para adaptar su ancho al de aquella. Éste muestra 1 cm. de anchura en su inicio, reduciéndose paulatinamente hasta el momento de su fractura. Comentario: Uno de los frentes del inicio de la hoja parece hallarse fracturado, pudiendo haber sido en origen semejante al opuesto. 16.15. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7655). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a la parte de la hoja y la espiga de enmangue del mismo. Mide una longitud total de 5,5 cm. De la hoja únicamente se conserva el arranque, donde se aprecia que se inició bajo la forma de una lámina de 1,5 cm. de anchura. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por ambos lados para adaptar su ancho al de aquella. Con una longitud de 4,5 cm., su desarrollo muestra la forma de un vástago de sección rectangular y un grosor mayor que el de la hoja el cual, partiendo de los 0,8 cm. de su inicio, tiende a disminuir hasta terminar prácticamente en punta. 16.16. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 7660). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a parte de la hoja y la espiga de enmangue del mismo. Mide una longitud total de 4,4 cm. De la hoja persiste aproximadamente un tercio, consistiendo lo conservado en un vástago de sección triangular que arranca con 0,7 cm. de anchura y 0,4 cm. de grosor y que, por espacio de 1,5 cm., va estrechándose paulatinamente hasta el momento de su ruptura, donde alcanza 0,6 cm. de anchura y 0,3 cm. de grosor. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por ambos lados para adaptar su ancho al de aquella. Su desarrollo muestra la forma de una lámina cuyos lados mayores se hallan dispuestos transversalmente respecto al sentido de la hoja, arrancando prácticamente con el mismo grosor que esta última y ensanchándose 24 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194. 46 hasta cerrarse en su extremo en un frente plano de 0,5 cm. de anchura, levemente afilado. Comentario: Nos hallamos ante una pieza extraña que, sin embargo, bien puede asociarse al tipo de los cuchillos en función de la presencia clara de una parte que ejercería las funciones de hoja. Su reducido formato podría llevarnos a pensar inicialmente en un juguete de imitación realista, pero la forma triangular de la hoja en cuestión y la posible presencia de un filo en el extremo externo de la espiga de enmangue, quizá nos lleven a pensar más bien en un utensilio destinado a un propósito muy concreto, encuadrándose por tanto dentro del utillaje de algún oficio artesanal o vinculándose incluso al ejercicio de la medicina. 16.17. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 5775). Procedencia: Necrópolis oriental - Ajuar funerario de la sepultura 3 de la Zona del Silo (1945). Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en seis fragmentos que unen entre sí y compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 10,2 cm. La pieza presenta una anchura media de 1,8 cm. que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse por uno de sus laterales y mediante un recorrido ligeramente curvo hacia la punta. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por ambos lados para adaptar su ancho al de aquella. Con una longitud de 2,7 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,2 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 0,9 cm. Comentario: La presente pieza fue publicada por José Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente a 1945, integrándose dentro de un complejo ajuar funerario que, en el momento de su hallazgo y en función de los objetos que lo integraban, se asoció al enterramiento de una adolescente25. Aparentemente, sus elementos se corresponden con gran parte (si no la totalidad), de los números de inventario comprendidos entre el 5740 y el 5823. 16.18. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 5993). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 20,3 cm. La hoja consiste en una lámina de 17 cm. de longitud que mantiene una anchura media de 3 cm. desde prácticamente su inicio hasta su mitad, punto en el cual va adelgazándose hacia la punta, por uno de sus laterales mediante un frente recto y en el opuesto por medio de un frente curvado. El primero de los laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados para adaptarla al ancho de aquella. Con una longitud de 3,3 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,6 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 1,3 cm. Comentario: La pieza estaba identificada en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo como una punta de lanza. La presencia clara de un filo opuesto a un canto, así como la ausencia del cubo de enmangue, que se ve substituido por una espiga, nos obliga a identificarla más correctamente como un cuchillo. 16.19. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 6435). Procedencia: Casa de Luís Díez. Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí y compuesto de hoja y espiga de enmangue. El fragmento principal mide una longitud total de 11,8 cm. La hoja consiste en una lámina de unos 8 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles, iniciada en su base con 3 cm. de anchura que van reduciéndose paulatinamente hasta la punta. La espiga de enmangue se prolonga a partir de la lámina de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por ambos lados para adaptar su ancho al de aquella. Con una longitud de unos 3,8 cm., muestra la forma de una lámina rectangular de 1,5 cm. de anchura media, doblándose en una leve curva hacia uno de los sentidos de la hoja desde prácticamente su inicio. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194726. 25 26 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 5. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. 47 16.20. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 8180). Procedencia: Circo romano - Finca de D. Rafael Buyolo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 7 cm. La hoja consiste en una lámina de 4,2 cm. de longitud y una anchura máxima de 1,5 cm. con un perfil recto en uno de sus laterales y otro ligeramente curvo en el opuesto. La espiga de enmangue parte de la misma hoja, que se inflexiona en ángulo de 45º por el último de los laterales descritos para adaptar su ancho al de aquella. Su desarrollo muestra la forma de un vástago de sección cuadrada de unos 2,5 cm. de longitud que, tras partir de la hoja siguiendo la línea trazada por el frente recto, va reduciendo su grosor desde sus 0,6 cm. iniciales hasta los 0,3 cm. que adopta de media desde aproximadamente la mitad de su recorrido. En su terminación externa culmina en una terminación en T de 0,8 cm. de anchura máxima. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 1954 junto a uno similar, desaparecido en la actualidad, siendo identificado como un bisturí27. La misma identificación, pero con algunas reservas, se plantea en la ficha del catálogo sistemático del Museo. La procedencia del cuchillo lo vincula sin lugar a dudas, más que con el edificio de espectáculos que domina su entorno, con el área de necrópolis desarrollada junto al mismo, en las márgenes del camino que conducía a Córdoba. Aunque carecemos de datos sobre su contexto de hallazgo exacto, éste pudo ser, al menos en origen, una sepultura dentro de la cual se hallara integrado como parte del ajuar. Lo que no resulta tan fácil de determinar es, a partir de este dato, si nos hallamos en efecto ante un instrumento quirúrgico o más bien ante una miniatura. El conocimiento de los objetos que pudieran haber compuesto el hipotético ajuar son los únicos que podrían desentrañar su pertenencia a uno médico o infantil. 16.21. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 19393). Procedencia: Circo romano - Semicírculo oriental. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 12,2 cm. La hoja consiste en una lámina de 9 cm. de longitud, con una anchura media de 1,4 cm. que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse por sus dos laterales paulatinamente hacia la punta. La espiga de enmangue se prolonga a partir de la lámina de la hoja, que se inflexiona en un ángulo de 45º por uno de sus lados para adaptar su ancho al de aquella. Con una longitud de 3,2 cm., su desarrollo muestra una forma rectangular que, arrancando con una anchura de 0,9 cm., tiende a estrecharse hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 0,5 cm. Comentario: La pieza procede de unas excavaciones practicadas en los años 80 en la cabecera del Circo romano. Es por ello conjeturable que su ubicación en el entorno responda a un proceso de deposición posterior al momento de abandono del mismo. 16.22. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 10234). Procedencia: Casa del Anfiteatro. Descripción: Fragmento de cuchillo, dividido a su vez en cinco fragmentos que unen entre sí y correspondiente a parte de la hoja del mismo. Ésta, con una longitud total de 21 cm., está compuesta por una lámina que, tras un tramo inicial en el que presenta una anchura media de 3 cm., se inflexiona levemente por sus dos laterales para constituir un perfil curvo que va disminuyendo de grosor hacia la punta. Comentario: La pieza se hallaba catalogada en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo como una punta de lanza. Sin embargo y basándonos en la observación de los fragmentos conservados, creemos contar con la seguridad suficiente como para poder afirmar que nos hallamos ante un cuchillo de perfil afalcatado. 16.23. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 26647). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Fuente romana. Nivel II-4. Descripción: Ejemplar completo, dividido en tres fragmentos que unen entre sí y compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 12,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 8,9 27 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1955, págs. 125-126. 48 cm. de longitud en forma de triángulo isósceles, iniciada en su base con unos 2,5 cm. de anchura que van reduciéndose paulatinamente hacia la punta. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en un ángulo de 45º por ambos lados para adaptarse al grosor de aquella. Con una longitud de 1,5 cm., muestra en su desarrollo una forma de vástago de sección circular que, arrancando con una anchura de 0,6 cm. tiende a estrecharse muy ligeramente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 0,4 cm. La pieza se encuentra extremamente corroída, presentando una notable fractura en la zona media de la hoja y por ambos lados. Comentario: El ejemplar procede de una interesante zona de vertedero excavada en unas campañas inéditas que al parecer documentaron la colmatación de un posible foso fundacional. Dicho foso discurriría al pie del arco situado en el extremo final del acueducto de San Lázaro, justo por debajo de la cabeza de león. La acumulación de agua en el lugar explicaría la extrema corrosión del objeto. 16.24. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 11863). Procedencia: Calle Suárez Somonte. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 21,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 16,7 cm. de longitud que, dotada de un lado recto y otro curvado, va haciendo adelgazar este último desde los 4,5 cm. de anchura del inicio de la hoja hasta su conclusión en la punta. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por el último de los laterales descritos para adaptar su ancho al de aquella, al tiempo que un escueto apéndice cierra la hoja en su inicio. Con una longitud de 5 cm., su desarrollo muestra una forma rectangular que mantiene hasta su terminación una anchura media de 2 cm. Comentario: El apéndice situado en la base de la hoja es idéntico al presente en el ejemplar 16.11. 16.25. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 17155). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de cuchillo, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí y correspondiente a parte de la hoja del mismo. Mide una longitud máxima de 17,2 cm. La hoja consiste en una lámina que mantiene en todo su desarrollo un grosor medio de 2,3 cm. El recorrido de la hoja presenta una curvatura que le otorga a ésta cierto aspecto sinuoso. Comentario: Si bien la conservación del ejemplar no permite asegurar nada cierto acerca de su tipología exacta, la leve inflexión perceptible en la hoja parece remitirnos a una tipología afalcatada, por lo demás común en la Antigüedad tardía. 16.26. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 17156). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de cuchillo, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí y correspondiente a parte de la hoja del mismo. Mide una longitud total de 9,8 cm. La hoja consiste en una lámina que se inicia con 2,5 cm. de anchura máxima y va estrechándose levemente hacia la punta, donde en el momento de su fractura alcanza los 2,1 cm. El recorrido de la hoja mantiene una curvatura que le otorga a ésta cierto aspecto sinuoso. Comentario: En relación a la tipología del ejemplar, véase lo dicho en el comentario de la entrada precedente. 16.27. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 17157). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 11 cm. La hoja consiste en una lámina de unos 10 cm. de longitud y 2,8 cm. de anchura con un desarrollo ligeramente curvo por sus dos laterales hasta el momento de su cierre, punto en el cual el frente que es posible identificar con el canto de la pieza se inflexiona en un ángulo de 45º para constituir la punta. Esta última se halla fracturada en su extremo final. La espiga de enmangue parte de la hoja, que reduce su grosor por ambos lados para adaptarse al ancho de aquella, aunque de distintos modos: en el lado del canto lo hace mediante un ángulo recto, mientras que en el del filo lo hace girando en una diagonal de 45º. Su desarrollo es de una longitud muy reducida, midiendo sólo unos 0,9 cm. por el frente del filo. Comentario: El ejemplar es muy corto en relación a la notable anchura de la hoja, lo cual, unido a la 49 leve curvatura de la misma, podría hacernos pensar en que nos encontramos ante una pieza que podría haber funcionado como podón. A tal efecto y en relación a la presencia de instrumentos agrícolas en la Casa del Mitreo, véase el apartado correspondiente a la misma dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados. 16.28. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 26912). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a la hoja del mismo y dividido a su vez en cinco fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 22,5 cm. La hoja consiste en una lámina que se inicia con 3 cm. de anchura y va reduciéndose paulatinamente por sus dos laterales hasta terminar en punta. El ejemplar se encuentra notablemente corroído. Comentario: Pese a la ausencia de una espiga, casi puede aseverarse que lo conservado es el total de la hoja. Las dimensiones del fragmento bastarían en cualquier caso para hacernos considerar que nos hallamos ante uno de los mayores ejemplares de nuestro catálogo, casi más próximo a un puñal que a un simple cuchillo utilitario. 16.29. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 23020). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a parte de la hoja y la espiga de enmangue del mismo. Mide una longitud total de 7,1 cm. La hoja, de la que se conserva únicamente el arranque, está compuesta por una lámina de 3,3 cm. de anchura, pero que parece tender a ensancharse levemente en el desarrollo de uno de sus laterales. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en ángulo recto por el último de los lados descritos para adaptarse al grosor de aquella. Con una longitud de 4,5 cm., su desarrollo muestra una forma rectangular que mantiene hasta su terminación una anchura estable de 1,8 cm. de media. Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. El leve engrosamiento perceptible en la hoja podría conducirnos a pensar que ésta, en el frente correspondiente a su filo, habría adoptado una forma curvada muy similar a la perceptible en otros ejemplares del Museo. 16.30. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 23319). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1975. Dentro de sepultura, junto al acueducto. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 10,9 cm. La hoja consiste en una lámina de 8,9 cm. de longitud con una anchura media de 1,5 cm. que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse sus dos laterales paulatinamente hacia la punta. La espiga de enmangue parte de la hoja, que se inflexiona en un ángulo de 45º por ambos lados para adaptarse al grosor de aquella. Con una longitud de 2 cm., muestra en su desarrollo una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1 cm., tiende a estrecharse hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 0,7 cm. Comentario: La pieza, extraída en diciembre de 1975 de una sepultura ubicada junto al ramal del acueducto de San Lázaro, a su paso por el actual solar del Museo, cuenta con un inequívoco contexto funerario que la vincula a un ajuar en el que se integraban también una hebilla (inv. 23318), un alfiler (inv. 23320) y un auriscalpium o sonda de oídos (inv. 23321), todos ellos de bronce. La presencia del último de los elementos citados no es suficiente por lo demás para poder afirmar que nos hallemos ante un ajuar médico, dado que este tipo de objetos fue empleado también para la higiene personal. 16.31. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 34349). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata D-1, Capa 4. Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a parte de la hoja del mismo y dividido en múltiples fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 16,4 cm. La hoja muestra la forma de un triángulo isósceles cuya base, en el momento de su fractura, alcanza una anchura máxima de 7,2 cm. Un potente nervio recorre por su mitad cada una de las caras de la hoja. El ejemplar se encuentra notablemente corroído. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo identificaba el objeto como un cu- 50 chillo, señalando la posibilidad de que, debido a su longitud, se tratase incluso de una espada. Por paralelos tipológicos a la forma de la hoja y la disposición del nervio, podemos aseverar que nos hallamos ante lo que podríamos definir como un puñal. 16.32. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 12022). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste, Estrato 1. Descripción: Ejemplar completo, dividido en cinco fragmentos que unen entre sí y compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 17,4 cm. La hoja consiste en una lámina de 12,5 cm. de longitud que, partiendo en su inicio de una anchura máxima de 2,5 cm., se adelgaza en uno de sus laterales por espacio de 1,5 cm. para alcanzar los 2 cm. de anchura. Dicha medida se mantiene hasta que, superada la mitad de su recorrido, va adelgazándose por el mismo lateral en el que lo hizo en su inicio, ahora hacia la punta, por medio de un frente curvado. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados para adaptarla al ancho de aquella. Con una longitud de 4,9 cm., muestra una forma trapezoidal que, arrancando con una anchura de 1,5 cm., tiende a estrecharse levemente hacia su extremo final, donde alcanza en el momento de su conclusión los 0,8 cm. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero28. En la descripción de la pieza interpretan que en la espiga de enmangue debió de ir encastrada un mango de madera o hueso. 16.33. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 8178). Procedencia: Sagrajas. Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a parte de la hoja del mismo y dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud máxima de 8,7 cm. La hoja consiste en una lámina que se inicia con 2 cm. de anchura máxima y va estrechándose levemente hacia la punta, donde en el momento de su fractura alcanza 1 cm. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 195429. La pieza ingresa en la institución como donación de Ramón Alía Fernández en 1954. Junto a ella también fue donada la fíbula de bronce inv. 8177, que al parecer obedece a la tipología de doble resorte. No es posible determinar si las dos piezas guardan alguna relación entre sí, pero en cualquier caso y, debido al parcial estado de conservación del cuchillo, poco puede decirse acerca de su tipología o datación exacta. 16.34. Hoja de cuchillo de hierro (inv. 31336). Procedencia: Villa romana de Torreáguila. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos de los cuales los principales, que suman dos, están unidos entre sí, y compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 12,7 cm. La hoja consiste en una lámina de 8,3 cm. de longitud con una anchura media de 1,3 cm. que se mantiene prácticamente hasta su tercio final, donde comienza a reducirse por sus dos laterales paulatinamente hasta el momento de su fractura. En su inicio se inflexiona por ambos lados en un ángulo de 45º para adaptarse a la anchura de la espiga de enmangue. Esta última, prolongada a partir de la lámina de la hoja, arranca con una anchura de 1 cm., tendiendo a estrecharse hacia su extremo final. Comentario: Al igual que sucedía en el ejemplar 16.13, en la pieza pueden distinguirse bien el filo del canto, más que por la buena conservación del primero, por la notable anchura del segundo. 16.35 Cuchillo de hierro (inv. 31347). Procedencia: Villa romana de Torreáguila. Descripción: Fragmento de cuchillo, correspondiente a la hoja del mismo y dividido a su vez en múltiples fragmentos los principales de los cuales, que suman seis, unen entre sí. Mide una longitud total de 22 cm. La hoja consiste en una lámina que mantiene una anchura media de 2,3 cm. El ejemplar se encuentra notablemente corroído. Comentario: Según indica la ficha del catálogo sistemático del Museo y en base a la notable longitud 28 29 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 122, fig. 23. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1955, pág. 132. 51 del ejemplar, también podríamos hallarnos ante una espada. La anchura de la pieza nos conduce no obstante a pensar en un puñal o un cuchillo de grandes dimensiones, dado que ésta se muestra bastante reducida respecto a la que cabría esperar en cualquier tipología de espada del periodo antiguo. 17. Espadas 17.1. Espada de hierro (inv. 352). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo) Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja, espiga de enmangue y pomo. Mide una longitud total de 70 cm. La hoja consiste en una lámina que se inicia con 2,5 cm. de anchura máxima y va estrechándose levemente hacia la punta, donde en el momento de su fractura alcanza 1 cm. Sus dos laterales se adelgazan hasta constituir el filo, mientras que en el centro de ambas caras muestra una acanaladura de perfil semicircular y 0,3 cm. de anchura que se desarrolla longitudinalmente respecto al sentido de la hoja. La espiga de enmangue se inicia a partir de la lámina de la hoja, reduciendo su anchura por ambos lados por espacio de unos 5 cm. para adaptarla al ancho de aquella. A partir de este momento se prolonga por espacio de unos 3 cm. bajo la forma de un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura. El pomo presenta una forma ovoide de 5 cm. de altura por 3,8 cm. de diámetro dispuesta en sentido longitudinal respecto al desarrollo de la hoja y la espiga de enmangue, mostrando en el polo correspondiente a su punto de unión con esta última una inflexión en su superficie que adopta una forma anular de 2,3 cm. de diámetro. Comentario: Álvarez Sáenz de Buruaga interpretaba ya en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo que la presente pieza, antes que en la Antigüedad, se debía enmarcar ya en la Edad Media, llegando a precisar su pertenencia al periodo islámico. 18. Puntas de lanza 18.1. Punta de lanza de hierro (inv. 29490). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 15 cm. La hoja consiste en una lámina de 9 cm. de longitud de forma lanceolada la cual, iniciándose en el vástago de la espiga de enmangue, va aumentando por espacio de 4,5 cm. hasta alcanzar los 3 cm. de anchura, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. La espiga de enmangue parte de la misma hoja, consistiendo en un vástago de sección rectangular y 0,2 cm. de grosor que, partiendo de una anchura inicial de 0,9 cm., va disminuyendo paulatinamente hasta alcanzar en su extremo final los 0,3 cm. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. La ficha manual del catálogo sistemático del Museo cataloga la pieza como una espátula. No obstante, la forma de lo que hemos interpretado como una hoja, pese a su irregularidad, manifiesta la presencia de lo que podríamos considerar como un nervio. Por lo demás, no se trata de una punta de lanza similar a la mayoría de las incluidas en nuestro catálogo, careciendo de cubo de enmangue y mostrando un formato en base a cuya observación podríamos asociarla antes bien a alguna tipología de jabalina en la que se requiriese un menor peso en la punta que en un arma no arrojadiza. 18.2. Punta de lanza de hierro (inv. 29499). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 17,8 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 10 cm. de longitud, presenta una forma romboidal que, partiendo de una anchura de 1,8 cm., aumenta hasta alcanzar en su zona media los 3,5 cm., disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 7,8 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final los 2,2 cm. de diámetro. La consolidación de una serie de concreciones en su interior impide apreciar su oquedad interna. 18.3. Punta de lanza de hierro (inv. 29904). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). 52 Descripción: Fragmento de punta de lanza, correspondiente a la hoja y parte del cubo de enmangue de la misma. Mide una longitud total de 11,7 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 9,7 cm. de longitud y sección romboidal, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1 cm., aumenta hasta alcanzar en su zona media los 2 cm., disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 2 cm. en su porción conservada, muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hacia su extremo final, no pudiendo conjeturarse la anchura máxima que pudo alcanzar debido a la fractura de la pieza por este punto. A través de la fractura y hasta el inicio de la hoja, puede apreciarse la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste. 18.4. Punta de lanza de hierro (inv. 29908). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 24 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 11,5 cm. de longitud y sección romboidal, presenta una forma igualmente romboidal que, partiendo de una anchura de 1 cm., aumenta por espacio de unos 2,5 cm. hasta alcanzar los 2 cm. de anchura máxima, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adoptar su forma laminar a la cuadrada de aquel. Con una longitud de 12,5 cm., muestra una forma troncopiramidal que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final los 2,5 cm. de anchura máxima. A su término presenta fracturas en varias de sus caras. La consolidación de una serie de concreciones en su interior impide apreciar su oquedad interna. Comentario: Pese a las fracturas apreciables en la zona del cubo de enmangue, la pieza parece culminar en este punto, hallándose prácticamente completa. 18.5. Punta de lanza de hierro (inv. 30123). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 27 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 17,5 cm. de longitud y sección romboidal, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1 cm., aumenta hasta alcanzar a los 6 cm. los 3 cm. de anchura, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 9,5 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final los 2 cm. de diámetro. A 0,5 cm. de la base del cubo de enmangue y alineado con el filo de la hoja, se aprecia un orificio circular de 0,3 cm. de diámetro, opuesto al cual se manifiesta una pérdida de forma triangular. El ejemplar se encuentra restaurado, así como enmangado en un asta de madera fabricada a su medida. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se halla expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. Precisamente es a consecuencia de su inclusión en el discurso expositivo del Museo por lo que se ha procedido a enmangarla en un asta de madera que facilite su mejor comprensión por parte del público. 18.6. Punta de lanza de hierro (inv. 30304). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 21,9 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 15,5 cm. de longitud, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 4 cm., aumenta hasta alcanzar en su zona media los 4,7 cm., disminuyendo después hasta el momento de su fractura. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa disminuir su anchura mediante un ángulo de 45º para adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 6,4 cm. en su porción conservada, muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hacia su extremo final, no pudiendo conjeturarse la anchura máxima que pudo alcanzar 53 debido a la fractura de la pieza por este punto. A través de la fractura y hasta el inicio de la hoja, puede apreciarse la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste. 18.7. Punta de lanza de hierro (inv. 2181). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de punta de lanza, correspondiente a parte de la hoja de la misma. Mide una longitud total de 16,8 cm. La hoja está constituida por una lámina en forma de un triángulo isósceles que arranca en su base con 3,6 cm. de anchura y va disminuyendo hacia la punta. Un potente nervio recorre por su mitad cada una de las caras de la hoja. Comentario: Según el libro de registro del Museo, debe tratarse de una de las piezas excavadas por Mélida y Macías en el solar del Teatro con anterioridad a la Guerra Civil. 18.8. Punta de lanza de hierro (inv. 4844). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte del cubo de enmangue. Mide una longitud total de 19,5 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 15 cm. de longitud, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1,5 cm., aumenta por espacio de unos 5,5 cm. hasta alcanzar los 2,2 cm. de anchura máxima, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 4,5 cm. en su porción conservada, muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial hacia su extremo final, no pudiendo conjeturarse la anchura máxima que pudo alcanzar debido a la fractura de la pieza por este punto. A través de la fractura y hasta el inicio de la hoja, puede apreciarse parte de la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste. Desde el inicio de la fractura y en el resto de su recorrido, dicha oquedad está rellena por una materia de aspecto terroso. Comentario: La materia presente al interior de la oquedad del cubo de enmangue, si bien podría ser simplemente tierra, muestra un aspecto extraño que incita a preguntarse si no se trata de restos de la madera del asta. Para poder determinarlo sería conveniente analizar una muestra a partir de la cual podría obtenerse, en caso de ser madera, una de las pocas cronologías más o menos exactas del total de los ejemplares analizados. 18.9. Punta de lanza de hierro (inv. 5874). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 18,2 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 13 cm. de longitud, se encuentra muy deteriorada, estando integrada por un nervio central de 0,8 cm. de grosor máximo en torno al cual se distribuyen una serie de fragmentos de la hoja a uno y otro lado. Los citados fragmentos se concentran sobre todo ya en el tercio final de la hoja donde, partiendo de una anchura máxima de 1,8 cm. parecen ir disminuyendo hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir del nervio la hoja. Con una longitud de 5,2 cm. en su porción conservada, muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el ancho inicial del nervio hacia su extremo final, donde en el momento de su conclusión alcanza una anchura máxima de 1,9 cm. A través de la fractura y hasta el inicio de la hoja, puede apreciarse la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste. Comentario: Se trata de la primera de las piezas de este tipo con una procedencia conocida en las colecciones del Museo. Ésta se corresponde a un ámbito funerario, de donde ingresan el mismo año una serie de objetos publicados de modo sumario por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 1945. No obstante y entre los mismos no parece identificarse el presente ejemplar. 18.10. Punta de lanza de hierro (inv. 11563). Procedencia: Necrópolis oriental - Cuartel de artillería. Galería de tiro. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte del cubo de enmangue. Mide una lon- 54 gitud total de 24,2 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 18,3 cm. de longitud, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1,4 cm. aumenta por espacio de unos 3,5 cm. hasta alcanzar los 3 cm. de anchura máxima, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. Un nervio recorre por su mitad una de las caras de la hoja durante el primer tercio de la misma. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 5,9 cm. en su porción conservada, muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en el momento de su fractura los 2 cm. de diámetro máximo. La consolidación de una serie de concreciones en su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, apenas visible por espacio de 1,5 cm. en su inicio. 18.11. Punta de lanza de hierro (inv. 11564). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 22,5 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 16,5 cm. de longitud, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1,3 cm. aumenta por espacio de unos 4,5 cm. hasta alcanzar los 2,6 cm. de anchura máxima, disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. Un potente nervio recorre por su mitad cada una de las caras de la hoja. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 6 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final los 1,5 cm. de diámetro máximo. La consolidación de una serie de concreciones en su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, apenas visible por espacio de unos 1 cm. en su inicio. El ejemplar se encuentra restaurado. 18.12. Punta de lanza de hierro (inv. 19567). Procedencia: Teatro romano - Calzada. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 6,7 cm. La punta, de unos 1,8 cm. de longitud, presenta una forma piramidal integrada a su vez por una base en forma de triángulo equilátero de 1,3 cm. de lado y tres caras en forma de triángulos isósceles. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la punta, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma triangular a la circular de aquella. Con una longitud de 5,1 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde los 0,6 cm. de diámetro de su inicio hasta alcanzar en su extremo final 1,2 cm. de diámetro máximo. Desde su cierre y hasta el inicio de la punta, puede apreciarse la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste. El cubo de enmangue, en el momento de su cierre, presenta una pequeña fractura en uno de sus laterales. La pieza en su conjunto conserva en parte de su superficie restos de un recubrimiento de tonalidad dorada. Comentario: Más que ante una punta de lanza, nos hallamos ante la de un objeto diferente pero próximo por su uso a la misma, como era la jabalina. Por lo demás, la tonalidad dorada del recubrimiento de parte de la pieza, unida a su contexto de hallazgo y su inusitado tipo, nos hacen pensar en que ésta no constituyó un ejemplar utilitario, sino que pudo estar asociada a alguna escultura. 18.13. Punta de lanza de hierro (inv. 26230). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 4-B. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 20,8 cm. La hoja, constituida por una lámina de unos 15,5 cm. de longitud, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 1 cm., aumenta hasta alcanzar en su zona media los 2,8 cm., disminuyendo a partir de este momento hacia la punta. Un potente nervio recorre por su mitad cada una de las caras de la hoja. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de 5,3 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar, próximo a su extremo final, los 1,7 cm. de diámetro máximo, momento en el cual reduce levemente su anchura para culminar con 1,5 cm. La consolidación de una serie de concreciones en su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, apenas visible por espacio de unos 55 0,5 cm. en su inicio. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: La pieza ha sido restaurada, presentando un buen estado de conservación general y, si bien ha perdido algunos fragmentos en los filos de la hoja, puede considerarse un ejemplar completo. 18.14. Punta de lanza de hierro (inv. 35994). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata 1, Capa 4. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Entre los fragmentos que unen puede recomponerse parte de la hoja y del cubo de enmangue, que conforman un conjunto de una longitud total difícil de determinar. La hoja, constituida por una lámina de sección romboidal y 3,5 cm. de anchura media, comienza a disminuir en su tercio final hacia la punta. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la hoja, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel. Con una longitud de unos 6,5 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde el mismo ancho inicial de la hoja hasta alcanzar en su extremo final los 2,1 cm. de diámetro máximo. Desde su cierre y hasta el inicio de la hoja puede apreciarse la oquedad interna del cubo de enmangue, que reproduce en su recorrido la forma externa de éste. Comentario: Uno de los fragmentos que componen el ejemplar parece no estar relacionado con el mismo, y consistir más bien en parte de una punta de flecha que, debido al elevado deterioro de la pieza, ha sido asociado con parte de la misma. Percibido el error, hemos desglosado dicho fragmento, dándole el número de catálogo 20.2. 19. Regatones 19.1. Regatón de hierro (inv. 4893). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 4,7 cm. Está conformado por una lámina que se dobla sobre sí adoptando una forma cónica de 3 cm. de diámetro máximo en su base. El perfil de esta última se encuentra deformado así mismo en varios puntos de su superficie, de modo que muestra una apariencia algo irregular. Comentario: Hemos identificado el objeto con un regatón debido a su claro destino a servir de remate a algún vástago que debió de ir introducido en su interior. No obstante, casi más que a una lanza pudo estar asociado a una jabalina, según se colige de sus reducidas dimensiones, notoriamente menores que las de las otras dos piezas encuadradas en de este mismo tipo dentro de nuestro catálogo. 19.2. Regatón de hierro (inv. 25066). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 9-A. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en múltiples fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Mide una longitud máxima de 18,5 cm. El fragmento principal muestra una forma cónica fracturada en su base. Próximo al momento de su fractura, en uno de los laterales del fragmento se abre una larga fisura que aumenta con su desarrollo por espacio de unos 6 cm. A través de la fractura puede apreciarse parte de la oquedad interna del fragmento, que reproduce en su recorrido su forma externa. A los 4 cm. de su inicio y en el resto de su recorrido, dicha oquedad está rellena por una materia de aspecto terroso. Comentario: El buen estado de conservación del fragmento descrito nos conduce a pensar que el resto de los fragmentos consisten en realidad en una cobertura externa del mismo que, constituida por una lámina independiente, ha terminado por desprenderse de él. En tal caso, dichos fragmentos, que muestran a diferencia del principal una avanzada corrosión tanto en su cara interna como en su cara externa, habrían propiciado el buen estado de este último debido a que lo habrían protegido hasta el momento de su desprendimiento. Para la confirmación de tal hipótesis consúltese el comentario a la siguiente entrada. 19.3. Regatón de hierro (inv. 25342). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 2-C. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en múltiples fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Mide una longitud máxima de 20,5 cm. El fragmento principal muestra una forma cónica fracturada en su base. Próximo al momento de su fractura, dicho fragmento presenta una serie de concreciones de forma laminar que simulan estar adheridas a su superficie. A través de la fractura puede apreciarse 56 parte de la oquedad interna del fragmento, que reproduce en su recorrido su forma externa. A los 7 cm. de su inicio y en el resto de su recorrido, dicha oquedad está rellena por una materia de aspecto terroso. Comentario: La serie de concreciones adheridas a la superficie del fragmento principal confirman la hipótesis que respecto al estado de conservación y la relación entre los diferentes fragmentos se plantea en la entrada precedente. Por ello y también para la presente se baraja una similar propuesta. 20. Puntas de flecha 20.1. Punta de flecha de hierro (inv. 30227). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de punta y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 5,8 cm. La punta en cuestión, constituida por una lámina de unos 3 cm. de longitud, presenta una forma de triángulo isósceles que, partiendo de una anchura de 1,8 cm. va disminuyendo hacia la punta. Ésta se prolonga en su base por espacio de 0,5 cm. a través de unas aletas de forma triangular. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la punta, que en su punto de unión pasa a adaptar su forma laminar a la circular de aquel por medio de una doble inflexión producida en la lámina que sirve de base al ejemplar. Con una longitud de 5,3 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde los 0,8 cm. de diámetro de su inicio hasta alcanzar en su extremo final 1 cm. de diámetro máximo. Comentario: El proceso de manufactura de la pieza resulta interesante por su manifiesta transparencia: en él debió de intervenir una lámina de partida sobre la cual, una vez que se realizaran sendos cortes para dar lugar a las aletas, los laterales restantes en el área de su base se cerrarían sobre el asta de la flecha para constituir el cubo de enmangue del ejemplar. 20.2. Punta de flecha de hierro (inv. 35994). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata 1, Capa 4. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de punta y cubo de enmangue. Mide una longitud total de 6,3 cm. La punta en cuestión, constituida por una lámina de unos 3,5 cm. de longitud, presenta una forma lanceolada que, partiendo de una anchura de 0,7 cm. aumenta por espacio de unos 1,8 cm. hasta alcanzar los 1,7 cm. de anchura máxima, disminuyendo después hasta el momento de su fractura. El cubo de enmangue se prolonga a partir de la punta, que en su punto de unión pasa a adoptar su forma laminar a la circular de aquel por medio de una doble inflexión producida en la lámina que sirve de base al ejemplar. Con una longitud de 2,2 cm., muestra una forma troncocónica que va aumentando desde los 0,7 cm. de diámetro de su inicio hasta alcanzar en su extremo final 1 cm. de diámetro máximo. Comentario: El presente ejemplar ha sido excepcionalmente desglosado a partir de un número de inventario que, seguramente debido al mal estado de conservación de los fragmentos que lo componen, ha sido interpretado como una única pieza. En cualquier caso, la pieza a la que se encontraba asociado era la punta de lanza 18.14 de nuestro catálogo. 21. Balas de cañón 21.1. Bala de cañón de hierro (inv. 11701). Procedencia: Alcazaba. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 8 cm. Está conformado por una forma esférica regular maciza. Presenta numerosas concreciones. Comentario: El uso militar de la Alcazaba se prolongó hasta una fecha avanzada, y ello podría explicar el contexto de hallazgo de la pieza. Su datación debe corresponder ya a la Edad Moderna, si no a comienzos de la Contemporánea, antecediéndola en un mismo sentido pero desde una cronología indudablemente medieval la nutrida colección de bolaños de piedra que, con una idéntica procedencia, se conservan en las colecciones del Museo. 21.2. Bala de cañón de hierro (inv. 13259). Procedencia: Alcazaba - Muralla del río. 57 Descripción: Fragmento de bala de cañón, correspondiente a aproximadamente la mitad de la misma. Mide un diámetro máximo de 16,3 cm. Está conformado por una forma esférica regular cuyo interior está hueco, mostrando unas paredes de 2,8 cm. de grosor. En uno de los puntos de su fractura presenta la mitad de un orificio circular de 2,5 cm. de diámetro, incompleto debido a que lo secciona la fractura en cuestión. Comentario: El ejemplar, con un calibre mayor que el de los otros dos custodiados en el Museo, pertenece a una tipología destinada a la contención de un explosivo en su interior: ello justifica que se encuentre hueca en su interior, así como que presente un orificio entre la oquedad interna y el exterior, destinado a dar paso a la mecha. Por lo demás, la cronología de la bala se remonta ya a la Edad Moderna, si no incluso a inicios de la Contemporánea. 21.3. Bala de cañón de hierro (inv. 15508). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa) Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 8 cm. Está conformado por una forma esférica regular maciza. Presenta numerosas concreciones. Comentario: El presente objeto, entregado al Museo en 1972, hace declarar en el Libro de Registro su procedencia como dudosa. La ficha manual lo interpreta como una bola de sumidero. Más bien debe tratarse de un proyectil de la Edad Moderna, mostrando además un calibre idéntico al descrito en la entrada 21.1. El contexto de hallazgo de la pieza, de resultar veraz, resulta en principio algo extraño, pudiendo explicarse únicamente por ser el punto en el que cayó la bala en el devenir de alguna de las guerras acaecidas en la frontera con Portugal ya en la Edad Moderna, si no a comienzos de la Contemporánea. 22. Hachas 22.1. Hacha de hierro (inv. 30128). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº).. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 21,5 cm. La primera de las hojas, dispuesta en sentido vertical y con unos 10 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos, y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio, transcurridos 3 cm. en los que mantiene una anchura estable de 2,9 cm., va ensanchándose hasta alcanzar los 5,8 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, dispuesta también en sentido vertical y con unos 7,5 cm. de longitud, está conformada por una placa doblada en un cuarto de círculo y terminada en punta. Ésta arranca con 3 cm. de anchura, disminuyendo paulatinamente hasta terminar en la punta. Su sección es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir la punta en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 2,8 cm. En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 2,8 cm. de diámetro máximo por 2 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las hojas. El ejemplar se encuentra restaurado, así como enmangado en un asta de madera fabricada a su medida. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Sin embargo, hemos de advertir que por paralelos tipológicos y antes que ante un ejemplar utilitario, podríamos hallarnos ante un arma de guerra, al igual que sucede aún con más claridad con el hacha de la siguiente entrada. De ser así, la cronología de la pieza podría retrasarse hasta por lo menos la Antigüedad tardía. 22.2. Hacha de hierro (inv. 2182). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 25,5 cm. La primera de las hojas, dispuesta en sentido vertical y con unos 11,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos, y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 58 2,4 cm. de su arranque hasta alcanzar los 8,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, dispuesta también en sentido vertical y con unos 11,3 cm. de longitud, está conformada por una placa doblada en un cuarto de círculo y terminada en un filo cóncavo. Ésta arranca con 2,6 cm. de anchura para alcanzar a los 3 cm. del mismo una media de 3,5 cm. que se mantendrá hasta prácticamente su extremo final, donde vuelve a ensancharse ya próximo a su término para alcanzar los 3,8 cm. Su sección muestra una forma de triángulo isósceles en su inicio, aplanándose en su extremo final, de modo que en su lateral interno presenta una suerte de canto que se va adelgazando paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su inicio hasta la punta, mientras que en el lateral externo presenta en todo su recorrido un filo continuado. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 4,8 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo irregular de unos 2 cm. de diámetro. La consolidación de una serie de concreciones a su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, prácticamente sellada en su extremo superior. Comentario: Nos hallamos sin duda ante un ejemplar de notable interés debido a lo inusitado de su forma. Ésta muestra de partida una incógnita funcional que arrastra otra de índole cronológica. Y es que, debido a la prolongación curvada de uno de sus extremos, resulta difícil hallar paralelos seguros a la pieza durante el periodo romano, habiéndose percibido únicamente ciertas similitudes formales con alguna pieza catalogada como un tipo de arma arrojadiza datada ya en la Antigüedad tardía. Nos estamos refiriendo al hacha de guerra conocida ya en la Baja Edad Media con el nombre de “Francisca”, y que sabemos que fue usada por el ejército visigodo gracias a testimonios como el de Isidoro de Sevilla. 22.3. Hacha de hierro (inv. 353). Procedencia: Paseo del Arrabal - Fábrica de jabón. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 23,2 cm. La primera de las hojas, dispuesta en sentido vertical y con unos 10 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con su lado mayor inferior levemente cóncavo, y el opuesto bastante deteriorado. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,4 cm. de su arranque hasta alcanzar los 8,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, dispuesta también en sentido vertical y con unos 10,5 cm. de longitud está conformada por una placa doblada en un cuarto de círculo por espacio de unos 8 cm. para volverse sobre sí y prolongarse bajo la forma de medio círculo hasta su conclusión. Ésta arranca con 3,3 cm. de anchura, disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta. Su sección es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir la punta en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 3,5 cm., así como su altura hasta alcanzar los 4 cm. En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 3,5 cm. de diámetro máximo por 2,5 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las hojas. El ejemplar se encuentra restaurado, así como enmangado un asta de madera fabricada a su medida. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. 22.4. Hacha de hierro (inv. 8651). Procedencia: Anfiteatro romano - Entrada principal. Acceso derecho al graderío alto. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 24 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición vertical y con unos 8 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 4 cm. de su arranque hasta alcanzar los 7,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición horizontal y con unos 11 cm. de longitud, 59 está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 4,8 en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es trapezoidal en su inicio, partiendo de 3,7 cm. de grosor, aumentando hasta los 4 a los 2 cm. y adelgazándose paulatinamente desde este punto hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, presentando su misma anchura. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo irregular de unos 3 cm. de diámetro. La consolidación de una serie de concreciones a su interior impide apreciar la totalidad de su oquedad interna, llegando a rebasarla por ambos extremos. Comentario: Nos hallamos ante un ejemplar que, catalogado inicialmente como azada, hace primar no obstante y con claridad el desarrollo de su hoja vertical sobre la horizontal, dando prioridad así a su función de hacha sobre la de azada. El contexto en el que fue hallada nos motiva a pensar a raíz de tan singular forma si no nos hallamos ante uno de los instrumentos que intervinieron en el desmonte del monumento a cuyo ámbito se asocia, si no incluso con un uso militar del mismo (véase el capitulo correspondiente a la procedencia de los ejemplares analizados). 22.5. Hacha de hierro (inv. 28175). Procedencia: Calle Diego María Crehuet. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de 24,5 cm. Cada una de las hojas, con unos 10 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 4,5 cm. de su arranque hasta alcanzar, en un caso los 8 cm. y en el otro los 8,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,3 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, presentando su misma anchura. En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 3 cm. de diámetro máximo por 1,8 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las hojas. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: La pieza fue hallada casualmente durante la realización de unas obras de infraestructura, ingresando en el Museo de manera aislada tras su compra a Severiano Carmona Salguero. Si bien nos hallamos con una tipología, la del hacha de doble filo, con un uso constatado desde la Antigüedad, su escasa variación formal hasta el presente, unida a la carencia de un contexto claro para el hallazgo del ejemplar, nos conducen a barajar junto a otras su posible datación ya en época moderna o incluso contemporánea. 22.6. Hacha de hierro (inv. 36002). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata C-E-1, Capa 4. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de unos 17 cm. La hoja, con unos 13 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos, y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,4 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La espiga de enmangue se limita a continuar en anchura la misma tendencia decreciente de la hoja por espacio de unos 4 cm. hasta el momento de la fractura de la pieza, donde ha alcanzado ya 1 cm., mientras que su grosor se reduce paulatinamente por uno solo de sus frentes, reduciéndose hasta los 0,5 cm. en su extremo final. Comentario: La pieza se hallaba siglada con anterioridad con el número de inventario 35995. Sin embargo, éste le estaba asignado también a un anzuelo de bronce, y se determinó que a la azada debía otorgársele un número nuevo. Aprovechando la existencia de varios números de reserva al final del intervalo destinado a la campaña de excavaciones en la Alcazaba de 1987, se el otorgó el 36002 que aquí detenta. Formalmente, su filo es similar al de otras piezas catalogadas como espátulas, pero no así su grosor, lo cual, unido a la longitud de lo que deberíamos interpretar como talón y teniendo en cuenta la presencia de una inflexión en el perfil del mismo, nos conducen a interpretarla como un hacha de una sola hoja carente de ojo de ástil. 60 23. Azadas-hacha 23.1. Azada-hacha de hierro (inv. 37516). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 22,8 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 10,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 5,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, manteniendo un grosor estable de unos 3 cm. en prácticamente todo su recorrido. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 6,5 cm. de longitud, está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 6,5 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 3 cm. de diámetro. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. 23.2. Azada-hacha de hierro (inv. 5936). Procedencia: Necrópolis oriental - Zona del Silo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 30 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 17 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,3 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3,3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 10 cm. de longitud, está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 3 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 3,8 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 2,5 cm. de diámetro. Comentario: El hallazgo del ejemplar en un contexto funerario quizá responda al uso agrícola del mismo, desenvolviendose éste muy probablemente con posterioridad al momento de abandono del mismo. 23.3. Azada-hacha de hierro (inv. 13392). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 21,8 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 11 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 2,2 cm. ya inmediato al extremo correspondiente al filo, donde por espacio de 1 cm. se reduce hasta los 2 cm. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,8 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 10 cm. de longitud, está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 4,9 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,8 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 3,2 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 2,2 cm. de diámetro máximo. 61 Comentario: Ésta es una de las dos azadas halladas en el curso de las excavaciones de la conocida como Casa del Mitreo. Junto a las mismas y en relación a un destino semejante, fue hallado también el pico descrito con el número 25.1 de nuestro catálogo. Sobre a la presencia de instrumentos agrícolas en la Casa del Mitreo, véase el apartado correspondiente a la misma dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados. 23.4. Azada-hacha de hierro (inv. 17148). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 28 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 14 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,7 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3,3 cm. en el extremo correspondiente al filo, donde presenta algunas pérdidas ya en su extremo final, en uno de sus laterales. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,3 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 10 cm. de longitud, está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 2,8 cm. de su arranque hasta alcanzar los 5,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 3,2 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 2,7 cm. de diámetro. Comentario: La pieza se encuentra restaurada. Respecto al contexto de hallazgo de la pieza, véase el comentario al ejemplar precedente, así como el apartado correspondiente a la Casa del Mitreo dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados. 23.5. Azada-hacha de hierro (inv. 16819). Procedencia: Columbarios. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 33,5 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 21 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 3 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6,8 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 8 cm. de longitud, está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 3,6 cm. de su arranque hasta alcanzar los 4,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,4 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 4 cm. En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 3,5 cm. de diámetro máximo por 3,1 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las hojas. Comentario: La pieza presenta un buen estado de conservación, si bien se halla asociada a una serie de fragmentos que se han desprendido de la misma como producto de la erosión, dejando más clara su forma original como producto de su desprendimiento. 23.6. Azada-hacha de hierro (inv. 34508). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata D-1, Capa 13. Bajo pavimento de granito. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 20 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 10,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde 1 cm. en su arranque hasta alcanzar los 2,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,3 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 62 6,3 cm. de longitud, está conformada también por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado, no pudiendo determinarse su forma original exacta. Ésta va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 4,3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, manteniendo la anchura inicial de las mismas. En su interior se desarrolla un orificio elíptico de 3 cm. de diámetro máximo por 1,7 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las hojas. Comentario: El tamaño del ejemplar es muy reducido, y pese a que fue restaurado en el pasado, actualmente se ha desprendido la mayoría de la superficie asociada a dicha intervención. En fin, la hoja parece hallarse ligeramente doblada como producto quizá de un abuso en el manejo de la pieza antes de su abandono. 23.7. Azada-hacha de hierro (inv. 35013). Procedencia: Proserpina - Conducción hidráulica. Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí, y compuesto por dos hojas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 25,5 cm. La primera de las hojas, dispuesta en posición horizontal y con unos 12 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma rectangular, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho rectángulo mantiene hasta su terminación una anchura media de unos 3,4 cm. La sección de la hoja es también rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 3,2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La segunda de las hojas, en posición vertical y con unos 10,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con uno de los lados mayores levemente cóncavo y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Ésta va ensanchándose desde los 3 cm. de su arranque hasta alcanzar los 8,3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los en torno a 3,5 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de las hojas, aumentando la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 4 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de unos 3 cm. de diámetro. La consolidación de una serie de concreciones a su interior impide apreciar su oquedad interna. Comentario: Según la información aportada por la ficha manual, la pieza se localizó en la “zona del canal, a 4,3 m. de la parte alta y 1,6 de la boca de salida”, añadiéndose: “La pieza fue hallada con motivo de las prospecciones geofísicas llevadas a cabo por María del Carmen Hernández y Jesús García-Morant, de la escuela de topografía. Dicha prospección tenía por objeto presentar sus resultados en las XXV Jornadas de Geofísica y Teledetección aplicadas a la Arqueología, y contó con la supervisión de José María Álvarez”. En cualquier caso, podría no estar relacionada con la conducción o su mantenimiento, y sí más bien con la explotación agrícola del entorno. 24. Azadas 24.1. Azada de hierro (inv. 37508). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una hoja y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 32,5 cm. La hoja, dispuesta en posición horizontal y con unos 28 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados correspondientes a su base y su filo levemente convexos. Dicho trapecio va estrechándose desde los 18,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 9 cm. en el extremo correspondiente al filo. El ojo de ástil se prolonga a partir de la hoja hacia una de sus caras, estando desplazando su eje en ángulo oblicuo respecto a la misma. Éste se halla conformado por una lámina de uno 3 cm. de anchura por 1 cm. de grosor que se dobla sobre sí para cerrarse en un aro bajo la forma de un círculo regular de unos 6 cm. de diámetro. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. Debido a sus dimensiones, más que como una azada podríamos definir el objeto como un azadón. 63 24.2. Azada de hierro (inv. 35993). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Sector E-1 F-1 C-12. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una hoja, un corto talón y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 20 cm. La hoja, dispuesta en posición horizontal y con unos 14,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,3 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo. En el extremo opuesto a la hoja se dispone el talón, que presenta forma de pirámide truncada, hallándose conformado por un cuadrado regular de 2,5 cm. de anchura que disminuye de grosor hacia su exterior para rematar en un rectángulo de 2 cm. de anchura por 1,5 cm. de grosor. El ojo de ástil se prolonga a partir de los dos elementos descritos, aumentando su anchura inicial por ambos lados hasta alcanzar los 4 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 3,2 cm. de diámetro. Comentario: Nos hallamos ante la única azada que puede definirse estrictamente como tal en las colecciones del Museo, careciendo como carece de la hoja vertical con la que se hallan dotadas en el extremo opuesto al de la hoja horizontal todas las restantes. 25. Picos 25.1. Pico de hierro (inv. 17147). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una hoja, una punta y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 27,4 cm. La hoja y la punta se disponen en torno al ojo de ástil adoptando una forma arqueada. La hoja en cuestión, dispuesta en posición horizontal y con unos 12,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 2,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 1,7 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La punta, con unos 12,5 cm. de longitud, presenta la forma de un vástago de sección cuadrangular. Éste va adelgazándose paulatinamente desde los 2 cm. de anchura por 1,5 cm. de grosor en la zona de su arranque hasta constituir la punta en cuestión en su extremo final. El ojo de ástil se prolonga a partir de la hoja y la punta, aumentando el grosor inicial de éstas por ambos lados hasta alcanzar los 2,2 cm. de altura. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 2,3 cm. de diámetro. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: Respecto al contexto de hallazgo de la pieza, véase el comentario a la azada-hacha 23.3 de nuestro catálogo así como el apartado correspondiente a Casa del Mitreo, dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados. 26. Legones 26.1. Legón de hierro (inv. 7793). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una hoja y una espiga de enmangue. Mide una longitud máxima de 19,5 cm. La hoja presenta una forma de placa rectangular, dispuesta en sentido horizontal y con 4,8 cm. de altura, de cuyos extremos superiores surgen sendas protuberancias: la izquierda es de mayor tamaño, mostrando la forma de un semicírculo irregular de 1,8 cm. de diámetro; y la derecha de menor tamaño, en forma de triángulo con uno de sus lados alineados con el lateral de la hoja y 1,3 cm. de base por 1 cm. de altura. La espiga de enmangue está unida a la hoja por un clavo del que se aprecia una gruesa cabeza circular de unos 1,5 cm. de diámetro en la cara principal de aquella. La espiga en cuestión presenta la forma de un semicírculo apuntado en la zona de unión con la hoja, proyectándose hacia el exterior por medio de una lámina que va disminuyendo de anchura desde los 2 cm. de su inicio hasta los 0,7 cm. de su terminación. En su recorrido y tras un tramo inicial de 1,5 cm. en que corre paralela a la vertical de la hoja, se inflexiona en ángulo recto hacia una de las caras de esta última, desarrollándose por espacio de 6,2 cm. hasta el momento de su conclusión. Comentario: Se trata de la única pieza asociada a este tipo dentro de las colecciones del Museo. Ningún indicio acude en ayuda de la determinación de su contexto de hallazgo, si bien, debido al hecho 64 de que fue ingresada desde el Almacén del Teatro romano, debe pensarse que se trata de alguno de los materiales excavados en la ciudad entre 1910 y 1936. 27. Cepillos de carpintero 27.1. Cepillo de carpintero de hierro (inv. 23030). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 26 cm. Está definido por una única pieza integrada por una hoja central flanqueada por sendos mangos en sus extremos. La hoja, de unos 12,5 cm., está conformada por una lámina alargada con uno de sus laterales recto y el opuesto levemente curvado. El lateral curvado, con unos 0,3 cm. de grosor, va adelgazándose hasta constituir el filo, situado en el lateral recto. A los dos lados de la hoja, ésta continúa hasta la conclusión de la pieza mediante sendos conos truncados, que pasan a adaptar el perfil plano de aquella a la sección circular propia de éstos de una manera progresiva. Ambos arrancan con 1 cm. de grosor, aumentando en un caso por espacio de unos 7 cm. hasta alcanzar los 1,5 cm. de diámetro en el momento de su terminación y en el otro por espacio de unos 6,5 cm. hasta alcanzar un idéntico diámetro. Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Hallado en un contexto que en época romana fue eminentemente funerario, es posible que obedezca, como otros útiles agrícolas hallados en el mismo lugar, a un uso agrícola del mismo posterior al abandono de la necrópolis. 28. Hoces 28.1. Hoz de hierro (inv. 345). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y mango. Mide una longitud total de 13,2 cm. La hoja está conformada por una lámina de 7 cm. de longitud que adopta una forma curvada, arrancando con una anchura de 1,2 cm. que disminuyen paulatinamente hasta alcanzar los 0,7 cm. en el momento de su fractura, ya próxima a su terminación. Uno de sus laterales conserva el canto, mientras que el opuesto se adelgaza hasta constituir el filo. El mango se inicia a partir de la lámina misma de la hoja, ampliando paulatinamente su grosor a 2 cm. de su inicio al tiempo que reduce su anchura por el lado correspondiente al filo mediante un frente de perfil en forma de cuarto de círculo. Éste consiste en un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, doblado sobre sí en su extremo final para adoptar una forma anillada de 1,2 cm. de diámetro, dispuesta horizontalmente respecto al sentido de la hoja. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. 28.2. Hoz de hierro (inv. 5970). Procedencia: Necrópolis oriental - Zona del Silo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 20,5 cm. La hoja está conformada por una lámina de 17 cm. de longitud que adopta una forma curvada, arrancando con una anchura de 1 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar los 1,9 cm. en su área central, volviendo a disminuir desde este momento hacia la punta, que se halla fracturada en su extremo final. Así mismo, la hoja presenta en el lateral externo un grosor de 0,5 cm. que va disminuyendo progresivamente hasta constituir el filo en el lateral opuesto. La espiga de enmangue se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformada por una lámina de 4 cm. de longitud que, partiendo de 1 cm. de anchura, va adelgazándose hasta alcanzar en el momento de su terminación los 0,7 cm. Comentario: La pieza se halla bastante completa a falta de una porción difícil de determinar en el área de la punta y quizá también parte de la espiga de enmangue. Como otros útiles agrícolas, procede de un área de necrópolis, estando por lo tanto posiblemente relacionada con un uso posterior de la misma. 28.3. Hoz de hierro (inv. 6393). Procedencia: Casa de Luís Díez. 65 Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por parte de la hoja y mango. Mide una longitud total de 12 cm. La hoja está conformada por una lámina de 6,5 cm. de longitud que adopta una forma curvada, arrancando con una anchura 0,8 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar los 1,2 cm. en el momento de su fractura. El mango se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformado por una lámina de 5,5 cm. de longitud que mantiene hasta su extremo exterior una anchura media de 0,5 cm., terminando en una serie de protuberancias. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194730. La pieza presenta un formato muy reducido que impide asegurar su uso agrícola convencional. Quizá deba achacársele por ello una labor más próxima al mundo de la viticultura o la jardinería, donde haría las veces de cuchillo especializado, si no incluso del ámbito lúdico, donde funcionara como juguete de representación realista. Por lo demás, las protuberancias sitas al extremo de su mango podrían ser consecuencia de la presencia en el mismo de una terminación de forma esférica o algún otro elemento destacado y al que se le atribuyese una función de tope o sujeción. 28.4. Hoz de hierro (inv. 7023). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos unidos entre sí y compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 21,6 cm. La hoja está conformada por una lámina de 17 cm. de longitud que adopta una forma curvada, arrancando con una anchura de 1,5 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar los 3,2 cm. en su área central, volviendo a disminuir desde este momento hacia la punta. La espiga de enmangue se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformada por un vástago de sección circular de 5,5 cm. de longitud que mantiene hasta su extremo final una anchura media de 1,5 cm. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194831. Hallado en el mismo contexto que toda una serie de objetos de hierro, así como de unos significativos desechos vítreos, nos mostramos ante el presente ejemplar con la incertidumbre de si intervino junto a las otras piezas en un taller de vidrio o de si en realidad pertenece a un nivel diferente, estando asociado con un uso agrícola del lugar posterior al de la destrucción del taller en cuestión, al parecer acaecida en el Siglo IV. 28.5. Hoz de hierro (inv. 11799). Procedencia: Alcazaba. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí y compuesto de hoja y parte de la espiga del enmangue. Mide una longitud total de unos 15,5 cm. La hoja está conformada por una lámina de unos 13 cm. de longitud que adopta una forma curvada, arrancando con una anchura de 1 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar los 2,5 cm. en su área central, volviendo a disminuir desde este momento hacia la punta. Esta última se halla fracturada en su extremo final, y por espacio de unos 3,5 cm. hasta su conclusión se conserva en un fragmento independiente. La espiga de enmangue se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformada por una lámina dispuesta en sentido transversal al de la hoja y que en el momento de su inicio se dobla en ángulo de 45º respecto a la misma para ir estrechándose paulatinamente hacia su extremo, alcanzando en el momento de su fractura los 3 cm. de longitud. Comentario: La forma adoptada por la espiga de enmangue parece indicar que el mango en cuestión se hallaría dispuesto en un ángulo de 45º respecto a la hoja, algo quizá destinado a poder hacer un mejor uso del objeto en sentido horizontal. Por lo demás, el contexto de hallazgo del ejemplar nos lleva a asociarlo con el uso agrícola al que se destinó el recinto de la Alcazaba ya en época moderna, y al cual se vinculan otras piezas halladas en la misma. 28.6. Hoz de hierro (inv. 23015). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. 30 31 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1949, pág. 25. 66 Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y del mango. Mide una longitud total de 12,7 cm. La hoja está conformada por una lámina de 7,5 cm. de longitud que adopta una forma curvada, arrancando con una anchura de 0,9 cm. que aumenta progresivamente hasta alcanzar a los 2 cm. los 1,4 cm. Esta anchura se mantiene de manera uniforme por espacio de unos 6 cm., a partir de los cuales y durante su tercio final va adelgazándose progresivamente hacia la punta, que se halla fracturada en su extremo. Así mismo, la hoja presenta en el lateral externo un grosor de 0,2 cm. que va disminuyendo progresivamente hasta constituir el filo en el lateral opuesto. El mango se desarrolla a partir de la hoja, tras una pequeña inflexión de la misma en su cara interna, hallándose conformado por un vástago de sección circular irregular y 0,5 cm. de diámetro que se desarrolla por espacio de 4 cm. hasta el momento de su fractura. Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. El formato de la presente pieza parece muy reducido en comparación con el de los ejemplares de uso verdaderamente agrícola. De este modo y de cara a su interpretación funcional, nos remitimos al comentario del ejemplar 28.3 de nuestro catálogo. 29. Podones 29.1. Podón de hierro (inv. 10600). Procedencia: Caminillo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y el mango de la misma. Mide una longitud total de 31,5 cm. La hoja está conformada por una lámina de 23 cm. de longitud que adopta una forma levemente curvada, manteniendo hasta el momento de su fractura una anchura media de entre 4,5 y 5 cm. El mango se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformado por un vástago de 8,7 cm. de longitud que, partiendo de una sección rectangular con una anchura de 1 cm. y un grosor de 0,8 cm., va aumentando paulatinamente hasta alcanzar en su terminación una sección cuadrada de 1,4 cm. de anchura. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. Pese a la falta de concreción sobre su procedencia, es posible que el caminillo al que se alude en ella se situara en un área intermedia entre los Columbarios y el sector del Silo de la Necrópolis Oriental. De ser así y como en otros casos, nos encontraríamos con piezas quizá depuestas en el lugar en un momento posterior al del abandono de las necrópolis romanas, cuando comenzara a explotarse agrícolamente el espacio ocupado por sus primitivas áreas de expansión. 29.2. Podón de hierro (inv. 10606). Procedencia: Caminillo. Descripción: Fragmento de podón, correspondiente a la hoja de la misma. Mide una longitud total de 17 cm. La hoja está conformada por una lámina que en uno de los laterales conserva el canto, el cual se adelgaza paulatinamente hasta constituir el filo en el opuesto. En su recorrido, la lámina mantiene una anchura uniforme de 5 cm. por espacio de unos 10 cm., momento en el cual comienza a reducirla al tiempo que se curva hacia la punta, orientada hacia el lateral correspondiente al filo. En el extremo opuesto, la hoja va reduciendo su grosor por espacio de 1 cm. en el lado correspondiente también al filo para iniciar una gruesa espiga de enmangue de en torno a unos 4 cm. de anchura, fracturada en su mismo arranque. Comentario: En relación al contexto de hallazgo de la pieza, véase el comentario a la entrada precedente. 30. Rejas de arado 30.1. Reja de arado de hierro (inv. 30126). Procedencia: Desconocido (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 24 cm. Está conformado por un grueso vástago de sección rectangular que presenta en su parte intermedia 3 cm. de anchura por 2,1 cm. de grosor. Dicho vástago se dobla en ángulo oblicuo a 8,7 cm. de su terminación por uno de sus extremos, sufriendo primero un engrosamiento con el que, transcurrido 1 cm., alcanza los 3,8 cm. de anchura, y procediendo a continuación a reducir su anchura y grosor hasta terminar en punta. En el extremo opuesto, el vástago disminuye igualmente en anchura y grosor hasta terminar en punta, pro- 67 cediendo a doblarse a 2,5 cm. de su final en ángulo recto antes de concluir en la punta en cuestión. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: La interpretación de la pieza como reja de arado, ya realizada en el momento de su catalogación e inventariado, condicionó su inclusión en el discurso expositivo del Museo, hallándose expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. 30.2. Reja de arado de hierro (inv. 13337). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 23,2 cm. El fragmento principal está conformado por un vástago de sección rectangular de 13,5 cm. de longitud, 1,5 cm. de anchura y 1,2 cm. de grosor, que en su extremo final concluye en una hoja de forma lanceolada. Ésta se desarrolla sin solución de continuidad, haciendo reducir el grosor del vástago paulatinamente hacia su terminación al tiempo que lo ensancha hasta su mitad para alcanzar los 5,2 cm. de anchura, momento en el que comienza a disminuir también hacia la punta. En el extremo opuesto, el vástago se dobla sobre sí, adelgazándose para adoptar la forma de una lámina que en su desarrollo adquiere un perfil en forma de gancho. Comentario: El ejemplar cuenta con claros paralelos tipológicos que nos hacen aseverar para el mismo su uso como reja de arado. La punta lanceolada sería la que efectuara en tal caso el surco en la tierra, mientras que en el extremo opuesto, la lámina en forma de gancho facilitaría la sujeción de la pieza al arado en cuestión. En relación a la presencia de instrumentos agrícolas en la Casa del Mitreo, véase el apartado correspondiente a la misma dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados. 31. Cencerros 31.1. Cencerro de hierro (inv. 2174). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de caja de resonancia y puente. Mide una altura máxima de 15 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada en su base y circular en su parte superior. Frontalmente, va decreciendo desde los 11 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 9 cm. de anchura, punto en el que adopta una forma de media esfera rebajada. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 6 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en el círculo que sirve de base a la media esfera ya mencionada. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido a su cierre parte del puente. Así mismo, tanto al interior como al exterior, el extremo superior del ejemplar presenta sendos orificios de sección circular. La pieza muestra múltiples concreciones. 31.2. Cencerro de hierro (inv. 2175). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia y badajo. Mide una altura máxima de 14,3 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, mantiene estable una anchura de 9 cm. hasta que en su tercio superior comienza a decrecer muy levemente para alcanzar los 6 cm. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 6 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia se aprecia, apoyado en una de las paredes, un vástago de sección circular y unos 0,8 cm. de diámetro. La pieza muestra múltiples concreciones, tanto al exterior como al interior, llegando en este último punto a obstruir casi completamente la caja de resonancia e impidiendo la observación de la continuación del vástago dispuesto a su interior. Paralelamente y en su superficie externa, denota una presencia puntual de óxido de bronce. Comentario: El vástago conservado al interior de la pieza se corresponde sin lugar a dudas con restos del badajo que percutía la caja de resonancia. 68 31.3. Cencerro de hierro (inv. 2176). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia, parte del puente y hombro. Mide una altura máxima de 18 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo desde los 12,5 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 10 cm. de anchura. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 5,5 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo el arranque del puente. En la parte superior de la caja de resonancia, se dispone así mismo parte el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular y 2 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco rebajado. La pieza muestra múltiples concreciones. 31.4. Cencerro de hierro (inv. 2177). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia y puente. Mide una altura máxima de 10,5 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo desde los 8 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 6,5 cm. de anchura. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 5,3 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 2,5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo parte del puente, bajo la forma de una anilla sobre la que se cierra una pieza en forma de cáncamo conformada por un vástago de sección circular. Así mismo, tanto al interior como al exterior, la parte superior del ejemplar presenta sendos orificios de sección circular. La pieza muestra múltiples concreciones, así como una presencia puntual de óxido de bronce. Comentario: La anilla situada en el interior del ejemplar ha de asociarse sin lugar a dudas al puente mediante el que se sustentaba el badajo, mientras que los dos orificios de su cierre superior habrían estado vinculados a su asa de sustentación, no pudiendo determinarse si ésta estuvo confeccionada en metal o en una materia más perecedera, como la cuerda, caso este último que podría justificar su desaparición. 31.5. Cencerro de hierro (inv. 2178). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia, puente y badajo. Mide una altura máxima de 9,5 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo desde los 7,5 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 6,5 cm. de anchura. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 4,3 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 2 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo parte del puente, bajo la forma de un vástago transversal de cuyo centro surge una pequeña protuberancia de sección circular. Igualmente, en la boca de la caja de resonancia aparece adherido a uno de los laterales menores un elemento compuesto por dos láminas dobladas para constituir sendos tubos introducidos el uno dentro del otro, el mayor de en torno a 1 cm. de diámetro y el menor de en torno a 0,5 cm. La pieza muestra múltiples concreciones, así como una presencia puntual de óxido de bronce, tanto en su exterior como en su interior. Comentario: La presencia de restos de óxido de bronce es algo que puede percibirse en otros ejemplares. Sin embargo, en el presente ejemplar resulta más masiva, y casi da la impresión en ciertos casos de constituir un revestimiento de la pieza. En otro orden de cosas, el elemento dispuesto al fondo de la caja de resonancia, es sin lugar a dudas un resto fragmentado del puente mediante el que se sustentaba el badajo. Así mismo los tubos adheridos a uno de los laterales internos son restos de este último. 69 31.6. Cencerro de hierro (inv. 13698). Procedencia: Casa del Anfiteatro. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia y hombro. Mide una altura máxima de 15 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, mantiene estable una anchura de 8,5 cm. hasta que en su tercio superior comienza a decrecer muy levemente hasta alcanzar los 8 cm. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 6,5 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido a su cierre un vástago vertical. En la parte superior de la caja de resonancia se dispone el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular y 1,5 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco rebajado. El ejemplar muestra múltiples concreciones, así como una presencia muy puntual de óxido de bronce, tanto en su exterior como en su interior. 31.7. Cencerro de hierro (inv. 15507). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa) Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que unen entre sí y compuesto de caja de resonancia, puente y hombro. Mide una altura máxima de 20 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección rectangular. Frontalmente, va decreciendo desde los 12 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 8 cm. de anchura. Por su parte, el rectángulo interno mantiene una profundidad estable de unos 6 cm. hasta que a 3 cm. de su cierre va decreciendo para adoptar un perfil con los extremos menores redondeados. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo parte del puente, bajo la forma de una anilla conformada por un vástago de sección circular y orientada en paralelo a los lados menores del rectángulo interno. En la parte superior de la caja de resonancia se dispone el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular y 1,5 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco rebajado. El ejemplar muestra múltiples concreciones, así como una presencia muy puntual de óxido de bronce, tanto en su exterior como en su interior. Comentario: La presente pieza, entregada al Museo en 1972, hace declarar en el Libro de Registro su procedencia como dudosa. 31.8. Cencerro de hierro (inv. 23014). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de caja de resonancia, puente y hombro. Mide una altura máxima de 16,3 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo desde los 10,8 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 9 cm. de anchura. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 7,5 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 2,5 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo parte del puente, bajo la forma de una anilla conformada por un vástago de sección circular y orientada en paralelo a los lados menores del rectángulo interno. En la parte superior de la caja de resonancia se dispone el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular y 1,3 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco rebajado. El ejemplar muestra múltiples concreciones, así como una presencia muy puntual de óxido de bronce, tanto en su exterior como en su interior. Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Se trata de uno de los ejemplares mejor conservados dentro del presente tipo en las colecciones del Museo. No obstante, hemos de advertir que su cronología ha de ser posiblemente postromana, dado que su contexto de hallazgo, un área de necrópolis romana, haría extraña, aunque no imposible, la presencia de ganado en su momento de uso. 31.9. Cencerro de hierro (inv. 25067). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 9-A. 70 Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto únicamente de caja de resonancia. Mide una altura máxima de 8 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil levemente prismático y una sección ovalada. Frontalmente, va decreciendo desde los 6 cm. de la base hasta alcanzar en su parte superior los 4,5 cm. de anchura. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 5 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 2 cm. de profundidad. La pieza muestra múltiples concreciones, tanto en su exterior como en su interior. Comentario: Pese a que las múltiples concreciones presentes en el ejemplar no permiten aseverarlo, en su interior podría quizá adivinarse algún elemento que podría haber formado parte del puente o aún incluso del badajo de la pieza. 31.10. Cencerro de hierro (inv. 35086). Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1984. Sector E-2, Capa VI. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí, y compuesto por parte de la caja de resonancia, puente y hombro. El fragmento principal mide una altura máxima de 10,5 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil rectangular y una sección ovalada. Ha perdido aproximadamente la mitad de la boca y una notable porción de sus paredes. Frontalmente, muestra en la porción conservada una anchura máxima de 7,5 cm. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con 4 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 2 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo parte del puente, bajo la forma de una anilla. En la pate superior de la caja de resonancia se dispone así mismo parte del arranque del hombro, conformado por una lámina de sección rectangular doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco semicircular. La pieza muestra múltiples concreciones. Comentario: Entre los restantes fragmentos que componen la pieza, por lo general con muchas concreciones y altamente informes, podrían contarse restos de las paredes e incluso del badajo. 31.11. Cencerro de hierro (inv. 31345). Procedencia: Villa romana de Torreáguila. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que une entre sí y compuesto por parte de la caja de resonancia y del puente, así como del hombro. Mide una altura máxima de 13 cm. La caja de resonancia está conformada por una lámina que se dobla sobre sí para adoptar un perfil rectangular y una sección ovalada. Ha perdido aproximadamente la mitad de la boca y una notable porción de sus paredes. Frontalmente, muestra en la porción conservada una anchura máxima de 8 cm. Por su parte, el óvalo interno se inicia en el extremo correspondiente a su apertura con unos 5,5 cm. de profundidad, mientras que en el momento de su cierre ha pasado a transformarse en un rectángulo con los extremos menores redondeados y 4 cm. de profundidad. En el interior de la caja de resonancia, la pieza muestra adherido al fondo el arranque del puente. En la parte superior de la caja de resonancia, se dispone así mismo parte el hombro, conformado por una lámina de sección rectangular y 1,5 cm. de anchura doblada sobre sí para constituir una suerte de asa en forma de arco rebajado. La pieza muestra múltiples concreciones. Comentario: Por los escasos restos conservados del puente, éste se asemejaba al de otras piezas analizadas, hallándose constituido por una anilla de sección rectangular. No es de extrañar el hallazgo de un ejemplar como el presente en la villa de Torreáguila, donde han sido localizados otros restos de aperos agrícolas, entre ellos algunos interesantes ejemplares de herraduras que deben datar ya del periodo tardoantiguo. 32. Peines de cardar 32.1. Peine de cardar de hierro (inv. 14145). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 19,8 cm. Está conformado por una placa rectangular de 11,3 cm. de longitud por 5,5 cm. de anchura media, de tres de cuyos ángulos 71 surgen tres láminas enfiladas con los lados menores del rectángulo del que parten. Dichas láminas miden una anchura media de 0,6 cm., presentando la conservada aislada en uno de los frentes mayores de la placa 7,5 cm. de longitud máxima, y en el frente opuesto, la correspondiente a la prolongación de la anterior, 4 cm., así como la correspondiente al ángulo restante 6,5 cm. En el límite de los lados mayores de la placa, se aprecian una serie de breves incisiones transversales al mismo, y más concretamente en la mitad correspondiente al lado menor a partir del cual se prolongan enfrentadas dos de las láminas descritas. La pieza muestra una serie de concreciones, especialmente concentradas en la parte de la placa en la que no se observan las incisiones transversales. Comentario: Podemos verificar la segura identificación del objeto con un peine de cardar, no sólo gracias a su forma general, que habría que completar con una cuarta lámina en el ángulo en el que ésta no se conserva, sino muy especialmente gracias a las incisiones presentes en los lados mayores de la placa, restos sin duda del arranque de las púas que, enmarcadas lateralmente por las láminas señaladas, servirían para recoger la materia lanar que tenían el objeto de cardar. Por lo demás y pese a que el contexto de hallazgo de la pieza nos resulta desconocido, ésta debió de hacer pareja con el otro peine de cardar descrito en nuestro catálogo, o al menos así lo haría intuir la correlación de sus números de inventario. 32.2. Peine de cardar de hierro (inv. 14146). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud máxima de 21,4 cm. Está conformado por una placa rectangular de 12,5 cm. de longitud por 7,7 cm. de anchura media, de cuyos ángulos surgen cuatro láminas enfiladas con los lados menores del rectángulo del que parten. Dichas láminas miden una anchura media de 1 cm., presentando las dos de uno los frentes mayores de la placa 5 y 4,2 cm. de longitud máxima respectivamente, así como las del frente opuesto, 3 y 8,5 cm. respectivamente. Aproximadamente en el centro del primero de estos lados mayores se aprecia una protuberancia, mientras que surgiendo del lado opuesto y a 3,5 cm. de la lámina de longitud mayor, surge paralela a esta última un vástago de sección cuadrada con 3,2 cm. de longitud máxima y 0,7 cm. de anchura. El segundo de los fragmentos de la pieza, consiste en el simple desprendimiento de las concreciones adheridas a una de las caras de la placa del fragmento principal, presentando un perfil irregular y midiendo 8,3 cm. de longitud máxima por 7,9 cm. de anchura máxima. Comentario: En general remitimos al lector al comentario de la entrada precedente. Más particularmente, en el presente ejemplar se aprecia como aspecto singular la existencia de un vástago y el posible arranque de otro hacia aproximadamente la mitad del recorrido de los lados mayores de la placa. Éstos podrían haber consistido quizá en simples refuerzos de las púas del peine, dado que ante la existencia de una longitud mayor en las series dispuestas a ambos lados de la pieza, habrían sido propensas a partirse con mayor facilidad que en un ejemplar de menor tamaño, como el descrito en la anterior entrada. 33. Espuelas 33.1. Espuela de hierro (inv. 29481). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 13,6 cm. El arco está conformado por un vástago de sección circular y 0,6 cm. de diámetro medio doblado para trazar un semicírculo peraltado que en su base, levemente abierta hacia su exterior por ambos extremos, alcanza una anchura máxima de 11 cm. A unos 4 cm. de su terminación por ambos extremos, el vástago en cuestión disminuye levemente de grosor hasta alcanzar los 0,4 cm. de diámetro, momento en el que se prolonga mediante dos placas elípticas de 2 cm. de diámetro máximo por 1,6 cm. de diámetro mínimo, orientadas hacia el exterior del semicírculo mediante sendos ángulos oblicuos. Cada una de las mencionadas placas, muestra alineados con sus lados mayores dos orificios oblongos, de los cuales, uno de los dos presentes en una de las placas se encuentra obstruido por concreciones. De aproximadamente el centro del arco emerge la punta bajo la forma de un vástago transversal de sección circular, que por espacio de 5,5 cm. va disminuyendo desde los 0,7 cm. de anchura de su base hasta su terminación. 72 Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. Se trata de una de las más complejas dentro del grupo que por su tipología es susceptible de ser adscrita a un periodo cronológico más temprano, incluyendo el romano. 33.2. Espuela de hierro (inv. 29901). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 16 cm. El arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo peraltado y algo apuntado, que en su base alcanza una anchura máxima de 8,5 cm. La lámina muestra de perfil una forma de dos medias lunas que confluyen en el centro de la pieza, aumentando desde 1 cm. de anchura en su base hasta alcanzar hacia el centro de cada mitad los 2,6 cm., punto en el que comienzan a disminuir nuevamente hasta alcanzar en el centro de la pieza los 2 cm. de anchura. Del centro del arco en cuestión emerge la punta, bajo la forma de un largo vástago transversal de sección circular y 9 cm. de longitud, que por espacio de 6,5 cm. va aumentando desde los 0,8 cm. de anchura de su base hasta alcanzar 1 cm. en el momento en el que, próxima a su final, culmina en una punta engrosada de forma cónica, que presenta 1,5 cm. de diámetro en su base y se prolonga por espacio de 2,5 cm. hasta su terminación. El arco culmina en uno de los extremos de su base en una anilla de 1,8 cm. de diámetro, mientras que en el extremo opuesto presenta una fractura justo en el mismo punto, mostrando por ende una lámina de perfil circular algo irregular y unos 2 cm. de diámetro que surge de su lateral externo para avanzar sobre la porción fracturada. Comentario: Nos hallamos ante uno de los ejemplares de espuelas más destacados de los conservados en las colecciones del Museo, tanto por su tamaño como por la complejidad de su forma. La punta está muy desarrollada, mientras que a los extremos de su arco la anilla conservada, a la que debió de acompañar otra perdida en el extremo opuesto, hubo de servir para fijar la pieza al pie del jinete. En el extremo en el que tal anilla ha desaparecido, la placa visible no parece sin embargo encontrar un correlato en el otro lateral, por lo que podría conjeturarse que consistió en un adorno con el que camuflar el sistema de sujeción en el flanco en el que era visible por aquellos que contemplaran al jinete montado. En función de su aspecto formal, la cronología del ejemplar debe no obstante de alejarse ya de la época romana, pudiendo remontarse a la Edad Media o incluso ya a la Edad Moderna. 33.3. Espuela de hierro (inv. 29902). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 11 cm. El arco está conformado por un vástago de sección circular doblado para trazar un semicírculo peraltado, que en su base alcanza una anchura máxima de 11,5 cm. La lámina va aumentando desde su base, que termina en punta por ambos extremos, hasta el centro, donde alcanza los 0,6 cm. de anchura. De aproximadamente su centro emerge la punta, bajo la forma de un segundo vástago transversal de sección circular, que por espacio de 2,1 cm. va disminuyendo desde los 0,7 cm. de su base hasta su terminación. Cerca de uno de los extremos del arco, éste muestra adherida una anilla constituida por un vástago de sección circular que, orientadas hacia el interior del semicírculo de la espuela, presenta sendas placas romboidales de 1,7 cm. de longitud por 1,2 cm. de anchura, conformadas por una lámina doblada sobre su centro. Comentario: El elemento adherido a uno de los extremos de la espuela, podría en principio de consistir en algún sistema de fijación de la misma al jinete, si bien por su forma podría también tratarse de un simple aplique de carácter ornamental. 33.4. Espuela de hierro (inv. 29949). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 3,5 cm. El arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo rebajado que en su base alcanza una anchura máxima de 5,8 cm. La lámina mantiene una anchura media regular de unos 0,5 cm. De su centro emerge la punta bajo la forma de un corto vástago transversal de sección rectangular, que por espacio de 1,1 cm. va disminuyendo desde los 0,4 cm. de anchura de su base hasta su terminación. 73 33.5. Espuela de hierro (inv. 29951). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 8,5 cm. El arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo que en su base alcanza una anchura máxima de 7,2 cm. La lámina va aumentando desde su base, que termina en punta por ambos extremos, hasta el centro, donde se ha transformado en un vástago de sección rectangular y 0,6 cm. de anchura. De aproximadamente su centro emerge la punta, bajo la forma de un largo vástago transversal de sección rectangular, que por espacio de 5,5 cm. va disminuyendo desde los 0,9 cm. de anchura máxima de su base hasta su terminación. 33.6. Espuela de hierro (inv. 29952). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 16,4 cm. El arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo peraltado y algo apuntado, que en su base alcanza una anchura máxima de 8,9 cm. La lámina muestra de perfil una forma de dos medias lunas que confluyen en el centro de la pieza, aumentando desde 1 cm. de anchura en su base hasta alcanzar hacia el centro de cada mitad los 2,7 cm., punto en el que comienzan a disminuir nuevamente hasta alcanzar en el centro de la pieza los 2 cm. de anchura. Del centro del arco en cuestión emerge la punta, bajo la forma de un largo vástago transversal de sección circular y 9,3 cm. de longitud, que por espacio de 6,5 cm. va aumentando desde los 0,6 cm. de anchura de su base hasta alcanzar 0,9 cm. en el momento en el que, próxima a su final, culmina en una punta engrosada de forma cónica, que presenta 1,6 cm. de diámetro en su base y se prolonga por espacio de 2,7 cm. hasta su terminación. El arco culmina en uno de los extremos de su base en una anilla de 1,8 cm. de diámetro, prolongada con una suerte de protuberancia informe por espacio de 1 cm. más, mientras que en el extremo opuesto presenta una continuación de la placa del arco, a la que se superpone en paralelo un disco de 2 cm. de diámetro, unida a la placa anterior por medio de sendas porciones de metal de sección informe que disponen entre el disco y la placa en cuestión un orificio de forma rectangular de 1,8 cm. de longitud por 0,5 de anchura . Comentario: La pieza resulta muy similar a la descrita en la entrada 33.2, pudiendo incluso ser pareja de la misma, por lo que nos remitimos al comentario de tal espuela. En todo caso, el presente ejemplar se encuentra algo más completo, presentando la terminación que en el otro se ha perdido. Debido a su destacada forma y su estado de conservación, el objeto fue incluido en la vitrina de la Sala II de la Planta 2 del Museo, la dedicada al territorio de la Colonia, añadiéndosele a tal efecto una tira de cuero que completara su forma y demostrara ante el espectador su función original. Sin embargo, al percibirse su cronología postromana durante la redacción del presente catálogo, fue retirada a los almacenes. 33.7. Espuela de hierro (inv. 11303). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 5,5 cm. El arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo que en su base alcanza una anchura máxima de 4,5 cm. La lámina va aumentando desde su base, que termina en punta por ambos extremos, hasta el centro, donde se ha transformado en un vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de anchura. De aproximadamente su centro emerge la punta, bajo la forma de un largo vástago transversal de sección circular, que por espacio de 1,7 cm. va disminuyendo desde los 0,7 cm. de diámetro de su base hasta su terminación. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. El ejemplar fue entregado en el Museo por el Ex-Delegado Local de Bellas Artes, declarándose en el momento de su entrega que, pese a proceder de unas excavaciones practicadas en la ciudad, se desconocía el lugar exacto de las mismas. 33.8. Espuela de hierro (inv. 7661). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de arco y punta. Mide una longitud total de 6 cm. El 74 arco está conformado por una lámina doblada para trazar un semicírculo peraltado que en su base alcanza una anchura máxima de 7,5 cm. La lámina va aumentando desde los 0,6 cm. de anchura de su base hasta alcanzar en su centro hasta 1,5 cm. Próxima a su centro presenta así mismo dos inflexiones en su recorrido de perfil semicircular, con el perfil convexo truncado, y del centro en cuestión emerge una corta lámina transversal de perfil trapezoidal, rematada en su frente superior por un contorno levemente curvado y que hace las veces de punta. Dos apéndices semicirculares de 0,7 cm. de diámetro surgen a ambos extremos de la placa que conforma el arco hacia uno de sus laterales, mostrando en sus respectivos centros sendos clavos que la atraviesan, de cabeza circular y con una corta espiga de unos 0,7 cm. de longitud. Comentario: La presente pieza es sin duda la publicada por José Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194932. El ejemplar perdió su número de inventario durante largos años, recibiendo por ello el 29950. Una vez identificado su número original como consecuencia de la labor de revisión que dio lugar al presente trabajo, se le devolvió éste. Por lo demás, en la presente espuela es interesante reseñar la conservación de los clavos que debieron de servir para su fijación al pie de jinete, así como la presencia de un apéndice en lugar de una punta. Este último podría justificar lo relajado de su forma en el hecho de que su uso estuviese destinado a un animal especialmente dócil y amaestrado, para el que un apercibimiento más severo resultara ya exagerado. 34. Bocados 34.1. Bocado de hierro (inv. 6436). Procedencia: Casa de Luís Díez. Descripción: Fragmento de bocado, correspondiente a parte de una de las camas del mismo. Mide una longitud total de 15,2 cm. Está conformado por un largo vástago de sección cuadrada que se inicia en una anilla de 1 cm. de diámetro, a la que sigue un primer tramo del vástago en cuestión. Este último arranca con 0,7 cm. de grosor y va ensanchándose en sentido transversal al desarrollo de la anilla por espacio de 7 cm. hasta alcanzar una anchura de 1,2 cm. Tras ello, el vástago recupera su grosor inicial y continúa en un largo recorrido final que, por espacio de 6,5 cm., mantiene ya un grosor medio regular. La pieza se dobla en ángulo recto por este extremo para culminar en una terminación en forma de anilla, conformada por un vástago de 0,4 cm. de grosor que se dobla sobre sí en un círculo regular de unos 1,7 cm. de diámetro. El ejemplar muestra múltiples concreciones. Comentario: El presente objeto se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194733. 34.2. Bocado de hierro (inv. 23022). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Fragmento de bocado, correspondiente a parte de una de las camas del mismo. Mide una longitud total de 7 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada que, tras un primer tramo con un inicio apuntado y que se ensancha por espacio de 1,8 cm. hasta alcanzar los 0,7 cm. de grosor, se ensancha aún más, constituyendo una placa en forma de anilla elíptica de unos 3 cm. de anchura por unos 3,2 cm. de longitud, con un orificio circular central de 1 cm. Tras ello continúa el vástago, iniciándose con un grosor de 0,4 cm. que disminuye por espacio de 2 cm. hasta los 0,3 cm. Desde ese punto pasa a doblarse sobre sí en una forma ovalada casi completa, que se proyecta en sentido transversal a la anilla con una altura de 2 cm. y una longitud de 2,5 cm. El ejemplar muestra múltiples concreciones. Comentario: El presente objeto fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Pese al muy parcial resto conservado, por comparación con los otros ejemplares conservados en el Museo puede aseverarse que nos hallamos ante el remate de uno de los extremos de una cama de bocado. Amén de ello, su contexto de hallazgo es muy cercano al del ejemplar 34.3, lo cual nos reafirma en nuestra interpretación. 32 33 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. 75 34.3. Bocado de hierro (inv. 23025). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Fragmento de bocado, correspondiente a parte de una de las camas del mismo. Mide una longitud total de 17,1 cm. Está conformado por un largo vástago de sección cuadrada que tras un primer tramo de 0,6 cm. de grosor y unos 2,2 cm. de longitud, se ensancha constituyendo una placa en forma de anilla elíptica de unos 2 cm. de anchura por unos 2,2 cm. de longitud, con un orificio central circular de 0,7 cm. Tras ello el vástago recupera su grosor inicial, ensanchándose por espacio de 4 cm. hasta alcanzar los 1,3 cm. de anchura máxima y continuando ya en un largo recorrido final que por espacio de 8 cm. mantiene un grosor medio de 0,5 cm. La pieza se dobla en ángulo recto por este extremo para culminar en una terminación en forma de anilla, conformada por una placa de unos 3 cm. de diámetro que presenta en su centro un orificio circular algo irregular y de aproximadamente 1,4 cm. de diámetro máximo. El ejemplar se halla restaurado, y sobre su superficie se percibe una presencia puntual de superficies doradas. Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. La presencia de puntuales superficies doradas en la pieza podría corresponderse con un primitivo recubrimiento de la misma. Era habitual que piezas como ésta recibiesen cierto tratamiento estético, llegando a destacar durante al Antigüedad tardía la presencia en los extremos de las camas de unos apliques ornamentados con una profusa decoración. 35. Pasarriendas 35.1. Pasarriendas de hierro (inv. 25024). Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 4-D. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en seis fragmentos que unen entre sí y compuesto por dos elementos básicos ligados el uno al otro. Unidos miden una altura máxima de unos 10 cm. El primer elemento es un bloque troncopiramidal de unos 8 cm. de altura que parte en su base con 3 cm. de anchura para ir adelgazándose hasta alcanzar los 2,8 cm. Este bloque está conformado por una lámina que se dobla cerrándose sobre sí para adoptar una sección cuadrada bastante regular, así como sellada en su extremo superior por una lámina independiente que rebasa el perfil de la pieza por este punto, aunque con un perfil difícil de determinar. El bloque muestra su interior relleno por múltiples concreciones. Por su frente posterior, cerca del extremo inferior, presenta igualmente un pequeño orificio circular. El segundo elemento, ligado al primero por su extremo superior, consiste en una gruesa anilla de 2,3 cm. de anchura por unos 9 cm. de diámetro. Ésta está conformada por una lámina que se dobla en U hacia su cara externa, flanqueando con sus brazos un baquetón retranqueado con un grosor medio de en torno a 1,5 cm. Una porción de anilla se encuentra adherida al prisma, mientras que otra está integrada por varios fragmentos que se unen partiendo de la lámina que lo remata para superponerse a la porción anterior. Comentario: Extraña formalmente la superposición de una anilla a otra, no pudiendo determinarse bien si se trata de dos anillas diferentes pero morfológicamente idénticas o de una sola anilla que, a causa de su deterioro, se ha fragmentado, fundiéndose con otros elementos del mismo objeto de tal modo que han distorsionado su relación original. La ficha del catálogo sistemático del Museo indica que podríamos hallarnos ante el remate de algún mueble. Así lo anunciaría el primero de los elementos descritos, hueco en su interior en origen y con al menos un orificio que podría estar destinado a fijar la pieza, mediante un clavo, a alguna suerte de vástago. Desde esta perspectiva, la anilla también descrita sería móvil en origen, y serviría de asidero desde el que sustentar, bien el objeto al que perteneciese la pieza, bien algún elemento del mismo, como una correa. A tal efecto, podríamos haber conjeturado que nos encontremos más específicamente ante un remate vinculado en origen a un mueble de uso doméstico destinado al asiento de una persona, como un lecho o una silla de cadera. Sin embargo y frente a esta hipótesis, nosotros estimamos que nos hallamos más bien ante un pasarriendas similar a otros localizados en la ciudad de Mérida pero elaborados en bronce. Visto de este modo, el prisma se mostraría idéntico al de tales ejemplares, mientras que los fragmentos de anilla, que podrían pertenecer a dos distintas, se cerrarían flanqueando el prisma en cuestión para permitir el paso de las riendas. 76 36. Martillos de cantero 36.1. Martillo de cantero de hierro (inv. 10133). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación del mosaico de las Hachas, muro Sur. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una cabeza percutora, una punta y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 22 cm. La cabeza percutora, con unos 8 cm. de longitud, presenta una forma levemente trapezoidal que, partiendo de una base de 4 cm. por 3,5 cm., va estrechándose hasta culminar en su extremo en un cuadrado de 3 cm. En el extremo opuesto, la punta, también con unos 8 cm. de longitud, está conformada por una forma piramidal que, a partir una base de 4 cm. por 3,5 cm., va estrechándose hasta terminar en la punta en cuestión. El ojo de ástil presenta la misma altura que el lado menor de la base de la cabeza y la punta, aumentando su anchura para alcanzar en su centro los 4,7 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 1,8 cm. de diámetro. El ejemplar muestra múltiples concreciones, en especial en el interior del ojo. 36.2. Martillo de cantero de hierro (inv. 25521). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 4-B. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por una cabeza percutora, una hoja y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 18,5 cm. La cabeza percutora, con unos 6 cm. de longitud, presenta una forma levemente trapezoidal que, partiendo de una base de 3,5 cm. por 2,8 cm., va estrechándose hasta culminar en su extremo en un rectángulo de 2,5 cm. por 2,3 cm. En el extremo opuesto, la hoja está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose desde los 4 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,2 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El ojo de ástil va disminuyendo en altura desde los 3,5 cm. del extremo correspondiente a la cabeza percutora hasta los 2,2 cm. del arranque de la hoja, aumentando su anchura para alcanzar en su centro los 5 cm. En su interior se desarrolla un orificio en forma de círculo regular de 2,5 cm. de diámetro. El ejemplar muestra múltiples concreciones, en especial en el interior del ojo, que está completamente cegado por las mismas. 37. Picos de cantero 37.1. Pico de cantero de hierro (inv. 11565). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por dos puntas y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 18,5 cm. Cada una de las puntas, con unos 8,5 cm. de longitud, está conformada por una forma piramidal que, a partir de una base de 4 cm. por 2,5 cm., va estrechándose hasta terminar en la punta en cuestión. El ojo de ástil presenta la misma altura que el lado menor de la base de las puntas, aumentando su anchura hasta alcanzar en su centro los 4,5 cm. El orificio del ojo muestra una forma elíptica de 3 cm. de diámetro máximo por 2 cm. de diámetro mínimo, disponiendo su longitud mayor perpendicular al sentido de las hojas. El ejemplar muestra múltiples concreciones, en especial en el interior del ojo. Comentario: El ejemplar, de procedencia desconocida, fue entregado al Museo por el Consejero Provincial de Bellas Artes en el año 1970. 38. Cinceles 38.1. Cincel de hierro (inv. 29907). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de unos 19 cm. La hoja, con unos 11 cm. de longitud, está conformada por un largo vástago de forma trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose paulatinamente desde 1 cm. en su arranque hasta alcanzar los 0,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,7 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El mango, tras adaptar a su anchura el de la hoja por medio de sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática, que en su frente principal va aumentando levemente su anchura desde los 1,5 cm. de su inicio hasta los 1,7 cm. de su terminación, mientras que en el frente correspondiente al perfil mantiene una grosor estable de 0,7 cm. La cabeza 77 está constituida por la misma terminación del mango, sin destacar en anchura o grosor respecto a la misma. Comentario: El presente ejemplar destaca por poder estar destinado, por contraste con el resto y al igual que el 38.5 y el 38.6, a la labra de motivos en detalle más que a un trabajo general de esculpido. 38.2. Cincel de hierro (inv. 36561). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de unos 21 cm. La hoja, con unos 12,5 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose desde los 1,8 cm. de su arranque hasta alcanzar los 1,1 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde 1 cm. de grosor en su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. El mango está compuesto por un segmento de forma prismática y unos 8 cm. de longitud, que en su frente principal mantiene una anchura estable de unos 1,5 cm., mientras que en el frente correspondiente al perfil va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 1,5 cm. en su terminación. La cabeza se conforma a partir del mango, ensanchando la anchura y el grosor del mismo por espacio de 0,5 cm. hasta constituir un cuadrado algo irregular, de 1,8 cm. de ancho. Comentario: La pieza tiene asignado su elevado número debido a que, al tratarse de un antiguo número duplicado (el 4835), hubo de recibir uno nuevo en un momento ya muy avanzado. Por lo demás, su hoja presenta una anchura de tamaño medio. 38.3. Cincel de hierro (inv. 7033). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de unos 29,5 cm. La hoja, con unos 21,5 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, manteniendo un grosor estable de en torno a 1,5 cm., hasta que a 6 cm. de su terminación va adelgazándose paulatinamente para constituir el filo. El mango está compuesto por un segmento de forma prismática y unos 7,5 cm. de longitud, que en su frente principal mantiene una anchura estable de unos 2,2 cm., mientras que en el frente correspondiente al perfil va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 2,2 cm. en su terminación. La cabeza se conforma a partir del mango ensanchando la anchura y el grosor del mismo por espacio de 0,5 cm. hasta constituir un cuadrado algo irregular, de 2,5 cm. de ancho. Comentario: Nos hallamos ante el ejemplar de dimensiones más notables entre los localizados dentro de las colecciones del Museo. Sin embargo, su contexto de hallazgo resulta algo especial, dado que fue hallado en un complejo suburbano que, por los materiales asociados al mismo, podría identificarse como un taller de vidrio. La presencia de este tipo de pieza no encuentra en principio un sentido aparente en tal ámbito, aunque no ha de desdeñarse la posibilidad de que pueda vincularse de algún modo con el mismo. 38.4. Cincel de hierro (inv. 25709). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 3-A. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de unos 14,2 cm. La hoja, con unos 7 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose desde los 1,2 cm. de su arranque hasta alcanzar 0,5 cm. a los 2,5 cm. de su inicio, manteniendo dicha anchura hasta el momento de su fractura, ya próxima al filo. La sección de la hoja es rectangular, manteniendo un grosor regular de 0,3 cm. también hasta el momento de su fractura. El mango está compuesto por un segmento de forma prismática y unos 6,5 cm. de longitud, que en su frente principal va disminuyendo su anchura desde los 1,4 cm. de su inicio hasta alcanzar 0,7 cm. en la zona de la cabeza, al tiempo que va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 0,7 cm. en su terminación. La cabeza está constituida por la misma terminación del mango, sin destacar en anchura o grosor respecto a la misma. Comentario: La pieza resulta bastante similar a la ya analizada 38.1, debiendo como ésta estar destinada a la labra de motivos detallados. 78 38.5. Cincel de hierro (inv. 34483). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata F-1, Capa 14. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal, con una longitud total de 16 cm., se compone de parte de la hoja, mango y cabeza. La hoja, con unos 8 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma rectangular que mantiene una anchura regular de 1,6 cm. hasta el momento de su fractura, en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,5 cm. de grosor de su arranque hasta ir constituyendo el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 7 cm. de longitud, que en su frente principal va aumentando su grosor desde los 0,7 cm. que adquiere en su punto de conexión con la hoja, hasta alcanzar los 1,1 cm. en su remate externo, mientras que mantiene un grosor algo irregular pero con una dimensión máxima de 1 cm. La cabeza se conforma a partir del mango, ensanchando la anchura y el grosor del mismo por espacio de 1 cm. hasta constituir un cuadrado algo irregular, de 1,2 cm. de ancho. Comentario: El ejemplar presenta una hoja de tamaño medio. Debido a la pérdida del filo y pese a que no contamos con ningún ejemplo en la ciudad hasta el momento, debemos advertir que también pudiéramos hallarnos ante un cincel dentado o gradina. Su contexto resulta por lo demás muy interesante, dado que fue hallada junto a la de la siguiente entrada, en un solar como lo es el de la Alcazaba, en el que también se localizaron diferentes ejemplares escultóricos de época tardoantigua a medias en su proceso de elaboración. 38.6. Cincel de hierro (inv. 34484). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata F-1, Capa 14. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal, con una longitud total de 14,2 cm., se compone de parte de la hoja y el mango. La hoja, con unos 6,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma rectangular que mantiene una anchura regular de 0,6 cm. hasta el momento de su fractura, en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,5 cm. de grosor de su arranque hasta ir constituyendo el filo en su extremo final. El mango está compuesto por un segmento de forma prismática y unos 7,7 cm. de longitud, que en su frente principal va aumentando la anchura inicial de la hoja hasta alcanzar los 0,9 cm. en el momento de su fractura, así como su grosor hasta alcanzar una similar medida. El ejemplar presenta múltiples concreciones. Comentario: Aunque presenta un pésimo estado de conservación y gran parte de los fragmentos consisten en simples concreciones desprendidas del alma de la pieza, ésta puede ser reconocida como un cincel gracias a su comparación con ejemplares como el de la entrada precedente, hallada en su mismo contexto y con una tipología muy similar. Respecto a su función y contexto de hallazgo, véase el comentario a la entrada precedente. 39. Escoplos 39.1. Escoplo de hierro (inv. 30306). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de unos 21,7 cm. La hoja, con unos 11 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 3 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, manteniendo un grosor estable de en torno a 0,7 cm. hasta prácticamente la zona del filo. La espiga de enmangue se limita a prolongar la forma de esta última por espacio de unos 10,7 cm. hasta rematar en punta, reduciendo paulatinamente su anchura y grosor para desembocar en la misma. Comentario: La inflexión producida en los lados mayores de la pieza, más que al deterioro de la misma, podría ser consecuencia del proceso de fabricación de la misma, escondiendo la intencionalidad de permitir una mejor sujeción del mango que debió de ir inserto en este extremo. Es a partir de este hecho por lo que hemos podido distinguir la extensión de cada una de sus partes. 79 39.2. Escoplo de hierro (inv. 4837). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de unos 17,7 cm. La hoja, con unos 10 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 2,6 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,7 cm. de grosor de su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La espiga de enmangue, tras una somera inflexión, se limita a prolongar la forma de la hoja por espacio de 5,5 cm. hasta rematar en punta, reduciendo paulatinamente su anchura y grosor para desembocar en la misma. Comentario: En relación a la determinación de la longitud de la espiga de enmangue, véase el comentario de la entrada precedente. 40. Cuñas 40.1. Cuña de hierro (inv. 7795). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y cabeza. Mide una longitud total de unos 16 cm. La hoja, con unos 15 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma rectangular que mantiene una anchura regular de unos 5 cm. hasta el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, manteniendo un grosor de 0,5 cm. hasta 1 cm. antes de su terminación, donde se reduce bruscamente a bisel hasta constituir el filo en cuestión. La cabeza se conforma a partir de la hoja, ensanchando el grosor de la misma por espacio de 1 cm. hasta alcanzar un perfil irregular, con una anchura máxima de unos 2 cm. Comentario: A pesar de la ausencia de una forma triangular en el perfil de la pieza, ésta coincide plenamente con el resto de los parámetros formales de las cuñas. 40.2. Cuña de hierro (inv. 31348). Procedencia: Villa romana de Torreáguila – Cata B. Nivel 2. Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí, y compuesto de hoja y cabeza. El fragmento principal mide una longitud total de unos 27 cm. La hoja, con unos 25 cm. de longitud, está conformada por una larga placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va estrechándose desde los 4,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 2,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 3,5 cm. de grosor en su arranque hasta constituir el filo en su extremo final. La cabeza se conforma a partir de la hoja, manteniendo la anchura y el grosor de la misma por espacio de 2 cm. hasta rematar en un rectángulo algo irregular. Comentario: Aparte del fragmento principal, que es el descrito, los restantes constituyen simples desprendimientos de las capas de corrosión adheridas a la pieza, tratándose aquel del verdadero alma del instrumento original y, por lo tanto, quien define realmente su forma. Por lo demás, la presente cuña cuenta con el valor de tener un contexto de hallazgo que la sitúa en un establecimiento rural de considerable importancia, como lo fue el de la villa romana de Torreáguila. Otra cuestión sería determinar si debe incluirse entre el instrumental usado en la explotación del entorno durante el prolongado periodo de uso del establecimiento o de si pudo implicarse en el proceso de desmontaje de alguna de sus edificaciones ya tras el abandono de las mismas. 41. Sierras 41.1. Sierra de hierro (inv. 7038). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Fragmento de sierra, correspondiente a parte de la hoja de la misma. Mide una longitud total de unos 13,2 cm. La porción conservada consiste en una lámina cuya anchura va aumentando progresivamente desde los 3,5 cm. que muestra en uno de los extremos hasta los 4,3 cm. que alcanza en el opuesto. Uno de sus laterales mayores es liso, mientras que en el opuesto y una vez transcurridos 1,8 cm. de superficie lisa desde el inicio de la pieza en su extremo de mayor anchura, se desarrollan por espacio de unos 10,5 cm. un total de 16 dientes en forma de triángulo rectángulo, con el frente inclinado 80 orientado hacia el extremo de menor anchura. El ejemplar se encuentra fragmentado por ambos laterales, presentando en los mismos un perfil irregular producto de la fractura incidental de la hoja. Comentario: La pieza fue hallada, junto a un interesante conjunto de herramientas, en un contexto que pudo interpretarse como un posible taller de vidrio debido a la masiva presencia de tubos de soplado y calotas. En atención a ello, consúltese el capitulo dedicado a la procedencia de los ejemplares analizados. 42. Martillos 42.1. Martillo de hierro (inv. 2160). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una cabeza, parte de una punta y un ojo de ástil. Mide una longitud total de unos 11,7 cm. La cabeza, con unos 5 cm. de longitud, está conformada por una pieza prismática regular de sección cuadrada con 3 cm. de grosor. La hoja, situada en el extremo opuesto a la cabeza, dispuesta en posición horizontal y con unos 3 cm. de longitud hasta el momento de su fractura, está conformada por una placa de forma rectangular. Dicho rectángulo parece mantener hasta su terminación una anchura media de unos 2,8 cm. La sección de la hoja es también rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 2,5 cm. de grosor de su arranque hasta el momento de su fractura. El ojo de ástil se prolonga a partir de la cabeza y la hoja, aumentando respectivamente el grosor y la anchura inicial de las mismas por ambos lados hasta alcanzar los 4,8 cm. de altura por 4 cm. de anchura. En su interior se desarrolla un orificio circular de 2 cm. diámetro. La pieza en general muestra múltiples concreciones. Comentario: La tipología del ejemplar no desmiente su posible datación en el periodo romano. Sin embargo, la carencia de un contexto de hallazgo no facilita su exacta adscripción cronológica. 43. Paletas 43.1. Paleta de hierro (inv. 347). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de 11 cm. La hoja, con unos 13,5 cm. de longitud, está conformada por una lámina de forma lanceolada que, partiendo de la espiga de enmangue, va ensanchándose mediante sendos frentes convexos hasta alcanzar a los 6 cm., 6 cm. de anchura. A partir de este punto comienza a reducir su anchura paulatinamente por ambos frentes hasta alcanzar los 3 cm. el momento de su fractura, ya próximo a la punta. El mango está conformado por un vástago que, tras doblarse en ángulo recto en un primer tramo a partir de la hoja y transcurridos 3 cm. desde su inicio, vuelve a doblarse en ángulo recto, adoptando de nuevo el mismo sentido de la hoja y prolongándose por espacio de 9,3 cm. hasta su conclusión. El primer tramo presenta una sección rectangular de 1,5 cm. de anchura por 1 cm. de grosor, mientras que el segundo presenta una sección circular, aumentando paulatinamente desde 1 cm. de diámetro en su inicio hasta alcanzar los 1,5 cm. en su terminación. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más propiamente y entre otros de los representados en la sala, se asocia al oficio de la albañilería. 43.2. Paleta de hierro (inv. 23996). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de paleta, correspondiente a parte de la hoja y de la espiga de enmangue de la misma. Mide una longitud total de unos 13,6 cm. La hoja, con unos 10,3 cm. de longitud, está conformada por una lámina de forma lanceolada que, partiendo de la espiga de enmangue, va ensanchándose mediante sendos frentes convexos hasta alcanzar a los 2,5 cm. los 5 cm. de anchura. A partir de este punto comienza a reducir su anchura paulatinamente por ambos frentes hasta el momento de su fractura, ya próximo a la punta. La espiga de enmangue, conformada por una lámina prolongada a partir de la hoja de 1,5 cm. de anchura máxima, se prolonga por espacio de 3,3 cm. hasta el momento de su fractura. Comentario: Por medio de la espiga de enmangue, la presente pieza pudo ir asociada a un mango de madera. Sin embargo y considerando su incierta longitud y desarrollo, podríamos pensar que el 81 mango se prolongó en mayor medida que en el ejemplar anterior, hallándonos en tal caso ante una paleta para atizar el fuego como la descrita con más seguridad en la entrada siguiente. 43.3. Paleta de hierro (inv. 34149). Procedencia: Alcazaba. Campaña 1986. Cata B-1, Capa 8. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de unos 18,5 cm. La hoja, con unos 7,3 cm. de longitud, está conformada por una lámina que, partiendo de la espiga de enmangue, va ensanchándose mediante sendos frentes convexos hasta alcanzar en el momento de su fractura los 5,4 cm. de anchura. La espiga de enmangue, conformada por un vástago de sección cuadrada y un grosor irregular de unos 0,5 cm. de media, se prolonga por espacio de unos 14 cm., hallándose doblada en ángulo oblicuo en su tercio final. Comentario: Aunque el presente ejemplar comparte semejanzas con las paletas empleadas en la albañilería en lo que se refiere a su hoja, su prolongada espiga de enmangue aproxima su uso al de aquellas otras paletas utilizadas para atizar el fuego. En la cultura tradicional española, tales piezas son conocidas con el nombre específico de badilas. Su posible pertenencia a un ambiente doméstico romano no desmentiría tal interpretación. 44. Compases 44.1. Compás de hierro (inv. 349). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 21,5 cm. Se compone de dos piezas unidas por un clavo. Cada una de las piezas que lo conforman consisten en un largo vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de grosor medio que, partiendo de una anchura de 1,1 cm. va disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta por uno de sus extremos. En el extremo opuesto, ambas piezas rematan en un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, que se dobla sobre sí conformando una anilla en forma de círculo regular, con 2,6 cm. de diámetro. El clavo que une las dos piezas presenta una cabeza troncocónica que, partiendo de un diámetro de 2,1 cm., va disminuyendo hasta concluir en su extremo final con 1 cm. de diámetro. Su espiga muestra una sección circular con un grosor medio de 0,9 cm. A 2 cm. de su terminación por el frente opuesto a la cabeza, la espiga está atravesada por una pieza en forma de cuña, la cual presenta un grosor estable de 0,5 cm., mientras que va disminuyendo de anchura desde los 2 cm. de su cabeza hasta la punta, acusando dicha disminución de una manera más destacada en su tercio inicial. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más propiamente y entre los otros objetos representados en la sala, se asocia al oficio de la arquitectura. Se trata de un ejemplar sobresaliente, el único elaborado en hierro dentro de las colecciones del Museo. 45. Espátulas 45.1. Espátula de hierro (inv. 29500). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 15,7 cm. La hoja, con unos 7,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho trapecio va ensanchándose desde 1 cm. en su arranque hasta alcanzar los 4,7 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose desde los 0,8 cm. de grosor de su arranque para constituir, apenas transcurrido 1 cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 7,8 cm. de longitud que, en el frente principal, va disminuyendo levemente su anchura desde los 2,5 cm. de su inicio hasta los 1,5 cm. de su terminación, mientras que en el frente correspondiente al perfil va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 1,3 cm. en su remate externo. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala II de la Planta 2, la dedicada al territorio de la ciudad y por lo tanto al ámbito rural. 82 45.2. Espátula de hierro (inv. 29905). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 18,2 cm. La hoja, con unos 8 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,7 cm. de su arranque hasta alcanzar los 5,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose desde los 0,8 cm. de grosor de su arranque para constituir, apenas transcurrido 1 cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 6,5 cm. de longitud que, en el frente principal, va disminuyendo levemente su anchura desde los 3,2 cm. de su inicio hasta los 2,2 cm. de su terminación, mientras que en el frente correspondiente al perfil mantiene una grosor estable de 1,8 cm. 45.3. Espátula de hierro (inv. 29906). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 18 cm. La hoja, con unos 9 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,8 cm. de su arranque hasta alcanzar los 5,8 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose desde los 0,5 cm. de grosor de su arranque para constituir, apenas transcurrido 1 cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 7,5 cm. de longitud que, en el frente principal, va disminuyendo levemente su anchura desde los 2,5 cm. de su inicio hasta los 2,2 cm. de su terminación, mientras que en el frente correspondiente al perfil va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 1,8 cm. ya próximo a su remate externo. 45.4. Espátula de hierro (inv. 29909). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 18 cm. La hoja, con unos 8,3 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6,9 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose desde los 0,8 cm. de grosor de su arranque para constituir, apenas transcurrido 1 cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 7 cm. de longitud, que mantiene una anchura estable de 3 cm. y un grosor también estable de 1,5 cm. 45.5. Espátula de hierro (inv. 30127). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 17 cm. La hoja, con unos 9 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 1,5 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6,5 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose desde 1 cm. de grosor en su arranque para constituir, apenas transcurrido 1,5 cm., una fina lámina que se prolonga hasta el filo en su extremo final. El mango, tras adoptar a su anchura y grosor el de la hoja por medio de un engrosamiento frontal y sendas inflexiones laterales, pasa a estar compuesto por un segmento de forma prismática y 6,5 cm. de longitud que, en el frente principal, va disminuyendo levemente su anchura desde los 3,2 cm. de su inicio hasta los 2 cm. de su terminación, mientras que en el frente correspondiente al perfil mantiene una grosor estable de 1,8 cm. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más propiamente y entre otros de los objetos representados en la sala, se asocia al oficio de la albañilería. 83 45.6. Espátula de hierro (inv. 7036). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de unos 18 cm. La hoja, con unos 7,5 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal, con los lados mayores levemente cóncavos, y el lado correspondiente al filo levemente convexo. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6,2 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde 1 cm. de grosor en su arranque para constituir el filo en su extremo final. El mango está compuesto por un corto segmento de forma prismática y 3,5 cm. de longitud que, en el frente principal, mantiene una anchura estable de unos 2 cm., mientras que en el frente correspondiente al perfil va aumentando el grosor inicial de la hoja hasta alcanzar los 1,3 cm. en su remate externo. Comentario: La presente pieza fue hallada en un contexto interpretado como una fábrica de vidrio. Ello nos induce a pensar que contó con una funcionalidad especial dentro del proceso de fabricación en el que debió de hallarse implicada. Como único paralelo a su forma, hemos localizado la referencia a un instrumento específico destinado al corte del cuero y que, según su traducción francesa, podría designarse desde como cuchillo hasta como espátula34. Nosotros, dado que desconocemos su función exacta y basándonos en su similitud formal con las espátulas, hemos preferido acercarla más a este tipo. 45.7. Espátula de hierro (inv. 17146). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de hoja y parte de la espiga de enmangue. Mide una longitud total de 23,7 cm. La hoja, en forma de flor de loto, mide una longitud total de 15,5 cm. y, tras ensancharse mediante sendos frentes convexos a partir de la espiga de enmangue por espacio de 2,5 cm. hasta los 5,7 cm. de anchura, disminuye mediante dos frentes cóncavos para alcanzar en su parte media los 4,5 cm., momento en el que comienza a ensancharse nuevamente ya hasta el filo, donde llega a medir hasta 7,6 cm. En la parte media de la hoja y coincidiendo aproximadamente con el centro de los dos frentes cóncavos que definen su perfil, se aprecian por ambas caras una serie de protuberancias dispuestas en sentido transversal a la longitud de la hoja. Paralelamente, la hoja va haciendo disminuir su grosor inicial en su punto de unión con la espiga de enmangue desde 1 cm. hasta constituir el filo en su extremo final. La espiga de enmangue se prolonga en forma de vástago de sección rectangular a partir de la hoja, mostrando un primer tramo de unos 2 cm. de longitud en el que mide 1,7 cm. de anchura por 1,3 cm. de grosor máximo, el cual, tras sufrir una inflexión perceptible por dos de sus frentes contiguos, se prolonga ya hasta su terminación mediante un vástago de forma troncopiramidal y sección cuadrada, que reduce su anchura desde los 1,4 cm. de su arranque hasta alcanzar los 0,7 cm. en el momento de su fractura. El ejemplar se encuentra restaurado, mostrando una tonalidad plateada. Comentario: Nos hallamos ante un ejemplar de difícil catalogación desde el punto de vista formal. No hemos encontrado paralelos exactos al mismo, y sólo el hecho de compartir un mismo contexto con otras dos piezas, una de las cuales ha sido identificada con seguridad plena como una espátula de cera, nos conducen a pensar que nos hallamos ante parte de un juego de herramientas destinadas a la confección y mantenimiento de las tablillas de cera. El ancho del filo de la hoja del presente ejemplar, de hecho, podría coincidir con el del margen de escritura de una tablilla de cera. Más allá de estas cuestiones y desde un punto de vista formal, las protuberancias perceptibles a mitad de la hoja podrían consistir en un arreglo antiguo del objeto, llevado a cabo tras la fractura del mismo justo en el punto de menor anchura de aquella. Así mismo, la inflexión perceptible en la espiga de enmangue podría estar delimitando con claridad el punto hasta el que se introduciría el mango en cuestión, dejando una pequeña porción de metal visto hasta el inicio de la hoja. 45.8. Espátula de hierro (inv. 17149). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud total de 34 VOLKEN, 2010, fig. 4. 84 11,6 cm. La hoja, en forma de triángulo isósceles, va aumentando por espacio de 8 cm. hasta el filo, donde alcanza los 3,8 cm. de anchura máxima, hallándose fracturado en uno de sus laterales. El mango se inicia sin solución de continuidad respecto a la cabeza, estando compuesto por un vástago de sección cuadrada y 2,2 cm. de anchura, que presenta una longitud de 3 cm. La cabeza, desarrollada en sentido transversal respecto al mango y la hoja, presenta una forma rectangular de 2,2 cm. de longitud máxima por 2 cm. de anchura. En su unión con el mango, el rectángulo de la cabeza va estrechándose hasta adoptar la forma aplanada del mango en cuestión. El ejemplar se encuentra restaurado, mostrando una tonalidad plateada. Comentario: En función de ciertos paralelos tipológicos, nos hallamos sin lugar a dudas ante una espátula de cera, uno de esos objetos empleados para borrar los textos escritos en las tablillas y esparcir cera sobre las mismas para permitir nuevamente su uso. 45.9. Espátula de hierro (inv. 17151). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja, mango y cabeza. Mide una longitud máxima de 11,6 cm. La hoja, con unos 7 cm. de longitud, está conformada por una placa en forma de triángulo equilátero, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho triángulo va ensanchándose desde su vértice hasta alcanzar los 7,2 cm. en el momento de su fractura, ya próxima al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,7 cm. de grosor de su arranque para constituir el filo en su extremo final. El mango, de sección circular e iniciado sin solución de continuidad respecto a la hoja, muestra un ancho regular de unos 0,8 cm. y un grosor de 0,7 cm., midiendo unos 4 cm. de longitud. La cabeza presenta forma cónica, con un diámetro máximo de 1,2 cm. En su unión con el mango, se estrecha hasta alcanzar su mismo grosor. El ejemplar se encuentra restaurado, mostrando una tonalidad plateada. Comentario: Como nos sucedió ante el ejemplar 45.7, no hemos hallado paralelos tipológicos para el presente ejemplar dentro del ámbito de los instrumentos de escritura. No obstante, su contexto de hallazgo, fuertemente vinculado con el del ejemplar 45.8, indica que pudo tener alguna relación con este último, asumiendo una función concreta en un juego de piezas destinadas a una misma función. Siendo incierto el papel exacto del presente objeto, lo más lógico es pensar, a partir del anterior, que se empleara también como espátula de cera. 45.10. Espátula de hierro (inv. 18430). Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1972. Sector H-1. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de hoja y mango. Mide una longitud total de 13,2 cm. La hoja, con unos 7,5 cm. de longitud, está conformada por una placa en forma de triángulo equilátero, con el lado correspondiente al filo muy deteriorado. Dicho triángulo va ensanchándose desde su vértice hasta alcanzar los 7 cm. en el extremo correspondiente al filo, donde ha perdido uno de sus ángulos. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,3 cm. de grosor de su arranque para constituir el filo en su extremo final. El mango, de sección rectangular, muestra un ancho regular de unos 0,6 cm. y un grosor de 0,3 cm., midiendo unos 3,5 cm. de longitud. Entre mango y hoja media un ensanchamiento lateral que cobra la forma de dos semicírculos opuestos, de en torno a 1 cm. de radio en cada uno de los casos. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: El ejemplar muestra ciertas similitudes a una de las espátulas halladas en la Casa del Mitreo, la 45.9 de nuestro catálogo, aunque careciendo de cabeza y con un ensanchamiento entre la hoja y el mango que la convierte en un unicum en Mérida. En todo caso, no parece tratarse de una pieza destinada a un trabajo manual que requiera de una gran fortaleza en el ejemplar, por lo que como únicas alternativas a su uso podríamos plantear su asociación al ámbito de la escritura o de la medicina. Su contexto de hallazgo apunta más bien a lo primero, y más de tenerse en cuenta que en recientes excavaciones en el Foro colonial han sido localizados algunos instrumentos de escritura, sin duda relacionados al trabajo burocrático de la administración local. 45.11. Espátula de hierro (inv. 26999). Procedencia: Teatro romano - Campaña 1981. Peristilo. Cata 4, Nivel 2. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal, con una longitud total de 15,2 cm., se compone de hoja y parte de la espiga 85 de enmangue. La hoja, con unos 11 cm. de longitud, está conformada por una placa de forma trapezoidal. Dicho trapecio va ensanchándose desde los 2,2 cm. de su arranque hasta alcanzar los 6,8 cm. en el extremo correspondiente al filo. La sección de la hoja es rectangular, adelgazándose paulatinamente desde los 0,6 cm. de grosor de su arranque para constituir el filo en su extremo final. La espiga de enmangue se limita a prolongar la forma de la hoja por espacio de 4 cm. hasta rematar en punta, reduciendo paulatinamente su anchura para desembocar en la misma pero manteniendo por contraste un grosor similar al del inicio estimado de la hoja. Comentario: El hallazgo de la presente pieza en el Teatro romano sirve para argumentar el posible hallazgo en el mismo de varias de las espátulas catalogadas como fondos antiguos sin número y procedentes de los materiales ingresados en el Museo desde las excavaciones practicadas en la ciudad entre 1911 y 1936. Para más información al respecto, véase el capítulo dedicado a la procedencia de los ejemplares analizados. 46. Estiletes 46.1. Estilete de hierro (inv. 29289). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de 11,7 cm. La cabeza, de aproximadamente 2 cm. de longitud por 1,7 cm. de anchura máxima en la parte conservada, presenta forma de espátula triangular. El mango está compuesto por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 0,4 cm., va adelgazándose paulatinamente hacia la punta. Éste se halla decorado en su punto de unión con la cabeza por medio de varias líneas paralelas, siendo difíciles de cuantificar debido a las múltiples concreciones presentes en la pieza. El resto del mango es aparentemente liso, si bien las referidas concreciones impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación. Comentario: En el presente ejemplar es de destacar el desproporcionado tamaño de su espátula que, restituyendo el perfil de los elementos perdidos, podría haber alcanzado incluso los 2 cm. de anchura. Ésta supera con creces el tamaño de la testimoniada en cualquiera de las piezas catalogadas en el presente trabajo. El ejemplar cuenta en todo caso con paralelos tipológicos, destacando uno hallado en Briançon y datado entre el 300 y el 500 d.C. 46.2. Estilete de hierro (inv. 29438). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de 9,1 cm. La cabeza, de aproximadamente 1,6 cm. de longitud por 1,2 cm. de anchura máxima en la parte conservada, presenta forma de espátula triangular. El mango está compuesto por un vástago de sección cuadrangular que, partiendo de un grosor máximo de 0,4 cm., va adelgazándose paulatinamente hacia la punta. Éste se halla decorado a base de líneas paralelas en determinados puntos de su recorrido, destacando la presencia de tal motivo en su separación con la cabeza y hacia la mitad de la pieza. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación. Comentario: Nos hallamos ante una de las pocas piezas de hierro decoradas, no sólo entre los estiletes, sino en la totalidad de los ejemplares incluidos en el presente catálogo. Ello no obsta para que su estado de conservación impida determinar de manera exacta la totalidad de los puntos en los que se reiteró el motivo descrito, por lo demás muy básico, así como el número total de líneas que pueden llegar a componerlo. Valorando lo reducido de su longitud total, el presente estilete podría asociarse, si bien con ciertas reservas, a un posible uso infantil. 46.3. Estilete de hierro (inv. 7644). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de 13,5 cm. La cabeza, de aproximadamente 1 cm. de longitud por 0,6 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se 86 desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación. El ejemplar se encuentra doblado en ángulo oblicuo poco antes de la mitad del recorrido de su mango. 46.4. Estilete de hierro (inv. 7647). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de 12,6 cm. La cabeza, de aproximadamente 1 cm. de longitud por 0,6 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación, de la que podría haberse perdido una porción difícil de cuantificar. Comentario: La pieza se encuentra en muy mal estado de conservación, lo cual no impide que pueda ser catalogada como un estilete gracias a la forma espatulada presente en uno de sus extremos, así como a la percepción de cierto adelgazamiento progresivo en la zona de la punta. Cabe destacar si es caso que su cabeza (o al menos por lo que puede desprenderse del estado actual de la pieza) parece haberse confeccionado a partir de un simple afilamiento efectuado en el extremo de una varilla de hierro, mostrando prácticamente el mismo grosor que el mango. 46.5. Estilete de hierro (inv. 7654). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y mango. Mide una longitud total de 8,1 cm. La cabeza, de aproximadamente 1,2 cm. de longitud por 0,9 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula triangular, hallándose algo deteriorada en su extremo. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación, de la que se ha perdido una porción difícil de determinar. Comentario: La ficha manual identificaba la pieza como una espátula, pero el estrechamiento de uno de sus extremos, unido a la forma de la espátula, nos inclina a clasificarlo más bien como un estilete. Por otra parte y valorando su aparente longitud total, podría asociarse a un uso infantil, igual que el ejemplar 46.2. 46.6. Estilete de hierro (inv. 6519). Procedencia: Viviendas protegidas. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de 12 cm. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,5 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm. Éste se halla decorado en su punto de unión con la cabeza por medio de varias líneas paralelas, siendo éstas difíciles de cuantificar debido a las múltiples concreciones presentes en la pieza. El resto del mango es aparentemente liso, si bien las referidas concreciones impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo por espacio de 1,5 cm. hasta su conclusión, donde muestra cierto desgaste. Comentario: Se trata de un ejemplar estereotípico dentro de los estiletes de hierro catalogados fuera de la Península Ibérica, tanto por la forma de su cabeza como por la de su punta. 46.7. Estilete de hierro (inv. 14232). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y mango. Mide una longitud total de 11,3 cm. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,7 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la 87 pieza impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. En la zona de la punta concluye en un frente plano. Comentario: La procedencia del actual ejemplar se consta en la ficha manual del catálogo sistemático como insegura. Tanto por su longitud como por la aparente regularidad del frente plano en el que culmina en uno de sus extremos, se podría aseverar que la pieza se halla prácticamente completa, excepción hecha de la punta en cuestión que, aunque no podría asegurarse con rotundidad, parece haber surgido del frente plano como una pieza con un grosor mucho más fino que el del mango. 46.8. Estilete de hierro (inv. 14234). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y mango. Mide una longitud total de 11 cm. La cabeza, de 0,9 cm. de longitud por 0,7 cm. de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal, hallándose fragmentada en una de sus mitades. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con alguna decoración. Comentario: La procedencia del actual ejemplar se consta en la ficha manual del catálogo sistemático como insegura. La longitud de la pieza podría señalar que nos hallamos ante un estilete prácticamente completo. No obstante, la ausencia de una terminación clara en la zona de la punta nos obliga a mantener respecto a dicha consideración un margen de dudas mayor que en relación al ejemplar descrito en la entrada precedente. 47. Espátulas de pequeño formato 47.1. Espátula de pequeño formato de hierro (inv. 11302). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte del mango. Mide una longitud total de 10,1 cm. La cabeza está conformada por una lámina de 0.9 cm. de diámetro. El mango está compuesto por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,5 cm., siendo liso en su totalidad. Comentario: El ejemplar es difícil de adscribir funcionalmente, si bien la forma de la espátula en la que termina por uno de sus extremos podría, al tiempo que alejarla del ámbito de los instrumentos de escritura, aproximarla más al de la medicina. 47.2. Espátula de pequeño formato de hierro (inv. 17335). Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1972. Tumba 5. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte del mango. Mide una longitud total de 9,3 cm. La cabeza, de 1,5 cm. de longitud por 1,1 cm. de anchura, está conformada por una lámina redondeada, de forma algo irregular. El mango se prolonga a partir de la cabeza y presenta la forma de una lámina con una anchura media de 0,5 cm. y un grosor medio de 0,2 cm. que, a 2 cm. de su fractura por el extremo opuesto a la cabeza, comienza a ensancharse, llegando a alcanzar los 0,7 cm. El ejemplar se dobla levemente en un ángulo oblicuo ya próximo a la cabeza. Comentario: La pieza, de posible uso cosmético, fue hallada junto a una serie de piezas de vidrio y cerámica formando parte de un ajuar que, en base a algunos de sus materiales, podría datarse en torno a la segunda mitad del Siglo I y la primera mitad del siglo II d.C. 48. Lancetas 48.1. Lanceta de hierro (inv. 348). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y hoja. Mide una longitud total de 11,3 cm. La cabeza está conformada por media esfera de 0,5 cm. de diámetro. El mango, de unos 8,8 cm. de longitud, presenta la forma de un vástago de sección cuadrada y con unos 0,3 cm. de anchura que, a 0,5 cm. del inicio de la hoja, se ensancha en el sentido de esta última hasta alcanzar los 0,5 cm. En varios puntos del mango pueden apreciarse una serie de líneas incisas dispuestas en sentido diagonal. La hoja, con 2 cm. de longitud, presenta forma romboidal, ensanchándose a partir del 88 mango para alcanzar a los 0,8 cm. de su inicio 1 cm. de anchura y adelgazarse a partir de este momento hasta terminar en punta. Comentario: Aparte de poder entrañar cierto carácter decorativo, las líneas incisas presentes en el mango podrían haber estado destinadas a la mejor aprehensión de la pieza. 48.2. Lanceta de hierro (inv. 29446). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y hoja. Mide una longitud total de 12,7 cm. La cabeza está conformada por una forma cónica de 0,5 cm. de diámetro máximo por 0,4 cm. de altura. El mango, de unos 9 cm. de longitud, presenta la forma de un vástago de sección cuadrada, con los ángulos levemente facetados, que, partiendo de una anchura de 0,4 cm., va aumentando por espacio de 3 cm. hasta alcanzar los 0,5 cm. Esta dimensión la mantendrá estable hasta que, justo en su punto de unión con la hoja, reduce su grosor y aumenta su anchura para dar lugar a una placa rectangular de 0,5 cm. de longitud por 0,7 cm de anchura. El mango está decorado, tanto en su inicio como poco antes del rectángulo descrito, por sendas formas abalaustradas, ambas de 1,5 cm. de longitud y de composiciones simétricas, centradas por en cada caso por dos anillos paralelos. La forma rectangular que antecede a la hoja muestra en una de sus caras hasta tres líneas incisas: dos en diagonal y una tercera transversal al sentido del mango. La hoja, con 3,4 cm. de longitud, presenta forma romboidal, ensanchándose a partir del mango para alcanzar a los 2 cm. de su inicio los 1,2 cm. de anchura y adelgazarse a partir de este momento hasta terminar en punta. Comentario: Aunque es difícil de asegurar, las líneas incisas trazadas en el interior del rectángulo, más allá de un simple carácter decorativo, podrían estar constituyendo un esquemático crismón que asociaría el ejemplar a un individuo de profesión cristiana. La decoración del mango en general, de atender al paralelo ofrecido por los estiletes de bronce, cabe la posibilidad de que esté orientando la datación de la pieza en torno al Siglo IV. 48.3. Lanceta de hierro (inv. 6782). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de lanceta, correspondiente a parte del mango y la hoja de la misma. Mide una longitud total de 8,7 cm. La porción del mango conservada, de unos 6,5 cm. de longitud, presenta la forma de un vástago de sección cuadrada y unos 0,5 cm. de anchura que, a 0,5 cm. del inicio de la hoja, se ensancha en el sentido de esta última hasta alcanzar los 0,7 cm. La hoja, con 2 cm. de longitud, presenta una forma romboidal con los laterales curvados, ensanchándose a partir del mango para alcanzar a los 0,7 cm. de su inicio los 1,5 cm. de anchura y adelgazarse a partir de este momento hasta terminar en punta. 49. Sondas 49.1. Sonda de hierro (inv. 9866). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. Mide una longitud total de 10,8 cm. La cabeza está conformada por una pequeña espátula de forma circular y 0,4 cm. de diámetro dispuesta en el sentido del mango, presentando en uno de sus lados una cavidad y en el lado opuesto una forma levemente convexa. El mango está constituido por un vástago de sección circular que arranca con 0,2 cm. en la zona de la cabeza para ir ensanchándose por espacio de unos 4 cm. hasta alcanzar los 0,5 cm. de anchura máxima. A partir de este momento y hasta la punta, que se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, el ejemplar va disminuyendo paulatinamente de grosor. En varios puntos del mango, y muy especialmente a unos 4,5 cm. de la punta, se aprecian una serie de líneas transversales al sentido del mango en cuestión. Su número o composición no es posible de determinar debido a las múltiples concreciones presentes en la superficie de la pieza. Comentario: Nos hallamos ante una sonda de las conocidas como auriscalpium y que estaban destinadas específicamente a ser utilizadas en el oído. Son muchos los ejemplares de este tipo custodiados en las colecciones del Museo, pero todos ellos se encuentran, a excepción del presente, realizados en bronce. 89 50. Escalpelos 50.1. Escalpelo de hierro y bronce (inv. 4938). Procedencia: Necrópolis oriental. Pabellón de suboficiales del Regimiento. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por parte del mango y hoja. Mide una longitud total de 7,5 cm. La porción conservada del mango, de unos 7 cm. de longitud, está conformada por un vástago que, en sus 3,7 cm. iniciales, presenta una sección circular de 0,6 cm. de diámetro máximo con varias concreciones en su superficie, algunas de las cuales se alinean transversalmente, pareciendo agruparse en una decoración anillada. Desde este momento y hasta su terminación, el mango pasa en su segundo fragmento a estar conformado por un vástago de bronce de sección cuadrada, con los cantos achaflanados. Del extremo opuesto de la porción inicial del mango surge la hoja, dispuesta en un ángulo próximo a los 90º respecto al mango, y compuesta por una lámina de forma trapezoidal que va ensanchándose paulatinamente desde los 0,3 cm. de su arranque hasta alcanzar 0,7 cm. en la zona correspondiente al filo. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Dado su contexto de hallazgo, puede tenerse por segura su vinculación con el oficio médico. Álvarez Sáenz de Buruaga y García de Soto35, así como Borobia Melendo años más tarde a partir de su trabajo36, lo publican junto al resto del conjunto en el que se integra, interpretándolo los primeros autores como una sonda y el segundo como un escalpelo. Nosotros nos basamos en el criterio de este último especialista para clasificar el objeto y establecer el tipo al que, como espécimen único, pertenece. 51. Tenazas 51.1. Tenazas de hierro (inv. 30125). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de boca y mango. Mide una longitud total de 17,8 cm. El ejemplar está conformado por dos piezas que se cruzan entre sí. En la zona de la boca, una vez efectuado el cruce de las piezas, ambas se doblan en un semicírculo rebajado por espacio de 3 cm., partiendo bajo la forma de una lámina de 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor para culminar, tras disminuir la primera y aumentar la segunda, con una inversión exacta de dichas dimensiones. Llegado este punto, la boca vuelve a tomar la misma dirección del mango, prolongándose bajo la forma de una lámina de perfil algo irregular y 1,5 cm. de anchura máxima, en uno de los casos por espacio de 1,7 cm. hasta su terminación, y en el otro por espacio de 1 cm. hasta el momento de su fractura. En la zona del mango, cada pieza se prolonga por espacio de 4,5 cm. bajo la forma de una lámina de 0,9 cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor. Dicha lámina se inflexiona por su frente interno en sendos ángulos oblicuos por espacio de 0,6 cm., transcurridos los cuales adopta la forma de un vástago de sección cuadrada y 0,6 cm. de anchura para prolongarse por espacio de 7,5 cm. hasta su terminación, donde en uno de los casos se dobla en ángulo recto hacia el exterior del ejemplar por espacio de 0,5 cm., mientras que en el otro se aplana antes de fracturarse en el momento en el que debía de doblarse igual que la otra pieza. Igualmente, el vástago que define la segunda mitad del mango está doblado en ambas piezas, curvándose ligeramente hacia el exterior del conjunto. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Efectivamente y por su naturaleza, el ejemplar podría haberse asociado, bien a un oficio próximo a la albañilería, bien a trabajos artesanos como la carpintería, la forja o la fundición, o bien finalmente a un oficio liberal como lo fue el de la medicina. El formato de la pieza nos condiciona en todo caso a asumir más bien uno de los primeros. 51.2. Tenazas de hierro y bronce (inv. 4939). Procedencia: Necrópolis oriental. Pabellón de suboficiales del Regimiento. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de boca y mango. Mide una longitud total de 13,8 cm. 35 36 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946. BOROBIA MELENDO, 1988, pág. 238. 90 El ejemplar está conformado por dos piezas que se cruzan entre sí, uniéndose por medio de un remache del que aún se aprecia su doble cabeza por ambos extremos. Ésta está compuesta en ambos casos por una lámina circular de 1,1 cm. de diámetro y moldurada en su interior a base de tres círculos concéntricos: el primero en relieve y ocupando una franja de 0,1 cm.; el segundo ocupando una franja de 0,3 cm.; y el tercero al interior de la composición con 0,4 cm. de diámetro. En la zona de la boca, una vez efectuado el cruce de las piezas, ambas se doblan en un ángulo próximo a los 45º por espacio de 1 cm. para volver a tomar la misma dirección del mango, ya en los 2 cm. que restan hasta su terminación. El extremo de la boca culmina en semicírculo por su frente externo. En la zona del mango, cada pieza se prolonga por espacio de 2,5 cm. bajo la forma de una lámina de 1 cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor. Dicha lámina culmina en una moldura seguida de una línea incisa, transformándose desde este momento y por espacio de 5,5 cm. en un vástago de sección rectangular con los cantos achaflanados que, partiendo con una anchura de 0,7 cm. y un grosor de 0,5 cm., va disminuyendo paulatinamente su anchura hasta alcanzar a su término los 0,5 cm., adoptando entonces una sección cuadrada. Ya en su terminación, y tras una nueva línea incisa, cada pieza del mango se prolonga aún por espacio de 0,8 cm. mediante una porción con una sección semejante a la precedente pero elaborada en bronce, rematando en sendas esferas, también de bronce, de 0,9 cm. de diámetro y con un ligero apuntamiento en su extremo final. Los elementos elaborados en bronce presentan algunos puntos dorados dispersos por su superficie. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Y es que, efectivamente, al ser hallada formando parte del ajuar de una sepultura, en función de su asociación a las restantes piezas que la componían ha sido interpretada de antiguo como parte del instrumental de un médico, publicándola por esta vía Álvarez Sáenz de Buruaga37, Álvarez Sáenz de Buruaga y García de Soto38, Borobia Melendo39 y finalmente Blanco Coronado y Peral Pacheco40, aunque estos tres últimos autores bajo la denominación de pinzas. 51.3. Tenazas de hierro (inv. 4940). Procedencia: Necrópolis oriental. Pabellón de suboficiales del Regimiento. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de boca y parte del mango. Mide una longitud total de 9,8 cm. El ejemplar está conformado por dos piezas que se cruzan entre sí, uniéndose por medio de un remache del que aún se aprecia su cabeza, semicircular y de en torno a 0,7 cm. de diámetro. En la zona de la boca, una vez efectuado el cruce de las piezas, ambas se doblan en un ángulo próximo a los 45º por espacio de 1 cm. para volver a tomar la misma dirección del mango, ya en los 2,5 cm. que restan hasta su terminación. El extremo de la boca culmina en semicírculo por su frente externo. En la zona del mango, cada pieza presenta una anchura media de 1 cm. así como un grosor de unos 0,5 cm. Comentario: En relación al contexto de hallazgo, interpretación y publicación del ejemplar, véase el comentario a la entrada precedente. 52. Raspadores 52.1. Raspador de hierro (inv. 30212). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos unidos entre sí y compuesto por parte de la hoja y del mango. Mide una longitud total de 24,9 cm. La hoja está conformada por una placa de 16 cm. de longitud que adopta una forma curvada tanto longitudinal como interiormente, arrancando con 2,3 cm. de anchura que aumentan progresivamente hasta alcanzar los 3,2 cm. a la mitad de su recorrido, punto en el que comienza a disminuir hacia la punta para llegar nuevamente a los 1,3 cm. en el momento de su fractura. La porción del mango conservada se desarrolla a partir 37 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1945, pág. 47. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946. 39 BOROBIA MELENDO, 1988, págs. 239-240. 40 BLANCO CORONADO, F. R.; PERAL PACHECO, D.: “Las pinzas quirúrgicas del instrumental médico de Augusta Emerita”. Revista de Estudios Extremeños, 61. Badajoz, 2005 (págs. 45-77), págs. 71-73. 38 91 de la hoja, tras el remate de la misma en una placa circular de unos 2 cm. de diámetro, hallándose conformada por dos láminas dobladas para adoptar una sección semicircular, opuestas la una a la otra y prolongadas por espacio de 10,7 y 10,3 cm. de longitud respectivamente, las cuales mantienen hasta su extremo final una anchura media de 2 cm. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. 52.2. Raspador de hierro (inv. 6785). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y espiga de enmangue. Mide una longitud total de 6,8 cm. La hoja está conformada por una placa de 3,8 cm. de longitud que adopta una forma curvada tanto longitudinal como interiormente, arrancando con 0,4 cm. de anchura que aumentan progresivamente hacia la punta hasta alcanzar 1 cm. en el momento de su fractura. La espiga de enmangue se desarrolla a partir de la hoja, hallándose conformada por un vástago de sección circular de 3 cm. de longitud que mantiene hasta su extremo final una anchura media de 0,5 cm. y termina en una serie de protuberancias. Comentario: Anteriormente interpretada como hoz debido a la forma curvada de su hoja, la presente pieza es más factible clasificarla como un raspador de pequeño formato en función de la forma que adopta su hoja en el extremo correspondiente al filo. Una cuestión distinta es que, valorando sus reducidas dimensiones, se asocie a una finalidad diferente a la de la higiene, como podría ser atender a un oficio específico o a un contexto lúdico. 52.3. Raspador de hierro (inv. 6812). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de raspador, correspondiente a parte de la hoja del mismo. Mide una longitud total de 9,1 cm. La hoja está conformada por una placa que adopta una forma curvada tanto longitudinal como interiormente, arrancando con 2 cm. de anchura que disminuyen progresivamente hacia la punta hasta alcanzar 1,5 cm. en el momento de su fractura. Comentario: Pese a su estado fragmentario, el característico perfil de la placa que compone la pieza la identifica con claridad como un raspador. En función de la similitud de la porción conservada de la pieza con la hoja de la descrita en la entrada siguiente, así como por las comunes circunstancias en el ingreso de ambas, nos cuestionamos la posibilidad de que hayan sido localizadas en un mismo contexto. 52.4. Raspador de hierro (inv. 6813). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la hoja y del mango. Mide una longitud total de 20 cm. La hoja está conformada por una placa de 11 cm. de longitud que adopta una forma curvada tanto longitudinal como interiormente, arrancando con 1,5 cm. de anchura que aumentan progresivamente hasta alcanzar los 2 cm. a la mitad de su recorrido, punto en el que comienza a disminuir hacia la punta para llegar nuevamente a los 1,5 cm. en el momento de su fractura. La porción del mango conservada se desarrolla a partir de la hoja, tras el remate de la misma en una placa circular de unos 2 cm. de diámetro, hallándose conformada por dos láminas dobladas para adaptar una sección semicircular de 9 cm. de longitud, opuestas la una a la otra, que mantienen hasta su extremo final una anchura media de 1,4 cm. A su término, dicha pieza remata en una terminación circular. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 52.5. Raspador de hierro (inv. 5876). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Fragmento de raspador, correspondiente a parte de la hoja del mismo. Mide una longitud total de 7 cm. La hoja está conformada por una placa que adopta una forma curvada tanto longitudinal como interiormente, manteniendo una anchura media de 2,5 cm. en la totalidad de la porción conservada. Comentario: Pese a su estado fragmentario, el característico perfil de la placa que compone la pieza la identifica con claridad como un raspador. 92 53. Tijeras 53.1. Tijeras de hierro (inv. 30308). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Fragmento de tijeras, correspondiente a parte de una de las hojas y la mitad del mango de las mismas. Mide una longitud total de 12,5 cm. La porción de la hoja conservada, de 6 cm. de longitud, está conformada por una lámina que, partiendo de una anchura máxima de 2,5 cm., va disminuyendo por el lado correspondiente al filo hasta alcanzar los 1,8 en el momento del arranque de su fractura, a unos 3 cm. de su inicio. El mango, que parte en forma de vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura desde el lateral externo de la hoja, va reduciendo paulatinamente su grosor y aumentando su anchura para, a unos 2 cm. de su inicio, transformarse en una lámina que, en el momento de su fractura, ya en el inicio de la curvatura de la que debió de arrancar la hoja perdida, alcanza los 1,8 cm. de anchura. Comentario: Dadas sus características formales y sus dimensiones, podríamos hallarnos ante la otra mitad del ejemplar 53.5 de nuestro catálogo. Las circunstancias asociadas a su procedencia no lo desmienten, ya que no sería la primera vez que nos hallamos con un fondo siglado en una fecha avanzada al que puede reasignársele un número más bajo debido a su división en varios fragmentos o a la simple pérdida de su sigla. 53.2. Tijeras de hierro (inv. 6747, 7627, 7648). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, dividido en tres fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 18 cm. Las hojas consisten en sendas láminas de unos 9,5 cm. de longitud y los laterales facetados en una de sus caras que, iniciadas con una anchura de 0,7 cm., van aumentando por espacio de 1 cm. para alcanzar los 1,2 cm., dimensión que mantienen hasta que a unos 3 cm. del final va disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta. Los mangos están integrados por dos partes: una recta y otra de forma ovalada. La recta está compuesta por un vástago de sección en forma de triángulo isósceles con 0,5 cm. Dicho vástago se inflexiona levemente antes de iniciar en el sentido opuesto el óvalo que conforma el mango. Este último, de 3,2 cm. de diámetro máximo, va haciendo disminuir paulatinamente el grosor del vástago hasta hacerlo terminar en punta en el momento de su cierre. En el punto de la unión de la hoja con el mango, el fragmento mayor muestra en una de sus caras una protuberancia de sección circular y 0,2 cm. de diámetro. En correspondencia con dicha protuberancia, los dos fragmentos restantes muestran en el perfil de su fractura la mitad de un orificio de forma circular. El fragmento mayor se dobla incidentalmente a la mitad de su recorrido en un ángulo oblicuo. Comentario: Ingresados en unas circunstancias similares pero en fechas diferentes, los tres fragmentos que componen el presente ejemplar fueron inventariados por separado, llegando incluso uno de ellos, el inv. 7648, a ser considerado como un cuchillo. Verificada su unión en un mismo objeto, hemos procedido a crear una ficha común para las tres piezas. 53.3. Tijeras de hierro (inv. 7792). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de dos hojas, un mango completo y parte del otro. Mide una longitud total de 25 cm. Las hojas consisten en sendas láminas de 20 y 20,7 cm. de longitud respectivamente que, iniciadas con una anchura de 1 cm., van aumentando por espacio de unos 5 cm. hasta alcanzar los 2,2 cm. Esta última dimensión se mantiene hasta que, a unos 8 y 7,2 cm. del final, va disminuyendo paulatinamente por el lado correspondiente al filo, hasta terminar en punta en uno de los casos, y en el momento de su fractura en el segundo. A unos 6,5 cm. del inicio de cada hoja, se aprecia por el lateral correspondiente de cada una de ellas una protuberancia circular de en torno a 0,7 cm. de diámetro que constituyó el eje de unión entre ambas. El mango conservado consiste en un vástago de sección informe que se dobla sobre sí para constituir un círculo regular de unos 3,5 cm. de diámetro. Del mango incompleto apenas se conserva el inicio de un vástago similar al recién descrito, fracturado en el punto en el que en el otro caso se inicia la curvatura. Comentario: La presente pieza fue publicada por José Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194941. Nos hallamos ante un ejemplar de grandes dimensiones pero 41 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 194. 93 por otra parte de una tipología similar a la de las piezas descritas en la entrada 53.2. 53.4. Tijeras de hierro y bronce (inv. 4941). Procedencia: Necrópolis oriental. Pabellón de Suboficiales del Regimiento. Descripción: Fragmento de tijeras, correspondiente a parte de las dos hojas y el mango de las mismas y dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 11,9 cm. La hoja, de 5 cm. de longitud, está conformada por una lámina que, partiendo de una anchura máxima de 1,8 cm., va disminuyendo sus dos lados hasta alcanzar 1 cm. en el momento de su fractura, ya próximo a la punta. En su inicio, la pieza se reduce por el lado correspondiente al filo, volviéndose en un ángulo de 45º en dirección a la punta para transformarse en un vástago. Este último se inicia con una sección rectangular y 0,5 cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor, para ir reduciendo paulatinamente la primera y ampliando la segunda hasta alcanzar, transcurridos 4,7 cm. desde su inicio, una sección rectangular de 0,2 cm. de anchura por 0,9 cm. de grosor. En el punto de unión del vástago con la hoja destaca una protuberancia en forma de diente sobre el perfil interno de esta porción del mango, así como en su terminación otra serie de protuberancias, una de ellas dispuesta transversalmente. De la hoja opuesta se conservan apenas los tres tercios finales del vástago en el que culminan, también con una serie de protuberancias en su cara interna. El mango consiste en una lámina de bronce adherida a los referidos vástagos por su cara externa y doblada en un semicírculo peraltado de 3 cm. de diámetro. Ésta se va ensanchando desde los 0,7 cm. de su inicio hasta alcanzar en su punto central los 1,6 cm. de anchura. Por su cara externa, está decorada por tres líneas incisas paralelas que, en el desarrollo del semicírculo, se bifurcan en dos parejas para trazar la figura de un rombo. Así mismo, en su unión con los vástagos en que culminan las hojas, se prolongan por espacio de 1,3 cm. bajo una forma abalaustrada terminada en punta. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más específicamente, se asocia al oficio de la medicina. Y es que, efectivamente, apareció formando parte de un ajuar médico publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga y García de Soto primero42 y, años más tarde, también por Borobia Melendo43. 53.5. Tijeras de hierro (inv. 5994). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Fragmento de tijeras, correspondiente a una de las hojas y la mitad del mango de las mismas y dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 16 cm. La hoja, de 9,5 cm. de longitud, está conformada por una lámina que, partiendo de una anchura máxima de 2,5 cm., va disminuyendo por el lado correspondiente al filo hasta alcanzar a los 2,5 cm. de su inicio los 1,7 cm. Dicha dimensión se mantendrá por espacio de unos 5 cm. para ya, a 2 cm. de su terminación, ir volviendo a disminuir por el lado opuesto al filo hasta terminar en punta. El mango, que parte en forma de vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura desde el lateral externo de la hoja, va reduciendo paulatinamente su grosor y aumentando su anchura para, a unos 2 cm. de su inicio, transformarse en una lámina. Esta última, en el momento de su fractura, ya en el inicio de la curvatura de la que debió de partir la hoja perdida, alcanza los 1,8 cm. de anchura. El fragmento fracturado, correspondiente al extremo final de la hoja, presenta múltiples concreciones. Comentario: El ejemplar estaba identificado en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo como un cuchillo. Como en el caso anterior, nos encontramos con unas tijeras asociadas a un posible contexto funerario, pudiendo haber formado parte de un ajuar. Por lo demás, indicar que la mitad perdida del ejemplar es posible que pueda identificarse con el ejemplar 53.1 de nuestro catálogo. En relación a ello, consúltese la entrada dedicada a esta última pieza. 53.6. Tijeras de hierro (inv. 30210). Procedencia: Necrópolis oriental - Proximidades del acueducto de San Lázaro. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de dos hojas y mango. Mide una longitud total de 11,2 cm. Las hojas, de 6,8 cm. de longitud, están conformadas por una lámina que, partiendo de una an42 43 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946. BOROBIA MELENDO, 1988, pág. 240-241. 94 chura máxima de 2 cm., va disminuyendo por el lado correspondiente al filo hasta terminar en punta. El mango, que parte en forma de vástago de sección cuadrada y con 0,5 cm. de anchura desde el lateral externo de la hoja, va aumentando paulatinamente su anchura para, a unos 2,5 cm. de su inicio, transformarse en una lámina que se dobla en un semicírculo de 3 cm. de diámetro, alcanzando en el centro de éste los 1,7 cm. de anchura. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la vitrina de la Sala IV de la Planta 2, la dedicada a los oficios. Más específicamente, se asocia al oficio de la medicina. Véase respecto a la procedencia y la historia del objeto el comentario a la entrada 16.5, así como el apartado correspondiente dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados. 53.7. Tijeras de hierro (inv. 14244). Procedencia: Columbarios. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de una de las hojas y el mango del mismo. Mide una longitud máxima de 12,5 cm. La hoja conservada está conformada por un vástago de sección informe y unos 8 cm. de longitud. El mango está constituido por un vástago de sección rectangular y 0,8 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor, que se dobla sobre sí adoptando una forma de U y manteniendo uno de sus tramos rectos a 1,5 cm. del opuesto. 53.8. Tijeras de hierro (inv. 19391). Procedencia: Circo romano - Campaña 1973. Semicírculo oriental. Descripción: Ejemplar completo, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto por dos hojas y mango. Mide una longitud máxima de 18,8 cm. Las hojas están conformadas por sendas láminas de 10 cm. de longitud que, partiendo de un inicio escalonado que ocupa los primeros 0,5 cm. de la hoja, alcanzan en el momento de su arranque los 1,9 cm. de anchura máxima. Esta dimensión irá decreciendo paulatinamente por todo lo largo de la hoja, precipitándose hacia la punta en su cuarto final por medio de sendas inflexiones curvadas orientadas hacia el lado opuesto al filo. El mango está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura máxima que, a los 4 cm. de su inicio, comienza a engrosarse hasta alcanzar los 0,7 cm. en el momento del inicio de la curva que une ambos tramos. Esta última está constituida por una lámina de 2,5 cm. de anchura máxima que adopta la forma de un arco rebajado. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: No puede determinarse con precisión la relación que nuestro ejemplar pudiera haber tenido con el edificio en el que fue hallado, aunque lo más posible es que, dado su contexto específico de hallazgo, hubiese sido depuesta en el mismo en un momento ya ulterior a su abandono. En este último supuesto resulta sugerente el poder pensar que el enorme recinto del Circo, ya a partir de la Antigüedad tardía, pudiera por sus características haberse destinado a actividades ganaderas. En cualquier caso, no debemos olvidar la presencia tanto de áreas de necrópolis como de instalaciones industriales en el entorno del edificio, realidades ambas a las que bien pudo asociarse nuestro ejemplar. 54. Punzones 54.1. Punzón de hierro (inv. 6784). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 6,5 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura máxima de 0,5 cm. en su parte central, va decreciendo progresivamente hasta constituir sendas puntas por ambos extremos. En su área intermedia y por espacio de unos 2 cm., el vástago se tuerce sobre sí dando lugar a una serie de estrías helicoidales. Comentario: Nos hallamos ante una pieza que, ante la existencia de claros paralelos formales, podría ser catalogada como una lezna o punzón destinado a la perforación del cuero. 54.2. Punzón de hierro (inv. 7642). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 11,2 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y con un diámetro regular de en torno a 0,4 cm. En uno de sus extremos se ensancha para adoptar una forma troncopiramidal de aproximadamente 1,2 cm. de longitud por 95 0,7 cm. de anchura máxima. En el extremo opuesto, va disminuyendo progresivamente por espacio de unos 3,5 cm. hasta terminar en punta. 54.3. Punzón de hierro (inv. 7652). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 7,5 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura máxima de 0,4 cm. en su parte central, va decreciendo progresivamente hasta constituir sendas puntas por ambos extremos. En su área intermedia y por espacio de unos 3 cm., el vástago se tuerce sobre sí dando lugar a una serie de estrías helicoidales. Comentario: En relación a la tipología y posible función del ejemplar, véase el comentario a la entrada 54.1. 54.4. Punzón de hierro (inv. 5875). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud máxima de 7,3 cm. Está conformado por un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura máxima de 1,2 cm. por un grosor máximo de 1 cm., va decreciendo progresivamente hasta constituir la punta. 55. Agujas 55.1. Aguja de hierro (inv. 29224). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y punta. Mide una longitud máxima de 10,8 cm. La porción conservada de la cabeza está conformada por una superficie plana de 0,3 cm. de anchura que, en el momento de su fractura, inicia una abertura en su parte central. La punta está conformada a su vez por un vástago de sección circular que mantiene un diámetro medio de 0,2 cm. hasta que, a 1,5 cm. de su terminación, comienza a disminuir para concluir en la punta en cuestión. Comentario: La pieza bien puede identificarse como una aguja de costura. Pese a que es la única reconocida en las colecciones del Museo, cuenta con numerosos paralelos en bronce y hueso dentro de los fondos de la misma institución. Sin embargo, su extrema delgadez podría indicar una factura próxima ya a la Edad Contemporánea. 55.2. Aguja de hierro (inv. 29285). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza y punta. Mide una longitud máxima de 7,4 cm. La cabeza presenta forma de esfera irregular y 0,7 cm. de diámetro máximo, desarrollándose en su unión con la punta una moldura de 0,1 cm. de grosor. La punta está conformada por un vástago de sección circular que, partiendo de una anchura máxima de 0,5 cm. en su inicio, va decreciendo progresivamente hasta constituir la punta en cuestión. Esta última se halla levemente doblada en ángulo oblicuo. Comentario: La pieza debe consistir en este caso en una aguja del pelo, según indican los paralelos en hueso custodiados en los mismos fondos del Museo. 55.3. Aguja de hierro (inv. 7634). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza y punta. Mide una longitud total de 12,2 cm. La cabeza de 0,9 cm. de anchura por 0,6 cm. de altura, presenta forma semiesférica. La punta, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,5 cm. de anchura para ir ensanchándose por espacio de 3 cm. hasta alcanzar los 0,8 cm., adelgazándose paulatinamente desde este momento para constituir la punta en cuestión. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo cataloga la pieza como un clavo. Por su forma y en base a paralelos tipológicos en hueso, antes bien deberíamos agruparla entre las agujas, y más concretamente entre las agujas para el pelo. 56. Tubos de soplado 56.1. Tubo de hierro (inv. 7040). 96 Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 16,5 cm. Está conformado por un tubo de forma troncocónica que, partiendo de un diámetro máximo de 1,5 cm. en uno de sus extremos, va aumentando en grosor hasta alcanzar en el extremo opuesto entre 2,7 y 3 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 0,7 cm. Comentario: La pieza fue hallada en un contexto asociado a una fábrica de vidrio junto a otras semejantes, así como también junto a otros objetos que se interpretaron como parte del instrumental utilizado en el establecimiento. Referidos inicialmente por Álvarez Sáenz de Buruaga44, los tubos fueron selectivamente publicados posteriormente por Price y Lang45, dado su enorme interés ante la extraña aparición en contexto de tal tipo de piezas. 56.2. Tubo de hierro (inv. 7041). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 22,7 cm. Está conformado por un tubo de forma troncocónica que, partiendo de un diámetro máximo de 2,5 cm. en uno de sus extremos, va aumentando en grosor hasta alcanzar en el extremo opuesto los 2,9 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro de en torno a 1 cm. en el extremo menor de la pieza y 0,5 cm. en el extremo mayor. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.3. Tubo de hierro (inv. 7042). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 9,5 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 2,5 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 0,9 cm., obstruido por concreciones en una porción difícil de cuantificar, según se manifiesta en uno de sus extremos. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.4. Tubo de hierro (inv. 7043). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 14,5 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 2 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 0,9 cm. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.5. Tubo de hierro (inv. 7044). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 14,5 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 2 cm., habiendo perdido una de sus dos mitades por espacio de unos 3,3 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 1 cm., obstruido por concreciones en una porción difícil de cuantificar, según se manifiesta en uno de sus extremos. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.6. Tubo de hierro (inv. 7045). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 30,3 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 2 cm. en las zonas en las que carece de concreciones, ensanchándose en uno de sus extremos por espacio de 6 cm. hasta adquirir un nuevo diámetro de 2,9 cm. que se mantendrá por espacio de otros 6 cm. hasta una de sus terminaciones. Su interior está recorrido por un orificio circular 44 45 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 25. PRICE; LANG, 1975. 97 con un diámetro regular de en torno a 1 cm. que, en el extremo ensanchado, termina por reducir su diámetro a 0,5 cm., hallándose por lo demás obstruido por concreciones en una porción difícil de cuantificar, según se manifiesta en la terminación final de dicho extremo. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.7. Tubo de hierro (inv. 7046). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido a su vez en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 22 cm. y está conformado por un tubo de forma cilíndrica del que se conserva en toda su longitud apenas entre una mitad y un tercio de su superficie externa, completando su totalidad sólo por espacio de unos 5 cm. ya en uno de los extremos del fragmento, donde presenta un diámetro medio de en torno a 2 cm. El orificio interno está obstruido por concreciones, siendo por ello difícil de calcular su diámetro. En una de las caras externas lleva adherido un pequeño fragmento de vidrio de tonalidad verde. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. La presencia de un mínimo fragmento de vidrio confirma la identificación del conjunto de piezas del presente tipo halladas en el mismo contexto que la presente con tubos de soplado, un hecho demostrado paralelamente y según se indica en el comentario a las procedencias por el hallazgo en el lugar de varios restos de calotas. 56.8. Tubo de hierro (inv. 7047). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 32,2 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 1,5 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 1 cm., obstruido por concreciones en una porción difícil de cuantificar, según se manifiesta en uno de sus extremos. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.9. Tubo de hierro (inv. 7048). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 16 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 1,8 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 0,7 cm. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.10. Tubo de hierro (inv. 7049). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales que unen entre sí. Los cuatro fragmentos principales miden en su conjunto una longitud total de 41,2 cm. y conforman un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 1,5 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 0,9 cm., obstruido por concreciones en una porción difícil de cuantificar por uno de los extremos y por espacio de 2,3 cm. en el extremo opuesto. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.11. Tubo de hierro (inv. 7050). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en cuatro fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 27,5 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 2 cm. que, por espacio de 13 cm. en uno de sus extremos, ha perdido una de sus mitades en sentido longitudinal. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 0,9 cm., obstruido por concreciones dentro de la parte del tubo de la que se ha perdido la mitad de la superficie externa. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 56.12. Tubo de hierro (inv. 7051). 98 Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 42,3 cm. y está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de entre 1,8 y 2 cm. Su interior está recorrido por un orificio circular con un diámetro regular de en torno a 1 cm. Se han desprendido algunos fragmentos de las paredes externas del tubo, permitiendo ver el interior del orificio hasta en cuatro puntos. Comentario: Véase el comentario de la entrada 56.1. 57. Escoria 57.1. Escoria de hierro (inv. 6252). Procedencia: Columbarios. Descripción: Fragmento de escoria. Mide una longitud máxima de 5 cm. Muestra una apariencia informe pero algo aplanada, manifestando en sus dos lados un perfil próximo al de un pentágono irregular. Comentario: La presente pieza fue entregada al Museo por Arturo Salete en 1946, junto a los clavos 61.22 y 61.23, declarándose en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo que, pese a ser hallada en superficie, quizá fuese producto de las excavaciones practicadas en el lugar por Serra Rafols aquel mismo año. 57.2. Escoria de hierro (inv. 16658). Procedencia: Basílica de Casa Herrera. Descripción: Fragmento de escoria, dividido a su vez en dos fragmentos. El fragmento mayor mide una longitud máxima de 5,5 cm., y el menor una longitud máxima de 3 cm. Ambos muestran una apariencia informe, con una superficie caracterizada por la presencia de protuberancias y orificios. El fragmento menor, más ligero, presenta en algunos puntos en los que se ha fracturado una tonalidad brillante, con numerosas concreciones blancas y burbujas. Comentario: La aparición de un fragmento de escoria en el yacimiento de Casa Herrera demuestra el establecimiento seguro de una herrería en el entorno. Aunque no extrañaría la vinculación de la misma con la iglesia tardoantigua excavada en el lugar, la carencia de un contexto de hallazgo claro no descarta su pertenencia a un momento distinto, quizá en relación con la villa aledaña que se plantea que le antecedió. 58. Quicialeras 58.1. Quicialera de hierro (inv. 23653). Procedencia: Casa del Mitreo - Campaña 1966. Habitación de la escalera, parte superior. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por la quicialera en cuestión y parte de una espiga lateral. Mide una altura máxima de 6,5 cm. La quicialera está conformada por un elemento de forma tubular de 5,5 cm. de diámetro, cuyas paredes presentan un grosor medio de 0,8 cm. Del borde de uno de los extremos del tubo emerge una espiga, constituida por una gruesa lámina que se desarrolla transversalmente al mismo. Con una longitud máxima de 5 cm., se inicia con una anchura de 3 cm. y un grosor de en torno a 1,5 cm. que van decreciendo paulatinamente hasta alcanzar en el momento de su fractura los 2,3 cm. de anchura por 0,8 cm. de grosor. Tanto en el exterior como sobre todo en interior de la quicialera, el ejemplar muestra toda una serie de concreciones. Comentario: La espiga en cuestión estaría destinada a la fijación de la pieza al marco del vano en el que ejerciese su función, recibiendo el elemento macho unido a su vez a la hoja del cerramiento al que se asociara. Debido a su contexto de hallazgo, puede conjeturarse que la pieza estuvo situada a la entrada de una de las estancias interiores de la conocida como Casa del Mitreo. Por lo demás, su peculiar degradación, presente en otras piezas procedentes de la vivienda, cabría atribuirla a su contacto directo con el fuego. 59. Rejas 59.1. Reja de hierro (inv. 9985). Procedencia: Casa del Anfiteatro. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en seis fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud máxima de 74,5 cm. Está conformado por seis barras que se cruzan en ángulo recto con otras cinco. 99 Las barras miden una anchura media de 2 cm. Una de las barras situadas en uno de los ángulos se dobla hacia una de las caras de la reja para prolongarse por espacio de 9 cm. hasta su terminación. En las intersecciones de las barras se hallan dispuestas una serie de piezas de tendencia rectangular, de cuyos ángulos surgen unas puntas orientadas de tal modo que cubren en diagonal aproximadamente una cuarta parte de cada uno de los cuadrados que conforman el espacio vacío de la reja. Dichas puntas, con una longitud media de 7 cm. y un grosor medio de 0,3 cm., parten de una anchura media de 1 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta terminar en la punta en cuestión. El estado de conservación de la pieza es malo, presentando múltiples concreciones y pérdidas. Comentario: La presente pieza fue publicada entre otros materiales de la excavación de la Casa del Anfiteatro por García Sandoval46. Años después sería igualmente publicada por Caldera de Castro junto a la descrita en la entrada 59.347. 59.2. Reja de hierro (inv. 32524). Procedencia: Calle General Aranda (actual Reyes Huertas): Termas. Descripción: Fragmento de reja, conformado a su vez por varios fragmentos que unen entre sí y consistentes en algunas porciones de barras y puntas. Los dos fragmentos mejor conservados de las barras, que miden respectivamente 12,5 y 8,7 cm. de longitud, presentan una anchura media de 2 cm. y un grosor medio de 0,5 cm. A su vez, los seis fragmentos mejor conservados de las puntas miden respectivamente 6,5, 6, 5,5, 5,4, 5 y 4,5 cm., consistiendo en una serie de láminas de 0,8 cm. de grosor máximo que, partiendo en la de mayor longitud de una anchura máxima de 1,5 cm., decrecen paulatinamente hasta terminar en la punta en cuestión. El estado de conservación de la pieza es malo, presentando múltiples concreciones. Comentario: Pese a su estado fragmentario, los elementos que componen el ejemplar lo identifican con claridad con una reja de la misma tipología que las restantes descritas en el presente apartado. 59.3. Reja de hierro (inv. 27838). Procedencia: Camino viejo de Villagonzalo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 104 cm. Está conformado por diez barras que se cruzan en ángulo recto con otras nueve. Las barras miden una anchura media de 2 cm. En las intersecciones de las barras se hallan dispuestas una serie de piezas de tendencia rectangular, de cuyos ángulos surgen unas puntas orientadas de tal modo que cubren en diagonal aproximadamente una cuarta parte de cada uno de los cuadrados que conforman el espacio vacío de la reja. Dichas puntas, con una longitud media de 5 cm. y un grosor medio de 0,5 cm., parten de una anchura media de 1 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta terminar en la punta en cuestión. Las placas se unen a las barras mediante unos remaches que manifiestan unas cabezas circulares planas por los dos frentes de la pieza, las cuales miden en uno de los frentes un diámetro medio de 1,5 cm. y en el frente opuesto un diámetro medio de 1 cm. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: En el momento de la redacción del presente catálogo, la pieza se encuentra expuesta en la Sala VII de la Planta 0, la dedicada a la casa romana. El presente ejemplar fue publicado, junto al descrito en la entrada 59.1, por Caldera de Castro48. Atendiendo a su contexto de hallazgo, pudo haberse asociado, al igual que la 59.4, a un establecimiento rural. 59.4. Reja de hierro (inv. 36010). Procedencia: Camino viejo de Mirandilla. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 93,5 cm. Está conformado por seis barras que se cruzan en ángulo recto con otras cuatro. Las barras miden una anchura media de 2,5 cm. En las intersecciones de las barras se hallan dispuestas una serie de piezas de tendencia rectangular, de cuyos ángulos surgen unas puntas orientadas de tal modo que cubren en diagonal aproximadamente una cuarta parte de cada uno de los cuadrados que conforman el espacio vacío de la reja. Dichas puntas, con una longitud media de 5 cm. y un grosor medio de 0,3 cm., parten de una anchura media de 1 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta terminar en la punta en cuestión. 46 GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41, lám. XXX. CALDERA DE CASTRO, 1984. 48 CALDERA DE CASTRO, 1984. 47 100 Las placas se unen a las barras mediante unos remaches que manifiestan unas cabezas circulares planas de 2 cm. de diámetro medio por los dos frentes de la pieza. El ejemplar se encuentra en buen estado de conservación, faltándole sólo cinco de las puntas que cubrían los vacíos de la reja. Comentario: La pieza, muy similar a los otros ejemplares analizados, se halla en el Museo a consecuencia de una donación efectuada en 1988 por Pedro Calvo. Atendiendo a su contexto de hallazgo, pudo haberse asociado, al igual que la 59.3, a un establecimiento rural. 60. Grapas 60.1. Grapa de hierro (inv. 4821). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 38,5 cm. Está conformado por una placa rectangular doblada en un ángulo recto uno de sus extremos para prolongarse por espacio de 6 cm. hasta su conclusión. Ésta mantiene una anchura regular de unos 3 cm. hasta que a 15 cm. del extremo opuesto, va disminuyendo paulatinamente para terminar en punta. Dicha punta, a 2 cm. de su conclusión, se dobla en ángulo oblicuo en el sentido opuesto a la inflexión en ángulo recto del extremo opuesto. La placa mantiene un grosor medio de 0,9 cm. que, al doblarse en ángulo recto, aumenta a 1 cm. para adelgazarse a continuación y mantener hasta su terminación 0,7 cm. de grosor. Comentario: El ejemplar, procedente del Almacén del Teatro romano junto a otras piezas semejantes, es posible que pertenezca a las excavaciones practicadas entre 1910 y 1036 en el propio Teatro romano, manifestando una tipología asociada a lo que hemos interpretado como una grapa destinada a la sujeción de placas decorativas. En relación a tal hipótesis, véase el capítulo dedicado al comentario de las tipos descritos en el catálogo. 60.2. Grapa de hierro (inv. 4822). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 37,5 cm. Está conformado por una placa rectangular de 4 cm. de anchura media por 1 cm. de grosor medio que en sus dos extremos se dobla en ángulo oblicuo hacia uno de los lados correspondientes al grueso de la placa. En uno de ellos y transcurridos 3,5 cm. de la inflexión, la pieza vuelve a doblarse para recuperar el sentido general de la placa por espacio de 2 cm., haciendo disminuir paralelamente su grosor para constituir un filo en su final. En el extremo opuesto, la práctica totalidad de la porción inflexionada está cubierta con una gruesa capa de mortero de cal que adopta una forma aproximadamente prismática de 7 cm. de longitud por 5 cm. de anchura y 5 cm. de altura, percibiéndose en su parte superior el remate de la placa que está envolviendo. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1. 60.3. Grapa de hierro (inv. 4823). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 42 cm. Está conformado por una placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al mayor de sus lados menores para prolongarse por espacio de 8 cm. hasta su conclusión. Ésta va aumentando de anchura paulatinamente desde los 2 cm. del extremo correspondiente al menor de los lados menores hasta alcanzar los 4 cm. ya a su término tras su inflexión en ángulo recto. La placa mantiene un grosor medio de 0,7 cm. que, tras doblarse en ángulo recto, aumenta hasta 1 cm. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1. 60.4. Grapa de hierro (inv. 4826). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 24,4 cm. Está conformado por una placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al menor de sus lados menores para prolongarse por espacio de 2,8 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 3,5 cm. del extremo correspondiente al mayor de los lados menores hasta alcanzar los 1,5 cm. ya a su término tras su inflexión en ángulo recto. La placa mantiene un grosor medio de 0,7 cm. que, a 6,5 cm. de su terminación por el primero de los extremos descritos, 101 va disminuyendo hasta alcanzar los 0,5 cm., mientras que en el opuesto, tras doblarse, va adelgazándose para constituir un filo en su final. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1. 60.5. Grapa de hierro (inv. 4827). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 28,8 cm. Está conformado por una placa de 1,6 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor medio que en sus dos extremos se dobla hacia uno de los lados correspondientes al ancho de la placa mediante sendas terminaciones en forma de triángulos rectángulos. Estos últimos miden respectivamente 3,3 cm. de longitud, disponiendo su base en un ángulo cercano a los 90º respecto al eje de la pieza y partiendo de una anchura máxima de 2,5 y 2 cm. respectivamente en su lado menor para ir disminuyendo por la cara interna de la pieza hasta terminar en punta. Comentario: La presente pieza parece corresponderse a una tipología de grapa utilizada para la unión entre sillares. En relación a tal hipótesis, véase el capítulo dedicado al comentario de los tipos descritos en el catálogo. 60.6. Grapa de hierro (inv. 4838). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 19 cm. Está conformado por una placa en forma de triángulo isósceles doblada en un ángulo oblicuo en el extremo correspondiente a su base para prolongarse por espacio de 4 cm. hasta su conclusión. Ésta va aumentando de anchura paulatinamente desde el extremo correspondiente al vértice hasta alcanzar en el extremo opuesto los 2,5 cm. La placa mantiene un grosor medio de 0,7 cm. que, al doblarse, va adelgazándose para constituir un filo en su final. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1. 60.7. Grapa de hierro (inv. 4839). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 15,2 cm. Está conformado por una placa en forma de triángulo isósceles doblada en un ángulo oblicuo en el extremo correspondiente a su base para prolongarse por espacio de 2,8 cm. hasta su conclusión. Dicha placa va aumentando de anchura paulatinamente desde el extremo correspondiente al vértice hasta alcanzar en el extremo opuesto los 3,2 cm. Igualmente, mantiene un grosor medio de 0,7 cm. que, al doblarse, aumenta hasta 1 cm. para adelgazarse ya y constituir un filo en su final. Comentario: En la ficha manual del catálogo sistemático del Museo la pieza está identificada, posiblemente por Álvarez Sáenz de Buruaga, como un garfio, si bien dicha propuesta se pone en duda por medio de una interrogación. Respecto a nuestra interpretación de la misma como grapa, véase el comentario a la entrada 60.1, así como el capítulo dedicado a los tipos descritos en el catálogo. 60.8. Grapa de hierro (inv. 4840). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Mide una longitud total de unos 19 cm. Está conformado por una placa en forma de triángulo isósceles doblada en un ángulo oblicuo en el extremo correspondiente a su base para prolongarse por espacio de 4,5 cm. hasta su conclusión. Dicha placa va aumentando paulatinamente de anchura desde el extremo correspondiente al vértice hasta alcanzar en el extremo opuesto los 2,5 cm. Igualmente, mantiene un grosor medio de 0,5 cm. que, al doblarse, va adelgazándose para constituir un filo en su final. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1. 60.9. Grapa de hierro (inv. 4842). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 22 cm. Está conformado por una placa de 1,3 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor medio que en sus dos extremos se dobla hacia uno de los lados correspondientes al ancho de la placa mediante sendas terminaciones en forma 102 de triángulos rectángulos. Estos últimos miden respectivamente 2,5 y 3 cm. de longitud, disponiendo su base en un ángulo cercano a los 90º respecto al eje de la pieza y partiendo de una anchura máxima de 2 cm. en su lado menor para ir disminuyendo por la cara interna de la pieza hasta terminar en punta. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.5. 60.10. Grapa de hierro (inv. 4846). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 13,5 cm. Está conformado por una placa en forma de triángulo isósceles doblada en un ángulo oblicuo en el extremo correspondiente a su punta para prolongarse por espacio de 3,5 cm. hasta su conclusión. Dicha placa va aumentando paulatinamente de anchura desde el extremo correspondiente al vértice hasta alcanzar en el extremo opuesto los 3,5 cm. Igualmente, mantiene un grosor medio de 0,6 cm. El ejemplar muestra múltiples concreciones, en especial hacia el interior del ángulo en que se dobla. Comentario: Pese a su similitud con los escoplos, la carencia de un filo en uno de sus extremos, unida al parecido que el ejemplar muestra respecto a la pieza 60.4 en relación al extremo que se dobla en la misma, nos obligan a considerarla más bien como una grapa. 60.11. Grapa de hierro (inv. 4898). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 71 cm. Está conformado por una placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por uno de sus extremos para prolongarse por espacio de 5 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 5,2 cm. del extremo opuesto hasta alcanzar los 3,5 cm. en el momento de su inflexión en ángulo recto, tras la cual aumenta levemente para llegar a los 4 cm. a su término. La placa mantiene un grosor medio de 1,8 cm. Igualmente y hacia la mitad de su recorrido, la pieza se dobla en ángulo oblicuo, desplazándose tanto frontal como lateralmente. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.1. 60.12. Grapa de hierro (inv. 4901). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 67 cm. Está conformado por una placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al menor de sus lados menores para prolongarse por espacio de 5 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 5,7 cm. del extremo correspondiente al mayor de los lados menores hasta alcanzar los 4,3 cm. ya a su término tras su inflexión en ángulo recto. La placa mantiene un grosor medio de 2,3 cm. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo interpreta la pieza como un refuerzo de puerta. Respecto a nuestra interpretación de la misma como grapa, véase el comentario a la entrada 60.1, así como el capítulo dedicado a los tipos descritos en el catálogo. 60.13. Grapa de hierro (inv. 4902). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 72,5 cm. Está conformado por una placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al menor de sus lados menores para prolongarse por espacio de 5 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 5,2 cm. del extremo opuesto hasta alcanzar los 3 cm. en el momento de su inflexión en ángulo recto, tras la cual aumenta levemente para llegar a los 4 cm. a su término. La placa mantiene un grosor medio de 2 cm. que, a unos 10 cm. de su inflexión en ángulo recto, va disminuyendo para alcanzar los 1,2 cm. en el momento de su inflexión y mantenerlos hasta su término. Igualmente y hacia la mitad de su recorrido, la pieza se dobla en ángulo oblicuo. Comentario: Respecto a la interpretación dada a la pieza tanto en la ficha manual de catálogo sistemático como por nosotros, véase el comentario a la entrada precedente. 60.14. Grapa de hierro (inv. 6152). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). 103 Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 22,3 cm. Está conformado por una placa trapezoidal doblada en un ángulo próximo al recto en uno de sus extremos para prolongarse por espacio de 3,3 cm. hasta su conclusión. Dicha placa se inicia con una anchura de 3,5 cm., decreciendo paulatinamente hasta alcanzar en el extremo correspondiente a su inflexión los 2,5 cm. Igualmente, mantiene un grosor irregular de entre 1 y 1,5 cm. que, al doblarse, aumenta hasta los 2,5 cm. para adelgazarse ya y constituir un filo en su final. Comentario: Debe de tratarse de uno de los dos ejemplares con los extremos doblados mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194649. Respecto a su tipología, véase el comentario a la entrada 60.1. 60.15. Grapa de hierro (inv. 6153). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 20,8 cm. Está conformado por un vástago que se inicia con una sección rectangular de 1,5 cm. de anchura por 1 cm. de grosor, el cual va disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta. En el extremo opuesto, dicho vástago se dobla hacia uno de los lados correspondientes al ancho de la placa mediante una terminación en forma de triángulo rectángulo. Esta última mide 2,5 cm. de longitud, disponiendo su base en un ángulo cercano a los 90º respecto al eje de la pieza y partiendo de una anchura máxima de 1 cm. en su lado menor para ir disminuyendo por la cara interna de la pieza hasta terminar en un filo. Comentario: Debe de tratarse de uno de los dos ejemplares con los extremos doblados mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194650. Este último, en la ficha manual, escribe con un interrogante en el campo del objeto la palabra uncus. Nosotros apreciamos cierto parecido en la misma con una grapa del estilo de la catalogada en la entrada 60.1. 60.16. Grapa de hierro (inv. 7029). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud máxima de 28 cm. La cabeza está constituida por un vástago de sección informe y con unos 5,3 cm. de longitud por 0,5 cm. de anchura, dispuesto en sentido transversal a la espiga, así como con sus dos lados levemente doblados hacia el exterior de la pieza. La espiga consiste en una placa de 2 cm. de anchura media que va adelgazándose por espacio de 5 cm. en el extremo correspondiente a la cabeza, al tiempo que en su extremo opuesto, comienza por doblarse por espacio de 2,5 cm. en un doble ángulo oblicuo, uno en el sentido de su anchura y el otro desviándose de su eje, para después volverse 90º en el sentido opuesto, aumentar su anchura y alcanzar los 2,5 cm. en su terminación. Comentario: Nos hallamos ante una tipología especial de grapa que, en origen, debió de disponer la segunda de las terminaciones referidas simplemente en ángulo recto respecto al ancho de la pieza. 60.17. Grapa de hierro (inv. 23367). Procedencia: Casas de Otero - Campaña 1976. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal está compuesto por parte de la cabeza y de la espiga, y mide una longitud total de 21,8 cm. La cabeza está constituida por una lámina de 6,2 cm. de longitud por 1,2 cm. de anchura, dispuesta en sentido transversal a la espiga. Esta última consiste en un largo vástago de 21 cm. de longitud y sección cuadrada que muestra una anchura media de 0,9 cm., engrosada lateralmente en su arranque por espacio de 2 cm. hasta alcanzar los 1,5 cm. en el momento de su intersección con la cabeza. A 4 cm. de inicio de la espiga, emerge de uno de sus lados, en el mismo sentido que la cabeza, un corto vástago transversal de 3 cm. de longitud que, partiendo con una anchura de 1 cm. y un grosor de 0,6 cm. va decreciendo paulatinamente hasta terminar en punta. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo identifica la pieza más concretamente con un elemento de ensamblaje del tipo de los utilizados para sujetar los ladrillos del horno. Entendemos que ello se debe a la presencia del vástago transversal, suscribiéndonos por lo demás a la hipótesis planteada en la ficha. 49 50 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1947, pág. 38. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1947, pág. 38. 104 60.18. Grapa de hierro (inv. 31337). Procedencia: Villa romana de Torreáguila - Cata E. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal está compuesto por parte de la cabeza y de la espiga, y mide una longitud total de 4,3 cm. La cabeza está constituida por una lámina de 4,5 cm. de longitud dispuesta en sentido transversal a la espiga, la cual presenta en el centro una anchura máxima de 1,4 cm. que decrece por el único lateral completo hasta 1 cm. La espiga consiste en una lámina de 3,5 cm. de longitud y 1,3 cm. de anchura media, cuyo grosor se ensancha lateralmente por toda su longitud hasta alcanzar los 1,5 cm. en el momento de su intersección con la cabeza. Comentario: La presente tipología de grapa, identificada como tal por el arqueólogo excavador, está destinada a la sujeción y encuadramiento de sillares. Su contexto se corresponde a un asentamiento tipo uilla próximo a Montijo, y junto a ella se ingresan otros dos ejemplares semejantes. 60.19. Grapa de hierro (inv. 31338). Procedencia: Villa romana de Torreáguila - Cata E. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal está compuesto por la cabeza y parte de la espiga, y mide una longitud total de 5,3 cm. La cabeza está constituida por una lámina de 6,3 cm. de longitud dispuesta en sentido transversal a la espiga, la cual presenta en el centro una anchura máxima de 2 cm. que decrece por ambos lados hasta alcanzar 1,3 cm. por uno de ellos y terminar en punta en el opuesto. La espiga consiste en una lámina de 4,5 cm. de longitud y 2,3 cm. de anchura media, cuyo grosor se ensancha lateralmente por toda su longitud hasta alcanzar los 2 cm. en el momento de su intersección con la cabeza. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.18. 60.20. Grapa de hierro (inv. 31339). Procedencia: Villa romana de Torreáguila - Cata E. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal está compuesto por parte de la cabeza y la espiga, y mide una longitud total de 5,5 cm. La cabeza está constituida por una lámina de 4,5 cm. de longitud dispuesta en sentido transversal a la espiga, la cual mide una anchura media de 1,3 cm. La espiga consiste en una lámina de 4 cm. de longitud y 2 cm. de anchura media, cuyo grosor se ensancha lateralmente en su tercio inicial hasta alcanzar los 1,3 cm. en el momento de su intersección con la cabeza. Comentario: Véase el comentario a la entrada 60.18. 61. Clavos 61.1. Pareja de clavos de hierro (inv. 29958-29959). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 16,3 cm. y el segundo de 17,8 cm. Las cabezas, de sección cuadrilobulada y unos 2 cm. de altura por 1,8 cm. de anchura, cobran la apariencia de cuatro gajos enfrentados dos a dos, derivándose hacia una superficie circular en la zona de su remate y cerrados en un frente plano en su punto de unión con las espigas. Estas últimas, conformadas por un vástago de sección cuadrada, se inician con unos 0,6 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Comentario: Se trata de unos ejemplares notables, sin duda parte de un mismo conjunto en el que se integrarían combinando una posible faceta funcional de ensamblaje con otra decorativa constituida por la parte vista de la cabeza. Esta es una característica que compartirán con la pieza 61.5 de nuestro catálogo. 61.2. Clavo de hierro (inv. 9865). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 9,1 cm. La cabeza, de 0,7 cm. de altura por 1 cm. de anchura, presenta forma piramidal. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,8 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. 105 61.3. Clavo de hierro (inv. 9869). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 8,8 cm. La cabeza, de 0,4 cm. de altura por 0,5 cm. de anchura, presenta forma piramidal. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, mantiene una anchura regular de 0,4 cm. hasta el momento de su fractura. 61.4. Conjunto de clavos de hierro (inv. 2196-2200). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 9,8 cm., el segundo 17 cm., el tercero 18 cm., el cuarto 11 cm. y el quinto 8,5 cm. Las cabezas de todos los ejemplares están conformadas por una superficie irregular de tendencia bicónica, con un diámetro máximo en el primer ejemplar de 3 cm., en el segundo de 2,9 cm., en el tercero de 3,7 cm., en el cuarto de 2,3 cm. y en el quinto de 2,4 cm. Las espigas están conformadas también en todos los casos por un vástago de sección cuadrada con una anchura máxima de 0,7 cm. en el primero y el segundo, 1 cm. en el tercero, 0,5 cm. en el cuarto y 0,9 cm. en el quinto. Las puntas se desarrollan en el último cuarto o el tercio final de cada ejemplar, si bien en el segundo y el cuarto se encuentra muy deteriorada y en el quinto se ha perdido. El primer ejemplar muestra numerosas concreciones en la zona de la cabeza, mientras que el tercer y el cuarto las manifiestan en varios puntos de la espiga. Comentario: Nos hallamos ante piezas de grandes dimensiones, que, pese a poder contar con distintos contextos de hallazgo, encuentran similitudes en la forma de su cabeza. En cualquier caso, destaca especialmente la longitud del segundo y tercer ejemplar, pudiendo ambos estar asociados, más que al ámbito funerario, al mundo de la construcción. 61.5. Clavo de hierro (inv. 2201). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 8,3 cm. La cabeza, que simula un motivo fitomorfo, está conformada por una esfera de 1 cm. de diámetro tras la que se disponen dos láminas superpuestas de forma hexalobulada, levemente cóncavas, y con un tamaño algo superior la primera respecto a la segunda, de modo que la primera mide una anchura máxima de 2,7 cm. y la segunda de hasta 3 cm. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada y 6,8 cm. de longitud que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: Hemos separado el presente ejemplar del conjunto anterior debido a que, pese a ingresar en lote junto a ellos, constituye sin lugar a dudas una pieza con una entidad claramente diferenciable. Se trata de una de las piezas más elaboradas, no sólo en el tipo de los clavos, sino incluso dentro del total de la colección de hierros del Museo. En cualquier caso su destino, más que funcional, debió de estar asociado al adorno de la hoja de un vano, a un mueble o a otro elemento fabricado en madera. 61.6. Conjunto de clavos de hierro (inv. 4864-4875, 4877-4881, 4884-4885). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares completos (primero al tercero, cuarto al décimo, decimosexto y decimoséptimo) e incompletos, compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 14,5 cm., el segundo 15,4 cm., el tercero 10,9 cm., el cuarto 10,5 cm., el quinto 15 cm., el sexto 14,5 cm., el séptimo 15,2 cm., el octavo 14,2 cm., el noveno 10,7 cm., el décimo 10,4 cm., el decimoprimero 9,8 cm., el decimosegundo 9,7 cm., el decimotercero 11 cm., el decimocuarto y el decimoquinto 8,3 cm., el decimosexto 11 cm., el decimoséptimo 8,7 cm., el decimoctavo 8 cm. y el decimonoveno 7,7 cm. La porción conservada de las cabezas en los diecinueve ejemplares está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 2,7 cm. en el primer ejemplar, 2,1 cm. en el segundo, 2 cm. en el tercero, 1,8 cm. en el cuarto, 2,1 cm. en el quinto, 2,2 cm. en el sexto, 1,8 cm. en el séptimo, 2,8 cm. en el octavo, 2,1 cm. en el noveno, 2 cm. en el décimo, 1,9 cm. en el decimoprimero, 2,2 cm. en el decimosegundo y el decimotercero, 2,5 cm. en el decimocuarto, 1,7 cm. en el decimoquinto y el decimosexto, 2,3 cm. en el decimoséptimo, 2 cm. en el decimoctavo y 2,2 cm. en el decimonoveno. La espiga consiste en un 106 vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que se conserva. Ésta se dobla en ángulo oblicuo en los ejemplares quinto, sexto y decimooctavo. Comentario: Resulta imposible determinar si este extenso conjunto de clavos, ingresados de manera unitaria como producto de las excavaciones efectuadas entre 1910 y 1936 en la ciudad, pertenecen a un contexto doméstico o funerario. En cualquier caso y por la similitud de sus cabezas y vástagos, parecen formar un todo de características homogéneas que indica su posible pertenencia a un conjunto unitario. 61.7. Conjunto de clavos de hierro (inv. 6809-6811). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de parte de la cabeza y la espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 9 cm., el segundo 9,7 cm. y el tercero 8 cm. La porción conservada de las cabezas en los tres ejemplares está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 2 cm. en el primer ejemplar, 2,3 cm. en el segundo y 1,9 cm. en el tercero. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada algo irregular y una anchura media de 0,6 cm. mantenida hasta el momento de su fractura, presentando múltiples pérdidas en el tercero de los ejemplares. 61.8. Clavo de hierro (inv. 6863). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 12,3 cm. La cabeza está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 1,8 cm. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada, con una anchura máxima de 0,5 cm., que tiende a aplanarse por espacio de 3 cm. en su inicio y, en el otro sentido y por espacio de 5 cm., ya hacia su terminación. Comentario: Hemos separado este ejemplar del siguiente porque, pese a llevar números correlativos, su diferenciación formal es muy destacada. 61.9. Clavo de hierro (inv. 6864). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 6,7 cm. La cabeza, de 1,2 cm. de altura por 1,1 cm. de anchura, presenta forma piramidal. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,7 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 61.10. Pareja de clavos de hierro (inv. 6945-6946). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de clavo y ejemplar completo, compuestos de cabeza, espiga y en uno de los casos, punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 4,5 cm. y el segundo 11 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 2,1 cm. En el primer ejemplar muestra numerosas concreciones, mientras que en el segundo está inclinada respecto al eje marcado por la espiga. Esta última está conformada por un vástago de sección cuadrada algo irregular, que, partiendo de una anchura máxima de 0,6 cm. en el primer ejemplar y 0,8 cm. en el segundo, va decreciendo hasta el momento de su fractura en el primero y la conclusión en la punta en el segundo. 61.11. Clavo de hierro (inv. 7400). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 5,3 cm. La cabeza está presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 1,6 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,9 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. Sobrepasada la mitad de la espiga, ésta se dobla en ángulo recto, volviendo a doblarse una vez más y en el mismo sentido ya próxima a su terminación. 107 61.12. Pareja de clavos de hierro (inv. 7649-7650). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 8 cm. y el segundo 8,5 cm. Las cabezas de ambos están simplemente conformadas como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto en el primer ejemplar y en uno algo superior al ángulo recto en el segundo, mostrando un aspecto irregular y midiendo 1,5 cm. en ambos casos. La espiga consiste en el primer ejemplar en un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, fracturada ya próxima a la terminación. En el segundo ejemplar consiste en una lámina de 0,5 cm. de grosor que va disminuyendo su anchura desde 1 cm. en su arranque hacia la punta, de la que se ha perdido su segmento final. 61.13. Conjunto de clavos de hierro (inv. 5632-5634). Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1945. Tumba 1. Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 9,4 cm., el segundo 7,4 cm. y el tercero 5,5 cm. Las cabezas en los tres ejemplares presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 2 cm. en todos ellos. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que se inicia con unos 0,7 cm. de anchura en los dos primeros ejemplares y 0,5 cm. en el tercero para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Comentario: El conjunto fue extraído del primero de los enterramientos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194551. 61.14. Conjunto de clavos de hierro (inv. 5746-5773). Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1945. Tumba 3. Descripción: Ejemplares completos (cuarto, sexto, octavo, decimoprimero, decimosegundo, decimoséptimo, decimoctavo, vigesimosexto y vigesimoctavo) e incompletos, dividido el octavo, el decimoprimero, el decimosexto, el decimonoveno, el vigesimoprimero, el vigesimoquinto y el vigesimoctavo en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 3,8 cm., el segundo 4,7 cm., el tercero 4,3 cm., el cuarto 5,7 cm., el quinto 6,2 cm., el sexto 5 cm., el séptimo 6,2 cm., el octavo 6,1 cm., el noveno 6,1 cm., el décimo 4,8 cm., el decimoprimero 5,4 cm., el decimosegundo 5,7 cm., el decimotercero 3,5 cm., el decimocuarto 3,4 cm., el decimoquinto 2,7 cm., el decimosexto 4,1 cm., el decimoséptimo 4,7 cm., el decimoctavo 5,7 cm., el decimonoveno 4,2 cm., el vigésimo 7,6 cm., el vigesimoprimero 5,3 cm., el vigesimosegundo 3,4 cm., el vigesimotercero 3,6 cm., el vigesimocuarto 4,8 cm., el vigesimoquinto 5 cm., el vigesimosexto 6 cm., el vigesimoséptimo 5,2 cm. y el vigesimoctavo 6 cm. La porción conservada de las cabezas en los diecinueve ejemplares que preservan parte de ellas está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 1,7 cm. en el primer ejemplar, 1,8 cm. en el tercero, 1,6 cm. en el cuarto, 1,4 cm. en el quinto, 1,2 cm. en el sexto, 1,9 cm. en el séptimo, 1,5 cm. en el octavo, 1,6 cm. en el noveno, 1,1 cm. en el decimoprimero, 1,2 cm. en el decimosegundo, 1,3 cm. en el decimotercero, 1,4 cm. en el decimocuarto, 1,3 cm. en el decimoquinto, 1,2 cm. en el decimosexto, 1,4 cm. en el decimoséptimo y el decimoctavo, 1,2 cm. en el decimonoveno, 1,4 cm. en el vigesimoquinto, 1,6 cm. en el vigesimosexto y 1,7 cm. en el vigesimoctavo. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La cabeza se encuentra desplazada en los ejemplares octavo y decimonoveno, mientras que la espiga se dobla en ángulo recto superada la mitad de su recorrido en los ejemplares vigesimosexto, vigesimoséptimo y vigesimoctavo y la punta en cuestión en un ángulo similar en estos tres últimos ejemplares, además de en el decimosexto, el decimoséptimo y el decimoctavo. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: El conjunto fue extraído del enterramiento denominado tumba 3, mencionado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194552, debiendo estar re51 52 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 4. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 5. 108 lacionado, más que con el ajuar de dicha sepultura, con el ataúd que debió de contener lo que al parecer se pudo identificar como una inhumación del Siglo I. 61.15. Clavo de hierro (inv. 5774). Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1945. Tumba 3. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 22,4 cm. La cabeza, de 1 cm. de altura por 2,5 cm. de diámetro máximo, presenta forma cónica. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con 1 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Comentario: Hemos separado el presente ejemplar del conjunto previo debido a su clara diferenciación tipológica, contrastando con éste por sus dimensiones (es uno de los mayores clavos de las colecciones del Museo). Por lo demás y como el resto del conjunto, fue extraído del enterramiento denominado tumba 3, mencionado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 1945, pudiendo corresponderse con uno de los 27 que el autor publica relacionados con dicha sepultura53. 61.16. Pareja de clavos de hierro (inv. 5836-5837). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 9,2 cm. y el segundo 11,3 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 2 cm. en el primero y 1,9 cm. en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que se inicia con unos 0,8 cm. de anchura en los dos primeros ejemplares para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. En el primer ejemplar, el vástago se dobla en ángulo oblicuo en su cuarto final para retomar de nuevo un sentido cercano al de su eje ya próximo a la punta. Comentario: Debe de tratarse de una pareja de clavos mencionada por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194554. 61.17. Conjunto de clavos de hierro (inv. 5866-5869). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 13,7 cm., el segundo 7,5 cm., el tercero 9,1 cm. y el cuarto 6,5 cm. Las cabezas en los cuatro ejemplares presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 2 cm. en la primera y la cuarta y de 2,1 cm. en la segunda y la tercera. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que se inicia con unos 0,7 cm. de anchura en los dos primeros ejemplares para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. En el primer ejemplar, la espiga se dobla sobre sí en su cuarto final para adoptar una forma curvada, mientras que en el segundo lo hace en un ángulo oblicuo ya cerca de la punta. Comentario: Debe de tratarse de parte de los once clavos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 1945 con relación a un segundo lote de piezas procedentes de la zona de Los Silos55. 61.18. Clavo de hierro (inv. 5873). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 14,3 cm. La cabeza, de 1 cm. de altura por 1,4 cm. de diámetro máximo, presenta forma troncocónica. La espiga, conformada por un vástago de sección circular, se inicia con 1 cm. de diámetro para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Comentario: Debe de tratarse de uno de los once clavos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 1945 con relación a un segundo lote de piezas procedentes de la zona de Los Silos56. La forma de la cabeza, la proporción que guarda con la espiga y 53 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 5. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 6. 55 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 7. 56 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 7. 54 109 la sección triangular de esta última hacen que muestre una forma singular respecto al común de los clavos. Ello, unido a que no parece estar asociado a ninguna sepultura específica, nos hacen concluir que su uso pudo no ser el corriente en los ejemplares procedentes de áreas de necrópolis: la confección de ataúdes. 61.19. Conjunto de clavos de hierro (inv. 5987-5989, 5991). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplares completos (el tercero y el cuarto) e incompletos, compuestos de cabeza, espiga y en su caso punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 7,2 cm., el segundo 4 cm., el tercero 7,9 cm. y el cuarto 7,8 cm. Las cabezas en los cuatro ejemplares presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 1,9 cm. en la primera, 1,7 cm. en la segunda, 1,8 cm. en la tercera y 1,9 cm. en la cuarta. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que se inicia con unos 0,7 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el momento de su fractura en los dos primeros ejemplares y en la punta en los dos últimos. En el tercer ejemplar, el vástago se dobla en ángulo recto superado su cuarto final. Comentario: Debe de tratarse de parte de los once clavos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 1945 con relación a un segundo lote de piezas procedentes de la zona de Los Silos57. 61.20. Clavo de hierro (inv. 5990). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 6,5 cm. La cabeza presenta una forma esférica de 2,5 cm. de diámetro. La espiga, conformada por un vástago de sección circular, se inicia con 1 cm. de diámetro para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Ésta se dobla sobre sí en su cuarto final para adoptar una forma curvada. Comentario: Debe de tratarse de uno de los once clavos mencionados por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 1945 con relación a un segundo lote de piezas procedentes de la zona de Los Silos58. A pesar de que pertenece al mismo conjunto descrito en la entrada precedente, el presente ejemplar se ha segregado del mismo debido a su singularidad tipológica, caracterizada por su gruesa cabeza esférica, algo no presente en ninguna otra de las piezas inventariadas en el Museo. 61.21. Pareja de clavos de hierro (inv. 17333-17334). Procedencia: Necrópolis oriental - Campaña 1972. Tumba 5. Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el segundo en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 10,5 cm. y el segundo 7,8 cm. La cabeza del primero, de 1,1 cm. de altura por 2,4 cm. de diámetro máximo, presenta forma semiesférica, mientras que la del segundo presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, con un diámetro máximo de 2 cm. Las espigas están conformadas por un vástago de sección circular que se inicia con unos 1,5 cm. de diámetro en el primer caso y 1 cm. en el segundo para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el momento de su fractura. Comentario: Los dos clavos fueron hallados formando parte de una tumba en la que destacaba la presencia de una urna de cerámica, lo que de algún modo descarta que interviniesen en la confección del ataúd de madera propio de una sepultura de inhumación. Quedaría por conjeturar que, más que con el ajuar, pudieran haber intervenido en el ensamblaje de una caja destinada a proteger la urna en cuestión. 61.22. Clavo de hierro (inv. 6249). Procedencia: Columbarios. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 7,8 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, con un diámetro máximo de 2 cm. La espiga está conformada por un vástago de sección informe que se inicia con unos 1,5 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el momento de su fractura. 57 58 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 7. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1946, pág. 7. 110 Comentario: El presente clavo fue entregado al Museo por Arturo Salete en 1946, junto al siguiente ejemplar y el fragmento de escoria 57.1, declarándose en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo que, pese a ser hallado en superficie, quizá fuese producto de las excavaciones practicadas en el lugar por Serra Rafols aquel mismo año. 61.23. Clavo de hierro (inv. 6250). Procedencia: Columbarios. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total 4,5 cm. La cabeza presenta una forma semiesférica de 1 cm. de altura por 2,2 cm. de diámetro máximo. La espiga está conformada por un vástago de sección circular con una diámetro medio de 1,5 cm. hasta el momento de su fractura. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 61.24. Clavo de hierro (inv. 15492). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 18 cm. La cabeza, de 1,2 cm. de altura por 2 cm. de anchura, presenta forma troncocónica. La espiga, conformada por un vástago de sección irregular de tendencia cuadrada, presenta una anchura media de 0,7 cm. hasta que a unos 2,5 cm. del final comienza a decrecer hasta concluir en la punta. Comentario: La presente pieza, entregada al Museo en 1972, hace declarar en el Libro de Registro su procedencia como dudosa. 61.25. Conjunto de clavos de hierro (inv. 23001-23009). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el sexto en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 7,3 cm., el segundo 10,3 cm., el tercero y el cuarto 15,5 cm., el quinto 8,3 cm., el sexto 9,5 cm., el séptimo 7,2 cm., el octavo 9 cm. y el noveno 6,6 cm. La porción conservada de las cabezas en los seis ejemplares que preservan parte de ellas está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 1,9 cm. en el primer ejemplar, 1,7 cm. en el segundo, 2,2 cm. en el séptimo y 2,5 cm. en el octavo, mientras que el tercer ejemplar presenta una cabeza piramidal de 1,5 cm. de altura por 2,2 cm. de anchura y el sexto una circular plana de 2,1 cm. de diámetro máximo por 0,6 cm. de grosor. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La punta en cuestión se dobla en un ángulo oblicuo en los ejemplares segundo, quinto y octavo. Así mismo, el ejemplar cuarto lleva adherido un fragmento de recipiente de cerámica común correspondiente al borde y parte del galbo del mismo, ya cerca de la punta. Comentario: El presente conjunto de clavos fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973, extendiendo su intervalo hasta el ejemplar inv. 23013. No obstante, la pieza 62.5 estimamos que consiste más bien en una escarpia. Y frente a los clavos cuarto, quinto y noveno que, pese a no conservar la cabeza, pueden identificarse como clavos en base a su similitud a los ejemplares segundo o sexto y séptimo respectivamente, los objetos descritos en la entrada 71.15 no pueden dejar de catalogarse como simples vástagos terminados en punta pero sin indicios de haber terminado en una cabeza que los identifique dentro del presente tipo. 61.26. Pareja de clavos de hierro (inv. 6336-6337). Procedencia: Viviendas militares. Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el segundo en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 4,4 cm. y el segundo 4,7 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular, inclinada respecto al eje marcado por las espigas. Estas últimas, conformadas por un vástago de sección cuadrada, se inician con 0,7 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. 111 Comentario: La presente pareja se encuentra publicada por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194759. 61.27. Clavo de hierro (inv. 6437). Procedencia: Casa de Luís Díez. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de espiga y punta. Mide una longitud total de 7,7 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,8 cm. de anchura por 0,7 cm. de grosor para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Superada la mitad de su recorrido, se dobla en ángulo oblicuo. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194760. Pese a que la pieza carece de cabeza, la forma que adopta la espiga en el extremo correspondiente a la misma indica que podríamos hallarnos ante una punta del estilo de las halladas en Casa Herrera, en las que la cabeza en cuestión se confeccionaba mediante la inflexión en ángulo recto del extremo opuesto a la punta. 61.28. Clavo de hierro (inv. 6500). Procedencia: Viviendas protegidas. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 7 cm. La cabeza, de 0,8 cm. de altura por 1,9 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,7 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Superada la mitad de su recorrido, se dobla en ángulo recto. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194761. 61.29. Conjunto de clavos de hierro (inv. 6999-7006, 7008-7013). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el tercero, el decimoprimero y el decimocuarto en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 10,4 cm., el segundo 4,5 cm., el tercero 6,4 cm., el cuarto 6,5 cm., el quinto 10,2 cm., el sexto 12,4 cm., el séptimo 7,8 cm., el octavo 8,2 cm., el noveno 8,7 cm., el décimo 9,2 cm., el decimoprimero 8,2 cm., el decimosegundo 12,4 cm., el decimotercero 8,9 cm. y el decimocuarto 10 cm. La porción conservada de las cabezas en los diez ejemplares que preservan parte de ellas está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,2 cm. en el primer ejemplar, 2,3 cm. en el segundo, 2,4 cm. en el tercero, 2,8 cm. el quinto, 2,9 cm. en el sexto, 2,3 cm. en el séptimo y en el octavo, 1,9 cm. en el décimo, 1,7 cm. en el decimoprimero, 1,8 cm. en el decimotercero y 2,2 cm. en el decimocuarto. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La espiga se dobla en un ángulo oblicuo en el tercio inicial del primer ejemplar, poco antes de la mitad en el quinto, en el cuarto final del séptimo y en el tercio final del noveno. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: El presente conjunto se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194862. No podemos determinar si perteneció a un mismo elemento, ni si este tuvo un carácter mueble o pertenecía a la propia estructura del edificio excavado y que en función de otros de los materiales hallados fue interpretado como una fábrica de vidrio. En todo caso y dada la correlación de sus números hemos decidido agruparlos, separando del mismo únicamente el ejemplar 9.1, debido a que en realidad se corresponde claramente con una pata de trípode, y no con un clavo. 59 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 40. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. 61 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. 62 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1949, pág. 25. 60 112 61.30. Clavo de hierro (inv. 7066). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y de la espiga. Mide una longitud total de 5,2 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y levemente convexa, con un diámetro máximo de 2,2 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,8 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el momento de su fractura. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194863. Por si el distanciamiento en su numeración implica una distinción en su contexto original, hemos optado por separarlo del conjunto procedente de la misma excavación. 61.31. Clavo de hierro (inv. 8814). Procedencia: Teatro romano. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total de 3,6 cm. La cabeza, de 1 cm. de altura por 2,2 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 1,3 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el momento de su fractura. Comentario: Se trata del único clavo custodiado en las colecciones del Museo que detenta con seguridad tal procedencia. 61.32. Conjunto de clavos de hierro (inv. 8928-8935). Procedencia: Cuesta del Lorito - Excavación 1961. Edificio C. Sepultura de inhumación junto al muro O. Descripción: Ejemplares incompletos, divididos todos salvo el octavo en varios fragmentos que unen entre sí y compuestos en parte de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 9,3 cm., el segundo 5,2 cm., el tercero 5,5 cm., el cuarto 6,3 cm., el quinto 2,9 cm., el sexto 1,8 cm., el séptimo 2,6 cm. y el octavo 12,5 cm. La porción conservada de las cabezas en los diez ejemplares que preservan parte de ellas está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 3 cm. en el primer ejemplar, 1,9 cm. en el segundo, 1,5 cm. en el tercero, 1,9 cm. el cuarto, 2 cm. en el quinto, 1,9 cm. en el séptimo y 2,2 cm. en el octavo. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,9 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. En general, el estado de conservación de las piezas es muy malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones y hallándose prácticamente desintegrados los ejemplares sexto y séptimo. Comentario: El presente conjunto fue excavado por García y Bellido en un claro contexto funerario situado en la calzada situada a la salida del puente romano y que posteriormente publicaría en la serie Excavaciones Arqueológicas de España. Más concretamente, se localizó en el interior de una sepultura de inhumación, siendo muy probable que perteneciese a un desaparecido ataúd de madera de la misma. 61.33. Pareja de clavos de hierro (inv. 8947-8948). Procedencia: Cuesta del Lorito - Excavación 1961. Edificio C. Sepultura en la roca, a 6,40 m. del machón izquierdo. Descripción: Ejemplares completo e incompleto, divididos en varios fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza, espiga y, en el primero de los casos, punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 11,1 cm., y el segundo 4,8 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2 cm. en el primer ejemplar y 1,8 cm. en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en el primero y en el momento de su fractura en el segundo. Comentario: La presente pareja fue hallada en las mismas circunstancias que el anterior conjunto pero asociado a una sepultura distinta. En todo caso y en relación tanto a su contexto general como a su posible función, remitimos al lector al comentario de la susodicha entrada. 63 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1949, pág. 25. 113 61.34. Conjunto de clavos de hierro (inv. 8956-8961). Procedencia: Cuesta del Lorito - Excavación 1961. Descripción: Ejemplares completos (segundo y tercero) e incompletos, dividido el sexto en varios fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 7,6 cm., el segundo 5,7 cm., el tercero 6,5 cm., el cuarto y el quinto 6,5 cm., y el sexto 3,8 cm. La porción conservada de las cabezas está conformada por una lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,3 cm. en el primer ejemplar, 1,8 cm. en el segundo, 2,6 cm. en el tercero, 2,5 cm. el cuarto, 1,5 cm. en el quinto, y 2 cm. en el sexto. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,8 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La espiga se dobla en un ángulo recto poco antes de la mitad del segundo ejemplar, así como poco después de la misma en el tercero, volviendo a doblarse una vez más, en esta ocasión en ángulo oblicuo, en el cuarto final del segundo. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: A diferencia de los clavos descritos en las dos entradas anteriores, los presentes carecen de un contexto claro de hallazgo, no estando expresamente vinculados como aquellos a sepultura alguna. No obstante, su similar aspecto podría insinuar que tuvieron un destino afín, perteneciendo a una tumba destruida con anterioridad a la excavación de García Bellido. 61.35. Conjunto de clavos de hierro (inv. 10115). Procedencia: Barriada de La Antigua. Descripción: Ejemplares completos e incompletos, dividido uno de ellos en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. De las catorce piezas, las completas miden un promedio de entre 7 y 8 cm. de longitud máxima, mientras que las incompletas van haciéndolo reducir desde los 6 cm. de la mayor hasta los 2,5 cm. de la menor. Las cabezas están conformadas por una lámina aplanada de tendencia circular de 2 cm. de diámetro medio. Las espigas consisten en un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro medio de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. Dos de los ejemplares tienen la espiga doblada en ángulo oblicuo, mientras que en otro más se dobla en ángulo recto, siempre hacia su tercio final. Comentario: A este amplio conjunto le fue asignado un único número de inventario, seguramente ante la certeza de que los ejemplares que lo componían estaban integrados en un objeto unitario. Por la forma de los ejemplares, el número de piezas y su contexto general de hallazgo, éste podría haberse correspondido con el ataúd de madera utilizado en un enterramiento de inhumación. 61.36. Conjunto de clavos de hierro (inv. 10116). Procedencia: Barriada de La Antigua. Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. Las cincuenta y seis piezas miden un promedio de entre 1,5 y 1,7 cm. de longitud máxima. Las cabezas están conformadas por una lámina aplanada de tendencia circular de entre 1 y 1,2 cm. de diámetro medio. Las espigas consisten en un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro medio de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: A este amplio conjunto le fue asignado un único número de inventario, seguramente ante la certeza de que los ejemplares que lo componían estaban integrados en un objeto unitario. A tal efecto y dado el reducido tamaño de los clavos, somos propensos a pensar en que formarían parte de un calzado. 61.37. Pareja de clavos de hierro (inv. 10235-10236). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación 2. Sector Sudoeste. Descripción: Ejemplares incompletos, divididos en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí, y compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 11,5 cm. y el fragmento principal del segundo 7 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,6 cm. en el primer ejemplar y 2,4 cm. en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1,5 cm., en el primer caso va decreciendo hasta el momento de su fractura, 114 mientras que en el segundo no puede determinarse su desarrollo debido a la desintegración de la pieza. El extremo final de la espiga del primer ejemplar se dobla en ángulo recto. En general, el estado de conservación de las piezas es muy malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: A la presente pareja le seguía un ejemplar catalogado en la ficha manual como clavo pero para el que no hemos podido descartar con seguridad tal identificación, incluyéndolo en el apartado de vástagos y otorgándole la entrada 71.22. 61.38. Conjunto de clavos de hierro (inv. 32505-32507). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1983. Junto a la cocina. Nivel 1, C-3. Descripción: Ejemplares incompletos, divididos el primero y el tercero en dos fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 5,7 cm., el segundo 5,9 cm. y el tercero 5,2 cm. Las cabezas de los tres presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,5 cm. en el primer ejemplar, 2,7 cm. en el segundo y 2,2 cm. en el tercero. Las espigas están conformadas por un vástago de sección circular que mantiene un diámetro regular de 1 cm. hasta el momento de su fractura. El estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas concreciones. 61.39. Clavo de hierro (inv. 32511). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1983. Fuente romana. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 9 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 3,3 cm. La espiga está conformada por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1,9 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. Comentario: Si bien no procede dentro del mismo yacimiento de un contexto idéntico, sorprende la similitud formal de la presente pieza respecto a las descritas en las dos entradas precedentes, en especial por la constatación de una espiga circular respecto a la más corrientemente cuadrada. 61.40. Pareja de clavos de hierro (inv. 11623-11624). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1969. Calicata bóveda, a 1 m. de profundidad. Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 5 cm., y el segundo 6,5 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada circular, levemente convexa, y con un diámetro de 2,9 cm. en el primer ejemplar y 3,2 cm. en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. La espiga del segundo ejemplar se dobla en ángulo recto superada la mitad de su recorrido. Comentario: En función del lugar de hallazgo de las piezas, en el relleno de la bóveda del aljibe emiral, los ejemplares deberían pertenecer a un momento posterior al de la construcción del éste en el Siglo IX. 61.41. Clavo de hierro (inv. 33802). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1981. Cata 1, Capa 3. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total de 6,2 cm. La cabeza, de 1,8 cm. de altura por 3,5 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica, desarrollando en su interior una superficie cóncava de la que parte la espiga. Esta última está conformada por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. El estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas concreciones. 61.42. Pareja de clavos de hierro (inv. 34108-34109). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cuadrante B-1, Capa 7. Descripción: Fragmentos de clavos de hierro, divididos a su vez en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí, y compuestos de cabeza y parte de la espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 3 cm., y el segundo 1,5 cm. Las cabezas de ambos presentan forma de lámina aplanada circular y con un diámetro de 4 cm. en el primer ejemplar y 4,2 cm. en el segundo. Las espigas están conformadas por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. 115 61.43. Clavo de hierro (inv. 34469). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cuadrante F-1, Capa 12. Derribo muro. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza y espiga. El fragmento principal mide una longitud total de 5 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 1,8 cm., hallándose dispuesta en ángulo oblicuo respecto al eje marcado por la espiga. Esta última está conformada por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. En su tercio final, la espiga se dobla en ángulo oblicuo. El estado de conservación de la pieza es malo, hallándose muy desintegrada. 61.44. Clavo de hierro (inv. 34471). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cuadrante F-1, Capa 12. Derribo muro. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en tres fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 7 cm. La cabeza, de 1,5 cm. de altura por 2,8 cm. de diámetro máximo, presenta forma semiesferica. La espiga está conformada por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1,2 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. El estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas concreciones. 61.45. Conjunto de clavos de hierro (inv. 35211). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Testigo B, C. Descripción: Fragmentos de clavos de hierro en número indeterminado, divididos a su vez en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Entre ellos pueden distinguirse con seguridad hasta cinco piezas reagrupables en tres grupos en función de su tipología. Los ejemplares del primer grupo, que suman un total de tres, miden una longitud máxima de 3 cm. y una mínima de 1,5 cm. Todos presentan una cabeza en forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, de 4,2 cm. de diámetro medio. Sus espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. Una de las tres piezas está adherida a la cabeza de un cuarto clavo. Aparte de este grupo coherente, una de las otras dos piezas, que mide una longitud total de 5,5 cm., presenta una cabeza semicircular de 1,2 cm. de altura por 3 cm. de diámetro máximo, así como una espiga de sección circular que, partiendo de un diámetro de 2 cm., va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. El quinto ejemplar mide una longitud total de 5 cm. y presenta sólo la base de la cabeza, de 1,5 cm. de anchura máxima, a continuación de la cual se desarrolla una espiga de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 1 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. Destacan finalmente tres espigas de 5,5, 4,5 y 3,6 cm. de longitud total por una anchura media de 1 cm., una de las cuales dobla uno de sus extremos, posiblemente la punta, en ángulo recto. 61.46. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12041-12049). Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971. Sepultura 1. Descripción: Ejemplares completos (segundo, cuarto y sexto) e incompletos, dividido el primero en tres fragmentos que unen entre sí y compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 2 cm., el segundo 8,2 cm., el tercero 7,3 cm., el cuarto 7,6 cm., el quinto 3,6 cm., el sexto 7,4 cm., el séptimo 5,5 cm., el octavo 4,7 cm. y el noveno 5,3 cm. La porción conservada de las cabezas presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 1,4 cm. en el primer ejemplar, 1,9 cm. en el segundo, 2 cm. en el tercero y el cuarto, 1,5 cm. en el quinto, 1,9 cm. en el sexto, 1,7 cm. en el séptimo, 1,6 cm. en el octavo y 1,8 cm. en el noveno. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo en el tercer ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: En la ficha manual, se añade a la procedencia el dato “junto Columbarios”, asociándose expresamente a una “Sepultura 1” salvo en el caso del noveno ejemplar, en el que simplemente se indica que se trata de un “Hallazgo casual”. Ello no obstante, al dorso de la etiqueta con el número de inventario, una numeración correlativa del uno al nueve nos insta a incluir el ejemplar en cuestión 116 en el mismo conjunto y asociarlo a la referida sepultura. Por lo demás, las medidas del primer clavo no coinciden con las de la ficha manual del catálogo sistemático, sin duda como consecuencia de una degradación del mismo desde el momento de su ingreso hasta el presente. 61.47. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12050-12082). Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971. Sepultura 2. Descripción: Ejemplares completos (sexto, séptimo, octavo, noveno, vigésimoquinto y vigesimoséptimo) e incompletos, divididos el primero, el cuarto, el decimotercero y el vigesimonoveno en dos fragmentos que unen entre sí, así como el décimo en cinco fragmentos que unen entre sí, el decimocuarto en tres fragmentos que unen entre sí y el vigesimocuarto y el trigésimosegundo en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí, y compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 7,6 cm., el segundo 6,5 cm., el tercero 4,7 cm., el cuarto 6,7 cm., el quinto 8,5 cm., el sexto 11,6 cm., el séptimo 11,4 cm., el octavo 10,9 cm., el noveno 9,7 cm., el décimo 9,2 cm., el decimoprimero 11,2 cm., el decimosegundo 10,5 cm., el decimotercero 4,7 cm., el decimocuarto 6,9 cm., el decimoquinto 9,5 cm., el decimosexto 10 cm., el decimoséptimo 6,9 cm., el decimoctavo 9,4 cm., el decimonoveno 8,5 cm., el vigésimo 6,3 cm., el vigesimoprimero 9,3 cm., el vigesimosegundo 4,3 cm., el vigesimotercero 10,7 cm., el vigesimocuarto 7,8 cm., el vigesimoquinto 12 cm., el vigesimosexto y el vigesimoséptimo 8,7 cm., el vigesimoctavo 9,5 cm., el vigesimonoveno 4,2 cm., el trigésimo 8,5 cm., el trigesimoprimero 10,5 cm., el trigesimosegundo 6,5 cm. y el trigesimotercero 5,5 cm. La porción conservada de las cabezas en los treinta y un ejemplares que preservan parte de ellas presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 1,6 cm. en el primer ejemplar, 2,6 cm. en el segundo, 1,6 cm. en el cuarto, 2,2 cm. en el quinto, sexto y séptimo, 2,8 cm. en el octavo, 2,3 cm. en el noveno, 1,9 cm. en el décimo, 2,5 cm. en el decimoprimero, 2,3 cm. en el decimosegundo, 2,2 cm. en el decimocuarto, 2,2 cm. en el decimoquinto, 2,5 cm. en el decimosexto, decimoséptimo y decimoctavo, 2,2 cm. en el decimonoveno, 2,7 cm. en el vigésimo, 2,1 cm. en el vigesimoprimero, 2,7 cm. en el vigesimosegundo, vigesimotercero y vigesimocuarto, 2,3 cm. en el vigesimoquinto y vigesimosexto, 2,1 cm. en el vigesimoséptimo, 2,4 cm. en el vigesimoctavo, 1,9 cm. en el vigesimonoveno, 2,5 cm. en el trigésimo, 2,6 cm. en el trigesimoprimero, 2,9 cm. en el trigesimosegundo y 2,5 cm. en el trigesimotercero. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,8 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La espiga se dobla en un ángulo recto en el tercio inicial del primer ejemplar y superada la mitad del decimocuarto y el trigesimosegundo, mientras que lo hace en ángulo oblicuo en el tercio final del noveno y en el cuarto final del vigesimocuarto. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 61.48. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12086-12088). Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971. Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 11,2 cm., el segundo 7,3 cm. y el tercero 5,3 cm. La porción conservada de las cabezas de los dos primeros ejemplares presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2 cm. en el primero y 1,7 cm. en el segundo, mientras que en el tercero es simplemente plana, está fracturada y presenta una anchura máxima de 1,5 cm. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,7 cm. en el primer y segundo ejemplar y 0,5 cm. en el tercero, va decreciendo hasta concluir en la punta. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo próximo al recto en el segundo ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, presentando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: A través de la ficha manual no puede asegurarse que, a diferencia de los dos conjuntos anteriores, el presente hubiera estado asociado a un contexto unitario, y más en función de la dispar apariencia formal del tercer ejemplar. No obstante, la presencia de una numeración paralela sí parece manifestar la pertenencia de las tres piezas a un conjunto coherente. 61.49. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12099-12103). Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971. 117 Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer y segundo ejemplar miden una longitud total de 4 cm., el tercero 4,2 cm., el cuarto 5,2 cm. y el quinto 7,3 cm. La porción conservada de las cabezas presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa y con un diámetro máximo de 2 cm. en el cuarto ejemplar y simplemente plana, fracturada y con una anchura máxima de 1,6 cm. en el primero, segundo y tercero. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,7 cm. en el primer, segundo, tercer y cuarto ejemplares y 1 cm. en el quinto, va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo próximo al recto en el cuarto ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: Las circunstancias del conjunto son similares a las del anterior, por lo que nos remitimos al comentario del mismo. 61.50. Conjunto de clavos de hierro (inv. 23542-23543, 23545). Procedencia: Casa del Mitreo - Campaña 1966. Sala del mosaico cosmológico, Sector columnas. Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 13,5 cm., el segundo 9,8 cm. y el tercero 12,5 cm. Las cabezas presentan forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa y con un diámetro máximo de 2,3 cm. en el primer ejemplar, 2,5 cm. en el segundo y 2,2 cm. en el tercero. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,8 cm. va decreciendo hasta el momento de su fractura. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo en el tercer ejemplar, volviendo a retomar su dirección inicial ya próxima a la punta. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones. 61.51. Clavo de hierro (inv. 23606). Procedencia: Casa del Mitreo - Campaña 1966. Habitación de la escalera, parte superior final del pasillo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 6 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 3,6 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 1,2 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. El ejemplar muestra numerosas pérdidas y concreciones. 61.52. Clavo de hierro (inv. 23655). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la cabeza y parte de la espiga del mismo. Mide una longitud total de 3 cm. La cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 4,6 cm. La porción conservada de la espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 1,8 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura, donde ha alcanzado los 1,4 cm. El ejemplar muestra numerosas concreciones, así como en la parte interna de la cabeza una serie de manchas de tonalidad blanquecina. 61.53. Conjunto de clavos de hierro (inv. 23699-23733). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplares completos (séptimo, decimoséptimo, vigésimotercero, vigesimosexto, vigesimoséptimo, trigésimo y trigesimoquinto) e incompletos, dividido el noveno en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí y compuestos de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 15,3 cm., el segundo 12,3 cm., el tercero 12,5 cm., el cuarto 15,5 cm., el quinto 11 cm., el sexto 14,3 cm., el séptimo 14,4 cm., el octavo 12,5 cm., el noveno 11,4 cm., el décimo 11,3 cm., el decimoprimero 11,7 cm., el decimosegundo 8,7 cm., el decimotercero 11,4 cm., el decimocuarto 9,3 cm., el decimoquinto 10,7 cm., el decimosexto 9,5 cm., el decimoséptimo 13 cm., el decimoctavo 10,3 cm., el decimonoveno 12,4 cm., el vigésimo 13,6 cm., el vigesimoprimero 8,5 cm., el vigesimosegundo 9,8 cm., el vigesimotercero 10,7 cm., el vigesimocuarto 7,7 cm., el vigesimoquinto 9,4 cm., el vigesimosexto 11 cm., el vigesimoséptimo 8,3 cm., el vigesimoctavo 11,4 cm., el vigesimonoveno 14,2 cm., el trigésimo 6,5 cm., el trigesimoprimero 6,2 cm., el trigesi- 118 mosegundo 10 cm., el trigesimotercero 6,5 cm., el trigesimocuarto 8,8 cm. y el trigesimoquinto 8 cm. La porción conservada de las cabezas en los treinta y cinco ejemplares presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,2 cm. en el primer y segundo ejemplar, 2,3 cm. en el tercero, 2,7 cm. en el cuarto, 2 cm. en el quinto, 2,2 cm. en el sexto, 1,8 cm. en el séptimo, 2,1 cm. en el octavo, 2,3 cm. en el noveno y décimo, 2,2 cm. en el decimoprimero, 2,1 cm. en el decimosegundo, 2,3 cm. en el decimotercero, 2 cm. en el decimocuarto, 2,3 cm. en el decimoquinto, 2 cm. en el decimosexto, 1,7 cm. en el decimoséptimo, 1,6 cm. en el decimoctavo, 1,9 cm. en el decimonoveno, 1,7 cm. en el vigésimo, 2,3 cm. en el vigesimoprimero, 1,8 cm. en el vigesimosegundo, 1,9 cm. en el vigesimotercero y vigesimocuarto, 2,4 cm. en el vigesimoquinto, 2 cm. en el vigesimosexto, 1,6 cm. en el vigesimoséptimo, 2,2 cm. en el vigesimoctavo, 1,9 cm. en el vigesimonoveno, 2 cm. en el trigésimo y el trigesimoprimero, 2,5 cm. en el trigesimosegundo, 1,6 cm. en el trigesimotercero, 2 cm. en el trigesimocuarto, y 2,2 cm. en el trigesimoquinto. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de entre 0,7 y 1 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La cabeza se halla descentrada respecto al eje marcado por la espiga en los ejemplares cuarto, séptimo, decimoquinto, decimosexto, vigesimoctavo y trigesimocuarto. En el ejemplar decimonoveno, la espiga se bifurca en dos fragmentos en el segundo tercio de su recorrido. Igualmente, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo superada la mitad de los ejemplares primero, segundo, tercero, séptimo, decimoséptimo, decimonoveno, vigesimoprimero, vigesimotercero, vigesimoctavo y vigesimonoveno, mientras que lo hace antes de ésta en los ejemplares octavo, decimotercero, vigesimosexto y trigesimosegundo o, ya próximo a la punta en el vigesimocuarto. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: Pese a que este amplio conjunto de piezas está numerado de manera correlativa y presenta algunas pautas arqueométricas más o menos estándares, la ausencia de un contexto exacto de hallazgo dentro de la excavación a la que pertenece nos impide aseverar su asociación unitaria a un mismo elemento. En todo caso y de poder vincularse a uno, éste bien podría haber sido uno de naturaleza estructural, como una techumbre, dado su elevado número. A tal efecto sólo extrañaríamos la dispar degradación del último ejemplar del conjunto. 61.54. Clavo de hierro (inv. 23787). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y espiga. Mide una longitud total de 12 cm. La porción conservada de la cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 1,9 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,8 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. 61.55. Clavo de hierro (inv. 23876). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 11,5 cm. La porción conservada de la cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular y con un diámetro máximo de 2,5 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con unos 0,9 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta la punta. 61.56. Clavo de hierro (inv. 23945). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y espiga. Mide una longitud total de 7,9 cm. La porción conservada de la cabeza presenta forma de lámina aplanada de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro máximo de 2,4 cm. La espiga, conformada por un vástago de sección cuadrada, se inicia con 1 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. El ejemplar muestra numerosas concreciones. Comentario: La pieza carece de contexto claro dentro de la vivienda a la que pertenece. Si es caso apenas debemos reparar en que presenta un nivel de degradación similar al del último ejemplar del conjunto 61.53. 119 61.57. Clavo de hierro (inv. 26337). Procedencia: Carretera de Don Álvaro - Excavación 1977. Frente al ambulatorio Obispo Paulo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 7 cm. La cabeza está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo 1,8 cm. de longitud. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que se inicia con unos 0,7 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Superada la mitad de su recorrido, la espiga se dobla en ángulo recto. Comentario: Pese a la correlación de su número inventario con el siguiente ejemplar, no hemos agrupado la presente pieza con aquella debido a su dispar tipología. En cualquier caso, la cabeza del presente clavo es muy similar a la percibida en los ejemplares tardoantiguos de Casa Herrera, lo que podría entrañar consecuencias de índole cronológica. 61.58. Clavo de hierro (inv. 26338). Procedencia: Carretera de Don Álvaro - Excavación 1977. Frente al ambulatorio Obispo Paulo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 10,6 cm. La cabeza presenta forma cónica, midiendo 1,5 cm. de altura por 2,7 cm. de diámetro máximo. La espiga está conformada por un vástago de sección cuadrada que se inicia con 1 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en la punta. Comentario: En relación a la disolución de la pareja que podría haber formado el presente ejemplar con el de la entrada previa, véase el comentario de esta última. 61.59. Conjunto de clavos de hierro (inv. 26349-26353). Procedencia: Carretera de Don Álvaro - Excavación 1977. Frente al ambulatorio Obispo Paulo. Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer y segundo ejemplar miden una longitud total de 7,4 cm., el tercero 7,2 cm., el cuarto 8,2 cm. y el quinto 7,8 cm. Las cabezas, en los dos ejemplares que preservan parte de ellas, presentan en el segundo una forma de lámina aplanada de tendencia elíptica y con un diámetro máximo de 3,5 cm., mientras que en el quinto está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo oblicuo, midiendo 1,3 cm. de longitud. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que se inicia con 1 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta la punta en los casos en los que ésta se conserva. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo en el cuarto ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: La similitud de las espigas de los ejemplares del conjunto, unida a la correlación de sus números de inventario, nos instan a agruparlos en una misma entrada. 61.60. Clavo de hierro (inv. 35088). Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1987. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total de 3,2 cm. La cabeza, de 1,7 cm. de altura por 3,5 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica, desarrollando en su interior una superficie cóncava de la que parte la espiga. Esta última está conformada por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones. Comentario: En función de la forma del ejemplar, podríamos pensar que nos hallamos ante un remache más que ante un verdadero elemento de ensamblaje. 61.61. Conjunto de clavos de hierro (inv. 11959-11961). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Piscina bautismal. Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 6,3 cm., el segundo 7,1 cm. y el tercero 8,1 cm. Las cabezas están conformadas como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,8 cm. en el primer ejemplar, 1,5 cm. en el segundo y 1,6 cm. en el tercero. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Superada la mitad de su recorrido, la espiga se dobla muy levemente en el tercer ejemplar. 120 61.62. Clavo de hierro (inv. 11968). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Ábside Oeste. Estrato I. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 7,1 cm. La cabeza, de 1,6 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. 61.63. Pareja de clavos de hierro (inv. 11969-11970). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Alrededores de la basílica. Descripción: Ejemplares completos, compuestos de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 5,2 cm. y el segundo 5,6 cm. Las cabezas están conformadas como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,2 cm. en el primer ejemplar y 1,1 cm. en el segundo. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. 61.64. Clavo de hierro (inv. 11971). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Limpieza general. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 8,3 cm. La cabeza, de 1,6 cm. de longitud, está conformada por un vástago dispuesto transversalmente a la espiga. Esta última consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero64. Por lo demás, la hemos separado de los clavos con números correlativos que la anteceden y suceden teniendo en cuenta que, así como lo general de su contexto de hallazgo no prueba su asociación espacial, su aspecto formal resulta algo dispar al de los otros ejemplares, tanto en sus dimensiones como en su morfología. 61.65. Clavo de hierro (inv. 11972). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Limpieza general. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 5 cm. La porción conservada de la cabeza, de 0,6 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Poco antes de la mitad de su recorrido, la espiga se dobla en un ángulo próximo al recto. Comentario: En relación a la desasociación de un grupo con los ejemplares anteriores, véase el comentario de la entrada precedente. 61.66. Pareja de clavos de hierro (inv. 11973). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Sepultura 3. Estrato 2. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de espiga y punta. Mide una longitud total de 7,2 cm. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,9 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. 61.67. Pareja de clavos de hierro (inv. 11975-11976). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Descripción: Ejemplares completo e incompleto, compuestos en parte de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 6 cm. y el segundo 5,2 cm. La cabeza del segundo ejemplar está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,2 cm. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,9 cm. en el primer ejemplar y 0,6 cm. en el segundo, va decreciendo hasta concluir en la punta. Poco antes de la mitad de su recorrido, la espiga se dobla en ángulo oblicuo en el primer ejemplar, así como en su cuarto final en un ángulo recto, en el sentido contrario. Comentario: Reunimos en una pareja los dos ejemplares que la conforman dada la correlación de sus números. Sin embargo, hemos de advertir que carecen de un contexto claro que certifique dicha agrupación como producto de su pertenencia a un todo unitario. 64 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 108, fig. 17. 121 61.68. Conjunto de clavos de hierro (inv. 11978-11983). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Piscina bautismal. Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 5 cm., el segundo 5,6 cm., el tercero 4,1 cm., el cuarto 5,2 cm., el quinto 6,5 cm. y el sexto 5,3 cm. Las cabezas, en los tres ejemplares que conservan parte de ella, están conformadas como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,5 cm. en el primer ejemplar, 1,2 cm. en el cuarto y 1,5 cm. en el quinto. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Hacia la mitad de su recorrido, la espiga se dobla en un ángulo próximo al recto en el tercer ejemplar, así como en un ángulo oblicuo en el quinto. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo interpreta el primero de los ejemplares como una alcayata. La pieza forma un conjunto sin embargo con las que le siguen, guardando las pautas generales de la mayoría de los clavos localizados en Casa Herrera, que en lugar de con una cabeza al uso, generan ésta rudimentariamente por medio de la inflexión del extremo sobre el que se percute. 61.69. Clavo de hierro (inv. 11984). Procedencia: Basílica de Casa Herrera. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 7,2 cm. La cabeza, de 1,5 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. 61.70. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12009-12012). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Sepultura 20, Estrato II. Descripción: Ejemplares completo (el segundo) e incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 5,1 cm., el segundo 6,5 cm., el tercero 5,8 cm. y el cuarto 3,7 cm. La cabeza, en el único ejemplar que la conserva, que es el segundo, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,5 cm. Las espigas consisten en los ejemplares primero, tercero y cuarto en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva, mientras que en el segundo consiste en un vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de grosor que, partiendo de una anchura de 0,7 cm., va decreciendo hasta terminar en punta. Poco antes de la mitad de su recorrido, la espiga dobla en un ángulo oblicuo en el cuarto ejemplar. Comentario: Las presentes piezas se encuentran publicadas en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero65. 61.71. Clavo de hierro (inv. 12016). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Sepultura del ángulo Sudoeste, Estrato II. Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud total de 7,3 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. En su cuarto inicial, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo. 61.72. Clavo de hierro (inv. 12017). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Baptisterio. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 7,1 cm. La cabeza, de 1,7 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: Hemos separado el presente ejemplar del descrito en la siguiente entrada debido a que, pese a proceder de un mismo contexto, manifiestan una clara disparidad formal. La pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero66. 65 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 156, fig. 42. 122 61.73. Clavo de hierro (inv. 12018). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Baptisterio. Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud total de 4,8 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: Véase el comentario a la entrada precedente. La pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero67. 61.74. Conjunto de clavos de hierro (inv. 12019-12021). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Nave Sur, Estrato 1 (limpieza superficial). Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 5 cm., el segundo 5,2 cm. y el tercero 4,4 cm. Las espigas consisten en el primer ejemplar en un vástago de sección rectangular y 0,4 cm. de grosor que, partiendo de una anchura de 0,7 cm., va decreciendo hasta terminar en punta, mientras que en el segundo y el tercero consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 y 0,7 cm. respectivamente, va decreciendo hasta concluir en la punta en el segundo y en el momento de su fractura en el tercero. 61.75. Clavo de hierro (inv. 12024). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste, Estrato 1. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 6,5 cm. La cabeza está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto por espacio de 1,2 cm. y en un nuevo ángulo recto, que la hace volverse en el mismo sentido que la espiga, por espacio de 1,5 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de grosor que, partiendo de una anchura de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero68. 61.76. Clavo de hierro (inv. 12025). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Nave Norte, Estrato 1. Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud total de 5,2 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero69. Sin embargo, el número 16169.99 que le asignan no se corresponde con el que recibe en los inventarios del Museo. 61.77. Clavo de hierro (inv. 12032). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste, Estrato 1. Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a parte de la cabeza y de la espiga del mismo. Mide una longitud total de 5,3 cm. La cabeza, de 1,5 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,8 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero70. 61.78. Pareja de clavos de hierro (inv. 15773-15774). Procedencia: Basílica de Casa Herrera. Descripción: Fragmentos de clavos correspondientes a la espiga y la punta de los mismos. El primer 66 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 134, fig. 30. ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 134, fig. 30. 68 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 122, fig. 23. 69 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 114, fig. 20. 70 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 121, fig. 23. 67 123 ejemplar mide una longitud total de 4,8 cm. y el segundo 4,1 cm. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: Pese a su estado fragmentario y dado que en el yacimiento de Casa Herrera no se han localizado con espigas semejantes otro tipo que no sea el de los clavos, hemos decidido avalar la interpretación que para ambos objetos dan sus excavadores e incluirlos dentro del tipo de los clavos. 61.79. Clavo de hierro (inv. 16161). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Habitación Noroeste, exterior. Estrato I. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total de 2,8 cm. La cabeza, de 0,5 cm. de altura por 1 cm. de diámetro, presenta forma semiesférica. La espiga está conformada por un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta el momento de su fractura. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones. Comentario: El presente ejemplar se aparta por la forma de su cabeza de la tónica marcada por el resto de los clavos hallados en la basílica de Casa Herrera. Pese a ello y en función de su contexto, tampoco podemos afirmar que cuente con una cronología diferente a la del resto de las piezas localizadas en el yacimiento. 61.80. Clavo de hierro (inv. 16236). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud total de 4,5 cm. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Hacia su mitad, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo. 61.81. Pareja de clavos de hierro (inv. 16485-16486). Procedencia: Basílica de Casa Herrera. Descripción: Fragmentos de clavos de hierro correspondientes a la espiga y la punta de los mismos. El primer ejemplar mide una longitud total de 7,8 cm. y el segundo 4,8 cm. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,8 cm. en el primer ejemplar y 0,5 cm. en el segundo, va decreciendo hasta concluir en la punta. En el primer ejemplar, la espiga se dobla en su tercio final en un ángulo oblicuo, así como a 2 cm. de la punta en un ángulo recto, en el sentido contrario. Comentario: Pese a que en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo se declara que las piezas pertenecen a la sepultura nº 43 de las excavadas por Serra Rafols, tal dato no parece concordar con lo publicado por Ulbert y Caballero en la sepultura que lleva esa misma numeración. Quizá se trate de una alusión al año en el que la sepultura fue intervenida, el 1943. En todo caso, tales materiales no aparecen recogidos entre los que los mencionados autores publican como extraídos por Serra Rafols de las sepulturas que éste inhumara. 61.82. Clavo de hierro (inv. 16523). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1972. Habitación Sudoeste, interior. Estrato III. Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud total de 3,6 cm. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero71. 61.83. Clavo de hierro (inv. 16554). Procedencia: Basílica de Casa Herrera. Descripción: Fragmento de clavo, correspondiente a la espiga y la punta del mismo. Mide una longitud total de 7,7 cm. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura 71 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 136, fig. 30. 124 media de 0,7 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta. En su tercio final, la espiga se dobla en un ángulo oblicuo. 61.84. Conjunto de clavos de hierro (inv. 16596-16599). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Nave lateral Norte. Encima de tapa de sepultura. Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 3,5 cm., el segundo 3,8 cm., el tercero 3,4 cm. y el cuarto 3,6 cm. La cabeza, en el único ejemplar que la conserva, que es el cuarto, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto, midiendo una longitud máxima de 1,8 cm. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,5 cm., va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. En el segundo ejemplar, la espiga se curva hacia la mitad de su recorrido, volviéndose sobre sí. 61.85. Clavo de hierro (inv. 16632). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Nave lateral Sur. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 5,5 cm. La cabeza, de 1 cm. de longitud, está conformada como producto de la inflexión de la espiga en un ángulo recto. La espiga consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. 61.86. Clavo de hierro (inv. 16643). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Nave lateral Norte. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por parte de la cabeza y espiga. Mide una longitud total de 7,7 cm. La porción conservada de la cabeza, de 1 cm. de longitud, está conformada por un vástago dispuesto transversalmente a la espiga. Esta última consiste en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 0,6 cm., va decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. 61.87. Conjunto de clavos de hierro (inv. 19582-19585). Procedencia: Villa romana de la Dehesa de Las Tiendas. Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos en parte de cabeza, espiga y en parte de punta. El primer ejemplar mide una longitud total de 8,7 cm., el segundo 7,7 cm., el tercero 11,6 cm. y el cuarto 8,6 cm. La porción conservada de las cabezas en los tres ejemplares que preservan parte de ellas presenta en el primer ejemplar la forma de lámina aplanada de tendencia circular, con un diámetro máximo de 2 cm., así como en el segundo la de una lámina aplanada de tendencia cuadrada, con 2 cm. de anchura, y en el tercero una troncopiramidal de 0,9 cm. de altura por 1,5 cm. de anchura. Las espigas consisten en un vástago de sección cuadrada que, partiendo de una anchura media de 1,2 cm. en los ejemplares primero, segundo y cuarto y de 0,7 cm. en el tercero, va decreciendo hasta concluir en la punta en los casos en los que ésta se conserva. La espiga se dobla en un ángulo oblicuo poco antes de la mitad del tercer ejemplar. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: Al menos dos de las tres piezas del conjunto podrían ser las referidas por Álvarez Martínez72, habiendo sido en tal caso halladas bajo el mosaico que él designa con el número 7. 62. Escarpias 62.1. Escarpia de hierro (inv. 36545). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 4,3 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y una anchura de 0,3 cm. que, en el cuarto final de su recorrido por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última mide una longitud de 1,2 cm. La espiga mantiene estable en su recorrido las dimensiones indicadas hasta que, a 1,5 cm. de su terminación, comienza a hacer decrecer drásticamente tanto su anchura como su grosor para concluir en la punta. 72 ÁLVAREZ MARTÍNEZ, 1976, pág. 461. 125 Comentario: Las dimensiones y el aspecto general de la pieza nos conducen a pensar que nos hallemos ya ante un ejemplar de la Edad Moderna, si no incluso contemporánea. 62.2. Conjunto de escarpias de hierro (inv. 6814-6816). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos de cabeza y espiga. El primer ejemplar mide una longitud total de 9 cm., el segundo de 8,7 cm. y el tercero de 9,5 cm. Los tres están conformados por un vástago de sección cuadrada y una anchura media de 1 cm. que, a los tres tercios de su recorrido, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última mide una longitud de 4,8 cm. en el primer ejemplar, 5,1 cm. en el segundo y 5,3 cm. en el tercero. La espiga mantiene estable en su recorrido el grosor medio indicado, mientras que, a partir de su mitad, comienza a hacer decrecer paulatinamente su anchura hasta el momento de su fractura, ya próximo a la punta. Comentario: Los tres ejemplares del conjunto constituyen un todo muy homogéneo, llevándonos a pensar que comparten una misma procedencia. 62.3. Escarpia de hierro (inv. 6395). Procedencia: Casa de Luís Díez. Descripción: Ejemplar completo, dividido en varios fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza, espiga y punta. El fragmento principal mide una longitud total de 13 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y una anchura de 0,5 cm. que, por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última mide una longitud de 3,5 cm. por 1,5 cm. de anchura en su arranque, si bien a 2 cm. de su terminación las concreciones hacen aumentar la segunda dimensión hasta los 2 cm. La espiga mantiene estable en su recorrido la anchura indicada hasta que, a 2 cm. de su terminación, comienza a hacer decrecer drásticamente tanto su anchura como su grosor para concluir en la punta. La pieza muestra numerosas concreciones y pérdidas. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194773. El mismo autor apunta en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, junto al campo del objeto, que pudiéramos hallarnos ante una pieza como los utilizadas para sujetar las puertas a la tierra. Su forma, una vez desprendidas toda una serie de concreciones, parece manifestarse más bien como la propia de una simple escarpia. 62.4. Escarpia de hierro (inv. 7018). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total de 12 cm. Está conformado por un vástago de sección rectangular de 1 cm. de anchura por 0,8 cm. de grosor que, por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última mide 3,5 cm. de longitud. La espiga, superada la mitad de su recorrido, se dobla en ángulo oblicuo hacia uno de los laterales de la pieza. Comentario: Pese a la ausencia de un engrosamiento en la espiga, el ejemplar puede ser catalogado como una escarpia tanto por sus dimensiones y aspecto global como más concretamente por la clara factura intencionada de su cabeza. 62.5. Escarpia de hierro (inv. 23010). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y parte de la espiga. Mide una longitud total de 15.5 cm. Está conformado por un vástago de sección informe, aunque tendente al círculo, con un grosor medio de 1,2 cm. que, en el cuarto final de su recorrido por uno de sus extremos, se dobla en forma de medio círculo, dando lugar a la cabeza. Esta última, que mide unos 1,5 cm. de longitud, también está compuesta por un vástago de sección informe. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones. Comentario: El presente objeto fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Ha sido desglosado del conjunto de clavos descrito en la entrada 61.25 debido tanto a la disparidad de su tamaño como a la forma de su cabeza, que nos obliga a identificarlo más bien como una escarpia. 73 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. 126 62.6. Escarpia de hierro (inv. 23654). Procedencia: Casa del Mitreo - Campaña 1966. Habitación de la escalera, parte superior final del pasillo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 9,1 cm. Está conformado por una lámina de 1 cm. anchura media por 0,4 cm. de grosor que, en el cuarto final de su recorrido por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última, que mide una longitud de 3,5 cm., hace doblar la lámina sobre su eje, invirtiendo las proporciones de la anchura y el grosor. La espiga mantiene estable en su recorrido las dimensiones indicadas hasta que, a 2,5 cm. de su terminación, comienza a hacer decrecer drásticamente su anchura hasta concluir en la punta. Comentario: Deberíamos conocer el contexto exacto del hallazgo de la pieza para poder determinar su inclusión en el ajuar doméstico de la Casa del Mitreo o su pertenencia ya a un periodo postocupacional de la misma. 62.7. Escarpia de hierro (inv. 23735). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 11,7 cm. Está conformado por un vástago de sección rectangular y 0,7 cm. de anchura por 1 cm. de grosor que, en el cuarto final de su recorrido por uno de sus extremos, se dobla en ángulo recto, dando lugar a la cabeza. Esta última, que mide una longitud de 4,5 cm., presenta un engrosamiento en su inicio, donde alcanza los 1,5 cm. de anchura, haciendo decrecer a continuación tanto su anchura como su grosor para terminar en punta. La espiga mantiene estable en su recorrido las dimensiones indicadas hasta que, a 5 cm. de su terminación, comienza a hacer decrecer drásticamente su anchura para concluir en la punta. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 63. Bisagras 63.1. Bisagra de hierro (inv. 9894). Procedencia: Desconocida. Descripción: Fragmento de bisagra, correspondiente a una de las mitades de la misma. Mide una longitud total de 10,6 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,4 cm. de anchura que, a unos 3 cm. de su conclusión, comienza a adelgazarse paulatinamente para concluir en la punta, mientras que por el extremo opuesto presenta la forma de un cilindro de 0,5 cm. de anchura por 0,4 cm. de altura, dispuesto transversalmente al sentido de la espiga, con sendas concavidades a su dos lados. Comentario: Podemos aseverar que la cabeza estuvo hueca en origen, con lo que el presente ejemplar, en lugar de catalogarse como clavo, tal como hace la ficha manual de catálogo sistemático del Museo, debemos interpretarlo como un elemento de ensamblaje del estilo de la bisagra 63.9. 63.2. Bisagra de hierro (inv. 7019). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Fragmento de bisagra, correspondiente a una de las mitades de la misma. Mide una longitud total de 9,2 cm. Está conformado por un vástago de hierro de sección informe y unos 0,7 cm. de anchura que va adelgazando su grosor paulatinamente hasta transformarlo en una placa de 0,2 cm. de grosor. Concluida dicha transformación y transcurridos 6,3 cm. desde el inicio de la pieza, ésta se ensancha mediante sendas inflexiones en ángulo recto para alcanzar los 1,5 cm. de anchura. Tras ello, va decreciendo paulatinamente hasta alcanzar a su término 1 cm. de anchura, al tiempo que a los 3 cm. de su desarrollo desde el ensanchamiento se dobla sobre sí para constituir una terminación anillada de 1 cm. de diámetro vuelta hacia el dorso de la mencionada pieza. Comentario: Nos hallamos ante un elemento de ensamblaje muy posiblemente vinculado a un objeto móvil de pequeño formato, como podría ser una caja, por poner un ejemplo ilustrativo. 63.3. Bisagra de hierro (inv. 12085). Procedencia: Barriada de Bodegones - Excavación 1971. Sepultura 5. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una pieza con una terminación anillada y un cáncamo enlazados entre sí. Mide una longitud total de 15,2 cm. La primera pieza consiste en un vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de grosor medio que, en uno de sus extremos, se ensancha mediante 127 sendas inflexiones diagonales para constituir una placa de 1,7 cm. de anchura por 2,7 cm. de longitud. En el extremo opuesto, el vástago remata en una terminación anillada de 1,7 cm. de diámetro. El cáncamo está conformado a su vez por un vástago de sección informe y 0,3 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, dando lugar a un círculo irregular de 1,7 cm. de diámetro, abierto en el punto de unión de sus dos extremos mediante sendas prolongaciones paralelas, una de 3,5 cm. de longitud hasta su terminación y la otra de 1,5 cm. de longitud hasta el momento de su fractura. Comentario: Nos hallamos ante el elemento de ensamblaje de dos partes móviles de un posible objeto de pequeño formato, como podría ser una caja. De hecho, la pieza mayor podría hacer las veces de refuerzo en la estructura de esta última. En función del contexto de hallazgo del ejemplar y asumiendo otros paralelos, no podría descartarse que participara, bien en el cierre de un ataúd de madera, bien en el de una caja de pequeño formato integrada dentro de su ajuar. 63.4. Bisagra de hierro (inv. 13374). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una pieza con una terminación anillada y un cáncamo enlazados entre sí. Mide una longitud total de 11 cm. La primera pieza consiste en una placa de 0,6 cm. de grosor que, partiendo de una anchura máxima de 3 cm., va disminuyendo hacia uno de sus extremos por espacio de 6,5 cm. hasta el momento de su fractura. En el extremo opuesto, la placa culmina en una terminación semicircular con un orificio en su centro, al tiempo que se dobla adoptando una forma de cuarto de círculo. El cáncamo está conformado por un vástago de sección informe y 0,7 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, dando lugar a un círculo irregular de 2,9 cm. de diámetro abierto en el punto de unión de sus dos extremos mediante sendas prolongaciones paralelas que, prolongándose por espacio de unos 3 cm., van haciendo disminuir su grosor hasta terminar en punta. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones y burbujas. Comentario: La pieza podría estar asociada al equipamiento doméstico de la Casa del Mitreo, permitiendo la movilidad, bien de uno de sus vanos, bien de uno de los elementos de su mobiliario. Por lo demás, su peculiar degradación, presente en otras piezas procedentes de la vivienda, cabría atribuirla a su contacto directo con el fuego. 63.5. Bisagra de hierro (inv. 17153). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de bisagra, correspondiente a una de las mitades de la misma. Mide una longitud total de 19 cm. Está conformado de una gran placa de perfil liriforme que, por su extremo de mayor anchura, termina en una terminación anillada vuelta hacia el dorso de la mencionada pieza. La placa en cuestión se desarrolla por medio de un grueso vástago de sección cuadrada y unos 2 cm. de anchura, en los puntos en los que conserva la totalidad de su superficie. Transcurridos 12 cm. desde su inicio, se abre mediante sendos frentes de perfil cóncavo por espacio de 2 cm. hasta alcanzar los 7 cm. de anchura, momento en el cual se reduce ya por espacio de 4 cm. mediante unos frentes levemente convexos hasta concluir en la terminación anillada. Esta última está compuesta por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1,5 cm., va decreciendo paulatinamente hasta su conclusión, presentando una forma ovalada de unos 4 cm. de longitud por 3 cm. de anchura. Comentario: La pieza debe combinar el herraje de una puerta o un mueble con la terminación anillada que serviría para articular, bien la hoja de la puerta, bien la parte móvil del mueble. 63.6. Bisagra de hierro (inv. 15490). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí y compuesto de dos piezas ensambladas por un clavo. Mide una longitud total de 7,5 cm. Las dos piezas que la componen consisten en una placa que termina por uno de sus extremos, en uno de los casos en dos anillas laterales, y en el otro en una central, ambas orientadas hacia uno de los frentes de la referida placa. Las placas presentan un grosor máximo de 0,7 cm. que va decreciendo hasta el momento de su fractura, dividiéndose la que remata en dos anillas en dos mitades que, sumadas, miden 2,2 cm. de anchura máxima, al tiempo que la opuesta mide 2 cm. de anchura máxima. Las anillas, con un grosor medio de 0,7 cm., miden un diámetro medio de 3 cm., mostrando un orificio en su centro de unos 0,9 cm. 128 de diámetro. El clavo que une las placas se ha fusionado con las mismas, obstruyendo el orificio y conformando una única pieza con éstas. Comentario: La procedencia del actual ejemplar se consta en la ficha manual del catálogo sistemático como insegura. En cualquier caso y pese a la disimilitud formal que le otorga su dispar estado de conservación, parece podido haber formado pareja con el ejemplar descrito en la siguiente entrada. 63.7. Bisagra de hierro (inv. 15491). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de dos piezas ensambladas por un clavo. Mide una longitud total de 13,7 cm. Las dos piezas que la componen consisten en una placa que termina por uno de sus extremos, en uno de los casos en dos anillas laterales, y en el otro en una central, ambas orientadas hacia uno de los frentes de la referida placa. Las placas parten de una anchura de 2,2 cm. y un grosor de 0,7 cm. para ir decreciendo paulatinamente hasta su terminación, que en el caso de la placa con las dos anillas se encuentra a 6 cm. de su inicio y en la opuesta a 5 cm. de su inicio. En la cara interna de una de las placas, se distinguen dos oquedades de 0,5 cm. de diámetro distribuidas a intervalos regulares, mientras que en la segunda se aprecia sólo el más próximo a la anilla, estando el otro obstruido por una protuberancia informe. Las anillas miden un diámetro medio de 2,5 cm., con un orificio en su centro de 0,8 cm. de diámetro. El clavo que une las placas aún sobresale por ambos extremos, mostrando en uno de ellos una cabeza circular plana, levemente convexa, de 1,2 cm. de diámetro, y en el extremo opuesto una espiga de sección informe que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., va decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura, doblándose en ángulo oblicuo. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 63.8. Pareja de bisagras de hierro (inv. 23023-23024). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplares incompletos, compuestos por dos cáncamos enlazados entre sí. Extendido, el primer ejemplar mide una longitud total de 12,7 cm. y el segundo 15,4 cm. De los dos cáncamos que componen cada ejemplar, uno presenta una cabeza de forma de anillada, mientras que en el otro el vástago de la espiga se dobla en ángulo oblicuo para terminar por volver a hacerlo en semicírculo y retornar sobre dicha mitad inicial, adoptando una forma similar a la de un lazo y dando lugar de este modo a la cabeza. Las cabezas de forma anillada están ambas compuestas por un vástago de sección circular con un grosor medio de 0,5 cm. de diámetro, midiendo la del primer ejemplar 2 cm. de diámetro y la del segundo 2,2 cm. de diámetro. A su vez, las cabezas en forma de lazo de ambos ejemplares, compuestas también por un vástago de sección circular con un grosor medio de 0,5 cm. de diámetro, miden en los dos casos 2,5 cm. de anchura por 5,5 cm. de longitud. Las espigas de los cáncamos están conformadas por un vástago que, partiendo de una sección cuadrada con anchura media de 0,7 cm., va haciendo decrecer paulatinamente su anchura hasta concluir en el momento de su fractura, ya próximo a la punta. Comentario: La presente pareja fue hallada en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Formalmente resulta muy homogénea, pudiendo haber estado integrada en un objeto en el que sirvieran de bisagra a algún elemento móvil. Por lo demás, el cáncamo con cabeza en forma de lazo lo tenemos atestiguado dentro de dicho tipo de objeto a través de los ejemplares 64.1 y 64.3 de nuestro catálogo. 63.9. Bisagra de hierro (inv. 12031). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste, Estrato 1. Descripción: Fragmento de bisagra, correspondiente a una de las mitades de la misma. Mide una longitud total de 12,5 cm. Está conformado por un vástago de hierro de sección cuadrada y unos 0,6 cm. de anchura que, a 2 cm. de su terminación por uno de sus extremos, va adelgazando su grosor paulatinamente hasta transformarlo en una lámina. Esta última va aumentando paulatinamente la anchura inicial del vástago hasta alcanzar los 1,3 cm., al tiempo que se dobla sobre sí para constituir una terminación anillada de 0,8 cm. de diámetro, vuelta hacia uno de los frentes de la mencionada pieza. En el extremo opuesto, tras un punto situado en su tercio final en el que se perciben múltiples pérdidas de materia, la lámina va disminuyendo su grosor por espacio de 1 cm. hasta constituir un filo. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa He- 129 rrera elaboradas por Ulbert y Caballero74. Dichos autores interpretan el ejemplar como un clavo, identificación que recoge la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, aunque con reservas. Más bien y en función de su terminación anillada, podemos colegir que nos hallamos ante parte de una bisagra de pequeño formato. 64. Cáncamos 64.1. Cáncamo de hierro (inv. 30303). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 14,2 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y con una anchura media de unos 0,6 cm. que, transcurrida la mitad de su recorrido, se dobla en ángulo oblicuo para terminar por volver a hacerlo en semicírculo y retornar sobre dicha mitad inicial, adoptando una forma similar a la de un lazo de 8 cm. de longitud por 3 cm. de anchura máxima y dando lugar de este modo a la cabeza. En el extremo opuesto y a 2,5 cm. de su terminación, el vástago comienza a decrecer hasta el momento de su fractura, ya próximo a la punta. Comentario: La pieza resulta formalmente similar a una de las dos enlazadas en la pareja 63.8, así como al cáncamo 64.3. 64.2. Cáncamo de hierro (inv. 30305). Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 17,3 cm. La cabeza está conformada por un vástago de sección rectangular y un grosor irregular que oscila entre 1 y 2 cm., generando una anilla de unos 6 cm. de diámetro máximo que presenta en su interior un orificio de forma ovalada y 2,5 cm. de altura por 2 cm. de anchura. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular y en torno a 1 cm. de grosor que, partiendo de una anchura de 2,5 cm. va decreciendo hasta concluir en la punta. Comentario: Debido a las grandes dimensiones de la pieza, podría sostenerse su uso como gozne de una puerta. 64.3. Cáncamo de hierro (inv. 7035). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en cuatro fragmentos que unen entre sí y compuesto de cabeza y espiga. Mide una longitud total de 14,2 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y con una anchura de unos 0,9 cm. que, transcurrido el primer tercio de su recorrido, se dobla en ángulo oblicuo para terminar por volver a hacerlo en semicírculo y retornar sobre dicho tercio inicial, adoptando una forma similar a la de un lazo de 8 cm. de longitud por 3 cm. de anchura máxima y dando lugar de este modo a la cabeza. A los 2 cm. del inicio de la primera inflexión descrita, se añade a la pieza un vástago de sección circular y 1 cm. de diámetro, dispuesto transversalmente a la misma y fracturado por ambos extremos, de modo que alcanza únicamente una longitud máxima de 2 cm. Comentario: Nos hallamos ante uno de los múltiples elementos que debieron asociarse al instrumental de la fábrica de vidrio que con seguridad plena se situó en las inmediaciones de la Carretera de circunvalación. Por lo demás, la pieza resulta formalmente similar a una de las dos enlazadas en la pareja 63.8, así como al cáncamo 64.1. 64.4. Cáncamo de hierro (inv. 8939). Procedencia: Cuesta del Lorito - Excavación 1961. Edificio C. Sepultura de inhumación junto al muro O. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de cabeza, espiga y dos puntas. Mide una longitud total de 8,5 cm. La cabeza está conformada por un vástago de sección circular y en torno a 1 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí prolongándose bajo la forma de dos láminas paralelas. Estas últimas, que constituyen la espiga, miden 0,8 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor, prolongándose por espacio de 5 cm. hasta el momento en el que una se fractura y la otra se dobla en ángulo recto, recorriendo 4,5 cm. más antes de terminar en punta. 74 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 121, fig. 23. 130 Comentario: No podemos determinar la utilidad de la presente pieza en el contexto en el que fue hallada, aunque quizá y dado que fueron localizados en la misma sepultura los clavos de un posible ataúd de madera, el cáncamo en cuestión estaría ligado también al mismo, permitiendo su suspensión o la de su tapa. 64.5. Cáncamo de hierro (inv. 23737). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, espiga y punta. Mide una longitud total de 10,5 cm. La cabeza está conformada por un vástago de sección rectangular y un grosor medio de 0,7 cm., generando una anilla de unos 2,5 cm. de diámetro que presenta en su interior a un orificio de forma circular y 0,8 cm. de diámetro. La espiga consiste en un vástago de sección rectangular y en torno a 0,8 cm. de grosor que, partiendo de una anchura de 1,3 cm. va decreciendo hasta concluir en la punta. 65. Clavijas 65.1. Clavija de hierro (inv. 350). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 16,8 cm. Consiste en un vástago de sección cuadrada y un grosor medio de 1 cm. que, una vez completada su longitud mayor, gira en ángulo recto y, tras prolongarse por espacio de 3 cm., vuelve a girar en el mismo sentido, en paralelo al primero de los tramos, durante 14,6 cm., aumentando ligeramente de grosor desde la mitad de su recorrido hasta alcanzar a su término los 1,4 cm. Unos 0,8 cm. antes de la conclusión de este último tramo, se inicia una forma semicircular que, por espacio de unos 3,8 cm. y con una altura de 2,7 cm., se desarrolla en el lateral externo de la pieza. Al interior de la U conformada por el vástago principal aparecen unas concreciones que sellan el espacio de la intersección por espacio de unos 3 cm. Comentario: La ficha del catálogo sistemático del Museo, siguiendo las especificaciones aportadas en el inventario de Macías, identificaba la pieza como un cerrojo. Sin embargo y en base a paralelos etnográficos, es posible conjeturar que nos hallemos más concretamente ante una clavija como las empleadas para fijar las ruedas de los carros dentro del eje sin con ello impedir su fácil retirada. En tal caso, el apéndice semicircular serviría para asir la pieza en el momento de su extracción. 65.2. Clavija de hierro (inv. 351). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 13,8 cm. Consiste en un vástago de sección circular y un grosor medio de 1 cm. que, una vez completada su longitud mayor, gira en ángulo recto y, tras prolongarse por espacio de 2,3 cm., vuelve a girar en el mismo sentido, en paralelo al primero de los tramos, durante 12,7 cm., adoptando en este caso la forma de una lámina de 0,5 cm. de grosor y similar anchura a la del vástago del primer tramo. En el momento de la conclusión de este último tramo, se inicia una forma semicircular que, por espacio de unos 3,5 cm. y con una altura de 1,9 cm., se desarrolla en el lateral externo de la pieza. Según puede observarse por la ruptura existente en uno de sus frentes, tal apéndice se encuentra hueco en su interior. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 66. Ganchos 66.1. Gancho de hierro (inv. 2164). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 15 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,8 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. El gancho adopta una forma circular de 8,5 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago, llegando a superponerse al punto de su inicio en el momento de su conclusión. La anilla, dispuesta en el mismo sentido que el gancho, presenta una forma ovalada y apuntada hacia el vástago, midiendo unos 3,9 cm. de longitud por 2,5 cm. de anchura y disminuyendo paulatinamente de grosor hasta terminar en punta. Comentario: No podemos determinar si el extremo correspondiente al gancho se cerró completamente en círculo en un origen, pero si así fuese, la anilla a la que da lugar siempre podría haberse abierto de cara a la introducción de una segunda pieza, ejerciendo así su función de gancho. 131 66.2. Gancho de hierro (inv. 4845). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 18,8 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,6 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. En su recorrido entre el gancho y la anilla, el vástago se tuerce sobre sí dando lugar a una serie de estrías helicoidales. El gancho adopta una forma semicircular de 4,7 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago, que se prolonga por espacio de 1,5 cm. en un tramo recto hasta su conclusión, adelgazándose paulatinamente hasta terminar en punta. La anilla, dispuesta en el mismo sentido que el gancho pero orientada hacia el extremo opuesto al de su punta, está conformada por una lámina de 1 cm. de anchura que se dobla sobre sí adoptando una forma elíptica de 1,5 cm. de diámetro mínimo por 1,8 cm. de diámetro máximo. Comentario: Sorprende la presencia de cierta intencionalidad decorativa en el objeto por medio de la creación de un motivo helicoidal en su tramo recto, ausente no sólo dentro del mismo tipo sino también en la gran mayoría de los ejemplares analizados en el presente catálogo. 66.3. Gancho de hierro (inv. 4888). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 8 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,3 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. El gancho adopta una forma ultrasemicircular de 4,7 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago. La anilla, dispuesta oblicuamente al sentido del gancho y orientada hacia el extremo de su punta, adopta una forma ovalada de 1 cm. de longitud por 0,8 cm. de anchura. 66.4. Gancho de hierro (inv. 7020). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 11,3 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. El gancho adopta una forma semicircular de 5,8 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago, adelgazándose paulatinamente hasta terminar en punta. La anilla, dispuesta en sentido horizontal respecto al gancho, presenta una forma de círculo regular de 2,5 cm. de diámetro. Comentario: Al igual que los otros ejemplares procedentes de la Carretera de circunvalación, es posible conjeturar que la pieza estuviese relacionada con el instrumental de la fábrica del vidrio que al parecer se enclavó en el lugar. 66.5. Gancho de hierro (inv. 7021). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo. Extendido mide una longitud total de 18,4 cm. Está conformado por una lámina de 1,2 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos, tras transformarse en un vástago de sección circular, al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla en la que se enlaza una segunda anilla. El gancho adopta una forma ultrasemicircular de 7 cm. de diámetro, haciendo adelgazar paulatinamente el vástago que lo constituye desde los 0,7 cm. de diámetro de su inicio hasta terminar en punta. La primera anilla, generada a partir de la propia lámina que la antecede y dispuesta en sentido horizontal respecto al gancho, presenta una forma de círculo regular de 1,8 cm. de diámetro, mientras que la segunda anilla está conformada por un vástago de sección circular y 0,6 cm. de diámetro, que se dobla sobre sí adoptando la forma de un círculo regular de 2,9 cm. de diámetro. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 66.6. Gancho de hierro (inv. 7034). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 26,7 cm. Está conformado por una lá- 132 mina de 1 cm. de anchura media que se dobla en su dimensión horizontal por ambos extremos, dando lugar a dos ganchos, uno orientado en un sentido y el otro en el opuesto. Cada uno de los ganchos adopta una forma semicircular, presentando uno un diámetro de 7,5 cm. y el otro, fracturado en su extremo final, de 8 cm. en la porción conservada. En el desarrollo de cada gancho, la lámina va reduciendo paulatinamente su anchura hasta terminar en punta en el completo y en el momento de su fractura en el incompleto. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 66.7. Gancho de hierro (inv. 8813). Procedencia: Teatro romano. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7,9 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos a un doble gancho y terminando en el opuesto en una anilla. Partiendo de una terminación en punta en el extremo correspondiente a la anilla, dicho vástago va aumentando de anchura hasta que, antes del inicio del gancho, ha adoptado una sección rectangular de 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor. Llegado este momento, el vástago se bifurca para constituir un doble gancho de sección nuevamente cuadrada, que va adelgazándose paulatinamente desde los 0,5 cm. de anchura de su inicio tras la bifurcación hasta terminar en punta, adoptando una forma semicircular de 4,5 cm. de diámetro. Los dos ganchos, tras separarse hasta 1 cm. uno de otro, vuelven a aproximarse como producto de la inflexión de uno de ellos, llegando a unir sus puntas. La anilla, dispuesta en el mismo sentido que los ganchos pero orientada hacia el extremo opuesto al de sus puntas, se dobla sobre sí para adoptar una forma ovalada de 3 cm. de longitud por 1,8 cm. de anchura, desplazando levemente su extremo respecto a su inicio para no llegar a cerrarse plenamente y dejar una apertura en su base. Comentario: No tenemos clara la función exacta del doble gancho del presente ejemplar, pero presumimos que en origen no debía aproximar las puntas de sendos ganchos tanto como lo hace ahora a resultas de un fenómeno claramente incidental, estando quizá destinado cada uno a servir de sustentación a dos elementos distintos que, por medio de cuerdas o cadenas, penderían de ellos. 66.8. Gancho de hierro (inv. 13336). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en cinco fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 7,2 cm. Está conformado por una lámina que, partiendo de una anchura de 1,5 cm., va disminuyendo hasta alcanzar 1 cm. en el momento en el que se dobla sobre sí para dar lugar, tras transformarse en un vástago de sección informe, al gancho en cuestión. Este último adopta una forma semicircular de 4 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje de la lámina. El ejemplar presenta numerosas concreciones y pérdidas. Comentario: Algunas de las concreciones presentes en la pieza, como las de otros ejemplares procedentes del mismo contexto, parecen producto del contacto de ésta con el fuego. 66.9. Gancho de hierro (inv. 23888). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 18 cm. Está conformado por una lámina de 1,2 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos, tras transformarse en un vástago de sección circular y 0,6 cm. de diámetro medio, al gancho en cuestión, mientras que en el opuesto se halla fracturada. El gancho adopta una forma ultrasemicircular de 6,5 cm. de diámetro, que se prolonga por espacio de 4 cm. en un tramo recto hasta su conclusión. 66.10. Gancho de hierro (inv. 23946). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 9,4 cm. Está conformado por una lámina de unos 2 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión, mientras que en el opuesto se halla fracturada. El gancho adopta una forma semicircular de 4,5 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje de la lámina, adelgazándose paulatinamente por su superficie interna hasta terminar en punta. El ejemplar presenta numerosas concreciones. 133 66.11. Gancho de hierro (inv. 23016). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 12,5 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión y terminando en el opuesto en una anilla. El gancho adopta una forma semicircular de 5,7 cm. de diámetro y levemente desplazada respecto al eje del vástago, que se prolonga por espacio de 2 cm. en un tramo recto hasta su conclusión, adelgazándose paulatinamente hasta terminar en punta. La anilla, dispuesta en sentido horizontal respecto al gancho, presenta una forma ovalada y apuntada hacia el vástago, midiendo 3 cm. de longitud por 1,8 cm. de anchura. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. 66.12. Gancho de hierro (inv. 25653). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 5-A Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 23,3 cm. Está conformado por un vástago de sección informe y 1 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, dando lugar en uno de sus extremos al gancho en cuestión. Este último adopta una forma semicircular de 6 cm. de diámetro, consistiendo en una lámina cuyo lado plano configura el perfil del gancho en cuestión y que, tras ampliar la anchura inicial del vástago hasta alcanzar a los 2 cm. de su inicio los 2 cm. de anchura, va adelgazándose paulatinamente para terminar en punta, momento en el que ha sufrido cierto engrosamiento. 67. Cadenas 67.1. Cadena de hierro (inv. 6948). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de cadena, correspondiente a dos eslabones completos de la misma y la mitad de un tercero, hallándose dividido a su vez uno de los eslabones en dos fragmentos que unen entre sí. Extendido mide una longitud total de 13 cm. Cada eslabón está conformado por una lámina de 1 cm. de anchura media que se dobla sobre sí para dar lugar a una pieza constituida por un tramo central y dos anillas en sus extremos. El tramo central es producto de la aproximación de dos porciones de la lámina doblada, mientras que las anillas, de forma circular, miden 2,5 cm. de diámetro. La pieza presenta numerosas concreciones, y dos de sus eslabones, uno de los completos y el incompleto, se han fijado entre sí como producto de la corrosión, mientras que el tercero se ha desligado del resto debido a la apertura de la anilla por la que debieron unirse como consecuencia del desprendimiento de un segmento de la misma. Comentario: No parecemos hallarnos, a diferencia de ante los otros dos ejemplares analizados, ante una cadena concebida para soportar algo más que un peso algo ligero. 67.2. Cadena de hierro (inv. 7025). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Fragmento de cadena, correspondiente a dos eslabones completos de la misma. Mide una longitud total de 16,7 cm. Cada eslabón está conformado por una lámina terminada por un externo en una anilla dispuesta en posición transversal a la misma y por el otro en un vástago que se dobla sobre sí en forma de gancho. La lámina en cuestión, de 2,2 cm. de anchura por 0,3 cm. de grosor, se prolonga por espacio de 11,5 cm., reduciendo su anchura por sus dos extremos en un margen de entre 1 y 1,5 cm. para desembocar en cada uno de los elementos situados en sus terminaciones. A 4 cm. de la anilla y por lo tanto descentrado respecto a la longitud de la placa, sendas láminas muestras un orificio circular de 0,5 cm. de diámetro. De las dos terminaciones, la anilla está constituida por un vástago de sección circular y 0,7 cm. de grosor que se dobla sobre sí, dando lugar a un círculo de 3,2 cm. de diámetro en cuyo interior se desarrolla un orificio también circular, de 1,5 cm. de diámetro. La terminación del extremo opuesto está constituida por un vástago de sección informe y 0,7 cm. de grosor medio que gira sobre sí en un semicírculo de 2,7 cm. de diámetro, prolongándose en el sentido opuesto al de la lámina por espacio de 3 cm. en uno de los eslabones hasta su terminación y de 2 cm. en el otro hasta el momento de su fractura. Los dos eslabones se unen entre sí, enlazando 134 el gancho fragmentado a una de las anillas. El estado de conservación de la pieza es malo, mostrando numerosas concreciones. Comentario: No logramos distinguir la pieza entre las otras publicadas por Álvarez Sáenz de Buruaga con la misma procedencia. Sin embargo, su vinculación a la fábrica de vidrio localizada en la Carretera de circunvalación resulta segura, pudiendo consistir en una tipología de cadena concebida para poder prolongarse o acortarse mediante la retirada de eslabones según las necesidades del operario que hiciese uso de la misma. 67.3. Cadena de hierro (inv. 7030). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, correspondiente a nueve eslabones completos de la misma. Extendido mide una longitud total de 47 cm. Siete de los eslabones miden una media de entre 10 y 11,5 cm., hallándose conformados por un vástago de sección cuadrada y unos 0,5 cm. de anchura, que se dobla sobre sí para dar lugar a una pieza constituida por un tramo central y dos anillas en sus extremos. El tramo central es producto de la unión de dos porciones del vástago doblado, mientras que las anillas, de forma ovalada y apuntadas hacia el interior del eslabón, miden una media de entre 3 y 4 cm. de longitud por 2,5 cm. de anchura. El octavo eslabón, situado en cuarta posición por uno de los extremos de la cadena y en quinta por el otro, está constituido también por un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, pero es más corto que el resto, midiendo un total de 7 cm., y mientras que uno de sus extremos es idéntico al del resto de los eslabones, el opuesto, en lugar de presentar una forma ovalada, está conformado por un círculo regular de 2,5 cm. de diámetro. La pieza muestra numerosas concreciones y sus eslabones, por lo general, se han fijado unos a otros como producto de la corrosión, de modo que sólo en dos de las uniones conservan aún su movilidad. Los eslabones fijos entre sí, agrupados en dos conjuntos compuestos por cuatro y tres de ellos, adoptan una forma de U y otra de Z respectivamente. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194875. El contexto de la pieza, al igual que el de la anterior, se asocia a una instalación industrial destinada a la fabricación de vidrio, en cuyo trabajo debió de estar implicada, no descartándose una relación funcional con el ejemplar 67.2. 68. Anillas 68.1. Anilla de hierro (inv. 36285). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 3,2 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,5 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. Presenta numerosas protuberancias en uno de sus extremos. 68.2. Anilla de hierro (inv. 4895). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 6,6 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 1,1 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo algo imperfecto. Presenta varias concreciones. Comentario: Algunas de las concreciones parecen producto del contacto de la pieza con el fuego. 68.3. Anilla de hierro (inv. 6652). Procedencia: Campo de deportes. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 12 cm. Está conformado por una lámina plana de 0,6 cm. de anchura por 0,3 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí en su posición horizontal, cerrándose en un círculo regular. Presenta algunas pérdidas. 68.4. Anilla de hierro (inv. 7037). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 5,5 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,8 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. 75 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1949, pág. 25. 135 68.5. Anilla de hierro (inv. 10601). Procedencia: Necrópolis oriental. Zona Columbarios/Silo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro de 11 cm. Está conformado por un grueso vástago de sección pentagonal y 2,3 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo irregular, aunque sin llegar a unir sus extremos a falta de una escasa porción. 68.6. Pareja de anillas de hierro (inv. 23017-23018). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplares completos. El primer ejemplar mide un diámetro de 6 cm. y el segundo 6,5 cm. Ambos están conformados por un vástago de sección irregular y 1 cm. de grosor máximo que se dobla sobre sí, cerrándose en sendos círculos regulares. Comentario: Los presentes ejemplares fueron hallados en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. 68.7. Anilla de hierro (inv. 23607). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 4 cm. Está conformado por una lámina plana de 0,5 cm. de anchura por 0,3 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí en su posición horizontal, cerrándose en un óvalo regular de 3,5 cm. de diámetro mínimo. 68.8. Anilla de hierro (inv. 23827). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 5,3 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,6 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. 68.9. Pareja de anillas de hierro (inv. 23758-23759). Procedencia: Templo de Diana - Campaña 1976. Cata 4, Capa 3. Descripción: Ejemplares completo e incompleto. El primer ejemplar mide un diámetro máximo de 6,2 cm. y el segundo 4 cm. Ambos están conformados por un vástago de sección circular algo irregular y 0,8 cm. de diámetro máximo que se dobla sobre sí, cerrándose en el primer ejemplar en un óvalo irregular de 4,7 cm. de diámetro mínimo, así como en el segundo en un círculo regular. Al segundo ejemplar se encuentra enlazada parte de una segunda anilla de sección circular y 0,5 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un óvalo irregular de 1,7 cm. de diámetro mínimo. 68.10. Pareja de anillas de hierro (inv. 25037-25038). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 7-C. Descripción: Ejemplares completos. El primer ejemplar mide un diámetro de 3 cm. y el segundo 3,5 cm. Ambos están conformados por un vástago de sección irregular, aunque tendente al círculo, y 0,6 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en sendos círculos regulares. Presentan numerosas concreciones. 68.11. Anilla de hierro (inv. 26742). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Dentro del sarcófago. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro de 4,6 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,5 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo algo irregular, aunque sin llegar a unir sus extremos a falta de una escasa porción. Comentario: El ejemplar fue hallado dentro del sarcófago inv. 26741 junto a una pareja de pendientes de plata (inv. 26743-26744) que por su estilo podrían encuadrarse en la Antigüedad tardía76. La ficha manual indica que podría tratarse de parte de una fíbula. 68.12. Anilla de hierro (inv. 35991). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata C-1, D-1, Capa 15. Descripción: Fragmento de anilla, dividido a su vez en dos fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro de 3,5 cm. Está conformado por un vástago de sección irregular, aunque tendente al círculo, y 0,6 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. 76 Información tomada de la conservadora Nova Barrero Martín. 136 68.13. Anilla de hierro (inv. 12023). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971. Ángulo Sudoeste de la basílica, Estrato 1. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 3,6 cm. Está conformado por un vástago de sección semicircular y 0,5 cm. de diámetro medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. Comentario: La presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero77. 68.14. Anilla de hierro (inv. 31344). Procedencia: Villa romana de Torreáguila. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 4,5 cm. Está conformado por un vástago de sección irregular, aunque tendente al círculo, y 0,8 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un óvalo regular de 3,7 cm. de diámetro mínimo. Presenta numerosas concreciones. 69. Aros 69.1. Aro de hierro (inv. 6656). Procedencia: Campo de deportes. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro de 20,5 cm. Está conformado por una lámina plana de 5,7 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular, aunque sin llegar a unir sus dos extremos a falta de una porción de unos 4 cm. Comentario: El diámetro del ejemplar, así como su anchura y el reducido grosor de la lámina que lo conforma, recuerda al de ciertas piezas utilizadas como refuerzos en los ejes de los carros. 69.2. Aro de hierro (inv. 7026). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 8,9 cm. Está conformado por una lámina plana de 3,1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un óvalo regular de 8,5 cm. de diámetro mínimo. El ejemplar se encuentra en muy mal estado de conservación. Comentario: Pese a que el contexto de hallazgo de la pieza se interpreta como una antigua fábrica de vidrio, la forma y el tamaño del aro nos hace pensar que, antes bien, pudiera identificarse con un elemento de ensamblaje para arados del estilo de la vilorta. En tal caso, es posible que el ejemplar pasara a depositarse en el lugar con posterioridad al abandono de la fábrica de vidrio, al igual que la hoz 28.4. 69.3. Aro de hierro (inv. 10172). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina. Descripción: Ejemplar completo, dividido en seis fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro de 20 cm. Está conformado por una lámina plana de 6,5 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. Presenta numerosas concreciones. Comentario: El ejemplar se encuentra publicado por su excavador en la monografía que a sus intervenciones en la Casa del Anfiteatro le dedicó dentro de la serie Excavaciones Arqueológicas de España78. La pieza recuerda, como la descrita en la entrada precedente, a ciertos elementos utilizados como refuerzos en los ejes de los carros. Véase, sobre su presencia en el espacio interpretado como la cocina de la vivienda, el capítulo dedicado a las procedencias de los ejemplares analizados. 69.4. Aro de hierro (inv. 10175). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro de 19 cm. Está conformado por una lámina plana de 6 cm. de anchura media que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular, aunque sin llegar a unir sus dos extremos a falta de una porción de unos 3 cm. Presenta numerosas concreciones. Comentario: La pieza se encuentra publicada por su excavador en la monografía que a sus intervenciones en la Casa del Anfiteatro le dedicó dentro de la serie Excavaciones Arqueológicas de Es77 78 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 122, fig. 23. GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41. 137 paña79. Por lo demás, tanto su contexto de hallazgo como su forma resultan muy semejantes a las de la pieza descrita en la entrada precedente, remitiéndonos a su comentario. 69.5. Aro de hierro (inv. 11873). Procedencia: Calle Suárez Somonte. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 17,5 cm. Está conformado por una lámina plana de 3,5 cm. de anchura que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. Comentario: Aunque sin especificarse el motivo, en la ficha manual se indica su posible cronología moderna. Deducimos no obstante que, al igual que otros objetos hallados en el mismo contexto, ello se debe a que éste era la vivienda en la que en el Siglo XIX se halló el mosaico de las musas, habiéndose interpretado que las piezas excavadas en el lugar, antes que al mosaico romano, estarían vinculadas al ajuar doméstico de la casa decimonónica. 69.6. Aro de hierro (inv. 11876). Procedencia: Calle Suárez Somonte. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro de 17,6 cm. Está conformado por una lámina plana de 3 cm. de anchura media que se dobla sobre sí en su posición horizontal, cerrándose en un círculo regular. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 69.7. Aro de hierro (inv. 17474). Procedencia: Circo romano. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 9 cm. Está conformado por una lámina plana de 6 cm. de anchura por 1 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, cerrándose en un óvalo de 8,3 cm. de diámetro mínimo. Comentario: Posiblemente se trate de un elemento de ensamblaje, resultando bastante similar a aquellos empleados en los arados y que suelen conocerse con el nombre de vilorta en la tradición lingüística castellana. Tal consideración podría verse avalada por el posible uso agrícola del recinto del Circo romano de Mérida en un momento ulterior a su abandono. En todo caso y de ser así, la cronología del ejemplar habría de llevarse a una fecha indeterminada entre avanzada la Antigüedad tardía y el momento actual. 69.8. Aro de hierro (inv. 23553). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de aro, dividido a su vez en tres fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro de 4,4 cm. Está conformado por una lámina plana de 4,5 cm. de anchura por 1,1 cm. de grosor que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular. Presenta varias protuberancias. Comentario: Aunque su forma no resulta tan expresiva como la de las piezas 69.2 y 69.7, podríamos pensar en función del tamaño del aro que nos hallamos nuevamente ante una vilorta. El hallazgo de utensilios agrícolas en la Casa del Mitreo no resulta extraña, contando más específicamente con un ejemplo tan elocuente para nuestro caso como el de la reja de arado 30.2. En relación a la presencia de instrumentos de tal índole en dicho contexto, véase el apartado correspondiente al mismo dentro del capítulo sobre la procedencia de los ejemplares analizados. 70. Barras 70.1. Barra de hierro (inv. 9268). Procedencia: Zona Sur: Auxilio social - Zanja. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 74 cm. Presenta en su área central una sección cuadrada de 1,9 cm. de anchura que va adelgazándose hacia ambos extremos por uno de sus frentes hasta alcanzar los 1,6 y 1 cm. de grosor respectivamente. En el extremo que sufre un mayor adelgazamiento, aumenta hasta los 2,5 cm. de anchura y, a 4,5 cm. de su terminación por el mismo, la pieza adopta un ángulo oblicuo en su recorrido por uno de sus lados, adelgazándose después hasta casi terminar en punta. A 27 cm. de su terminación por el extremo opuesto, la pieza se dobla frontalmente en un ligero ángulo oblicuo. 79 GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 41. 138 Comentario: El ejemplar ingresa en el Museo junto a la placa 72.6. La ficha manual del catálogo sistemático del Museo los agrupa en una sola ficha, indicando que pertenecen a un sarcófago. No obstante, no da pistas sobre la identificación del mismo, y aunque no negamos tal afirmación, cuanto menos nos inclinamos a pensar que cumplieron diferentes funciones en su interacción con el mismo, si no incluso que fuesen reaprovechados para servir de refuerzo en el habitual destino que, en el cierre de los sarcófagos, tales piezas solían ejercer. 71. Vástagos 71.1. Vástago de hierro (inv. 29494). Procedencia: Desconocida (fondo antiguo). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 16,4 cm. Presenta una sección informe con una anchura media de 0,5 cm. que, a 2,5 cm. de su terminación por uno de sus extremos, va disminuyendo hasta terminar en punta mientras que, a 1,7 cm. de su final por el extremo opuesto, muestra adherida una lámina de 1,9 cm. de longitud por 1 cm. de anchura, dispuesta transversalmente al vástago en cuestión. 71.2. Conjunto de vástagos de hierro (inv. 4828-4833). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares incompletos, dividido el primero en dos fragmentos que unen entre sí. El primer ejemplar mide una longitud total de 49,5 cm., el segundo 39,1 cm., el tercero 46,6 cm., el cuarto 36,9 cm., el quinto 37,5 cm. y el sexto 35,7 cm. Presentan una sección cuadrada de 0,7 cm. de anchura media que, en el primer ejemplar, a unos 4 cm. de su terminación, comienza a reducir su grosor por uno de sus extremos hasta constituir un filo, mientras que en las piezas restantes y a una misma distancia, reduce su anchura y grosor hasta terminar en punta, por uno de sus extremos en los ejemplares segundo y quinto, y por ambos en el tercero, cuarto y sexto. La cuarta pieza está doblada, adoptando un perfil sinuoso. Comentario: En las fichas manuales del catálogo sistemático del Museo, todos los ejemplares del conjunto vienen identificados como pilum pero manteniendo ciertas reservas respecto a tal interpretación, que viene anotada a lápiz y está seguida de un interrogante. Podemos en principio descartar de raíz tal hipótesis, dado que algunas de las piezas muestran terminaciones por ambos extremos, y la primera incluso presenta un filo antes que una punta, al tiempo que los ejemplares restantes parecen por su forma general y dimensiones estar asociadas a las anteriores. 71.3. Vástago de hierro (inv. 4843). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 22,4 cm. Presenta en su parte media una sección rectangular con 1 cm. de anchura por 0,9 cm de grosor, la cual tiende a convertirse en una informe e ir reduciéndose hasta terminar en punta por uno de sus extremos, mientras que por el opuesto y, tras transformarse en una lámina, se tuerce sobre sí, manteniendo ya una anchura estable de 1 cm. hasta el momento de su fractura. 71.4. Vástago de hierro (inv. 6749). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 12,4 cm. Presenta una sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 0,5 cm. en uno de sus extremos, va decreciendo hasta concluir en punta en el opuesto. 71.5. Pareja de vástagos de hierro (inv. 6879-6880). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares incompletos. El primer ejemplar mide una longitud total de 12,3 cm. y el segundo 11,4 cm. Ambos presentan una sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 0,5 cm. en uno de sus extremos, va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura en el opuesto. 71.6. Vástagos de hierro (inv. 7639). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 12,5 cm. Presenta una sección rectan- 139 gular que se inicia con unos 1,2 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. Comentario: Pese a la correlación de sus números de inventario, hemos desligado el presente ejemplar del siguiente dada su clara disimilitud formal. 71.7. Vástago de hierro (inv. 7640). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 16 cm. Presenta una sección circular que, partiendo en uno de sus extremos de 0,3 cm. de grosor, va aumentando paulatinamente hasta alcanzar los 0,5 cm. a unos 2 cm. del extremo opuesto, momento en el que pasa a decrecer para terminar en punta. Superada la mitad de su recorrido, se va curvando paulatinamente para acabar por adoptar un ángulo oblicuo. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 71.8. Vástago de hierro (inv. 7643). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 13,5 cm. Presenta una sección circular con un diámetro medio de 0,5 cm. que, desde aproximadamente la mitad y hacia uno de los extremos, va decreciendo paulatinamente para alcanzar los 0,3 cm. Comentario: Pese a que el ejemplar no parece mostrar indicios de hallarse fracturado por ninguno de sus extremos, la simpleza de su forma impide establecer una hipótesis funcional para la misma. 71.9. Pareja de vástagos de hierro (inv. 7645-7646). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares incompletos. El primer ejemplar mide una longitud total de 10,5 cm., y el segundo 11,6 cm. Ambos presentan una sección circular, algo tendente al cuadrado, que, partiendo de una anchura máxima de 0,5 cm. en uno de sus extremos, va decreciendo en el primer ejemplar hasta concluir en el momento de su fractura en el opuesto, y en el segundo hasta terminar en punta. Comentario: No sólo la numeración de los ejemplares, sino también sus similares características formales, nos obligan a agruparlos en una pareja. 71.10. Vástago de hierro (inv. 7658). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 12,8 cm. Presenta una sección circular con un diámetro medio de 0,2 cm. Comentario: En este fino vástago no parece percibirse la presencia de una fractura clara por ninguno de sus extremos, de lo que se deduce que podríamos hallarnos ante un ejemplar completo pero de difícil adscripción funcional. Por su delgadez, quizá podríamos si es caso conjeturar con que nos hallemos ante un instrumento destinado a un propósito en el que se requiriera cierta precisión, como lo era el oficio médico. 71.11. Vástago de hierro (inv. 5732). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Fragmento de vástago. Mide una longitud total de 6,5 cm. Presenta una sección rectangular que se inicia con unos 0,7 cm. de anchura por 0,5 cm de grosor para ir decreciendo paulatinamente hasta el momento de su fractura. Comentario: En la ficha manual, aunque con reservas, se identifica el presente ejemplar con un posible clavo. Su estado fragmentario, así como la carencia de un contexto específico de hallazgo, nos impiden aseverarlo, y más teniendo en cuenta que, dada la ausencia de una cabeza, podría enclavarse en otro tipo afín, como el de las escarpias o los cáncamos. 71.12. Vástago de hierro (inv. 5870). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 10,5 cm. Presenta una sección circular, aunque tendente al cuadrado, de 0,5 cm. de anchura media que, a 2,5 cm. de su terminación por uno de sus extremos, sufre un ligero engrosamiento por espacio de 1 cm., para a continuación decrecer hasta terminar en punta. A 2,8 cm. de su terminación por el extremo opuesto, la pieza se dobla 140 en ángulo oblicuo, adelgazándose momentáneamente en el lugar donde se produce la inflexión, tras lo cual y ya en su terminación presenta un corte en ángulo que le confiere a ésta un filo curvado. Comentario: Pese a la correlación de sus números de inventario, hemos desligado el presente ejemplar del siguiente dada su clara disimilitud formal. Debido a la presencia de un filo en un extremo y una punta producida tras un leve engrosamiento en el opuesto, nos hemos vistos tentados de interpretar la pieza como un estilete de escritura, pero su estado de conservación y, sobre todo, el aspecto incidental de su supuesta terminación espatulada, nos impiden aseverarlo con rotundidad. 71.13. Vástago de hierro (inv. 5871). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 18,3 cm. Presenta en su parte media una sección rectangular con 0,6 cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor, la cual tiende reducirse paulatinamente hasta terminar en punta por ambos extremos. La pieza está doblada por varios puntos, comenzando en una de sus puntas a 1 cm. de su inicio con un ángulo recto; transcurridos 2 cm., con un segundo ángulo recto en el mismo sentido; 6 cm. después, en un ángulo oblicuo; a 3 cm., en un ángulo recto en el sentido contrario; a otros 3 cm., nuevamente en ángulo recto, también en sentido contrario al previo; después de curvarse por espacio de 5 cm., una vez más en un ángulo recto contrario al previo; y finalmente, tras prolongarse unos 7 cm., en un último ángulo recto, a 1 cm. de la punta opuesta. El estado de conservación de la pieza es bueno, mostrando escasas concreciones. Comentario: Resulta difícil, pese al buen estado de conservación de la pieza y la aparente intencionalidad de su complejo perfil, adscribirla a una funcionalidad concreta. En relación al descarte de que forme una posible pareja con el ejemplar 71.12, véase el comentario de la entrada precedente. 71.14. Vástago de hierro (inv. 5992). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 8,3 cm. Presenta una sección cuadrada con una anchura media de 0,5 cm. que, tras doblarse en un ángulo superior a los 90º a un tercio de su terminación por uno de sus extremos, va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. Comentario: El ángulo presente en la pieza no parece del todo incidental, pero tampoco puede aseverarse que nos hallemos ante un objeto específico, como una escarpia, dado que a la referida duda habría que sumar la falta de verificación de la presencia de una punta en un extremo en el que ni siquiera se percibe una disminución en el grosor del sector del vástago que debería conducir a la misma. 71.15. Pareja de vástagos de hierro (inv. 23011 y 23013). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplares incompletos. El primero mide una longitud total de 18 cm. y el segundo 15 cm. Ambos presentan una sección informe, aunque tendente al rectángulo, que, en el primer caso, mantiene una anchura media de 0,5 cm., y en el segundo una de 0,9 cm. por 0,5 cm. de grosor. Superada la mitad del recorrido del segundo ejemplar, éste se dobla en un ángulo oblicuo. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas pérdidas y concreciones. Comentario: La presente pareja de vástagos fue hallada en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Ha sido desglosada del conjunto de clavos descrito en la entrada 61.25 debido a que su sección, longitud y forma general no parecían conducir a su identificación dentro de dicho tipo. 71.16. Pareja de vástagos de hierro (inv. 23032-23033). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplares incompletos. El primero mide una longitud total de 40,7 cm. y el segundo 58,2 cm. Ambos presentan una sección informe aunque tendente al cuadrado que mantiene una anchura media de 1 cm. Superada la mitad del recorrido del primer ejemplar, éste se dobla en un ángulo oblicuo. La segunda pieza, en uno de sus extremos, se transforma en una lámina de 0,7 cm. de anchura que se dobla sobre sí adoptando una forma semicircular de 1,9 cm. de diámetro. En general, el estado de conservación de las piezas es malo, mostrando numerosas concreciones. 71.17. Vástago de hierro (inv. 6439). Procedencia: Casa de Luís Díez. 141 Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 8,3 cm. Presenta una sección cuadrada que, partiendo de una anchura máxima de 0,5 cm. en uno de sus extremos, va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura en el opuesto. Comentario: El presente ejemplar se encuentra publicado por Álvarez Sáenz de Buruaga en la memoria del Museo correspondiente al año 194780. 71.18. Vástago de hierro (inv. 6655). Procedencia: Campo de deportes. Descripción: Fragmento de vástago. Mide una longitud total de 4,3 cm. Presenta una sección rectangular de unos 0,5 cm. de anchura por 0,4 cm. de grosor que, a 1,5 cm. de uno de sus extremos, decrece para terminar en punta. Comentario: La ausencia de una cabeza nos impide adscribir la presente pieza a un tipo como el del clavo, la escarpia o el cáncamo. 71.19. Vástago de hierro (inv. 7014). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 15 cm. Presenta una sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 1,2 cm., va decreciendo hasta concluir en punta por uno de sus extremos. En el extremo opuesto, la pieza se prolonga por espacio de 1,8 cm. mediante un fino vástago de sección circular y 0,3 cm. de diámetro que se dobla en ángulo oblicuo respecto al eje de la pieza. Comentario: No podemos determinar la funcionalidad exacta del objeto, si bien la presencia de una punta en un extremo podría conducir a asociarla a un clavo, una escarpia o un cáncamo. 71.20. Vástago de hierro (inv. 7016). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos que unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 15,5 cm. Presenta una sección informe que muestra diferente anchura según el punto de la pieza, oscilando entre 1 cm. de anchura máxima y 0,5 cm. de anchura mínima. En uno de sus extremos muestra cierto engrosamiento de tendencia esférica y con 1,7 cm. de diámetro máximo. Comentario: Sin poder verificarse tal identificación, es posible que nos hallemos ante un tipo especial de clavo de hierro. Ello lo conjeturamos en función de la posible presencia de una cabeza en uno de los extremos y la percepción de cierta tendencia al adelgazamiento hacia el extremo opuesto. 71.21. Vástago de hierro (inv. 10231). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Sector Sudoeste, habitación 2. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en numerosos fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Dichos fragmentos presentan diferentes secciones y grosores, pero mantienen invariablemente un desarrollo longitudinal. El fragmento mayor mide un total de 30 cm. de longitud, mostrando una sección irregular y un grosor medio de 0,7 cm., exceptuando un área con múltiples concreciones. Otro destacado fragmento mide 8 cm. de longitud, mostrando una sección circular con un grosor medio de 1,5 cm. de diámetro. Comentario: En la ficha manual, el ejemplar estaba identificado como un fragmento indeterminado, pero destacaba la presencia en la fotografía que se adjuntaba del mismo de una terminación espatulada que le otorgaría un aspecto algo más definido que el que muestra en la actualidad. Y es que, de la observación de los restos preservados, únicamente se advierte la presencia de múltiples fragmentos informes de distinto grosor mezclados con láminas desprendidas de los mismos como consecuencia de la corrosión de la pieza. Juzgando la imagen antigua ya citada, la pieza podría interpretarse quizá como una badila o paleta para remover y recoger las cenizas de una lumbre. Sin embargo y dado que no podemos verificar su forma exacta a partir de los restos persistentes, hemos optado por identificar el ejemplar a partir de los vástagos que lo integran con seguridad y mantener su atribución funcional en reserva. 80 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. 142 71.22. Vástago de hierro (inv. 10237). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación 2. Sector Sudoeste. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 12,6 cm. Presenta sección informe y 0,5 cm. de grosor medio que, en el tercio final de uno de sus extremos, se dobla levemente adoptando una forma curvada, mientras que en el cuarto final del extremo opuesto se dobla en ángulo recto, al tiempo que se ensancha en el momento de la inflexión hasta alcanzar 1 cm. de anchura. Comentario: La pieza estaba catalogada en la ficha manual del catálogo sistemático como un clavo, aunque declarándose que carecía de cabeza y fundamentando tal suposición en la presencia de una punta en uno de sus extremos. Nosotros no hemos encontrado elementos suficientes para mantener tal identificación. Sin embargo, sí hemos de advertir que los dos números de inventario que le preceden y que tienen un mismo contexto consisten en los clavos agrupados en nuestra entrada 61.37. 71.23. Vástago de hierro (inv. 23734). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,3 cm. Presenta una sección cuadrada con una anchura media de 0,5 cm. que, tras doblarse en un ángulo superior a los 45º a un cuarto de su terminación por uno de sus extremos, va decreciendo hasta concluir en el momento de su fractura. Comentario: Respecto a la identificación del ejemplar con una escarpia, tal y como se propone en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, véase el comentario al ejemplar 71.14 de nuestro catálogo. 71.24. Vástago de hierro (inv. 23736). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 23,5 cm. Presenta una sección cuadrada con una anchura máxima de 0,7 cm. en su parte intermedia la cual, hacia uno de los extremos, va haciendo disminuir su grosor hasta rematar en un frente afilado, mientras que en el opuesto va adelgazándose paulatinamente hasta terminar en punta. En su cuarto final por el primero de los extremos descritos, la pieza se dobla en un ángulo próximo al recto por espacio de 3 cm., transcurridos los cuales vuelve a doblarse en un ángulo similar para recuperar la dirección inicial del vástago. En el extremo opuesto, también en su cuarto final, la pieza se dobla en un ángulo oblicuo en dirección contraria al sentido del ángulo del otro extremo y ya, a 1,8 cm. de su terminación, se dobla nuevamente, esta vez en ángulo recto y en el dirección contraria al ángulo oblicuo. Comentario: Por la forma en la que la pieza se dobla en el primero de los extremos descritos, ésta nos recuerda a las patas de los trípodes destritos dentro del tipo 9 de nuestro catálogo. Sin embargo, el adelgazamiento extremo de una de sus terminaciones parece oponerse en principio a ello. 71.25. Vástago de hierro (inv. 24504). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1976. Sector A-4. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 11,1 cm. Presenta una sección circular con un diámetro medio de 0,2 cm. 71.26. Vástago de hierro (inv. 25664). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 7-A. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 13,6 cm. Presenta una sección rectangular de 1 cm. de anchura por 0,9 cm. de grosor. 71.27. Vástago de hierro (inv. 27051). Procedencia: Calle General Aranda (actual Reyes Huertas): Termas - Campaña 1981. Cata 1, Nivel 2. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 9,4 cm. Presenta una sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., va decreciendo paulatinamente hasta terminar en el momento de su fractura en el extremo opuesto. Comentario: El presente ejemplar venía identificado en la ficha manual de catálogo sistemático como un clavo. Nosotros carecemos de argumentos para verificarlo o desmentirlo. En todo caso y debido a la ausencia de una cabeza, podría corresponderse igualmente con cualquier otro tipo de elemento de ensamblaje, si no incluso con un instrumento del tipo de los estiletes de escritura. 143 71.28. Vástago de hierro (inv. 34158). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata B-1, Capa 20. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 9,2 cm. Presenta una sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,5 cm., se va ensanchando por espacio de 3 cm. hasta alcanzar los 0,7 cm., momento en el que comienza ya a disminuir hasta terminar en punta. El extremo opuesto a esta última se dobla en ángulo recto. Comentario: Como en otros casos, la pieza estaba identificada en la ficha manual del catálogo sistemático como un clavo. No obstante, ante al ausencia de una cabeza, no sólo se hace imposible de verificar dicha propuesta, sino que además, el estrechamiento producido en el tercio inicial del ejemplar, lo hace incluso improbable. Más bien y en función de esto último podríamos pensar en un instrumento del estilo de la lezna. 71.29. Vástago de hierro (inv. 11967). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1968. Ábside Este. Superficie. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 12,3 cm. Presenta una sección cuadrada de 0,2 cm. de anchura, doblándose en su tercio final por uno de sus extremos para adoptar una forma levemente curvada y haciendo adelgazar su grosor en el opuesto para transformarse en una lámina. Esta última, con una longitud de 0,8 cm. va aumentando desde la anchura inicial del vástago hasta alcanzar los 0,4 cm. y concluir en una terminación redondeada, centrada por un orificio circular de 0,1 cm. de diámetro. Comentario: Sin dársele interpretación, la presente pieza se encuentra publicada en las memorias de excavación de Casa Herrera elaboradas por Ulbert y Caballero81. No obstante y según la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, el ejemplar recuerda a una varilla de paraguas, catalogándose como un objeto de época contemporánea. En efecto, su factura parece muy fina para corresponderse a una forja antigua, y la existencia de excavaciones en el lugar previas a aquella en la que se localizó la pieza, unida al hallazgo de ésta en superficie, parece conducirnos a ratificar la interpretación dada a la pieza. 72. Placas 72.1. Placa de hierro (inv. 4820). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 36 cm. Presenta una forma rectangular de 9,7 cm. de anchura, doblada en ángulo oblicuo en uno de sus extremos. En su eje longitudinal y dispuestos a la mitad de la pieza, así como a unos 6 cm. del extremo doblado, se abren sendos orificios de forma cuadrada y 1,5 cm. de anchura. Comentario: En función del formato general de la pieza, así como más específicamente por la presencia de los orificios descritos, podríamos conjeturar que nos hallamos ante alguna clase de refuerzo como los aplicados a las hojas de madera de las puertas. 72.2. Placa de hierro (inv. 4824). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de placa. Mide una longitud máxima de 15 cm. Presenta una primera parte, con un perfil próximo a un cuadrado regular y 1,5 cm. de grosor medio, que se prolonga por uno de sus laterales, aproximando sus lados contiguos mediante sendas inflexiones, una más regular y la otra más irregular, hasta que en el punto de su fractura alcanzan una anchura de 4,5 cm., así como un perfil algo dentado. La pieza muestra numerosas concreciones y burbujas. Comentario: La irregularidad de la pieza por el frente hacia el que se proyecta parece se producto de un fenómeno de deterioro incidental. Ratificando este hecho, las concreciones visibles en su superficie forman unas burbujas que deben esconder el sometimiento de la pieza a altas temperaturas, quizá por su contacto directo con el fuego. 72.3. Placa de hierro (inv. 4836). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). 81 ULBERT; CABALLERO, 1976, pág. 108, fig. 17. 144 Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 20,5 cm. Presenta una forma de triángulo isósceles que va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 3 cm. de uno de sus extremos hasta terminar en punta en el extremo opuesto. La placa mantiene un grosor medio de 0,7 cm. que, a 3 cm. de su terminación, va adelgazando paulatinamente para terminar en un filo. Comentario: Hemos situado el presente ejemplar entre las placas debido a que no somos capaces de distinguir en si consiste en un instrumento del estilo del escoplo, o si antes bien y al igual que la pieza descrita en la siguiente entrada, podría tratarse de algún tipo de grapa en la que, ante la ausencia de un extremo doblado en ángulo recto, nos falte un elemento definitorio que nos permita aseverar su adscripción a dicho tipo. 72.4. Placa de hierro (inv. 4848). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 11,4 cm. Presenta una forma de triángulo isósceles que va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 3 cm. de uno de sus extremos hasta terminar en punta en el extremo opuesto. La placa mantiene un grosor medio de 0,5 cm. Comentario: Véase el comentario de la entrada precedente. 72.5 Placa de hierro (inv. 4900). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de unos 67 cm. Presenta una forma trapezoidal que va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 5,5 cm. de uno de sus extremos hasta alcanzar los 3,5 cm. en el extremo opuesto. La placa mantiene un grosor medio de 1,9 cm. Comentario: Es posible que, igual que sucede con los ejemplares descritos en las entradas 72.3 y 72.4 nos hallemos ante algún tipo de grapa. Sin embargo, la ausencia de un extremo doblado en ángulo recto, despoja a la pieza de un elemento definitorio para sostener tal interpretación con una seguridad plena. 72.6. Placa de hierro (inv. 9269). Procedencia: Zona Sur: Auxilio social - Zanja. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 55 cm. Presenta en su área central una sección rectangular, con los cantos algo achaflanados y 3,2 cm. de anchura por 2,2 cm. de grosor, que va haciendo adelgazar esta última dimensión hacia ambos extremos para constituir a su término sendos filos. Comentario: La pieza ingresa en el Museo junto a la barra 70.1. La ficha manual del catálogo sistemático del Museo las agrupa en una sola ficha, indicando que pertenecen a un sarcófago. Sobre la problemática asociada a su agrupación e interpretación, véase el comentario a esta última entrada. 72.7. Placa de hierro (inv. 32512). Procedencia: Casa del Anfiteatro. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 15,4 cm. Presenta una anchura regular de 3,5 cm. y un grosor máximo de 2 cm., hallándose partida por ambos extremos en el momento de realizar sendas inflexiones en su recorrido hacia un mismo lado en el sentido de la anchura de la placa. Muestra múltiples concreciones. 73. Láminas 73.1. Lámina de hierro (inv. 4825). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 40,9 cm. Presenta un perfil irregular algo sinuoso que mantiene una anchura media de entre 2,5 y 3 cm. salvo en sus dos extremos, donde se adelgaza aproximadamente en su cuarto final para alcanzar en ambos casos los 1,8 cm. En uno de dichos extremos y a 2,3 cm. de su terminación, presenta un orificio de forma aproximadamente semicircular, efectuado sobre uno de los bordes de la lámina. Comentario: El ejemplar está identificado con reservas en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo con la hoja de una espada. La pieza está muy deteriorada y no conserva un filo por ninguna de sus caras. No obstante y aunque no podemos incluirlo en dicho tipo debido a su indefinición, las proporciones y el aspecto general de la pieza no descartan para ella la interpretación sugerida. 145 73.2. Lámina de hierro (inv. 7636). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de lámina, dividida en seis fragmentos que unen entre sí. Mide un diámetro máximo de unos 7 cm. En la unión de los seis fragmentos, la porción conservada de la pieza presenta un perfil circular, fracturado en su base y con su superficie levemente cóncava. En su borde se aprecian hasta dos incisiones de perfil dentado. Comentario: La pieza podría quizá identificarse, dado su formato y dimensiones, con parte de un espejo. A tal efecto, debemos recordar que contamos con paralelos para las incisiones dentadas en el borde, posiblemente destinadas a su mejor adhesión a un marco elaborado en otra materia. 73.3. Lámina de hierro (inv. 6657). Procedencia: Campo de deportes. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 4,2 cm. Presenta una forma rectangular de 3,7 cm. de anchura. Está fracturado en uno de sus extremos, mientras que en el opuesto presenta, próximos a sus ángulos, sendos orificios rectangulares, el superior de 0,2 cm. de altura por 0,4 cm. de longitud y el segundo de idéntica altura pero prolongado hacia el borde de la pieza hasta alcanzar los 0,7 cm. de longitud mediante un desarrollo irregular. Comentario: El estado fragmentario de la pieza nos impide aseverarlo, pero podríamos hallarnos ante un aplique del tipo del escudete de una cerradura. 73.4. Lámina de hierro (inv. 7024). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Fragmento de lámina. Mide una longitud máxima de 6,3 cm. Presenta un perfil irregular, aunque tendente a cierto adelgazamiento, desde un extremo en el que alcanza los 2,6 cm. de altura hasta el opuesto, en el que alcanza los 1,8 cm. Comentario: El extremo estado fragmentario de la pieza impide conjeturar nada acerca de su naturaleza. 73.5. Lámina de hierro (inv. 10184). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación del mosaico del Otoño. Nivel inferior. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 10 cm. Partiendo en un extremo de una anchura de 2,2 cm., va adelgazándose paulatinamente hasta alcanzar en el extremo opuesto los 0,7 cm. de anchura. La lámina se encuentra doblada en un ángulo próximo al recto hacia la mitad de su recorrido, al tiempo que en su mitad de mayor anchura se tuerce sobre su eje en un ángulo oblicuo. A 3 cm. de su terminación en esta última mitad se dobla en ángulo oblicuo en el mismo sentido que el ángulo recto precedente, desviándose algo más respecto al eje de la pieza. En el extremo opuesto, a 1 cm. de su terminación, se dobla también en ángulo oblicuo, aunque esta vez en el sentido contrario al resto de los ángulos. En el punto en el que la pieza se dobla por última vez en el primero de sus extremos, muestra desplazado respecto a su eje un orificio circular de 0,5 cm. de diámetro. Comentario: La presente pieza quizá se corresponda con una publicada por García Sandoval en el mismo contexto82. La ficha manual de catálogo sistemático del Museo la identifica como una grapa. Por la forma que manifiesta, sin embargo, parece no corresponderse con dicho tipo. Por lo demás, el orificio presente en ella debió de estar destinado a fijarla con un clavo sobre una superficie determinada. 73.6. Lámina de hierro (inv. 10233). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Habitación 2. Sector Sudoeste. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud máxima de unos 14 cm. En uno de sus extremos presenta una anchura máxima de 2 cm., en un punto saturado de concreciones, y a los 2,7 cm. éstas se fracturan y se descubre el núcleo, el cual, partiendo de una anchura de 1,2 cm., va disminuyendo paulatinamente hasta alcanzar en el extremo opuesto los 0,7 cm., fracturándose ya en diagonal desde este momento para terminar en punta a los 1,7 cm. El ejemplar se dobla en ángulo recto a la mitad de su recorrido, y en la porción inicial, a consecuencia de una fractura también en diagonal, se des82 GARCÍA SANDOVAL, 1966, pág. 42. 146 plaza en ángulo oblicuo respecto a la superficie plana de la lámina. Así mismo, a los 7,5 cm. de su inicio, la pieza está perforada en su centro por un orificio de forma cuadrada y 0,3 cm. de anchura. Comentario: La pieza muestra cierta similitud con el ejemplar precedente, pudiendo tener un idéntico sentido. A tal efecto, consúltese el comentario de la entrada anterior. 73.7. Lámina de hierro (inv. 14243). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 6 cm. Partiendo en uno de sus extremos de una anchura de 1,1 cm., va adelgazándose paulatinamente hasta alcanzar en el extremo opuesto los 0,6 cm. de anchura. A los 5,5 cm. de su inicio en el primero de los extremos descritos, la pieza se dobla en ángulo recto, así como a los 3,7 cm., nuevamente en idéntico ángulo y con idéntico sentido, de modo que la pieza adopta una forma de U. A 1 cm. de su terminación por el extremo opuesto, la pieza se dobla una vez más, pero esta vez en ángulo oblicuo y desplazándose igualmente en ángulo oblicuo respecto al eje de la lámina. El ejemplar se encuentra fracturado por ambos extremos. Comentario: Según indica la ficha manual del catálogo sistemático, la procedencia de la pieza resulta dudosa. 73.8. Lámina de hierro (inv. 35992). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata 2, Capa 4. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 9,3 cm. Presenta una anchura media de 0,7 cm., mientras que su grosor va disminuyendo desde los 0,5 cm. de uno de sus extremos hasta constituir un filo en el opuesto, tras doblarse en ángulo recto y prolongarse por espacio de 1,8 cm. Comentario: La presente pieza, cuya función no podemos determinar, pudo estar relacionada con la descrita en la siguiente entrada, formalmente afín en algunos aspectos y hallada en un mismo contexto. 73.9. Lámina de hierro (inv. 35998). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata 2, Capa 4. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal, a resultas de la unión de dos de los fragmentos, mide una longitud total de 10,3 cm. Presenta una anchura media de 1 cm. Otro fragmento parte de un punto no determinado de la lámina para doblarse en ángulo recto. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo indica con una interrogación si pudiera tratarse de un hierro de hornillo. No entendemos los motivos para esgrimir tal hipótesis, dado su reducido tamaño y grosor, pero en todo caso resulta algo similar al ejemplar 73.8, con el que pudo haber estado relacionado, dada su pertenencia a un mismo contexto. 74. Recipientes 74.1. Recipiente de hierro (inv. 7052). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Fragmento de recipiente, correspondiente a parte de la base y el cuerpo del mismo. Mide una altura total de 10 cm. El fragmento conservado muestra un perfil carenado que se inicia hacia la base del recipiente con un frente dispuesto en ángulo oblicuo, el cual, tras inflexionar levemente hacia el interior del vaso, continúa ya hacia la boca del mismo mediante una pared vertical, alcanzando en la misma los 10,5 cm. de altura. El ejemplar presenta numerosas concreciones. Comentario: En función de la porción conservada, podría reconstruirse un recipiente original en el que se distinguiría una base troncocónica de un desarrollo cilíndrico, posiblemente prolongado sin solución de continuidad hasta la misma boca. Por su contexto de hallazgo y como en otros casos, podría conjeturarse la asociación del ejemplar al utillaje de una fábrica de vidrio al parecer localizada en el lugar en el que se descubrió. Por lo demás, algunas de las concreciones presentes en la pieza parecen producto del contacto de ésta con el fuego, resultando muy similares a las de otras excavadas en la cercana Casa del Mitreo. 74.2. Recipiente de hierro (inv. 7053). Procedencia: Carretera de circunvalación. 147 Descripción: Fragmento de recipiente, consistente en parte de la pared del mismo y dividido a su vez en tres fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud máxima de 17 cm. El fragmento conservado está conformado por dos espesas láminas superpuestas cuyo grosor oscila entre los 1,5 y 2,5 cm., las cuales, unidas, alcanzan en algunos puntos de la pieza hasta 3,5 cm. de grosor. En su recorrido, tanto interno como externo, las referidas láminas adoptan una leve curvatura Comentario: Álvarez Sáenz de Buruaga, en la ficha manual, identifica la pieza como un vaso. Aunque el grosor de las paredes resulta excesivo, quizá sí pudiese tratarse, dado su contexto de hallazgo, de los restos de un crisol para la fundición del vidrio. 74.3. Recipiente de hierro (inv. 23738). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una altura máxima de 4,7 cm. Está conformado por una lámina doblada de tal modo que, partiendo de una base en forma de media esfera, se va transformando hasta concluir en una boca en forma de cuadrado regular de 6,5 cm. de anchura. El ejemplar presenta numerosas concreciones. Comentario: Algunas de las concreciones perceptibles en la pieza, como las de otros ejemplares procedentes del mismo contexto, parecen producto del contacto de ésta con el fuego. 75. Otros indeterminados 75.1. Objeto indeterminado de hierro (inv. 36286). Procedencia: Desconocida. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una anilla y una pieza enlazadas entre sí. Extendido mide una longitud total de 7,5 cm. La anilla está conformada por un vástago de sección circular y 0,5 cm. de diámetro que se dobla sobre sí adoptando una forma ovalada 5,7 cm. de longitud por 4 cm. de anchura. La pieza enlazada a la anilla está conformada por un vástago de sección circular y 0,3 cm. de diámetro que se dobla sobre sí en forma de U, presentando el círculo en el que se dobla 1,6 cm. de diámetro y extendiéndose sus tramos rectos por espacio de 1,8 cm. Al término de dichos tramos, la pieza se cierra mediante dos tramos más, dispuestos en ángulo recto respecto a los anteriores, bajo la forma de sendos semicírculos de 0,7 cm. de diámetro enfrentados el uno al otro, aunque sin llegar a unir sus extremos. El estado de conservación de la pieza es bueno. Comentario: No es posible asociar el objeto a tipos como el de las cadenas o las bisagras. Antes bien, parece que la segunda de las piezas descritas debió de pender de la primera, mostrando sujeto por sus terminaciones semicirculares algún elemento que pudo ser el que nos otorgara la clave para su interpretación. 75.2. Objeto indeterminado de hierro (inv. 2135). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 25 cm. Está conformado por una placa trapezoidal doblada en un ángulo recto por el extremo correspondiente al menor de sus lados menores para prolongarse por espacio de 6,5 cm. hasta su conclusión. Ésta va disminuyendo de anchura paulatinamente desde los 5,2 cm. del extremo correspondiente al mayor de los lados menores hasta alcanzar los 3,5 cm. ya a su término tras su inflexión en ángulo recto. La placa va aumentando paralelamente de grosor desde el filo que adopta en el mayor de sus lados menores hasta alcanzar 1 cm. en el extremo opuesto. En su eje y a 2 y 12,5 cm. de su inicio respectivamente desde el extremo correspondiente al mayor de los lados menores, la placa se encuentra atravesada por sendos clavos compuestos de cabeza, espiga y punta, presentando esta última orientada hacia el lado opuesto a la inflexión en ángulo recto de la placa. Los dos muestran una cabeza de tendencia cuadrada, levemente convexa, y con una anchura media de 1,8 cm., así como una espiga de sección cuadrada que, partiendo de una anchura máxima de 1 cm., va disminuyendo hasta terminar en la punta. La espiga se dobla en ángulo oblicuo superada la mitad de su recorrido en el primero de los clavos. Comentario: El ejemplar recuerda a una de las tipologías de grapas catalogadas en su respectivo apartado, pero con la singularidad de estar asociado a dos clavos. Ello no impide que podamos encontrarnos ante una grapa, pero la presencia de los clavos nos advierte, cuanto menos, de su combinación con una función distinta, como pudo ser la de servir como elemento de ensamblaje con una estructura 148 de madera del estilo de una viga. En otro caso, podríamos encontrarnos ante un refuerzo mobiliario del tipo de los ostentados por puertas y arcones, tal y como sugiere la ficha manual del catálogo sistemático del Museo. 75.3. Objeto indeterminado de hierro (inv. 2136). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto de un cáncamo y una anilla enlazados entre sí. Extendido mide una longitud total de 11,5 cm. El cáncamo está conformado por un vástago de sección informe y 0,5 cm. de grosor medio que se dobla sobre sí, dando lugar a un círculo irregular de 3,6 cm. de diámetro abierto en el punto de unión de sus dos extremos mediante sendas prolongaciones dispuestas en sentido oblicuo hasta el momento de su fractura. La anilla está conformada por un vástago de sección circular y 0,7 cm. de diámetro que se dobla sobre sí en un círculo regular de 5 cm. de diámetro. A la anilla se adhiere un grueso vástago de sección informe que mide 2 cm. de grosor máximo por 4,5 cm. de longitud. Comentario: La presencia de una gran anilla en el ejemplar, así como su insegura terminación, impiden catalogarlo como una bisagra, tal y como hemos hecho ante otros casos semejantes. Más bien podría tratarse de un asa asociada a algún tipo de mueble. 75.4. Objeto indeterminado de hierro (inv. 2169). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 10,5 cm. Está conformado por un grueso vástago de sección circular, de unos 2 cm. de diámetro medio, que en uno de sus extremos es ensancha adoptando la forma de una anilla y en el opuesto se curva levemente. Ambos extremos están atravesados por un segundo vástago, también de sección circular y con 1,5 cm. de diámetro, el cual, partiendo de la anilla del primer vástago, adopta una forma de arco rebajado para prolongarse hasta 1,5 cm. más allá del otro extremo del mismo, una vez es acogido por la terminación curva de éste. El ejemplar muestra numerosas concreciones. Comentario: La pieza presenta múltiples concreciones, producto sin duda de su contacto directo con el fuego, que impiden determinar con exactitud su morfología y primitivo funcionamiento. La ficha manual del catálogo sistemático del Museo la interpretaba como un tirador, y es a lo que recuerda su forma actual. Pero sin embargo, el ejemplar se halla fracturado, y no resulta fácilmente comprensible la relación entre las dos piezas asociadas, ni verificable su grosor inicial. Otras posibles interpretaciones lo podrían aproximar más a una gruesa anilla a la que atravesara una aguja que hiciera las veces de pasador. Dado el razonable margen de dudas al que nos conduce la pieza, hemos preferido, en fin, incluirla en el nutrido apartado de objetos indeterminados. 75.5. Objeto indeterminado de hierro (inv. 2173). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7 cm. Está conformado por una placa rectangular de 0,4 cm. de grosor, algo achatada en su centro, de modo que en el mismo presenta 1,2 cm. de anchura y en sus extremos hasta 1,7 cm. De estos últimos surgen sendos vástagos de sección rectangular, que se doblan sobre sí para cerrarse en semicírculo hacia el centro de la placa. Uno de los dos vástagos es ligeramente superior en longitud al otro, y mientras que éste mantiene durante casi todo su recorrido un grosor regular de 0,3 cm., el opuesto parte con 0,5 cm. y va disminuyendo de grosor paulatinamente hasta doblarse en ángulo recto, ya a 0,4 cm. de su terminación. Comentario: La ficha manual interpreta el objeto con reservas como una hebilla o incluso como un encendedor. Nosotros, valorando su forma, tendemos a pensar en que consiste en alguna clase de pasador, pero sin poder definir bien su función o naturaleza exacta. 75.6. Objeto indeterminado de hierro (inv. 4841). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 22,5 cm. Está conformado por una lámina de 1,8 cm. de anchura media que se dobla sobre sí para conformar sendos frentes curvados de perfil algo irregular, aunque tendentes a un semicírculo algo rebajado, y con los extremos vueltos también en curva pero en el sentido opuesto. Ambas formas se unen por uno de estos extremos adoptando 149 una forma en V y prolongándose en sentido frontal por medio de una lámina de 5,5 cm. de longitud que, partiendo de una anchura de 1,5 cm. va disminuyendo de grosor hasta alcanzar 1 cm. en el momento de su fractura. Igualmente, la extremidad externa del frente curvado izquierdo se cierra con una nueva placa que avanza frontalmente, igual que la intermedia pero adoptando la forma de un triángulo rectángulo que se prolonga por espacio de 5,5 cm. de longitud hasta terminar en punta. Comentario: Objeto de difícil interpretación, resulta demasiado delgado para tratarse de un utensilio agrícola. Antes bien deberíamos pensar quizá en alguna clase de trípode del que nos faltaría en la terminación de uno de sus frentes curvados un tercer apéndice. 75.7. Objeto indeterminado de hierro (inv. 4891). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro de 5,5 cm. Está conformado por un vástago de sección irregular, aunque tendente al círculo, y con 0,5 cm. de diámetro que se dobla sobre sí, cerrándose en un círculo regular pero sin llegar a unir sus extremos a falta de una escasa porción. Presenta tres protuberancias de perfil semicircular dispuestas en puntos más o menos equidistantes en poco más de la mitad del recorrido del círculo y orientadas hacia uno de los lados del mismo. Comentario: Las señaladas protuberancias no son incidentales, pareciendo constituir una suerte de patas mediante las que presumiblemente la pieza se sustentaría, como si de un pequeño trípode se tratase. 75.8. Objeto indeterminado de hierro (inv. 4904). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 67 cm. Está conformado por un vástago de sección circular que, partiendo en su inicio de un diámetro de 2,5 cm., va disminuyendo paulatinamente por espacio de unos 52 cm. hasta terminar en punta. En el extremo opuesto, el vástago se divide a su vez en tres vástagos, con una longitud de 23, 13,5 y 12,5 cm. respectivamente, que, partiendo de una anchura de 2 cm., van disminuyendo hasta terminar en punta. Los dos primeros, con una sección romboidal y 1,5 cm. de grosor inicial, comienzan doblándose en un cuarto de círculo a partir del vástago inicial para orientarse en ángulo recto respecto al mismo, inflexionándose el más largo de ellos a unos 10 cm. de su término para adoptar la forma de una voluta en forma de arco peraltado ultrasemicircular de 4 cm. de altura, con su eje algo desplazado hacia la punta del vástago en cuestión. El tercer vástago presenta una sección aplanada de 1 cm. de grosor inicial y se prolonga en la misma dirección que el vástago principal, procediendo a deformar su perfil y doblarse levemente en un semicírculo rebajado a 5 cm. de su terminación. Comentario: Si bien la presencia de tres patas vincula la catalogación genérica del presente ejemplar con los trípodes, en base a su comparación con paralelos en bronce podría definirse en principio y más concretamente como un soporte para quemaperfumes o lámparas. En todo caso y pese a que la forma de una de las patas estaría muy bien definida como tal, la de las otras dos se iría mostrando cada vez menos clara, pues aunque podría pensarse que su estado es fragmentario, no parecen percibirse indicios del punto de su fractura o de su desarrollo. Ello se hace especialmente manifiesto en la tercera de las supuestas patas, que parece concluir de un modo idéntico a la que en teoría está completa. De ahí deriva que prefiramos incluir el objeto entre los indeterminados, sugiriendo su identificación con alguna suerte de aplique mobiliario, si no ante un elemento que, en función de la terminación en punta del vástago principal y el desarrollo recto de una de sus derivaciones, pudiese ir incrustado en alguna estructura a través de ambos extremos. 75.9. Objeto indeterminado de hierro (inv. 6748). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 11,8 cm. Está conformado por una lámina de 0,5 cm. de anchura media que se ensancha por ambos extremos: en uno de ellos por espacio de unos 3 cm. hasta alcanzar los 0,8 cm. de anchura en el momento de su fractura, aumentando igualmente su grosor; y en el opuesto mediante una forma triangular con los laterales cóncavos y la base afilada y levemente convexa. La lámina se dobla levemente hacia la mitad de su recorrido. Comentario: Uno de los extremos de la lámina parece hallarse espatulada para atender a algún fin específico difícil de determinar pero quizá asociado al ámbito de la cosmética o la medicina. 150 75.10. Objeto indeterminado de hierro (inv. 6783). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura que, superada la mitad de su recorrido, se transforma en una lámina doblada sobre sí para adoptar una forma troncocónica. Dicha forma parte del mismo ancho del vástago, aumentándolo hasta alcanzar 1 cm. de diámetro en su extremo final. Así mismo, el cono está hueco en su interior, mostrando por una misma cara una perforación en su inicio y otra en su final, esta última cortada a bisel de modo que parece constituir una suerte de filo. El estado de conservación de la pieza es bueno, hallándose restaurada. Comentario: Nos hallamos sin lugar a dudas ante un instrumento destinado a una labor específica, si bien no podemos determinar exactamente cual. El extremo en el que el vástago culmina de forma regular, bien podría haberse prolongado engastándose en un mango de madera, o al menos no lo imposibilita su forma. Por el contrario, el filo constituido en el extremo opuesto podría haber estado destinado a realizar incisiones o trazas. A tal efecto, la pieza nos recuerda por una parte a las gubias utilizadas en la talla sobre madera, oponiéndose sólo a tal interpretación el anómalo cierre de la supuesta hoja en la conformación de la descrita forma cónica; y por otra, también nos recuerda a las piezas inv. 10122 y 10123 del Museo, interpretadas como posibles cálamos de plata, aunque en tal caso quizá hubiera contado con una punta más definida en el extremo del cono. Otro ejemplar de hierro susceptible de suscribirse a esta última teoría es el 75.17 de nuestro catálogo, también incluido entre los indeterminados pero igualmente afín a las referidas piezas de plata, así como a la presente. Una última posible interpretación, aunque quizá menos probable, es que la terminación cónica estuviese destinada a acoger un vástago de madera en su interior, de modo que el frente opuesto pasara a constituir la punta del objeto. 75.11. Objeto indeterminado de hierro (inv. 6817). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Fragmento de objeto indeterminado. Mide una longitud total de 8,9 cm. Está conformado por una lámina de 0.9 cm. de anchura por unos 0,4 cm. de grosor que, tras un recorrido recto de unos 6 cm., procede a ir doblándose en una curva irregular por poco más de la distancia ya efectuada. Comentario: La pieza estuvo identificada con anterioridad como una hoz. Dicha identificación resulta sin embargo inviable debido a la ausencia manifiesta de cualquier indicio de la existencia de un filo al interior de la parte curvada que tendría que haberse identificado en tal caso como la hoja. 75.12. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7405). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por un vástago y una anilla. Mide una longitud total de 19,9 cm. El vástago muestra dos partes. La primera, que haría las veces de cabeza, arrancando de una sección rectangular de 2 cm. de anchura por 1,6 cm. de grosor, va aumentando por espacio de unos 3 cm. hasta alcanzar los 3,5 cm. de anchura y después reducirse por espacio de otros 3 cm. hasta adoptar una sección cuadrada. La segunda, partiendo de dicha sección cuadrada de 1,6 cm. de anchura, va disminuyendo hasta terminar en punta. En el punto de mayor anchura de la primera parte, el vástago se ve atravesado por la anilla, hallándose esta última inserta en un orificio sellado por concreciones. La anilla en cuestión está conformada por un vástago de sección irregular, pero tendente al cuadrado y con 1 cm. de anchura, que se dobla sobre sí adoptando la forma de un círculo bastante regular de 7,5 cm. de diámetro, aunque sin llegar a cerrarse a causa de un corte diagonal que separa sus dos extremos unos 0,2 cm. La anilla se vuelve hacia el extremo del vástago correspondiente a la punta, hallándose fijada sobre su superficie como producto de la corrosión. Comentario: La forma de la pieza es clara, pero no así su destino, habiendo podido servir tanto de aldaba de una puerta como de simple argolla donde fijar ocasionalmente un elemento del estilo de las riendas de la caballería, por poner un ejemplo. En cualquier caso, la longitud de la punta del vástago señala que su introducción sobre una superficie dada, fuese ésta de madera o incluso de piedra o mortero, buscaba ejercer cierta fuerza, de manera que no resultara fácil la extracción de la anilla. 75.13. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7635). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). 151 Descripción: Fragmento de objeto indeterminado. Mide una longitud total de 9,5 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada que se inicia con 1,4 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta alcanzar en el momento de su fractura, en el extremo opuesto, los 0,6 cm. de anchura. El vástago se encuentra doblado en todo su recorrido, adoptando una forma semicircular algo rebajada. Comentario: La forma en la que la pieza se dobla parece indicar que su perfil no es incidental, con lo que debemos descartar la catalogación de la pieza como un clavo. Sin embargo, la reducción paulatina de su anchura también hace que descartemos en principio que originariamente adoptara la forma de una anilla. 75.14. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7641). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 11 cm. Está conformado por una placa de perfil lanceolado que, por su extremo de mayor anchura, termina en una segunda placa de forma circular vuelta hacia el dorso de la primera. La placa lanceolada va aumentando por espacio de 3,5 cm. desde su inicio hasta alcanzar los 2,3 cm. de anchura. A partir de ese momento, comienza ya a decrecer paulatinamente y por espacio de unos 6,3 cm., hasta alcanzar en el momento de su fractura los 1,3 cm. La placa circular muestra un diámetro de 2,4 cm., hallándose unida a la lanceolada mediante la prolongación en forma de triángulo de una cuarta parte de su perímetro sobre esta última. Una serie de concreciones cubren en vertical el punto de unión entre la primera placa y la segunda. Comentario: El ejemplar recuerda a uno de los elementos de las bisagras 63.6 y 63.7 de nuestro catálogo. Sin embargo, su parcial estado de conservación y la falta de constatación de un orificio en la placa circular, nos impiden aventurar su segura adscripción a dicho tipo. 75.15. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7651). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7,2 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada o rectangular, según el punto, que va haciendo oscilar su anchura de un modo irregular entre un mínimo de 0,2 cm. en los segmentos de sección cuadrada y un máximo de 0,4 cm. en los de sección rectangular. En uno de sus extremos, remata hacia uno de sus laterales en una forma trapezoidal de 0,6 cm. de altura por 0,3 cm. de anchura en su lado menor, enfilado en ángulo recto respecto al sentido del vástago y con su lado mayor dispuesto en ángulo oblicuo respecto al mismo. En el extremo opuesto, se aprecia una inflexión orientada en el mismo sentido que la forma trapezoidal descrita pero truncada en su origen, de modo que se manifiesta como un simple aumento de grosor al final del vástago del que parte. Comentario: La pieza no parece mostrar indicios de estar fracturada en ningún punto, resultando así más difícil conjeturar el posible uso del ejemplar. 75.16. Pareja de objetos indeterminados de hierro (inv. 7656-7657). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplares incompletos. El primero mide una longitud total de 9,7 cm. y el segundo 6,7 cm. Ambos consisten en un vástago de sección cuadrada, que se dobla en uno de sus extremos para conformar una pequeña anilla vuelta hacia un lateral, de 0,7 cm. de diámetro medio. En el primer ejemplar, el vástago, tras partir con 0,5 cm. de anchura, va aumentando hasta alcanzar los 1,5 cm., momento en el que termina en un frente plano prolongado en uno de sus laterales por espacio de 1,3 cm. mediante un vástago de sección rectangular y 0,5 cm. de anchura. El segundo parte igualmente de 0,5 cm. de anchura, ensanchándose levemente en el extremo opuesto a la anilla y poco antes de su fractura hasta alcanzar los 0,7 cm. de anchura. Comentario: Más allá del hecho de que ambas las dos piezas estén asociadas por la correlación de sus números de inventario, quizá reflejo en última instancia de que tuviesen un mismo contexto de hallazgo, debemos destacar la percepción innegable de cierta afinidad formal entre ambas, y más particularmente en su extremo anillado, lo cual, unido a la falta de constatación de otras similares, nos lleva a considerar que pudieron funcionar conjuntamente, si no incluso ligadas a un mismo objeto. Más específicamente, sugeriríamos que pudiésemos hallarnos ante una pareja de bisagras. 152 75.17. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7659). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 5,9 cm. Está conformado por un vástago de sección circular y 0,2 cm. de diámetro que, superada la mitad de su recorrido, se transforma en una lámina doblada sobre sí para adoptar una forma troncocónica. Dicha forma parte del mismo ancho del vástago, aumentándolo hasta alcanzar 0,6 cm. de diámetro en su extremo final. Así mismo el cono está hueco en su interior, mostrando desde su terminación y por espacio de 2,5 cm. una hendidura en forma de V. Comentario: Aunque sin poder aseverarlo, el ejemplar nos recuerda a una pareja de piezas pertenecientes a las colecciones del Museo (inv. 10122 y 10123) elaboradas en plata e interpretadas como posibles cálamos destinados a la escritura en tinta. El tal efecto, su largo vástago se introduciría en un mango de madera, mientras que el extremo opuesto sería el que se sumergiría en la tinta. En nuestro ejemplar, nos faltaría verificar para ratificar tal propuesta la prolongación de la base del cono en una punta afilada como la constatada en los ejemplares en plata. Otra posible pieza de hierro susceptible de ser interpretada como un cálamo la constituye el objeto indeterminado 75.10. 75.18. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7663). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 11,5 cm. Está conformado por una placa con una anchura de 1,7 cm. en su parte central que, transcurridos 4 cm., se dobla por ambos extremos para adoptar una forma de U cuyos brazos se prolongan hasta 2 cm. Transcurridos éstos, la placa hace reducir su anchura por espacio de 1 cm. para transformarse en sendos vástagos de sección cuadrada que, partiendo de una anchura de 0,6 cm., van disminuyendo hasta terminar en punta. A unos 3,3 cm. de su terminación, ambos vástagos se doblan en ángulo recto, volviendo sus puntas la una contra la otra y superponiéndolas en diagonal, aunque sin llegar a unirlas y alejándolas algo del ángulo en el que se inicia cada una, de modo que la pieza en su conjunto adopta una forma cercana al rectángulo. Comentario: El ejemplar sólo llega a recordarnos a la forma de un estribo, pero debemos descartar en principio tal propuesta al observar que la lámina que serviría de asiento al mismo presenta una anchura insuficiente para la introducción del pie. 75.19. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7794). Procedencia: Desconocida (Almacén del Teatro romano). Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que no unen entre sí. Uno de los fragmentos consiste en una placa de forma trapezoidal y 6,3 cm. de longitud máxima que se va abriendo mediante sendos frentes de perfil convexo desde los 3,5 cm. de uno de sus extremos hasta alcanzar los 4,2 cm. en el extremo opuesto. Este último se encuentra fracturado y muestra a su interior un semicírculo de perfil regular y 2,6 cm. de base. Así mismo, por una de sus caras se aprecia adherida una placa de forma trapezoidal que, como producto que es del doblamiento del primer extremo de la placa, arranca con 3,5 cm. para terminar, ya próximo al semicírculo del extremo opuesto, con unos 2 cm. de anchura. El segundo fragmento consiste en un vástago de sección irregular, aunque tendente al círculo y con 0,7 cm. de diámetro máximo, que se dobla sobre sí adoptando una forma semicircular fracturada por ambos extremos. Comentario: Cabe la posibilidad de que los dos fragmentos descritos estuviesen unidos, dando continuidad el vástago al semicírculo abierto en uno de los extremos de la placa. Sin embargo, no hemos podido verificarlo, no pareciendo ni siquiera que el vástago vaya modificando su sección para adaptarla a una lámina. Otra opción es que el vástago consistiese en una anilla que originalmente se enlazara con otra anilla constituida en el extremo de la placa mediante un presunto cierre de su semicírculo. En fin y pese a que su grado de corrosión no es desemejante, podríamos conjeturar que las dos piezas no guardaran una relación entre sí y que estén unidas bajo un mismo número por hallarse almacenadas juntas y estimarse que formaran parte de un mismo objeto, o incluso por un simple error de numeración en los inventarios del Museo. 75.20. Objeto indeterminado de hierro (inv. 17631). Procedencia: Desconocida (Almacén de la Alcazaba). 153 Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Los dos principales, unidos, miden una longitud total de 19,5 cm. Están conformados por un vástago de sección informe pero tendente al cuadrado y con 0,8 cm. de anchura media, que se prolonga por espacio de unos 11 cm. Por uno de sus extremos, el vástago se va ensanchando por espacio de 1 cm. para terminar en una superficie plana de forma irregular que presenta un desarrollo mayor en su longitud que en su altura, midiendo 3,1 cm. de longitud máxima y 1,5 cm. de altura máxima. En el extremo opuesto y también por espacio de 1 cm., la pieza se ensancha nuevamente, pero en esta ocasión para rematar en una lámina, que en un primer tramo de 8 cm. de longitud por 2,3 cm. de anchura media, dispuesto transversalmente al sentido del vástago, se dobla por ambos lados, adoptando la forma de un semicírculo rebajado. Por uno de sus extremos, la lámina se dobla en ángulo recto, prolongándose con un perfil irregular de hasta 3 cm. de anchura máxima y adoptando una forma ultrasemicircular que, por su cara interna, mide 6,5 cm. de diámetro, llegando casi a unirse por su terminación al extremo opuesto de la lámina de la que parte. En el punto en el que dicha lámina se dobla, se aprecian varios orificios irregulares, mientras que en el extremo opuesto de su tramo inicial presenta una gran oquedad desarrollada desde uno de sus lados en forma de semicírculo peraltado. Igualmente, a unos 5 cm. del inicio de la parte correspondiente a la forma ultrasemicircular, ésta muestra en una de sus caras una protuberancia irregular pero de tendencia piramidal, así como en la opuesta, una prolongación de la protuberancia y, centrando la placa, un orificio sellado por concreciones de sección circular y de en torno a 0,9 cm. de diámetro. Comentario: Según el libro de registro, debe tratarse de una de las piezas excavadas por Mélida y Macías en el solar del teatro con anterioridad a la Guerra Civil. En todo caso nos hallamos ante una pieza de difícil interpretación. Nos cuestionamos, dada su forma y dimensiones y aunque no hemos hallado paralelos, si se trata de algún tipo de utensilio empleado en el marcaje del ganado, si no asociado al tratamiento de las pezuñas de los équidos. 75.21. Objeto indeterminado de hierro (inv. 5995). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar completo. Mide un diámetro máximo de 10,9 cm. Está conformado por una lámina en forma de círculo regular que, a 2 cm. de su borde externo, presenta una inflexión con la que adopta en su centro una forma convexa por una de sus caras y otra cóncava por la opuesta. Comentario: En la ficha manual de catálogo sistemático del Museo se indica la posibilidad de que se trate de un cenicero actual. Antes bien, nosotros somos de la opinión de que podría tratarse del umbo de un escudo, si bien resulta difícil de probar dada la desasociación de la pieza respecto a otras complementarias que ayudaran a ratificar dicha hipótesis, como serían por ejemplo el asa de sujeción del mismo u otros elementos realizados en metal de los que pudieran formar parte de su estructura. En todo caso y, aunque a diferencia de otros materiales hallados en la misma intervención, el presente no manifieste estar adscrito a un contexto de hallazgo específico, su aparición en un área de necrópolis no haría extrañar nuestra hipótesis de tenerse en cuenta la viabilidad de su integración en un ajuar funerario. Y es que, aunque escasamente, en Mérida se han hallado más recientemente formando parte de los mismos puntas de lanza y otros objetos asociados a la armamentística del periodo. 75.22. Objeto indeterminado de hierro (inv. 10602). Procedencia: Necrópolis oriental. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de unos 15 cm. Está conformado por dos láminas, una completa y la otra fracturada, unidas por un vástago La lámina completa muestra una forma lanceolada, con 8,5 cm. de longitud y 3,2 cm. de anchura, terminada en punta por un extremo y unida a un vástago por el opuesto. La otra lámina, con 3,7 cm. de anchura, se dobla en semicírculo sobre sí a partir del vástago para, tras un giro de 180º, orientar su extremo fracturado en el mismo sentido que la punta de la opuesta. El vástago que media entre una lámina y otra, de unos 6 cm. de longitud, presenta una sección circular de unos 0,7 cm. de diámetro medio. Comentario: La pieza venía interpretada en la ficha manual como un rastrillo, si bien se mantenía dicha propuesta entre interrogantes. Tal interpretación muestra no obstante serios problemas, tanto por la estrechez de la lámina conservada como por la conservación parcial de otra similar en el extremo opuesto. La manera en que se dobla esta última parece además intencionada, y la forma de 154 su fractura no delimita bien ni su longitud ni su anchura. Por todo lo dicho y sin poder indicar nada seguro, nosotros propondríamos más bien que nos encontremos ante el asa de un recipiente, sirviendo la forma lanceolada que se conserva en su integridad de base de la misma, y llegando la otra a constituir quizá parte del borde del recipiente en cuestión. 75.23. Objeto indeterminado de hierro (inv. 6654). Procedencia: Campo de deportes. Descripción: Fragmento de objeto indeterminado. Mide una longitud total de 5,2 cm. Está conformado por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro de 1,2 cm., va decreciendo hasta alcanzar en el punto de su fractura los 0,6 cm. Por el extremo opuesto, el vástago se aplana, rematando en semicírculo y prolongando a sendos lados de dicho remate sendas porciones de láminas de 0,5 cm. de anchura, dispuestas en cruz respecto al vástago del que parten pero con sus brazos levemente curvados hacia el exterior de la pieza. Marcando el inicio del vástago tras el desarrollo de las descritas láminas, se disponen transversalmente dos líneas paralelas en relieve, de perfil semicircular. Comentario: La presente pieza se encuentra fragmentada claramente en la terminación del vástago por uno de sus extremos, pero no podemos verificar si igualmente lo está en el otro extremo, pudiendo si es caso haberse prolongado por los dos brazos dispuestos en cruz. En el supuesto de haber sido así, es posible que nos encontremos ante parte del mango y del marco de un espejo, haciendo el vástago las veces de mango y los brazos, una vez cerrado un círculo en su prolongación, de marco. Tal interpretación explicaría el sencillo pero innegable carácter ornamental de las dos líneas paralelas dispuestas de este modo entre el final del mango y el inicio del marco circular. El ejemplar se asocia a un área de necrópolis que podría de algún modo encontrar cabida para tales tipos de objetos, como parte de un presunto ajuar funerario. 75.24. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7015). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 19,4 cm. Está conformado por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 1,3 cm., va decreciendo hasta concluir en punta por uno de sus extremos. En el extremo opuesto, la pieza se prolonga por espacio de 3,5 cm. mediante un frente aplanado de tendencia romboidal, con los laterales levemente convexos y que, tras alcanzar una anchura máxima de 1,5 cm. en su parte media, decrece para desembocar en una protuberancia trapezoidal. Esta última, con 0,5 cm. de altura por 1 cm. de anchura y 0,5 cm. de grosor, se dispone transversalmente respecto al desarrollo de la pieza. Comentario: El ejemplar, en función de su forma y su contexto de hallazgo, podría interpretarse con reservas como un instrumento asociado al trabajo del vidrio, y más concretamente con un puntero en el que el extremo que se correspondería de este modo con la cabeza, sirviese para percutir y ejecutar incisiones sobre un objeto determinado por medio de la punta en cuestión. Otro posible puntero lo constituye la pieza descrita en la entrada 75.44. 75.25. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7017). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 14 cm. Está conformado por un vástago de sección cuadrada y 1 cm. de anchura media que, por uno de sus extremos, se ensancha levemente para desembocar en un segundo vástago. Este último muestra también una sección cuadrada pero en este caso con 3 cm. de longitud por 0,5 cm. de anchura, disponiéndose transversalmente en forma de T respecto al primer vástago y hallándose fracturado en uno de sus extremos. Comentario: Pese a la ausencia de una punta, la cabeza en forma de T de la pieza parece conducirnos a pensar que nos hallamos ante algún tipo de elemento de ensamblaje, como una grapa o una escarpia. 75.26. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7022). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto, compuesto por una anilla y una lámina. Mide una longitud total de 7,5 cm. La anilla se halla conformada por una lámina que adopta una forma circular de 2,9 cm. de diámetro que va apuntándose hacia el lugar en el que se une con el vástago, tanto interior como 155 exteriormente. La lámina dispone su superficie plana, con una anchura máxima de 2 cm., en posición transversal respecto al sentido de la anilla, interrumpiéndose en su extremo final debido a la fractura de la pieza. Comentario: La ficha manual interpretaba la pieza como una llave. Su forma resulta en efecto elocuentemente similar al ejemplar descrito en la entrada 6.9 de nuestro catálogo. Sin embargo, no logramos encontrar indicios suficientes para mantener tal afirmación, debido a la simpleza de su forma y su contexto de hallazgo, surgiéndonos la duda de que nos hallemos igualmente ante un objeto más afín a los cáncamos o las bisagras. 75.27. Objeto indeterminado de hierro (inv. 7028). Procedencia: Carretera de circunvalación. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 14,4 cm. Está conformado por un vástago de hierro en el que se podrían distinguir tres partes: la primera parte, de unos 7 cm. de longitud, arranca con una sección cuadrada de 0,4 cm. de anchura para ir reduciendo su grosor hasta constituir un filo en su extremo; la segunda parte, de 6,8 cm. de longitud, presenta una sección rectangular de 1,7 cm. de anchura por 0,6 cm. de grosor medio, mostrando en una de sus caras mayores dos líneas convexas dispuestas transversalmente al sentido del vástago y con restos de óxido de bronce sobre su superficie; y la tercera parte, de 5,3 cm. de longitud, se inicia en el extremo final de la anterior, doblándose en ángulo recto a partir de la misma y haciendo reducir su anchura por espacio de 3 cm. hasta adoptar una sección cuadrada de la que parte un vástago de sección rectangular y 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor que se dobla sobre sí para dar lugar a una anilla en forma de círculo regular y con 2,3 cm. de diámetro. Separando la primera parte de la segunda, se dispone una placa de forma circular y unos 3 cm. de diámetro, dispuesta transversalmente al vástago y de la que se ha perdido aproximadamente un tercio de su superficie por uno de sus laterales. La primera parte del vístago se dispone en ángulo oblicuo respecto a la segunda, orientando su extremo en el mismo sentido que la conformada en el extremo opuesto. Por lo demás, dicha parte presenta numerosas pérdidas, y el área de la lámina que la separa de la segunda toda una serie de concreciones que, como producto de la corrosión, fijan a ésta en posición diagonal respecto al vástago en cuestión que la atraviesa. Comentario: Nos hallamos ante algún tipo de pieza afín formalmente a la escarpia, como se observa del ángulo que la define, pero que en función de la presencia de una suerte de anilla en el extremo de su supuesta cabeza contaría con una función diferente pero algo difícil de determinar. Esta terminación vuelve a constatarse en los ejemplares 75.45 y 75.46. La pieza es muy posible que fuese inserta en una pared, y por ello adelgaza uno de sus extremos hasta constituir un filo. Y como tope para la inserción de la pieza en un muro, o como simple embellecedor, se dispondría la placa circular ya descrita entre la primera parte y la segunda. 75.28. Objeto indeterminado de hierro (inv. 8812). Procedencia: Teatro romano. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en dos fragmentos que unen entre sí. Mide una longitud total de 13 cm. Está conformado por una lámina de 1,8 cm. de anchura media que se dobla sobre sí adoptando una forma rectangular de 12,3 cm. de longitud por 9,3 cm. de anchura máxima. En uno de sus lados mayores, la referida lámina se transforma en un vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura media. A este último lado se encuentra adherida un asa compuesta por un vástago de sección cuadrada y 0,5 cm. de anchura, que se dobla sobre sí para conformar un trapecio de 5 cm. de longitud en el frente adherido al vástago del que emerge el elemento. El asa presenta unos 2 cm. de anchura en los dos lados menores, rematando en su cuarto lado por un vástago del que aumenta la dimensión frontal de su sección hasta los 0,7 cm., al tiempo que se dobla en una forma levemente ondulante, sobrepasando la dimensión del trapecio por ambos lados mediante sendas terminaciones semicirculares. Paralelamente, la lámina se ve atravesada en sus lados menores por cuatro clavos, tres completos y un cuarto fragmentario, de 1,5 cm. de longitud media y compuestos de cabeza, espiga y, en tres de los casos, punta, dispuestos dos de ellos enfrentados a 2 cm. del lado mayor, el conformado por una lámina, y los otros dos a unos 3 cm. del lado opuesto, el conformado por un vástago del que surge el asa ya descrita. Los cuatro presentan una cabeza de tendencia circular, levemente convexa, y con un diámetro medio de 0,5 cm., así como una espiga de sección circular que, 156 partiendo de un diámetro máximo de 0,3 cm., va disminuyendo hasta terminar en punta en los casos en los que ésta se conserva. La espiga se dobla en ángulo recto en su tercio final en los tres ejemplares completos. Comentario: No hemos hallado paralelos al presente objeto, si bien hemos de advertir que su forma resulta muy concreta y podría tenerlos de realizarse un buen sondeo en la iconografía del periodo romano. En cualquier caso, la lámina doblada para conformar un rectángulo, parece estar destinada a servir de marco a algún tipo de pieza, igualmente rectangular, quizá elaborada en una materia perecedera, como la madera. A tal fin, los cuatro clavos descritos servirían para unir dicho elemento al marco en cuestión, verificando su supuesta materia a partir de su formato y naturaleza. De este modo, el asa podría haber estado destinada tanto a asir el marco con la supuesta tableta inserta en él, como para colgar la pieza en su conjunto. El contexto de hallazgo de la pieza es el Teatro romano, y en relación a ello nos vemos tentados a pensar si el ejemplar no se halló asociado al periodo de uso del mismo, pudiendo exponer algún texto breve de cara al público. 75.29. Objeto indeterminado de hierro (inv. 27001). Procedencia: Teatro romano - Campaña 1981. Peristilo. Cata 5. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,8 cm. Está conformado por un largo vástago de sección circular y 7 cm. de longitud que, partiendo de un diámetro de 1,2 cm., va aumentando paulatinamente por espacio de unos 5 cm. hasta alcanzar los 1,7 cm. de diámetro, momento en el que comienza a disminuir para terminar en punta, adoptando una forma cónica. En el extremo opuesto a la punta, el vástago se une a una placa rectangular, muy levemente combada y con 3,9 cm. de longitud por 3,5 cm. de anchura, que conserva dos de sus lados completos, así como los otros dos parcialmente. Los lados conservados parcialmente se encuentran algo doblados, habiendo perdido uno de sus ángulos. En los tres ángulos restantes se disponen tres remaches de forma circular que atraviesan la lámina, mostrando en la cara correspondiente al desarrollo del vástago un diámetro medio de 0,5 cm., así como en el opuesto uno de 0,8 cm. Comentario: De la presente pieza, de difícil interpretación pero con una forma muy definida, apenas podemos conjeturar, en función de la presencia de una lámina con remaches, que pudo estar destinada a fijarse sobre una superficie dada a partir de la misma. Una cuestión diferente es que mostrara su punta hacia el exterior, o que ésta se introdujese en otro elemento. Nosotros nos decantamos por lo primero, y la forma de la punta, que recuerda a la de las piezas 33.2 y 33.6, nos insta a pensar que nuestro ejemplar consista en una clase de espuela concebida para ser añadida directamente a una superficie de cuero. Ello justificaría el levísimo combamiento de la placa a la que se asocia. 75.30. Pareja de objetos indeterminados de hierro (inv. 9266-9267). Procedencia: Zona Sur: Auxilio social. Descripción: Ejemplares completos. El primero mide una longitud total de 23,7 cm., y el segundo 23,2 cm. Ambos consisten en un largo vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura, el cual remata en uno de sus extremos en una pieza de forma cilíndrica y 1,2 cm. de longitud por 1,5 cm. de diámetro inserta en el vástago, mientras que, por el extremo opuesto, se ensancha hasta alcanzar los 1,2 cm. de anchura y prolongarse por espacio de 4 cm. en el primer ejemplar y 3,7 cm. en el segundo hasta el momento de su terminación. Los dos ejemplares muestran atravesada en el cuerpo del vástago una lámina de perfil rectangular y 3,2 cm. de longitud por 3 cm. de anchura que, en la primera de las piezas, se encuentra algo descentrada, al tiempo que mantiene su movilidad original por todo el recorrido del vástago en cuestión. El segundo de los ejemplares presenta a su vez, en el extremo correspondiente a la terminación cilíndrica, una tercera placa de forma aproximadamente rectangular y 2,9 cm. de longitud máxima por 2,5 cm. de anchura. El vástago de este último ejemplar se encuentra doblado en ángulo oblicuo superada la mitad de su recorrido hacia el extremo de la mencionada terminación cilíndrica. Comentario: En la ficha manual se indica con reservas que ambas piezas puedan hallarse relacionadas con un sarcófago. El contexto de hallazgo así parece indicarlo, pero su forma y las dimensiones se oponen en principio a ello. 75.31. Objeto indeterminado de hierro (inv. 10174). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1964. Cocina. 157 Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 20,5 cm. Está conformado por un vástago de sección rectangular y 1,8 cm. de anchura por 1 cm. de grosor que se dobla sobre sí cerrándose en un aro de 14,5 cm. de diámetro. En tres cuartas partes de su recorrido, dicho aro se prolonga hacia uno de sus lados mediante una placa de 2,3 cm. de anchura media que, a unos 8 cm. de su inicio por uno de sus extremos, presenta un orificio circular de 0,7 cm. de diámetro, así como a 7 cm. de su inicio por el extremo opuesto, en su cara externa, una oquedad de similares dimensiones al orificio ya descrito. En el perímetro del aro y correspondiéndose aproximadamente con la mitad de la placa, se dispone transversalmente al mismo un vástago de sección rectangular y unos 2 cm. de anchura media por 1,2 cm. de grosor que, tras prolongarse por espacio de 5,5 cm., se dobla en ángulo recto, transformándose en una placa de forma pentagonal, de 8,5 cm. de longitud por 6,9 cm. de anchura máxima. La pieza se encuentra restaurada. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo deja en blanco la identificación del objeto, añadiendo a lápiz que se trate de una “tranca para sartén y puchero”. Igualmente y en el campo de los datos complementarios se añade la advertencia “Es de la sartén de la trébede”. Ante tan confusas afirmaciones, nosotros nos inclinamos a pensar que en todo caso la pieza debió de ir acoplada por medio del aro en algún tipo de pieza de madera de sección circular, así como que la prolongación con la placa pentagonal dispuesta en ángulo recto respecto a la misma constituyese una pata para dicha pieza. 75.32. Objeto indeterminado de hierro (inv. 10230). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Ala Oeste, habitación 2. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud máxima de 20,3 cm. Está conformado por una lámina de 1,2 cm. de anchura media que, a los 18 cm. de su inicio en el primero de los extremos descritos, se dobla en ángulo recto, así como, transcurridos 11,5 cm., nuevamente en idéntico ángulo y con idéntico sentido, de modo que la pieza adopta una forma de U. Superada la mitad del último de los tramos descritos de la U, la lámina va adelgazándose paulatinamente hasta que, tras alcanzar los 0,7 cm. de anchura, a 3,5 cm. de su final, se tuerce sobre sí, cambiando de posición y ensanchándose hasta alcanzar los 2,1 cm. de anchura. En este momento la pieza se fractura, pero aún continúa por uno de sus laterales mediante un vástago de sección irregular y unos 0,5 cm. de anchura, que se prolonga por espacio de 1 cm. adoptando una forma algo curvada. 75.33. Objeto indeterminado de hierro (inv. 10232). Procedencia: Casa del Anfiteatro - Campaña 1965. Sector Sudoeste. Habitación nº 2. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 40 cm. Está conformado por un vástago de sección circular que, partiendo en uno de sus extremos con un diámetro de 1,2 cm., va disminuyendo hasta alcanzar en el opuesto 0,7 cm. En este último punto la pieza se bifurca, prolongándose por medio de sendos vástagos, con una longitud de 14 y 9 cm. respectivamente, dispuestos en un ángulo próximo al recto respecto al vástago principal, así como girados frontalmente en ángulo oblicuo, también respecto al mismo. Ambos presentan una sección irregular que, partiendo de un grosor de 0,5 cm., va disminuyendo paulatinamente hasta terminar en punta en el primero y concluir en el momento de su fractura en el segundo. El primero de los vástagos, superada la mitad de su recorrido, va adoptando un perfil ligeramente curvo. Comentario: Podríamos hallarnos quizá ante un objeto destinado a asir mediante los vástagos menores en que se bifurca algún elemento unido a él con carácter temporal o permanente, consistiendo en tal caso el vástago principal en un hipotético mango. Juzgando la forma del ejemplar completo, el elemento que estuviese destinado a asir podría haber consistido en un recipiente del estilo de un cazo. 75.34. Objeto indeterminado de hierro (inv. 11874). Procedencia: Calle Suárez Somonte - Casa nº 26. Parte Este de los muros. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud máxima de 13,5 cm. Está conformado por una placa de la que surgen por ambos extremos sendos vástagos terminados en punta que se doblan en un ángulo próximo al recto respecto al sentido de la placa hasta conferir al ejemplar un perfil en U. La placa, de forma aproximadamente rectangular, mide 11 cm. de longitud por 0,7 cm. de grosor, presentando en su área central una anchura máxima de 5,5 cm. que va disminuyendo mediante sendos frentes levemente convexos en los lados mayores del rectángulo hasta alcanzar en sus lados me- 158 nores los 4,3 cm. Aproximadamente en su centro, la placa muestra igualmente un orificio circular de unos 2 cm. de diámetro. Los dos vástagos que surgen de los extremos de la placa miden respectivamente 13 y 10,5 cm., presentando una sección rectangular que se inicia con 2 cm. de anchura por 1 cm. de grosor para ir decreciendo paulatinamente hacia la punta. Ambos están ligeramente doblados hacia el exterior de la pieza, adoptando un perfil ligeramente curvado. Comentario: Aunque sin especificarse el motivo, en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo se indica la posible cronología moderna del ejemplar. A tal efecto, debemos recordar que el local donde la pieza fue hallada se trataba de aquel en el que en el Siglo XIX fue excavado un mosaico con representaciones de las musas que, para prevenir nuevos destrozos como los ocasionados por los dueños de la casa en la que se encontraba, en la búsqueda de un supuesto tesoro, fue cubierto hasta avanzado el Siglo XX. En relación a ello, es posible que la presente pieza, igual que la siguiente, hubiera sido hallada sobre el mosaico, interpretándose por ello como parte del ajuar doméstico de la vivienda decimonónica bajo la que se hallara el mosaico referido. 75.35. Objeto indeterminado de hierro (inv. 11875). Procedencia: Calle Suárez Somonte - Casa nº 26. Parte Este de los muros. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide un diámetro máximo de 22,5 cm. Está conformado por una lámina de 2,5 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor medio, que se dobla en su posición horizontal adoptando la forma de un círculo regular. Éste, conservado en más de la mitad de su recorrido, nos permite en función de lo persistente medir su diámetro. Hacia la mitad del ultrasemicírculo que se nos conserva, se aprecia un elemento añadido a una de las caras de la lámina, consistente en una pieza de 6,5 cm. de longitud que, tras un arranque en forma de lámina, pasa a adoptar una sección cuadrada para morir en una punta de forma romboidal orientada hacia el interior del círculo en cuestión. Parte de la superficie de la lámina se halla desprendida. Comentario: En la ficha manual del catálogo sistemático del Museo se indica la posible cronología moderna del ejemplar. A tenor de esta cuestión puede consultarse el comentario de la entrada precedente. La ficha también añade entre interrogantes la posibilidad de que se trate de una pieza de cocina, especificándose a tal efecto en el campo de conservación que quizá se haya perdido la mitad del objeto original. En base a lo conservado, en efecto, la pieza recuerda a algún elemento del hornillo de una cocina datable entre el siglo XIX y mediados del XX. 75.36. Objeto indeterminado de hierro (inv. 12453). Procedencia: Alcazaba. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 26,5 cm. Está conformado por una lámina de tendencia rectangular, de 16 cm. de anchura, que se dobla en su sentido longitudinal por dos puntos equidistantes, adoptando frontalmente la forma aproximada de una U, con un tramo inferior de unos 15 cm. y dos brazos de unos 10,5 cm. de longitud media. El tramo inferior está doblado hacia uno de sus límites laterales, de modo que por el mismo adopta un perfil en forma de V invertida, con una altura máxima de 6 cm., mostrando por contraste su otro lateral plano. Al lateral plano se adhiere por su cara superior una lámina de 1,8 cm. de anchura a la que se superpone, en aproximadamente la mitad de su longitud, una segunda placa de 4,8 cm. de anchura. De éstas, en la lámina de menor anchura se percibe un orificio obstruido por concreciones a 5 cm. de su inicio por uno de sus lados, mientras que en la de mayor anchura se cuentan hasta tres remaches equidistantes, alineados a unos 3 cm. de media de su límite externo. A la porción de la lámina principal correspondiente al arranque de los brazos de la U, se encuentran adheridas a su vez sendas láminas que la envuelven por sus dos caras, siendo la parte que mira hacia el interior de la U más delgada y más ancha, con 4,5 cm. de anchura media, mientras que la parte que se orienta hacia su exterior presenta 2,5 cm. de anchura media por 0,5 cm. de grosor. Dichas láminas están atravesadas en cada caso por hasta dos remaches cuyas cabezas circulares, con una media de 0,9 cm. de diámetro, se perciben por sus dos caras. A su vez, una de las láminas en cuestión se tuerce por sus dos extremos, así como la otra por uno de ellos, hallándose el opuesto fracturado. Tras torcerse las dos por el lado correspondiente a la inflexión de la placa principal en una V invertida, mediante una porción con una anchura y un grosor similar al de la cara externa de la lámina de la que parten, se prolongan en posición horizontal por espacio de unos 7,5 cm., doblándose sobre sí en uno de los casos para adoptar una forma anillada de 2,6 cm. de diámetro orientado hacia la base de la U de la lámina principal, y fracturándose en el otro caso al comenzar a asumir de una curvatura similar. En el extremo opuesto de la lámina fractu- 159 rada tras su inversión, la placa se tuerce en sentido opuesto y, tras prolongarse por espacio de unos 5,5 cm. con una anchura de 1,6 cm., vuelve a doblarse hacia la base de la U en una nueva forma anillada que en esta ocasión cuenta con unos 2 cm. de diámetro. Comentario: Nos hallamos ante un objeto con una forma bastante compleja y de difícil interpretación. La ficha manual del catálogo sistemático del Museo lo identifica con el cangilón de una noria. Nosotros no hemos encontrado paralelos que avalen tal hipótesis, prefiriendo acercarlo, aunque también sin un paralelo claro, a las vertederas usadas por los arados. En todo caso y teniendo en cuenta su fisonomía general, su cronología parece remontarse ya a la Edad Moderna o incluso Contemporánea. 75.37. Objeto indeterminado de hierro (inv. 34292). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1986. Cata D-1, Capa 7. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 31,5 cm. Está conformado por una lámina que, partiendo en su centro de una anchura máxima de 1,3 cm., va adelgazándose paulatinamente hasta alcanzar por uno de sus extremos una anchura de 0,9 cm., al tiempo que va reduciendo su grosor hasta constituir un filo por dicho extremo. En la dirección opuesta, la lámina toma un perfil irregular que va aumentando por espacio de 1,5 cm. hasta alcanzar los 1,8 cm. de anchura, tras lo cual se desenvuelve adoptando un perfil de tendencia romboidal, de unos 3 cm. de longitud hasta 2,5 cm. de anchura máxima, que termina por transformarse hacia el extremo opuesto de la pieza en un vástago de sección rectangular y 0,3 cm. de grosor. Este último, partiendo de una anchura máxima de 1 cm., va adelgazándose hasta alcanzar en su terminación los 0,5 cm. de anchura. Comentario: Pese a que uno de los extremos de la pieza se asimila a una espiga de enmangue, debemos descartar por el desarrollo de la lámina en el extremo opuesto que nos encontremos ante un arma del estilo de una espada o un cuchillo largo, dado que parece terminar en un extremo horizontal y carece de filo por cualquiera de sus dos laterales. 75.38. Objeto indeterminado de hierro (inv. 35227). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Testigo B1-C1-C1. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 7 cm. Está constituido por un vástago de sección cuadrada que mantiene un grosor estable de unos 0,5 cm. durante su recorrido. Dicho vástago se dobla sobre sí para adoptar una forma trilobulada, de 5 cm. de altura, con una base recta que desemboca en sendos semicírculos laterales de unos 0,5 cm. de diámetro con los que se ve flanqueado otro central, en este caso mayor, de unos 4,2 cm. de diámetro. Comentario: La pieza podría interpretarse como alguna clase de pasador. Se conocen algunos similares formando parte de arreos de caballo, pero no contamos con indicios suficientes como para poder asociarlo a tal función. 75.39. Objeto indeterminado de hierro (inv. 35990). Procedencia: Alcazaba - Campaña 1987. Cata E-1, Capa 8 Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 4,3 cm. Se compone de una pieza en forma de cáncamo y una anilla unidos entre sí. La pieza en forma de cáncamo está conformada por una placa circular, perforada en su centro, de 2,5 cm. de diámetro, que se proyecta hacia uno de sus extremos por medio de dos vástagos paralelos por espacio de 2,1 cm. hasta el momento de la fractura de los mismos. En el orificio de la placa se inserta la anilla en cuestión, compuesta por un fino vástago que se dobla sobre sí para conformar un círculo regular de unos 3 cm. de diámetro. De este último elemento se ha perdido aproximadamente una cuarta parte de su recorrido. Comentario: La ficha del catálogo sistemático considera que nos hallamos ante un anillo fundido con otro objeto. Sin embargo, más cabe pensar en una anilla pendiente de un cáncamo que, como producto de la corrosión de ambos, si no de su sometimiento a una temperatura elevada, han acabado por fundirse. Ambas piezas podrían haberse asociado para asumir la función de una suerte de asa en algún elemento mueble de pequeño formato. 75.40. Objeto indeterminado de hierro (inv. 13382). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,5 cm. Está conformado por una lámina de forma trapezoidal que, partiendo en uno de sus extremos de una anchura de 2 cm., va aumentando por uno de sus frentes hasta alcanzar en el opuesto los 2,7 cm. de anchura. En éste momento y por el frente que ha ido aumentando, la pieza se redondea para alcanzar primero su an- 160 chura inicial y, ya centrado en la misma, reducir su grosor para transformarse en un vástago de sección cuadrada y 1,5 cm. de longitud. Este último se inicia con 1 cm. de anchura para ir decreciendo paulatinamente hasta concluir en el punto de su fractura con 0,5 cm. de anchura, doblándose en ángulo recto justo en el momento de fracturarse. En el extremo opuesto de la lámina, centrado y a 1 cm. de su terminación, se abre una perforación de forma elíptica y con 0,3 cm. de diámetro máximo, que orienta su longitud mayor en el mismo sentido que la placa. Comentario: Aparentemente, el presente ejemplar se asemeja a la hoja partida de un cuchillo. Tal interpretación debe sin embargo de descartarse debido a la presencia de un orificio en su recorrido, el cual nos conduce quizá a considerarla mas bien como alguna clase de placa destinada a clavarse sobre una determinada superficie. En relación a ello y sin poder aseverarlo, la pieza nos recuerda a la forma de ciertos refuerzos de partes móviles de muebles como el descrito dentro del tipo 10 de nuestro catálogo, cuyo único ejemplar adscrito procede por cierto de su mismo contexto general: la Casa del Mitreo. 75.41. Objeto indeterminado de hierro (inv. 17154). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 17,8 cm. Está conformado por un cilindro de 6,3 cm. de longitud por 3,3 cm. de diámetro que, hacia uno de sus extremos, se prolonga por espacio de 2 cm. mediante un vástago de sección rectangular y 1,5 cm. de anchura por 1,3 cm. de grosor, para culminar en un remate de perfil elíptico, con 3,3 cm. de diámetro máximo hacia el lado mayor de la sección rectangular del vástago que le precede, por 2,5 cm. de diámetro mínimo. De la mitad del extremo opuesto del cilindro surge una lámina que, partiendo de una anchura de 1,3 cm., se dobla sobre sí para desarrollarse en paralelo a la totalidad del cilindro en cuestión, al tiempo que se va adelgazando hasta terminar en el momento de su fractura con 0,7 cm. de anchura. Del remate elíptico surge a su vez un vástago que parte con una sección rectangular de 1,3 cm. de anchura por 0,7 cm. de grosor, el cual se dobla en ángulo recto por espacio de 1,5 cm., bajo la forma de un vástago de sección cuadrada y 0,7 cm. de anchura, terminado hacia uno de sus lados en una forma semicircular que prolonga su longitud en los 1,9 cm. que mide su diámetro externo. Dentro del recorrido del descrito semicírculo, surge finalmente un vástago de sección rectangular y 1 cm. de anchura por 0,5 cm. de grosor, dispuesto en un nuevo ángulo recto respecto al anterior y que, tras orientarse respecto al eje de la pieza, continuando la línea imaginaria de la lámina surgida del cilindro, se prolonga por espacio de 0,3 cm. hacia esta última y 2,5 cm. hacia el exterior de la pieza, hallándose fracturado por ambos extremos. El ejemplar se encuentra restaurado. Comentario: La pieza muestra una forma muy concreta pero para la que no hemos encontrado paralelos. De presuponerse que en ella se han fundido como producto de la corrosión una serie de partes móviles, sólo somos capaces de proponer su interpretación como algo similar a un resorte, un tirador o una llave de paso. En cualquier caso, el cilindro que conforma su elemento principal, parece hallarse hueco en su interior. 75.42. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23544). Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 9,5 cm. Está conformado por una gruesa lámina de 1,5 cm. de grosor medio que, partiendo de una anchura de 2,5 cm. en uno de sus extremos, va disminuyendo hasta alcanzar 1,2 cm. de anchura en el extremo opuesto. La primera de las terminaciones remata en un semicírculo muy rebajado, mientras que la opuesta se dobla en ángulo recto respecto a la anchura de la placa para prolongarse por espacio de 1,5 cm., manteniendo los 1,2 cm. de anchura en que ésta culminaba antes de doblarse, ya durante todo su recorrido, pero partiendo de un grosor de 1 cm. que a su vez va adelgazando hasta alcanzar los 0,5 cm. en su extremo final. Comentario: La pieza se asemeja a una escarpia, pero con el matiz de carecer de una punta en el extremo destinado a ir inserto sobre la superficie en que ésta se clavara, donde en su lugar cuenta con una gruesa terminación semicircular. Pese a ello, es posible que cierta tipología de escarpias contara con terminaciones más bien aplanadas, como la de esta pieza, estando destinadas, más que a clavarse, a embutirse en superficies como las propiciadas por las juntas de dos sillares, no pudiéndose descartar tal destino a la presente pieza. 75.43. Objeto indeterminado de hierro (inv. 14242). Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). 161 Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 12 cm. Consiste en un largo vástago de sección informe y entre 0,5 y 1 cm. de grosor, que se dobla sobre sí en ángulo recto en uno de sus extremos, adoptando una forma de semicírculo rebajado de unos 3,5 cm. de diámetro. Comentario: La procedencia del ejemplar se señala como dudosa en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo. 75.44. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23012). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 17,7 cm. Está conformado por un vástago de sección circular que, partiendo de un diámetro máximo de 1,2 cm., va decreciendo hasta concluir en punta por uno de sus extremos. En el extremo opuesto, la pieza se prolonga por espacio de 3,5 cm. mediante un frente aplanado de tendencia romboidal, con los laterales levemente convexos y que, tras alcanzar una anchura máxima de 1,4 cm. en su parte media, decrece para desembocar en una protuberancia trapezoidal. Esta última, con 1,2 cm. de altura por 0,7 cm. de anchura y 0,4 cm. de grosor, se dispone transversalmente respecto al desarrollo de la pieza. Comentario: El presente ejemplar fue hallado en el curso del sondeo efectuado por Lequement en el área de los Columbarios en 1973. Ha sido desglosado del conjunto de clavos descrito en la entrada 61.25 debido a que su sección, longitud y forma general no parecían conducir a su identificación dentro de dicho tipo. Por otra parte, su forma resulta casi idéntica a la de una pieza hallada en el mismo entorno años antes y asociada a una posible fábrica de vidrio, habiendo sido incluida como ésta en el apartado de los indeterminados y recibiendo el número 75.24. Como ésta pieza y aunque sin poder verificarse, el ejemplar podría quizá interpretarse como un instrumento del estilo del puntero más que como una tipología especial de clavo. 75.45. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23026). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,9 cm. Está conformado por una lámina de 2,5 cm. anchura media por 0,5 cm. de grosor, en la que se podrían distinguir dos partes: la primera, a 2 cm. de su terminación, tras una placa circular de 2,5 cm. de diámetro dispuesta transversalmente al sentido de la espiga, comienza a hacer decrecer drásticamente su anchura hasta el momento de su fractura; y la segunda, de unos 4,2 cm. de longitud, se dobla en ángulo recto respecto a la anterior. Esta última parte presenta sendas inflexiones en su perfil que hacen alcanzar a la lámina en su punto central una anchura de 0,8 cm. volviendo después a ensancharse para constituir a su extremo una forma circular de 1,7 cm. de diámetro. Dicho círculo presenta una serie de concreciones en su centro que obstruyen un orificio también circular, de 0,8 cm. de diámetro. Comentario: Respecto al hallazgo de la pieza véase el comentario de la entrada 75.44. Por lo demás, resulta extraña dentro de los tipos analizados y, como sucede con el ejemplar 75.27, a su posible función de escarpia suma otra de cáncamo manifestada en la terminación de su cabeza. 75.46. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23027). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 10,6 cm. Está conformado por una lámina en la que se podrían distinguir dos partes: la primera, partiendo en uno de sus extremos de una anchura media de 1,5 cm., va disminuyendo hasta alcanzar en el extremo opuesto los 1,2 cm. de anchura, siendo atravesada en este punto por una segunda lámina, de forma rectangular y 2 cm. de longitud por 1,5 cm. de anchura máxima, doblada en ángulo recto; la segunda, de unos 3 cm. de longitud, se dobla en ángulo recto respecto a la anterior. Esta última parte va ensanchándose desde los 1,2 cm. de su punto de partida para alcanzar, a los 2,5 cm., 2 cm. de anchura. Tras ello culmina ya en un remate de perfil semicircular. En el centro del descrito semicírculo, se abre una perforación de unos 0,5 cm. de diámetro, rellena parcialmente de concreciones en su interior. En fin, a 5,5 cm. del inicio de esta misma lámina y en el frente opuesto respecto a la que gira en ángulo recto, surge una protuberancia de sección semicircular y 0,5 cm. de longitud. Comentario: Respecto al hallazgo de la pieza véase el comentario de la entrada 75.44. Podría identificarse quizá con algún tipo de pieza afín funcionalmente a la escarpia, pero con una anilla en uno de sus extremos que lo aproximaría a su vez a la función del cáncamo. En todo caso, resulta algo semejante por su terminación anillada tras la disposición de un ángulo recto en uno de sus extremos al ejemplar 75.27 de nuestro catálogo, así como al descrito en la entrada precedente. 162 75.47. Objeto indeterminado de hierro (inv. 23029). Procedencia: Columbarios - Sondeo 1973. Capa 2. Descripción: Ejemplar completo. Mide una longitud total de 2,6 cm. Está conformado por un tubo de forma cilíndrica que presenta un diámetro medio de en torno a 2,2 cm. Comentario: Respecto al contexto de hallazgo de la pieza, véase el comentario de la entrada 75.44. No parece hallarse fracturado, pudiendo quizá interpretarse como algún elemento de ensamblaje del estilo de las bisagras. 75.48. Objeto indeterminado de hierro (inv. 24806). Procedencia: Solar de Las Torres (actual MNAR). Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud máxima de 22 cm. Está conformado por un grueso vástago de sección rectangular y 1,8 cm. de anchura media por 1 cm. de grosor medio que, a los 18 cm. de su inicio en el primero de los extremos descritos, se dobla en una ángulo casi recto, así como transcurridos 10 cm., nuevamente en idéntico ángulo y con un idéntico sentido, de modo que la pieza adopta una forma de U. Por ambos extremos, la pieza se dobla en ángulo oblicuo, avanzando frontalmente en relación a la forma de la mencionada U por espacio de unos 4 cm. y adoptando sendas terminaciones aplanadas rematadas en semicírculo, de las cuales una se encuentra fracturada. La pieza muestra múltiples concreciones, algunas de ellas de cal. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo identifica la pieza con un instrumento, pero sin definir de qué naturaleza. El ejemplar recuerda más bien por su forma a algunas grapas, y la presencia de cal en el mismo podría orientarnos en este sentido. No obstante, preferimos mostrarnos prudentes al respecto. 75.49. Objeto indeterminado de hierro (inv. 24918). Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector 8-D. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en un número indeterminable de fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. Entre ellos el principal, con una longitud total de 4,7 cm., está conformado por una lámina de 1 cm. de anchura media que se transforma hacia uno de sus extremos en un vástago. Este último, de sección informe y con 0,7 cm. de anchura media, se dobla sobre sí, cerrándose para adoptar una forma ovalada de 2,3 cm. de diámetro que va apuntándose hacia el lugar en el que se une con el tramo recto, tanto interior como exteriormente. Otro de los fragmentos presenta aspecto de placa rectangular, de 2,3 cm. de altura por 1,8 cm. de anchura. Comentario: La pieza está catalogada en el catálogo sistemático del Museo como una cerradura. A tal efecto debemos indicar que fue hallada en el mismo contexto que la llave 6.20. Más que a una cerradura, el objeto nos recuerda sin embargo a una llave del estilo de la descrita en la entrada 6.9. En todo caso, el estado de conservación del ejemplar y lo poco que de su forma podemos percibir, nos obligan a ser cautelosos respecto a cualquier hipótesis sobre el mismo, e incluirlo entre los objetos indeterminados. 75.50. Objeto indeterminado de hierro (inv. 26231). Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector B-4. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 7,8 cm. Está conformado por un vástago de sección informe que se dobla sobre sí, primero en forma de S y, a partir de la extensión de un brazo de la misma, cerrándose en una suerte de anilla con 4 cm. de diámetro máximo cuyo extremo, al tomar contacto con el vástago de origen, se aplana sobre el mismo. Al centro de la anilla, el vástago se ensancha adoptando hacia su extremo superior una ancha superficie plana de tendencia romboidal. Comentario: En el catálogo sistemático del Museo la pieza viene interpretada como un asa. No obstante y debido al deficiente estado de conservación del ejemplar, no creemos poder llegar a asegurar tal hipótesis: cierto es que el orificio de aspecto anillado y el aspecto general de la pieza podrían inducir a pensar en tal uso, pero una vez analizada con detalle, también parece asemejarse formalmente a un cáncamo, sin descartarse incluso que se trate de un elemento de ensamblaje o un remache. 75.51. Objeto indeterminado de hierro (inv. 26245). Procedencia: Solar de las Torres (actual MNAR) - Campaña 1977. Sector A-3. Descripción: Ejemplar incompleto, dividido en varios fragmentos, algunos de los cuales unen entre sí. El fragmento principal mide una longitud total de 28,5 cm. Está conformado placa de 2 cm. de anchura media que se dobla adoptando una forma de cuarto de círculo, al tiempo que superada su mitad se 163 tuerce para disponer su cara orientada hacia el lateral del tramo precedente. En este último extremo, la placa en cuestión se dobla en ángulo oblicuo para ensancharse a continuación, adoptando una forma aproximadamente circular de unos 5,5 cm. de diámetro. En el extremo opuesto, concluye en una serie de concreciones que se desarrollan hacia una de las caras de la misma, al término de las cuales emerge, dispuesta en ángulo recto, una segunda placa, de forma rectangular y 8 cm. de longitud por 3,5 cm. de anchura media, con sus lados menores recortados en forma de semicírculo. Comentario: La ficha manual del catálogo sistemático del Museo plantea la duda de que nos encontremos ante los restos de una reja. Más bien y en función de la observación del fragmento principal que hemos descrito, la pieza parece poder identificarse con una pata, aunque sin poder determinarse de si se trata de parte de un trípode, o más bien de parte de un mueble de naturaleza difícil de definir. 75.52. Objeto indeterminado de hierro (inv. 16487). Procedencia: Basílica de Casa Herrera. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 3,3 cm. Está conformado por una placa rectangular de 3.3 cm. de longitud por 2,8 cm. de anchura y 0,5 cm. de grosor que, en uno de sus lados, se prolonga en ángulo recto por espacio de 0,3 cm., así como otros 0,5 cm. por medio de un apéndice rectangular de 1 cm. de longitud centrado con dicha prolongación. A 1 cm. del extremo opuesto de la placa y por la misma cara en la que ésta se prolonga, se dispone en un idéntico sentido una protuberancia de desarrollo lineal y perfil algo irregular. La placa está atravesada por un tornillo de sección circular y 0,8 cm. de diámetro, centrado con el eje del lado menor del rectángulo que la conforma, así como con su centro a 1,5 cm. del lado mayor a partir del extremo en el que se dobla en ángulo recto. En la cara lisa de la placa, el tornillo se encuentra enroscado a una tuerca de forma hexagonal, de 1 cm. de altura por 1,5 cm. de anchura. En la cara opuesta y tras prolongarse por espacio de 0,8 cm., el tornillo remata así mismo en una pieza troncopiramidal de 0,5 cm. de altura, con una base rectangular de 2 cm. de longitud por 1 cm. de anchura, cuyo lado mayor está orientado en paralelo al lado mayor de la placa rectangular y uno de sus lados menores apoyado en el apéndice en el que termina la prolongación en ángulo de esta última. Comentario: El ingreso de presente ejemplar se encuentra asociado en la ficha manual del catálogo sistemático a las excavaciones practicadas en la basílica de Casa Herrera por el arqueólogo Serra Rafols en los años 40 del Siglo XX, y más concretamente a una supuesta sepultura nº 43. Tal dato no concuerda con lo publicado por Ulbert y Caballero en relación a la sepultura que lleva dicha numeración. Por lo demás, nos extraña que tal pieza, sin duda datable ya en la Edad Contemporánea, fuera seleccionado entre los materiales arqueológicos en una fecha tan temprana y, dado su contexto específico (la tumba 43), más bien nos inclinamos a pensar en que la pieza se cree que está vinculada a la excavación misma de los años 40, como producto de algún residuo de la misma. 75.53. Objeto indeterminado de hierro (inv. 16644). Procedencia: Basílica de Casa Herrera - Campaña 1971-1972. Nave lateral Norte. Descripción: Ejemplar incompleto. Mide una longitud total de 2,5 cm. Está conformado por un vástago de sección semicircular y 0,5 cm. de anchura por 0,2 cm. de grosor que, en su desarrollo, se va ensanchando por ambos laterales, transformándose en una lámina que alcanza los 2,6 cm. de anchura en el momento de su fractura. A 1 cm. de su conclusión por este extremo, la lámina en cuestión se curva hacia uno de sus lados, al tiempo que su superficie se comba levemente adoptando una forma cóncava por una de sus caras y convexa por la opuesta. Comentario: En la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, el ejemplar viene identificado como un clavo. Sin embargo, la forma que adoptan los escasos restos conservados del mismo nos inclinan a hacernos desmentir tal hipótesis, aunque sin permitirnos realizar ninguna propuesta alternativa respecto a su interpretación. COMENTARIO A LOS TIPOS DESCRITOS EN EL CATÁLOGO 167 Los variados tipos a los que hemos adscrito los diferentes objetos descritos a lo largo de nuestro catálogo es una cuestión que hemos estimado que merecen un comentario detallado. Para la formación de dichos tipos se ha acudido a criterios de identificación funcional básica, y sólo en caso de notoria indefinición se ha procurado recurrir a una nomenclatura en la que se parta de su forma misma. Más allá de lo dicho, nos hemos vistos tentados en ocasiones de enmarcar, en el catálogo o ahora, todos estos tipos dentro de un cuadro mayor que, de hecho, ha servido de corsé para ir ordenando los diferentes tipos de objetos, aunque de forma tácita. Dicho marco, tal como ya señalamos en la introducción con relación a la ordenación física de las colecciones, contempla hasta siete apartados que llevarían por título, respectivamente: ajuar personal y útiles de uso doméstico, armamento y utensilios afines, herramientas agrícolas y arreos de caballo, instrumental laboral especializado, elementos constructivos, objetos de funcionalidad variable y objetos de funcionalidad indeterminable. 1. Hebillas Hemos considerado como hebillas aquellas piezas compuestas básicamente de un arco y una aguja y que invariablemente están destinadas a unir dos extremos de una correa. En principio y dado que comenzamos por aquellos tipos asociados a la indumentaria personal, hemos tendido a agruparlos dentro de la misma, pudiendo efectivamente tratarse de hebillas de cinturón. Sin embargo hemos de advertir que podrían vincularse de igual modo a otro tipo de correas, como son las empleadas en los arreos de caballo. Son nueve las hebillas de hierro descritas en nuestro catálogo. Sus tipos son simples, y por lo general apenas conservan el arco de la misma. Cuando muestran una aguja, ésta cobra la forma de una lámina (1.1, 1.3 y 1.8) o un vástago de grosor medio (1.2 y 1.4). Especialmente notable por su tamaño resulta el ejemplar 1.8. 2. Fíbulas La fíbula es un tipo de broche muy utilizado desde la Edad del Bronce y ya hasta la Edad Media para abrocharse dos extremos de una indumentaria por su parte superior. Con tal fin, se componía de dos elementos básicos: el puente y la aguja. Ambos se unían por un extremo conocido como cabeza mediante un muelle o una simple charnela, así como por el extremo opuesto, el conocido como pie, mediante una lámina fijada al puente en cuestión para acoger en su interior la aguja. Funcionalmente hablando, la aguja servía para insertar un pellizco tomado de los dos extremos de la indumentaria a unir, los cuales se encerraban en el puente, por lo general de forma semicircular, mediante el movimiento de la aguja hacia la lámina que le servía de cierre. Algunas tipologías como la fíbula en omega, en lugar de un arco semicircular cuentan con un aro abierto por un extremo, y existe incluso una variedad tipológica, la conocida como fíbula anular hispánica, en la que al arco se adhiere por su cabeza y su pie a una anilla. En fin, un aspecto muy destacado de la fíbula es no sólo su variedad formal sino también su propensión a recibir decoración sobre su puente, lo que unido al factor de la forma ha sido muy útil para hacer de nuestro objeto un útil fósil director para la datación de contextos arqueológicos. En la dimensión decorativa, aparte de las diferentes formas que puedan representarse sobre los diferentes puntos del puente, debe destacarse la adopción por el mismo de ciertas formas singulares, como algunas zoomorfas. De los periodos que nos ocuparían para nuestras colecciones, el romano se caracteriza por la industrialización de las producciones, mientras que en la Antigüedad tardía se prodigan, junto a otros ejemplos más convencionales, las conocidas como fíbulas aquiliformes, en las que el arco se cubre con una placa que adopta un perfil en forma de ave. 168 Las colecciones del Museo custodian una excelente selección de fíbulas datadas en época imperial, así como algunos destacados ejemplares de la toréutica tardoantigua. Ahora bien, debemos señalar respecto a nuestro trabajo que la mayoría de las piezas están realizadas en bronce. En hierro sólo podemos destacar la presencia de una aguja y un puente. El puente (2.2) presenta un pie vuelto muy característico desde época protohistórica en la Península Ibérica pero para el que existen paralelos en bronce de época romana. En las colecciones del Museo, las fíbulas de pie vuelto encuentran su representación en el ejemplar inv. 30701, en la que el pie en cuestión se vuelve hacia el puente en una larga prolongación dotada de una forma abalaustrada en tres cuartos de su recorrido. Respecto a la aguja (2.1), sus dimensiones o la forma de la pequeña anilla que conformaría la charnela la definen con bastante seguridad como perteneciente a una fíbula, pero sin poder determinarse si su puente estaría elaborado también en hierro o antes bien en bronce. A estos dos ejemplares debemos añadir un tercero, la anilla 68.11, que según la información de la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, podría integrarse en una fíbula. Sin embargo, su parcial estado de conservación nos impide aseverarlo, clasificándola como anilla. 3. Anillos Los anillos son unos adornos personales destinados a insertarse en el dedo de un individuo y que por lo tanto se constituyen invariablemente por una forma, generalmente circular, que presenta un orificio en su interior destinado a la inserción del dedo. El diámetro del orificio viene determinado por el tamaño del dedo para el que el anillo esté concebido. Por lo demás, los anillos son propensos a recibir motivos decorativos, bien sea sobre su superficie, bien centrados por un elemento sobresaliente al que se conoce con el nombre de chatón. En este último caso, lo habitual es que el elemento decorativo se base en el engaste de una pieza elaborada en otra materia, como puede ser una piedra o un fragmento de vidrio. Debemos destacar en fin el uso de algunos anillos como sellos personales, en cuyo caso presentan un motivo en negativo destinado a ser estampado sobre una materia apropiada para tal efecto, como lo era la cera. Dentro de las colecciones del Museo se cuenta con un total de hasta nueve anillos de hierro, una cifra notoriamente reducida si consideramos aquella muy superior que ofrecen los ejemplares realizados en bronce. Frente a modelos tan sencillos como el constituido por el ejemplar 3.9, así como otros más inseguros que hayamos podido catalogar como anillas, destacaremos en el resto de las piezas la presencia de un chatón que debió de ir invariablemente decorado, si bien no siempre hemos conservado la decoración asociada al mismo, bien sea como producto de la corrosión de su superficie o del desprendimiento de la pieza que, en base a la utilización de otra materia, destacara incrustada en el mismo. Los ejemplares 3.6, 3.7 y 3.8 presentan en efecto un rebaje en el chatón destinado a la incrustación de un cabujón que en ninguno de los casos se ha preservado. Por el contrario, ejemplares como el 3.1, el 3.4 y el 3.5 debieron de mostrar algún motivo en relieve perdido como consecuencia de la corrosión. Sólo en las piezas 3.2 y 3.3 parecen conservar algunos vestigios de la decoración asociada a los mismos en origen. En la 3.3 podría tratarse de lo que hemos interpretado como un crismón, teniendo constancia de la representación de dicho símbolo sobre anillos hallados en la ciudad pero elaborados en otra materia, como el ejemplar de oro inv. 3724783, perteneciente a la colección Quirós y adquirida por 83 CASTELLANOS HERNÁNDEZ, Mª. A.: “Nuevas piezas de orfebrería en el Museo Nacional de Arte Romano”. Anas, 14. Mérida, 2001 (págs. 17-27). 169 el Estado para el Museo Nacional de Arte Romano en 2001. Por el contrario, en la 3.2 ésta se distingue de una manera algo más clara, estando realizada en negativo y haciendo figurar al parecer una representación zoomorfa de la que se apreciarían con cierta nitidez las patas del animal. 4. Pulseras Al igual que los anillos, las pulseras consisten en una suerte de aros o anillas destinadas a su inserción en el cuerpo humano con vistas a producir, en principio, un efecto decorativo sobre el mismo. No obstante y a diferencia de estos últimos, su diámetro es mayor, estando concebidas para ir insertas en brazos, y más excepcionalmente en piernas, en un punto que en el primer caso puede oscilar entre la muñeca y el brazo en cuestión. En esta última posición sabemos que en la Antigüedad tales piezas contaron con un valor. La única pulsera identificada en las colecciones del Museo procede de un contexto tardoantiguo, y más específicamente de una sepultura femenina, tratándose de un simple ejemplar junto al que fueron halladas varias cuentas de vidrio (inv. 8433 al 8443), dos pulseras de bronce (inv. 8445 y 8446) y una cadena, también de bronce (inv. 8447). El ajuar fue publicado en su momento por Martín Almagro Basch y Alejandro Marcos Pous84. Sin embargo, en él no se hacía mención a la pulsera de hierro que, por ende, en los inventarios del Museo ingresa expresando de manera clara su pertenencia al mismo conjunto. 5. Amuletos Por amuleto entendemos un objeto de carácter mueble que, debido a su forma o a la materia en la que se hallara realizado, confiere una protección mágica al sujeto que lo porta respecto a daños de diversa índole. El hierro es, según una tradición popular aún vigente en la Península Ibérica, una materia especialmente proclive para la realización de amuletos debido a las connotaciones asociadas a su propia naturaleza85. No es de extrañar por ello que, frente a otros amuletos en bronce en los que lo que prima a la hora de hacer ejercer el carácter protector del objeto sea la sola forma del mismo, en los de hierro a ésta se le combinen las virtudes derivadas de la propia materia en la que la pieza está elaborada. En todos los amuletos catalogados en las colecciones del Museo nos hallamos por lo demás ante un idéntico tipo en lo que al aspecto formal se refiere, conocido en función de la representación de los genitales masculinos como amuletos fálicos86. Es curioso hacer notar de un modo más pormenorizado que, frente a los de bronce, en los que junto a los testículos suele representarse también el pene, en los de hierro sólo nos encontramos con figuraciones aisladas de los testículos. Su forma es curiosamente idéntica a la de ciertas piezas aún usadas en oriente en plena Edad Moderna, debiendo de contar con una larguísima tradición no sólo funcional, sino incluso morfológica87. En cinco de nuestras piezas (5.1 a 5.4), se verifica además la existencia de un hueco en su interior, haciéndose palpable esta circunstancia gracias a la presencia de una fisura en la parte inferior de los testículos 84 ALMAGRO BASCH; MARCOS POUS, 1958, pág. 87. 85 ALARCÓN ROMÁN, C.: Catálogo de amuletos del Museo del Pueblo Español. Ministerio de Cultura, Madrid, 1987. 86 87 VELÁZQUEZ JIMÉNEZ; BARRERA ANTÓN, 1988. Muy expresivo respecto a lo dicho resulta el ejemplo constituido por los amuletos hallados en la excavación del navío San Diego, donde se constatan desde ejemplares con dos testículos, como nuestras piezas 5.1 y 5.2, hasta otros con testículos aislados destinados a penderse aisladamente o unidos por parejas mediante una anilla, como nuestros amuletos 5.5 y 5.4 respectivamente. Sobre las piezas del galeón San Diego, custodiadas en el Museo Naval de Madrid, vid. El San Diego: un tesoro bajo el mar. Madrid, 1995. 170 que, debido a su reiteración en este mismo punto a lo largo de todos los ejemplares analizados, casi nos vemos inclinados a pensar que remite a una circunstancia de origen, y no a una consecuencia de la dilatación y posterior ruptura de las dos láminas con las que la pieza se hallara confeccionada. La oquedad interna debe de ser también intencionada, dado que el hierro permite sobradamente realizar piezas macizas sin dificultades ni técnicas ni económicas. Así pues, el orificio interno sólo puede encontrar a nuestro modo de ver dos lecturas: una funcional, para aligerar el peso de la pieza; y otra más estrictamente asociada a su carácter protector, abriendo la posibilidad de que estuviese destinada a alojar en su interior algún tipo de objeto al que también se le atribuyese un valor profiláctico. En éste último caso nos hallaríamos con un objeto en el que debían de conjugarse las propiedades de hasta tres elementos protectores: uno formal (los testículos) y otros dos materiales (el hierro y la materia indeterminada dispuesta en su interior). 6. Llaves La llave es un objeto destinado a ser introducido en una cerradura para, por medio del accionamiento de un mecanismo, permitir su apertura. Por lo general hemos de indicar que, frente a las llaves utilizadas en la actualidad, en sus orígenes contrastaron dos tipos básicos en función de su formato: uno de gran formato y otro de pequeño formato. El primero es el más antiguo sin duda. Conocido por la historiografía como llave laconia debido a la región a la que se le atribuye su origen, está conformado por un largo vástago que, tras inflexionarse por tres veces en 90º, muestra un reducido número de dientes alineados en vertical con el segundo tramo del vástago y cuyo número, por norma general, suele oscilar entre los dos y los cuatro. Esta tipología está bien documentado en la Península Ibérica desde la Edad del Hierro, y aún en época romana ve continuado su uso de cara a la apertura de grandes portones. Por su parte, la de pequeño formato es la más próxima a la ya perdurada hasta la actualidad, compuesta de una anilla, un tronco y un paletón. Ésta estuvo originalmente vinculada sobre todo a cierres menores, como los del mobiliario, y convivió en sus primeros tiempos con las llaves de gran formato. Los ejemplares más tempranos de esta última tipología suelen caracterizarse por contar con un paletón que, o bien está emparentado con el de la llave laconia, con un número reducido de dientes paralelos a un segundo tramo del tronco, o bien se muestra resueltamente sencillo, bajo la forma de una simple lámina. Los tipos más propios de la Edad Media se distinguen por mostrar ciertas formas singulares en las anillas, que en ocasiones cobran la forma de láminas perforadas, así como por disponer el paletón bajo la apariencia de una placa que nace en vertical del tronco para, o bien mostrar un frente plano, o bien disponer una serie de dientes en el extremo opuesto al paletón, o bien, en fin, doblarse para adoptar un perfil singular en su recorrido. En las colecciones del Museo contamos con una buena representación de ejemplares propios de los dos formatos. Entre las llaves de gran formato, nos encontraríamos con los ejemplares 6.11 a 6.14, todos ellos procedentes del la Casa del Anfiteatro, así como aparte con el 6.17, procedente de los Columbarios, y el 6.19, procedente del Solar de Las Torres. Sorprende la concentración de tres de ellas en un mismo contexto como era la estancia interpretada como una cocina de la conocida domus suburbana (consúltese el comentario por procedencias). La llave laconia está invariablemente elaborada en hierro, sin duda a causa de la fuerza que se requería en la misma para el desbloqueo de la cerradura correspondiente. Creemos de interés recordar por lo demás que, aunque en recientes excavaciones en la ciudad han sido localizados otros ejemplares de esta misma tipología, 171 por lo general en contextos de vertedero88, en algún caso sí parecen asociarse a edificios específicos89, y en todo caso siempre aparecen en ámbitos suburbanos, lo que de algún modo nos sugiere la vinculación de tal objeto más con el ámbito del campo que con el de la ciudad. Ello podría deberse a que el nivel de seguridad exigido por el primero debía ser superior al del segundo, un hecho ratificado de algún modo también por los lugares de procedencia de las rejas analizadas más adelante, en el tipo 59. Contrariamente a lo que sucede con las llaves de gran formato, las de pequeño formato si cuentan con ejemplos elaborados en bronce, como serían los inv. 5952, 7529, 17269, 25510 y 36132. Ahora bien, entre las piezas realizadas en hierro han de distinguirse dos grupos cronológicos claramente diferenciables: uno adscrito a la Antigüedad y otro con una cronología más avanzada, enmarcable entre la Baja Edad Media y la Edad Moderna grosso modo. En el primero destacarían por una parte las piezas 6.4 6.10 y 6.21, con un paletón próximo al de las llaves laconias y formalmente muy similar a la pieza de bronce inv. 17629. Hemos encontrado paralelos a este fenómeno fuera de la Península Ibérica, en contextos inequívocamente romanos90. Otras de las piezas de pequeño formato que pueden adscribirse al periodo antiguo, entre las que se contarían la 6.9 y la 6.18, presentan un paletón muy sencillo, habiendo sido halladas por lo demás ambas en un contexto funerario. Una datación medieval o moderna la detentarían los restantes ejemplares, a excepción quizá de la pieza 6.16, cuanto menos más insegura respecto a su cronología debido a su parcial estado de conservación. En fin, el objeto indeterminado 75.26 viene interpretado en la ficha manual como llave, suponemos que del tipo de la 6.9, pero su contexto de hallazgo nos hace dudar acerca de tal interpretación. Y algo similar sucede con el ejemplar 75.49, aunque en este caso la dificultad en su adscripción parte de su mal estado de conservación. 7. Cerraduras Como complemento del tipo descrito en el apartado anterior se encuentran las cerraduras, donde se incluye el mecanismo que la llave debía accionar para la apertura de una hoja móvil, por lo general de una puerta o un mueble. El engranaje en cuestión estaba oculto en la cara posterior de la hoja cuya apertura facilitaba, si no en su interior, y como único acceso al mismo presentaba un orificio conocido con el nombre de ojo en el que se introducía la llave, mostrando en ocasiones formas adaptadas en negativo al perfil que detentaba esta última. La llave, mediante el movimiento del mecanismo, podía permitir la retirada de un pestillo que era el que impedía la apertura de la hoja. En fin, el ojo podía manifestarse directamente sobre la hoja en la que la cerradura se hallaba contenida, pero también era habitual que se reforzara mediante la presencia de un escudete o placa metálica. De todos los elementos descritos, tanto el mecanismo como el escudete o el pestillo, contamos con algunos testimonios en las colecciones de bronce del Museo. Las piezas inv. 6648, 10121, 13230, 20149, 29442, 30119 y 30515 por ejemplo, consistentes en placas perforadas, pueden interpretarse como pasadores en los que se introducirían los dientes de la llave para la retirada del pestillo. Las piezas inv. 5793, 6633, 7578 y 24744 harían las 88 Vid. al respecto MÉNDEZ GRANDE, 2005, págs. 148-149. 89 Vid. el ejemplo publicado en MONTALVO FRÍAS, 1999, pág. 148. La autora destaca en el mismo artículo (pág. 136) el uso agrícola, durante los inicios de la Antigüedad tardía, del espacio en el que intervino, argumentando al respecto la detección de varios aperos, así como de numerosas ruedas de molino. 90 CRUMMY, 1995, pág. 126. 172 veces de pestillos móviles en ciertos muebles, yendo superpuestos al escudete y retirándose al liberarse un extremo de las mismas introducido en este último. Y finalmente contamos con algunos escudetes, como los inv. 2134, 5792, 5834, 6632, 15499 y 17180, destacando de muy especial modo el último de los citados, procedente de la Casa del Mitreo, por conservar la caja con el engranaje completo. Ahora bien, los restos de cerraduras o de partes de las mismas en hierro son harto más exiguos, contándose apenas con una pieza perteneciente a un mueble que, por lo demás, creemos poder adelantar hasta la Edad Moderna. El ejemplar en cuestión, sí debemos destacar que independientemente de su cronología destaca sobre muchas de las piezas de bronce referidas por conservar asociados parte del mecanismo de apertura, el escudete que lo ocultaba y, como elemento aparte, los posibles restos de un pestillo móvil que debió de poder fijarse al escudete de la cerradura. 8. Cucharas La cuchara, definida por una concavidad concebida para retener pequeñas cantidades de sustancias líquidas o semilíquidas, podía estar asociada a varios ámbitos, entre los que destacaría el doméstico de cara a la alimentación, pero también el médico con vistas al traslado y calentamiento de determinados productos. Conocido de antiguo junto al cuchillo, los más tempranos ejemplares se realizarían en madera y hueso, perpetuándose en el ámbito rural la elaboración de ejemplares en tales materias hasta prácticamente la actualidad. Sin embargo y de la primera de las dos, que incluso en época romana debió de ser una materia dominante en su confección, es difícil que se preserven piezas desde tiempos más o menos remotos debido a su carácter orgánico. En las colecciones del Museo, existen cucharas elaboradas en distintas materias. Varias son las conservadas en bronce, como las piezas inv. 213, 6867, 6873, 7242, 7451, 7528, 7974, 6873, 10053, 14231, 18419, 19685, 24898, 29966, 29981, 29983, 30206, 30697, 36027, 36130 y 37277. A ellas les siguen en número las realizadas en hueso, como las piezas inv. 5951, 7359, 7387, 11311, 24340, 25315, 25348, 26833, 26887, 30007, 30713, 30725, 36136, y quizá también la inv. 34735. En plata contamos con una serie de destacados ejemplares, como las piezas inv. 212, 6198, 6277, 6280, 10093, 10094 y 30161. Con una segura finalidad médica, conservamos un único ejemplar elaborado en vidrio, el inv. 30327, procedente del ajuar médico hallado en una sepultura cercana al Acueducto de San Lázaro. Y en fin, resulta interesante señalar la presencia de una pieza en cerámica asociada al ámbito lúdico, al tratarse de una miniatura posiblemente vinculada a los juegos infantiles, el inv. 37261. Frente a todas estas piezas, sólo tenemos constatada la presencia de un ejemplar en hierro susceptible de ser incluido en nuestro catálogo. La pieza se conserva de un modo muy parcial y, de hecho, apenas somos capaces de asociarla al presente tipo gracias a que en el momento de su catalogación aún era posible verificar la correcta interpretación de su forma: actualmente, de la cuchara apenas se conserva el mango y el arranque de la pala. Si hemos creado un apartado para este exiguo testimonio, es, aparte de porque fue segura su interpretación en el pasado, por dejar constancia de una representación de este tipo dentro de las colecciones del Museo. Más recientemente y fuera del ámbito de actuación pretendido por nuestro estudio, sí queremos recordar que ha ingresado en nuestra institución una cuchara de hierro más completa, la cual ha recibido el inv. CE2011/1/80. La pieza fue entregada al Museo por José Manuel Jerez Linde y aceptada por el Ministerio de Cultura en 2011, declarándose procedente de una prospección en la villa romana de Perales (Lobón, Badajoz). 173 9. Trípodes El trípode es en sentido general un objeto definido por la presencia, como su propio nombre indica, de tres patas. Frente a tan amplia interpretación, que abarcaría también los trébedes o atifles usados en el oficio alfarero, nosotros queremos constreñir su significado en el ámbito de los hierros al de un tipo de objeto que consistía en un soporte compuesto por un triángulo o un círculo del que surgían las tres patas en cuestión, y que, al igual que un instrumento científico contemporáneo, servía para sostener un recipiente sobre una fuente de calor situada en su parte inferior. A tal efecto, su utilización en la Antigüedad podía estar vinculada a un contexto doméstico, pero también a uno industrial. Son seis los ejemplares que, procedentes de las colecciones del Museo, hemos contabilizado para nuestro catálogo. Sin embargo hemos de advertir que es muy posible que cuatro de ellos, que detentan una misma procedencia, se uniesen conformando un único objeto integrado por el aro 9.2 y las patas 9.1, 9.3 y 9.4. Dicho trípode procede por lo demás de un contexto a todas luces industrial, como era la fábrica de vidrio excavada en la Carretera de circunvalación durante la posguerra, de la que se extrajo igualmente el interesantísimo conjunto de tubos de soplado analizado dentro del tipo 56. Frente a él, las otras dos piezas parten de un soporte en forma de triángulo equilátero y deben vincularse más seguramente a un contexto doméstico, si no a uno de vertedero, a falta de datos más exactos sobre las circunstancias de su hallazgo: el 9.5 procede de la Casa del Anfiteatro, del área interpretada por su excavador como una cocina, mientras que el 9.6 lo hace del Solar de Las Torres. En recientes excavaciones, ha sido localizado un trípode con un soporte triangular, como el de estos últimos, pero sin embargo asociado como el de la Carretera de circunvalación a una instalación industrial91. Otras piezas próximas a nuestro tipo pero con más reservas respecto a nuestra interpretación debido a su parcial estado de conservación, serían el vástago 71.24 y los objetos indeterminados 75.6 y 75.51. Igualmente, dos de los ejemplares incluidos entre los indeterminados podrían haberse sustentado sobre tres patas, pero no debían encuadrarse tipológicamente dentro de nuestro tipo: uno de ellos, el 75.7, consiste en un pequeño aro con tres protuberancias que le servirían de pies, consistiendo quizá en un pedestal de pequeño formato; el otro, el 75.8, podría interpretarse como el soporte de una lámpara o un quemaperfumes, si bien el desarrollo de una de las prolongaciones interpretadas como patas resulta algo más corta de lo necesario, no pareciendo en principio haberse extendido más allá de su terminación. 10. Refuerzos mobiliarios Bajo esta denominación queremos englobar aquellas piezas que fueron susceptibles de ir fijadas sobre un mueble, si no sobre una superficie móvil afín, como sería una puerta o una ventana, con vistas a conferirle cierta solidez a su estructura. Ello no impedía que también contara con un cierto carácter decorativo, derivado de la adopción de un perfil singular, así como que funcionalmente se prolongara para concluir bajo la forma de una bisagra. En realidad, en el presente tipo y asociado al ajuar doméstico, hemos encuadrado un único ejemplar procedente de la Casa del Mitreo en el que se percibe con claridad un perfil de tendencia abalaustrada como el que suelen detentar tales refuerzos. Otra pieza que podríamos haber interpretado como tal, en realidad veía primar su carácter de bisagra, por 91 SILVA CORDERO; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, 2006, págs. 67 y 80, fig. 20. 174 lo que fue incluida en el apartado correspondiente bajo el número 63.5. De igual modo, la placa 72.1 o el objeto indeterminado 75.40 podrían haberse adscrito al presente tipo, pero con ciertas reservas. 11. Asas Bajo el término asa englobamos un elemento que invariablemente iría unido al otro con destino a su suspensión. El objeto en el que se integrara podría haber tenido muy diferentes naturalezas, aunque por lo general y frente a los tiradores, se puede pensar en recipientes, siendo por ello por lo que hemos englobado el presente tipo en el entorno de las piezas asociadas al ámbito doméstico. Igualmente, su morfología podía ser muy variada, pudiendo clasificarse en atención a su forma, su carácter fijo o móvil y, en la primera de estas dos últimas alternativas, su posición. Dada su resistencia, el hierro se hacía especialmente útil en su asociación a objetos que eventualmente podrían recibir una determinada carga, como era el caso de los cubos. Pero también podían aparecer ligados a recipientes más propios de la cocina o la vajilla doméstica, por lo general elaborados en materias distintas, como el bronce. Obedeciendo a la tipología de asa móvil, las dos piezas incluidas en nuestro catálogo deben de vincularse a un recipiente del tipo del que nos acabamos de referir, tanto por su formato como por su morfología. Ambas presentan una forma básica semicircular, y mientras la primera (11.1) conserva en los extremos el segundo giro necesario para cerrar la pieza sobre las anillas de las que pendiese, de la segunda (11.2) apenas nos resta el semicírculo rebajado del área central. Si bien sendos ejemplares podrían haberse adherido a uno de los laterales del recipiente al que se vincularan, también podrían haber servido como asa de suspensión, integrados en un recipiente como el caldero 13.1 de nuestro catálogo. En recientes excavaciones practicadas en la ciudad de Mérida, ha sido hallada una nueva asa de hierro, pero de constitución más sólida que las nuestras. Su contexto de hallazgo ha sido interpretado como una instalación industrial92. 12. Cazos Como cazo entenderemos un recipiente con un mango horizontal destinado al calentamiento de determinadas substancias, por lo general alimentos. Sin embargo, dicho tipo sufre cierta homonimia con otro objeto de menor formato y con un largo mango vertical, destinado al traslado de líquidos y designado en la tradición castellana con el nombre de cucharón. Tomando la primera acepción, en los tipos conocidos en la antigüedad, tales piezas suelen contar con un depósito semiesférico, y están por lo general elaboradas íntegramente en bronce. En el Museo Nacional de Arte Romano conservamos algunos ejemplares en dicha materia, soliendo conservarse más el asa que el recipiente, debido a la extrema delgadez de las paredes en el depósito de este último. De este modo, en el ejemplar inv. 7056, hallado en un contexto industrial, sólo subsiste el mango y el arranque del recipiente, mientras que en el inv. 7791 el recipiente en cuestión, aunque preservado, se encuentra bastante deformado. Algo más excepcional es el caso del cazo inv. 24994, en el que frente al recipiente, que se encuentra en bastante buen estado de conservación, ha desaparecido el mango. En hierro, sucede algo similar que con el cazo inv. 7056: se conserva básicamente el mango, mientras que del recipiente apenas percibimos parte de su borde y el arranque de sus paredes adherido a uno de los extremos de este último. Por lo demás, su contexto de 92 SILVA CORDERO; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, 2006, págs. 67 y 80, fig. 8. 175 hallazgo es ajeno a la ciudad de Mérida, procediendo de la villa romana de Torreáguila, en Montijo (Badajoz). 13. Calderos Por caldero entenderemos un recipiente que, aunque sea susceptible de compartir ciertas semejanzas formales y funcionales con el tipo del cazo descrito en el apartado precedente, carece del mango horizontal que le caracteriza, pudiendo además presentar un formato ocasionalmente muy superior al de este último. Como el origen de su propio nombre indica, este tipo de recipiente estaba fundamentalmente destinado a calentar. Pero también tenemos constatado su uso como elemento de almacenaje e incluso de ocultamiento. En las colecciones del Museo contamos con ejemplares realizados fundamentalmente en cobre (inv. 2179, 7064 y 25343), un material por lo demás de gran tradición en la confección de tales piezas incluso hasta una fecha reciente. Frente a éstos, el único caldero incluido en nuestro catálogo, es una pieza mixta de cobre y hierro en la que éste constituye la base y aquel las paredes, culminando en el borde en dos pequeñas anillas de las que entendemos que debió de pender un asa como las descritas en el apartado 11. Su contexto de hallazgo es la Casa del Anfiteatro, y debido a su interés y buen estado de conservación, fue seleccionado para su inclusión en el discurso de la exposición permanente. 14. Lámparas Las lámparas, objetos destinados a la iluminación, pero también ocasionalmente con un valor votivo o simbólico, son un tipo bien documentado desde la Antigüedad hasta la Edad Moderna. Alimentadas por aceite, estaban compuestas por lo general de tres partes: un depósito para el almacenamiento del combustible; una piquera, en contacto con el depósito, donde se colocaba una mecha con un extremo en contacto con el aceite y el otro emergente hacia el exterior; y finalmente un asa para sustentar o en su caso suspender el ejemplar. Su material preferente de fabricación era la arcilla, pero también las tenemos documentadas en vidrio, bronce e incluso hierro. Su evolución está muy bien determinada, y más en lo que se refiere a sus depósitos. Los primeros ejemplares lo muestran invariablemente abierto. En época romana, cultura bajo la que reciben el nombre de lucerna, constan de un depósito preferentemente cerrado, y aún incluso decorado en el disco que hace las veces de cierre. Y ya exentos de una decoración tan sistemática, sus tipos se transmiten a la Edad Media, designándose en la Península Ibérica a partir de la tradición lingüística árabe con el nombre de candil. Pese a que hemos indicado que a medida que avanza la Antigüedad se prodigan las formas con depósitos cerrados, una excepción a ello la suponen los ejemplares realizados en vidrio e hierro. Y es precisamente con esta morfología como se nos presenta el único ejemplar identificado dentro de este tipo en las colecciones del Museo. Su estado es muy fragmentario, pero aún así puede percibirse parte de su depósito y su asa. El contexto de hallazgo podría quizá hacernos valorar una cronología avanzada, incluso moderna, pero a falta de datos más precisos, nos vemos obligados a recordar que tenemos testimoniada la presencia de ejemplares en hierro con depósitos abiertos ya desde la Antigüedad93. Apenas la piquera podría habernos otorgado una orientación cronológica desde un punto de vista formal. Sin embargo, ésta no se conserva, y sólo podemos dejar indicada la amplitud temporal bajo la que podríamos encuadrar nuestra pieza. 93 Vid. como ejemplo la lámpara hallada recientemente en el depósito de Neupotz, publicada en español en el catálogo de la exposición El tesoro de los bárbaros. Alicante, 2012, nº 101. 176 15. Campanillas La campanilla es un instrumento sonoro que, por contraste con la actual campana, puede definirse mediante su diminutivo con una entidad propia. La hemos enmarcado próxima al ambiente doméstico por inscribirse puntualmente en el mismo, pero hemos de advertir que, ante la carencia de un contexto claro, también pueden asociarse a otros ámbitos, como el lúdico o incluso el agrícola, bajo la forma de esquilas. En contraste con nuestro tipo, hemos decidido crear uno específico asociado a un objeto que por su característico perfil y formato, no da lugar a dudas respecto a su más invariable asociación al contexto agrícola. Nos referimos al cencerro, que en la presente obra recibe el número 31. En todo caso, una vez se enmarcaran en contextos domésticos, las campanillas es muy habitual que pendiesen de determinados objetos, como sucede con el conocido tintinnabulum de Pompeya, y en tal sentido, a un posible carácter recreativo o lúdico podrían haber sumado uno protector, pensándose al parecer que su sonido ahuyentaba los malos espíritus. También y al igual que el cencerro eran susceptibles de ser colgados del cuello de animales, pero más asociados a ámbitos domésticos y lúdicos que a otros más específicamente ganaderos94. Entre los elementos de la campanilla se cuentan, al igual que en la campana o el cencerro, cuatro básicos que pueden elaborarse o no en una misma materia. Estos son: la caja de resonancia que define el objeto; el hombro o asa que sustenta la campana en su unión con el elemento del que pende; el puente en tercer lugar, constituido por un vástago, un aro o incluso una cuerda que, dispuestos en el interior de la campana, sirven para suspender el badajo; y en fin el badajo, el cual percute con el movimiento de la campana las paredes de la misma para producir el sonido. En las colecciones del Museo contamos con ciertas piezas en cerámica adscritas por su forma al ámbito lúdico, como serían los inv. 18073, 18074, 18075, 28630 y 28631. Y entre los ejemplares elaborados en bronce, debido a su segura datación antigua nos interesa destacar los inv. 210, 2184, 2185, 2187, 2188, 2189, 7403, 8735, 9966 y 26434. En hierro son menos las piezas detectadas, así como más parcial su estado de conservación, alcanzando un total de tres de las que en dos se conserva la caja de resonancia y el hombro (15.1 y 15.2), y en la tercera (15.3) únicamente la caja de resonancia. En el interior de las dos primeras se pueden apreciar restos de óxido de cobre que nos hacen intuir que el badajo estaba elaborado en bronce. Para otras propuestas al respecto, véase el comentario al tipo 31. 16. Cuchillos Bajo la denominación de cuchillo vamos a englobar una serie de piezas caracterizadas por presentar una hoja de reducida longitud. Entre sus componentes, aparte de la hoja en cuestión, destaca el mango. Sin embargo y debido a que éste se hallaba por lo común elaborado en materias altamente degradables bajo las condiciones locales (en especial la madera), de él no suele restar más que la espiga en que se solía insertar. La hoja presenta por lo común un aspecto laminar dotado de dos frentes que, en un extremo, culminaría por norma general en una punta y en sus dos lados, bien en sendos filos, bien en un canto y un filo. Sin embargo y debido al avanzado estado de corrosión de muchos de los ejemplares analizados, no es posible determinar la presencia de filos en la mayoría de las piezas. 94 A tal efecto, recordaremos las elocuentes ilustraciones ofrecidas sobre este particular por la colección musivaria del Museo, donde se muestran campanillas colgadas del cuello tanto del burro que porta a Baco en el mosaico de la calle Pedro María Plano (inv. 36139) como de los caballos de las cuadrigas del mosaico de la calle Arzobispo Maussona (inv. 26389). 177 Ante la descripción de los distintos cuchillos incluidos en nuestro catálogo hemos de advertir que, por lo general, distinguiremos en la misma denominación de las entradas entre cuchillos y hojas de cuchillos, otorgándose la primera de las designaciones únicamente a aquellas piezas en las que se conserva el mango, estuviese elaborado en otra materia distinta a la del hierro o no. A tal efecto, sólo dos piezas conservan un mango elaborado en una materia diferente, la 16.5 y la 16.6, ambas localizadas en un mismo contexto e insertas, la una en una defensa animal, y la otra en una elaborada pieza de hueso de perfil complejo. Los ejemplares con el mango constituido por la misma pieza de hierro que la hoja, también son contados, incluyéndose únicamente entre ellos el 16.1 y el 16.2. El número de cuchillos descritos es muy elevado, alcanzando los 35. Tipológicamente podemos destacar respecto al elemento que define a casi todos ellos, esto es, la hoja, la existencia de un grupo mayoritario compuesto por una hoja recta que, entre aproximadamente su mitad y su tercio final, hace decrecer el filo (y de un modo más esporádico, así como menos pronunciadamente, el canto), hasta llegar a conformar la punta. De este modo, lo que puede hacerse notar es, al margen de dicho grupo dominante, las excepciones a tal tipología. Tras el mismo, el siguiente con un cierto dominio numérico es el de los ejemplares dotados de un canto recto y un filo de perfil curvado en la totalidad de su recorrido, donde se cuentan las piezas 16.1, 16.2, 16.3 y 16.9. Esta forma debía de tener especial interés para facilitar el deslizamiento del cuchillo sobre su superficie de corte. Existen otras piezas en las que lo que podemos señalar es un doble filo que condiciona un perfil similar por los dos laterales de la hoja, y entre ellas se cuentan la 16.4, la 16.8 y la 16.31, aunque en la primera de las dos no parece distinguirse con claridad si contó con filo alguno, consistiendo quizá simplemente en un instrumento destinado a la incisión. Cronológicamente, la ausencia de procedencias seguras en casi la mitad de los ejemplares, así como de un contexto claro en la mayoría de los restantes, nos impide asegurar algo ajeno a lo que indica la propia forma de los objetos en cuestión. A tal efecto y por referentes externos, Casas y Nolla nos hablan de una temprana propensión tardorrepublicana a cuchillos de pequeño formato, a la que suceden en época imperial unas nuevas tipologías dotadas de unas mayores proporciones, así como de ciertas singularidades formales, a saber: la presencia de un mango de tamaño similar al de la hoja; la eventual aparición de terminaciones anilladas en el extremo final del mango, con destino a poder colgar las piezas; y en fin, ciertos tipos de hojas de perfiles singulares, como las de media luna95. De las tres características indicadas, entre nuestros cuchillos apenas destacaremos la constatación de una terminación anillada en el 16.3 y el 16.7. Mejor caracterizados se encontrarían sin embargo dos objetos, el 16.8 y el 16.31, dotados de un doble filo y con un perfil simétrico. Ambos podrían ser clasificados como puñales, y más concretamente el primero, excelentemente bien conservado, tiene un claro paralelo en el ejemplar excavado en la villa de Tolegassos y datado por contexto entre los siglos II y III d.C.96. Por contraste a las piezas romanas, los ya citados Casas y Nolla recalcan en los cuchillos de la Antigüedad tardía la pérdida de formas como la hoja en media luna, así como sobre todo el acortamiento del mango frente a los perfiles más estilizados que van cobrando las hojas97. Lo segundo es un hecho verificable en varias de las piezas de nuestro catálogo, pero siempre en función de que su espiga de enmangue no llega a prolongarse por toda 95 CASAS; NOLLA, 2011, pág. 29. CASAS; NOLLA, 2011, págs. 154-155. 97 CASAS; NOLLA, 2011, págs. 29 y 31. 96 178 la extensión del mango perdido, como sucede con muchos de los ejemplares recogidos en Cataluña, y no podemos precisar si dicho acortamiento en la espiga realmente esconde algún tipo de precisión cronológica. Sólo podemos destacar si es caso el dato de que tal circunstancia se verifique en una de las pocas piezas datadas por contexto en época tardoantigua, el ejemplar 16.32, procedente de Casa Herrera. En función de su hoja y con algo más de seguridad, es posible que podamos encuadrar en el periodo también un pequeño lote de ejemplares definidos por mostrar en la misma un perfil afalcatado que, en relación a nuestro tipo, suele enclavarse en la Antigüedad tardía. Se trata de los cuchillos 16.22, 16.25 y 16.26. También dotadas de una singularidad formal, aunque en este caso por una cuestión profesional, debemos destacar las piezas 16.5 y 16.6, una con el filo y el canto curvados en el sentido del primero, y la otra corta y de forma trapezoidal. Dicha singularidad radica en el hecho de que se trata de instrumentos de posible uso quirúrgico, tal y como desvela su contexto de hallazgo. Tal uso para piezas de nuestro tipo ha vuelto a verificarse en fechas más recientes gracias a la localización de nuevos ajuares médicos, aunque los ejemplares que los integran están menos definidos formalmente que aquellos de los que estamos hablando98. También un destino similar podría colegirse para los cuchillos 16.16 y 16.20 que, en base a su reducidísimo formato, cabría pensar en que consisten en algún tipo de bisturí especializado, aunque sin desecharse la posibilidad de que antes bien se trate de juguetes infantiles. En fin, dos ejemplares incluidos en el presente tipo pero que por sus dimensiones les ha sido planteada con reservas una interpretación como espadas, son las piezas 16.31 y 16.35. En relación al estas últimas y su contexto de hallazgo, consúltese el siguiente apartado. 17. Espadas A diferencia del cuchillo, bien determinado por su carácter generalmente utilitario, la espada consiste invariablemente en un arma. Su historia es larga y, asociada al progreso de la tecnología militar, ha evolucionado enormemente desde sus orígenes en la Edad del Bronce hasta su más reciente historia, reducido su uso ya al ámbito deportivo o como complemento en los uniformes de gala. La espada puede contar con uno o dos filos, así como con una punta, de modo que, a diferencia del estoque o el florete, puede ser usada tanto para efectuar cortes como realizar estocadas. Un paso importante en su evolución formal se produjo con el triunfo de la caballería en la Antigüedad tardía, cuando comienza a alargarse para poder acometer al enemigo desde el caballo, generando a la postre una variante especializada en el empleo del corte, el conocido como sable. Durante la Antigüedad, se prodiga el hallazgo de espadas asociadas a contextos funerarios en los que se incluían como parte del ajuar del difunto, y ello se hace patente en sociedades tan militarizadas como las celtibéricas, dentro del ámbito peninsular. Sin embargo, la profesionalización del ejército en época romana va a suponer un lapsus en tales prácticas, sólo retomadas ya en la Edad Media, y ello nos sirve para explicar la manifiesta ausencia general de ejemplares de nuestro tipo en las colecciones de un Museo enclavado en el solar de una colonia de veteranos. Las pocas excepciones a ello entre sus fondos se justifican sólo por su pertenencia a periodos cronológicos anteriores o posteriores al Im98 BEJARANO OSORIO, A.: “Nuevas aportaciones al conocimiento de la medicina y farmacéutica en la ciudad de Augusta Emerita”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2000. Memoria 6. Badajoz, 2002 (págs. 397-421), págs. 402-405. Entre los ejemplares recogidos por la autora destaca, eso sí, como en los nuestros, un mango de hueso finamente trabajado. 179 perio romano. Anterior a él era una espada del tipo de la ría de Huelva, desgraciadamente desaparecida desde la Posguerra99. Y posterior, el único ejemplar clasificado con seguridad como espada dentro de nuestro catálogo: la pieza 17.1. La ficha manual interpreta esta última como una pieza correspondiente al periodo islámico, y analizando la forma de su hoja, así como la de su singular pomo ovalado, parece poder tener razón. Lamentablemente, la desaparición de un elemento tan definidor como el guardamano, nos impide llegar a conclusiones más precisas. Al margen de la anterior pieza y tal y como hemos señalado en el apartado precedente, los cuchillos 16.31 y 16.35 han querido interpretarse también como espadas, debido a su tamaño mayor que el normal. El primer ejemplar fue hallado en la Alcazaba, mientras que el segundo fue hallado en la villa romana de Torreáguila, establecimiento este último del que el Museo custodia entre sus fondos, aunque en espera de la confirmación de su ingreso como depósito estable, una espada corta (TA87/2295) datada tipológicamente por el arqueólogo excavador en el Siglo VII. Pero en realidad y pese a que la diferencia de formato se hace manifiesta con el resto de los cuchillos, no creemos que lleguen a alcanzar esta última consideración, pudiendo catalogarse antes bien como puñales, al igual que el ejemplar 16.28. Más sencillo aún resulta descartar dentro del presente tipo piezas como la lámina 73.1 y el objeto indeterminado 75.37, con un perfil y un formato apropiados pero sin embargo carentes de un filo o una punta que pueda confirmar su identificación como espadas. 18. Puntas de lanza La lanza es un objeto usado desde sus orígenes en dos ámbitos tan próximos como la caza y la guerra. En efecto, se trata de una de las primeras manufacturas humanas, incluso anterior a la azada como anterior es la caza a la agricultura, y su remoto pasado alcanza al Paleolítico. A los ejemplares en piedra siguieron los de bronce y finalmente los de hierro, donde se asentó para desechar cualquier otra materia a consecuencia de su incomparable resistencia. Existen varias tipologías de lanzas según su forma y uso. Algunas formaban un todo con su mango y constituían lo que en la cultura romana vino a denominarse como soliferrum. Pero otras iban enmangadas en una larga asta, soliendo contar en tal caso con dos elementos: la hoja y el cubo de enmangue. La primera es la punta del arma en cuestión, y la segunda se prolonga a partir de la primera, hallándose hueca en su interior para así poder acoger el extremo del asta. En otra tipología asociada al ejército romano, como era el denominado pilum, la hoja consistía en un largo vástago de metal terminado en punta, y, cuando no iba inserta en el mango por medio de una espiga, el cubo de enmangue era notablemente más ancho que aquella, sirviéndole de base. Pero quizá la forma más genuinamente asociada a la lanza es aquella en la que la hoja presenta una forma romboidal, mientras que el cubo de enmangue se prolonga a partir de la primera bajo una forma por lo general troncocónica. Esta última se detecta desde época prerromana en la Península Ibérica, y de igual modo se prolonga en el tiempo durante toda la Edad Media e incluso la Edad Moderna. Casas y Nolla advierten de la posible datación tardoantigua de los ejemplares que ellos publican en relación a esta segunda tipología, vinculando la de los pilum más estrictamente al periodo romano100. En las colecciones del Museo, es escasa la variedad formal que hallamos en lo que a puntas de lanza se refiere. Para comenzar, parecen hallarse ausentes tipologías como las 99 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1944, pág. 46. 100 CASAS; NOLLA, 2011, págs. 146-152. 180 de los mencionados soliferrum y pilum, y pese al interrogante que las fichas del catálogo sistemático ofrecen respecto a que los vástagos que integran el conjunto 71.2 puedan consistir en fragmentos de pilum, en función de la forma que detentan, así como de la ausencia de otros ejemplares en la ciudad, creemos poder descartar tal hipótesis. Lo que juzgamos que más puede aproximarse a la segunda de las tipologías, podría ser la pieza 18.4, notablemente prolongada hasta el inicio de una delgada hoja y con un cubo de enmangue troncopiramidal. Nos restan pues, en la mayoría de los casos, sólo aquellos objetos caracterizados por presentar una hoja romboidal y una espiga de enmangue troncocónica. Tal tipología tenemos la certeza de que fue empleada en época romana, al menos en ámbitos lúdicos y cinegéticos. Pero también y como ya hemos indicado, se prolongó por toda la Edad Media y ya hasta la Edad Moderna, por lo que su forma en general poco nos puede decir de su cronología. Tampoco su uso queda claro: pudiendo ser tanto militar como cinegético o, en una vertiente de esto último, lúdico, si es caso, su asociación al ámbito militar quizá pueda excluirse en el periodo romano dentro de Mérida. Y es que en los niveles correspondientes a tal momento, como hemos hecho notar al hablar de las espadas, se constata una general ausencia de armamento bélico. Sabemos de la presencia de puntas de lanza en contextos funerarios cerrados gracias a las recientes excavaciones en el solar de la ciudad. Un buen ejemplo de ello lo constituiría el del ajuar detectado por Gijón Gabriel en un enterramiento de incineración de la zona del Circo romano101. Pero estos hallazgos, al no ser acompañados de otros objetos propios de la panoplia militar, podrían explicarse mejor en relación a los otros usos expuestos para tales piezas. De entre todos los ejemplares descritos, sí nos gustaría recalcar debido a su singularidad el 18.12. Éste muestra un reducido formato, definiéndose por la presencia de un prolongado y bien sellado cubo de enmangue y una punta de forma piramidal. Su tipología, más próxima por su tamaño a las flechas, se ha inscrito entre las lanzas por aproximarse formalmente a un objeto más afín a las mismas, como era la jabalina. Tenemos claros paralelos a tal forma, de hecho, registrados en yacimientos como el de Numancia102. Más extraños se nos hacen tanto su carácter aislado en la ciudad, como su procedencia específica (el Teatro romano) y sobre todo la presencia de un sobredorado en la superficie del ejemplar, que nos ha hecho considerar en el comentario a la pieza que pudiéramos hallarnos ante un elemento asociado a una de las esculturas que poblaron el entorno del más emblemático de los edificios de espectáculos de la antigua Mérida. 19. Regatones El regatón está constituido por una pieza de forma cónica, hueca en su interior, que tenía como propósito servir de remate al asta en el que se ensartaban las puntas de lanza por el extremo opuesto a aquel en el que se situaba la punta en cuestión. A tal efecto, no sólo servía para evitar el desgaste del asta por aquel extremo, sino que además podía servir ocasionalmente como arma auxiliar. En las colecciones del Museo se custodian tres ejemplares que podamos englobar dentro de dicho tipo. El primero (19.1), procedente del Almacén del Teatro romano, presenta un formato mucho más reducido que los otros dos (19.2 y 19.3), que proceden del Solar de Las Torres, aunque de sectores diferentes. Sin embargo hemos de advertir que el ta101 GIJÓN GABRIEL, 2004, pág. 86. 102 LUIK, 2002, pág. 194, lám. 88. 181 maño de estos últimos, pese a ser inequívocamente mayor, se encuentra algo sobredimensionado debido a las gruesas capas de corrosión superpuestas al alma original. 20. Puntas de flecha Al igual que ante las puntas de lanza, nos hallamos ante un objeto definido por la ausencia de una porción fundamental del mismo, como era en éste caso el asta de madera en la cual se insertaba la flecha. De ahí deriva que en tales ejemplares distingamos nuevamente dos partes: una que constituye la punta en cuestión y la otra que, bajo distintas soluciones, haga las veces de elemento de ensamblaje con el asta. La primera suele adoptar una forma laminar, pero también conocemos casos en los que se desarrolla en grosor, constituyendo una pieza de sección romboidal. En relación a la segunda, en época romana hallamos una solución bien constatada para el cercano caso de Numancia, en la que un vástago va adelgazándose a partir de la punta, estando destinado a ser introducido en un orificio practicado en uno de los extremos del asta de la flecha103. Frente a este tipo, una solución distinta consistía en configurar un auténtico cubo de enmangue como el de las lanzas pero de un tamaño evidentemente más reducido. Ésta última alternativa supone sin lugar a dudas un mayor esfuerzo técnico en la elaboración de un tipo de pieza que, debido a su propia naturaleza, debía ser producido en grandes cantidades y con la previsión de que, tras su utilización, pudiera extraviarse y no volver a ser empleada. En las colecciones del Museo extraña en principio la extrema escasez de ejemplares que, en contraste con el número de puntas de lanza, se asocian al presente tipo. Igualmente resulta algo extraña su propia variante formal, mostrando cubos de enmangue en las dos únicas piezas detectadas en los fondos. La primera (20.1) perteneció al fondo antiguo sin número de inventario del Museo y fue siglada en un momento avanzado con el 30227, pudiendo quizá, y como en otros casos cercanos en su numeración, proceder de las excavaciones practicadas en la ciudad entre 1910 y 1936. La forma de su cubo de enmangue remite a un tipo de manufactura en la que se ha simplificado el proceso de elaboración, pareciendo haberse doblado sobre la misma asta dos láminas recortadas a partir de una placa inicial. Respecto al otro ejemplar (20.2), procede del recinto de la Alcazaba, hecho que podría asociarlo al uso militar del mismo desde su levantamiento y, por lo tanto, a una cronología ya adentrada en la Edad Media. El reducido número de piezas hallado en Mérida debe tener que ver con la ausencia general de armas en la misma durante el periodo romano, donde no encontramos restos de ni de espadas ni de escudos o armaduras, y sí sólo de un tipo de objeto, la lanza, que bien podría asociarse a un uso distinto del militar, como podría ser el cinegético. Más extraño nos resulta explicar dicha ausencia para momentos más avanzados en el tiempo, en los que entre la Antigüedad tardía y la Baja Edad Media se tiene constancia del mantenimiento de varios asedios a la ciudad. Una segunda hipótesis se nos hace por tanto necesaria para explicar la ausencia de ejemplares, y frente a la barajable para otros elementos, más visibles y fáciles de recuperar, como las espadas, quizá en lo que tengamos que pensar es en el extremo deterioro de las piezas tras su extravío, combinadamente con una recogida selectiva de material por los arqueólogos hasta una fecha muy avanzada. Tal teoría podría hallarse ratificada de hecho por el hallazgo de puntas de ballesta en las excavaciones practicadas por el Consorcio de la Ciudad Monumental en el foso de la Alcazaba emeritense104, en un contexto afín al de la segunda de las piezas descritas en nuestro catálogo. 103 LUIK, 2002, págs. 194-195, lám. 89. 104 Agradecemos la información a Miguel Alba. 182 21. Balas La bala es un tipo de proyectil que surge a finales de la Edad Media en íntima asociación al armamento pirobalístico, fuera éste manual o artillero. Hasta ya avanzada la Edad Contemporánea y dado que el elemento detonante se introducía avancarga antes que el proyectil en cuestión, las balas eran simplemente esféricas, sumándoseles con posterioridad, ya desde el Siglo XIX, un casquillo en el que iban incluidos ya tanto el detonante como el taco que mediaba entre el mismo y el proyectil. El modelo de la bala esférica de hierro, frente a proyectiles dotados de otras formas, estaba tomado directamente de su antecedente en piedra, el conocido como bolaño, primero arrojado mediante ingenios neurobalísticos y más tardíamente, desde al menos el Siglo XIV, mediante cañones cargados con pólvora. En las colecciones del Museo se custodian tres balas de hierro, dos con un calibre idéntico, y una mayor. Dos proceden de la Alcazaba (21.1) y (21.2) y la otra de los Columbarios (21.3). Sin duda deben datarse a partir de la Edad Moderna, pudiendo incluso llegar a retrasar su cronología hasta los albores del Siglo XIX, en el contexto de la Guerra de Independencia. Las piezas de artillería a las que se asociaran la primera y la tercera contaron con un calibre más bien moderado. 22. Hachas El hacha es un instrumento de corte en el que destaca la presencia de al menos una hoja dispuesta verticalmente. Lo habitual es que en época romana se introduzca en un mango de madera por medio de un ojo de ástil. Dentro de sus variedades tipológicas, la hoja en cuestión puede combinarse, bien con otra hoja en vertical, bien con terminaciones relacionadas con otras funcionalidades, tales como las del pico o la azada. Respecto a su función, y pese a que el hacha está a día de hoy más asociada al ámbito de la agricultura, no debemos olvidar que desde su origen se usó como arma, manteniendo dicho papel hasta avanzada la Edad Moderna por medio de tipos tan específicos como el hacha de abordaje. Entre los ejemplares localizados en el Museo debemos destacar el dominio de aquellas piezas en las que la hoja del hacha se combina con otros filos en el extremo opuesto por mediación de un ojo de ástil. A tal efecto debemos citar la presencia de hojas verticales en las piezas que, dado el predominante papel agrícola que le otorga al otro extremo su hoja horizontal, hemos catalogado como azadas-hacha. Pero también, entre las piezas catalogadas como hachas, nos encontramos con un claro dominio en la presencia de otras terminaciones en el extremo opuesto: una hoja vertical en la 22.5, ante lo que se puede catalogar inexcusablemente como un hacha de doble filo; tres curvadas de difícil interpretación en los ejemplares 22.1, 22.2 y 22.3; y una horizontal en la 22.4. En todos estos casos podríamos explicar la función de la segunda hoja a partir del presunto uso bélico de los ejemplares descritos, siendo especialmente destacada la semejanza de la 22.2 con las armas conocidas como “franciscas” y para las que encontramos destacados testimonios en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, procedentes de Alange y Albulquerque105. Frente a tales piezas, el único ejemplar con una sola hoja lo constituye la pieza 22.6, la cual, por lo demás, carece de un ojo de ástil, debiendo insertarse directamente en el mango y siguiendo de este modo una tradición que se remonta a los antecedentes mismos de nuestro tipo en el instrumental lítico. 105 Hispania Gothorum, 2007, págs. 414 y 415. 183 Al margen de lo dicho, debemos señalar la existencia de una destacada hacha ingresada en 1944 por Abelardo de la Barrera y que, sin embargo, no hemos conseguido localizar106. Se trata del ejemplar inv. 4952. Su forma era muy singular, tanto que podría alejarse de nuestro tipo para encontrar una mejor explicación en otro distinto. En cualquier caso y a partir de la documentación gráfica aportada en el momento de su ingreso, se aprecia que se trataba de un objeto en el que, enfrentada a la hoja del hacha en cuestión, se disponía una segunda hoja vertical en forma de punta que superaba notablemente en anchura a la primera. En lugar de ojo de ástil, la pieza contaba con un largo vástago que iba adelgazándose y que pudo funcionar como espiga de enmangue. Y en fin, lo más destacado de la misma era la presencia de un rehundimiento en una de las caras, dentro del cual mostraba en relieve la inscripción SAV FER, en posible alusión a su propietario o, más razonablemente y tal y como propuso ya Álvarez Sáenz de Buruaga, al herrero que confeccionó el ejemplar: en efecto, añadiríamos nosotros, SAV pudo ser la abreviatura de un nombre personal del estilo de Sauinus o Sauinianus, para el que tenemos registradas variantes tanto con /b/ como con /v/; y por otra parte con el FER se podría estar aludiendo al oficio de ferrarius o herrero. 23. Azadas- hacha Frente a lo que conocemos como azada propiamente dicha, nos encontramos en las colecciones del Museo con un notorio dominio de un tipo de instrumento definido por la presencia de una hoja horizontal en un extremo y otra vertical en el opuesto. Ante la descripción de tales piezas, las fichas del catálogo sistemático se muestran bastante indecisas, asignándoles nombres tales como “Azada-hacha”, “Zacho” o “Alcotana”. Nosotros indagamos acerca de su correcta terminología y, no hallando una definición definitiva en el idioma castellano, preferimos ser prudentes y asignarles una denominación en la que se aludiese de manera objetiva a la presencia de una hoja horizontal, que llamaremos azada, y otra vertical, que llamaremos hacha. En latín, esta suerte de “azadas-hacha” tan características contaban sin embargo con un nombre específico bastante bien definido. Se trata del vocablo dolabrum, y con él se designaba un instrumento muy versátil y al parecer originario de Italia. Entre sus funciones se contaban las de cavar y cortar, y sus usos podían ir desde el ámbito agrícola hasta el militar pasando por el de la carpintería, la minería o la construcción107. En la actual albañilería española se emplea aún de hecho un instrumento muy parecido y referido con el nombre genérico de “piqueta”. Entre las partes que componen la azada vamos a distinguir dos invariables: las dos hojas y el ojo de ástil donde se ensartaría el mango108. En otro orden de cosas y como sucede con otros objetos del catálogo, resulta difícil asignar una cronología a la mayoría de los materiales estudiados. Acudiendo a su procedencia, debemos señalar que nos hallamos con este tipo de instrumento preferentemente en espacios suburbanos, como la Necrópolis oriental (23.2), el área de los Columbarios (23.5) o la Casa del Mitreo (23.3 y 23.4), si no limítrofes a los mismos, como la Alcazaba (23.6). Es elocuente su alejamiento del centro urbano, pero también lo es su coexistencia 106 La pieza está publicada en ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1945, pág. 47. 107 Una excelente digresión sobre la cuestión de las azadas-hacha, sus usos y sus derivados, puede hallarse en el apartado que Casas y Nolla le dedican a lo que ellos designan como azuelas, aunque de un modo conjunto con las hachas. Vid. CASAS; NOLLA, 2011, págs. 109-112. 108 Ésta terminología la hemos extraído de MINGOTE CALDERÓN, 1990. 184 con edificios o áreas en las que se resulta extraña la presencia de tales herramientas agrícolas en época romana, al no preverse un uso agrícola de las mismas. De este modo y volviendo sobre la cuestión cronológica, casi preferiríamos inclinarnos a pensar que nos hallamos ante piezas datadas en general ya a partir de la Antigüedad tardía, cuando los espacios en los que aparecen han perdido su uso previo. Un hecho a destacar en el dominio ya mentado de las “azadas-hacha” frente las azadas es la posible explicación al mismo. La proximidad del área urbana podría sugerir en principio que el uso de tales piezas estaría asociado más a la albañilería que a la agricultura, y que por tanto nos encontraríamos con paralelos funcionales a lo que en la actualidad conocemos como alcotanas o piquetas. Sin embargo y de acudirse al medio rural inmediato, y más concretamente a contextos bien documentados, como el de la villa romana de Torreáguila, seguimos notando una señalada preponderancia de tales piezas, haciéndonos plantear que nos hallamos ante un objeto polivalente que, pudiendo utilizarse en el medio urbano, no dejó de prestar un útil servicio en un duro ámbito rural en el que, debido a la rudeza de las tierras lusitanas, debía de mostrarse especialmente eficiente. Algo distinto sucede a medida que nos alejamos del área emeritense, de modo que, aunque presente, no es un tipo hegemónico en otros yacimientos. Nuestros referentes peninsulares mejor sistematizados en lo que a los objetos de hierro se refiere, no hacen constar al menos unas cifras tan manifiestamente elevadas de azadas-hacha, o al menos por contraste con otras herramientas afines, como las azadas descritas en el siguiente apartado109. 24. Azadas Como azada vamos a definir un tipo de herramienta caracterizado por la presencia de una única hoja horizontal. En realidad existen variantes a este tipo, destacando entre ellas la del azadón, que se ve definido por el gran tamaño de la hoja (de ahí el aumentativo) respecto al de la simple azada. Con vistas al enmangamiento de la pieza, ésta hace terminar su hoja en un componente designado comúnmente, al igual que en el caso de la azadahacha, con el nombre de ojo de ástil. En fin, la función de la azada es esencialmente agrícola, estando destinada a remover tierras ya previamente trabajadas, y por lo tanto asociándose más a las labores propias del huerto que a las de la explotación intensiva de grandes superficies agrarias. En el Museo sólo tenemos constancia de la existencia de dos ejemplares inventariados. El primero (24.1 de nuestro catálogo) es más propiamente un azadón. Sus circunstancias de ingreso, y por tanto su contexto de hallazgo o cualquier consideración derivada del mismo, nos resultan del todo punto desconocidas, debiendo presumirse que quizá nos hallemos ante una pieza que ha perdido su número original y ha sido resiglada, si no ante uno más de los ejemplares de fondo antiguo que, ingresando en el Museo con posterioridad al inventario de 1911, no llegaron a ser inventariados sino en una fecha más bien reciente. El otro ejemplar (24.2) es de tamaño más reducido, procediendo del solar de la Alcazaba y pudiendo quizá estar relacionado, como veremos en el siguiente capítulo, con el tardío uso agrícola adoptado por el solar de este edificio ya avanzada la Edad Moderna. En fechas más recientes, el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida ha descubierto 109 Del territorio catalán, los autores Casas y Nolla apenas recogen dos ejemplares estrictamente identificables con nuestro tipo (vid. CASAS; NOLLA, 2011, págs. 115-117, fig. 78 nº 3 y 4). En Conimbriga se registra igualmente una única pieza con una hoja vertical muy corta, similar a nuestro ejemplar 23.5, así como a una azada-hacha no inventariada procedente de Torreáguila (vid. ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, lám. VIII, nº 106). 185 en el nivel de amortización de un silo islámico una nueva azada, pero en este caso con una tipología claramente diferente a la de las dos estudiadas por nosotros, dotada de un cubo de enmangue muy desarrollado110. 25. Picos Pese a poder contar con la presencia de una hoja muy similar a la constatada en algunas de las piezas que hemos definido como azadas, resulta más propio catalogar como picos todas aquellas herramientas en las que, opuesta a la hoja, se haga notoria la presencia de una punta. Junto a un intenso uso en el ramo de la construcción, el pico ha resultado especialmente útil en el ámbito agrícola, donde ha desempeñado funciones de desmenuzamiento de terrones duros y remoción de piedras. Cuando presenta una hoja en el extremo contrario al de la punta, destinada a auxiliar al pico en una posible labor de cava, los picos pueden también recibir dentro de la cultura tradicional de habla castellana la designación de zapapico o espiocha. Al igual que sucede con el tipo siguiente, sólo tenemos constatada la presencia de una pieza correspondiente al mismo dentro de las colecciones del Museo. Se trata más concretamente de una de esas herramientas que acabamos de mencionar y en las que frente a la notoria presencia del pico en cuestión se desarrolla una hoja dispuesta en posición horizontal. Su contexto de hallazgo es la Casa del Mitreo, donde apareció junto a una azada, poniéndose ambas en relación con otra azada más descubierta en su solar años antes. 26. Legones Bajo la denominación de legón clasificamos un instrumento agrícola definido por la presencia de una larga hoja dispuesta en sentido transversal al del mango. Aparte de la hoja en cuestión y más que con un ojo de ástil como el de las hachas, azadas y azadones, cuenta con lo que podríamos definir como una espiga de enmangue, en función de su similitud a la forma de ensamblaje presente en objetos como los cuchillos. Sólo conservamos en las colecciones del Museo un ejemplar catalogado dentro del presente tipo, por lo demás carente de un contexto que pueda aclararnos algo respecto a su cronología. En cualquier caso, indicar que contamos con algunos paralelos bien datados en la Antigüedad dentro del ámbito peninsular111. 27. Cepillos de carpintero Como cepillo de carpintero hemos catalogado un tipo definido por la presencia de una hoja destinada a desbastar una superficie determinada que dependía de su uso específico. Así, como instrumento agrícola, servía para retirar la corteza de los árboles, mientras que como útil de albañilería se empleaba en el trabajo de la madera. Dentro de las diferentes variedades existentes, el único ejemplar constatado en nuestro Museo es de una variedad caracterizada por presentar una hoja curva acompañada de un doble mango que, doblado 110 HERAS RODRÍGUEZ, Mª. J.: “Nuevos datos sobre la red viaria de Augusta Emerita. Intervención arqueológica en el solar de la calle Louis Braille, nº 15 (Mérida)”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2004. Memoria 10. Mérida, 2007 (págs. 171-184), pág. 178. Junto a la azada en cuestión se localizó otro instrumento que la autora interpreta como un hacha pero que a partir de la fotografía aportada podría quizá interpretarse más bien como una azadahacha del estilo de las estudiadas en el apartado precedente. 111 Casas y Nolla recogen dos en Cataluña (Vid. CASAS; NOLLA, 2011, pág. 73, fig. 40 nº 13 y 14). El primero de ellos tiene una espiga de enmangue idéntica a la del ejemplar emeritense, mientras que el otro cuenta con un cubo de enmangue. 186 hacia el lateral correspondiente al filo, serviría para arrastrar este último sobre la superficie a desbastar. Existen paralelos de verificada cronología antigua a tal tipología, entre los que podemos contar el cepillo inv. 1673 conservado en el Museo Arqueológico de Linares112, o el inv. A70-612 del Museo Arqueológico del Castro de Viladonga113. 28. Hoces La hoz es una herramienta caracterizada por la presencia de una fina hoja curvada que estaba destinada en principio a cortar determinados vegetales con vistas a su recolección. En un primer momento se compuso de una pieza de hueso o madera de forma curvada y en el interior de cuya curva se insertaban toda una serie de lascas de material lítico destinadas a efectuar el corte. Con la evolución del trabajo de los metales, las hoces pasan a realizarse primero en bronce y después en hierro, soliendo contar con una espiga de enmangue en la que iba inserto el mango en cuestión, por lo general elaborado en madera. Debido a la peligrosidad inherente al trabajo con hoces, así como a la dificultad de su aplicación sobre vastas extensiones de campo, ya desde la misma Antigüedad derivaría en un tipo con una hoja y un mango mucho mayores, al que conocemos con el nombre de guadaña. Todos los ejemplares custodiados en las colecciones del Museo están elaborados en hierro, a excepción de uno de muy reducido formato realizado en plata (inv. 10099). En la mayoría de los casos, en caso de tener contextos conocidos, vuelven nuevamente a asociarse al área suburbana de la ciudad romana: la Necrópolis oriental (28.2), la Carretera de circunvalación (28.4) o los Columbarios (28.6). Ello puede deberse a la existencia de actividad agrícola en las mismas, ya tras su abandono como necrópolis, a partir de la Antigüedad tardía114. Sin embargo, una excepción la constituye el tercero de los ejemplares mentados, y junto a él uno hallado en los aledaños del Teatro romano, en la Casa de Luís Díez (28.3). Tanto el uno como el otro muestran un formato muy reducido que se distanciaría del de las piezas más propiamente utilitarias, pudiendo contar con un destino especializado: o bien se trata de útiles aplicados en labores de precisión, o bien consisten simplemente en juguetes, como parece suceder con la pieza realizada en plata antes referida. En fin, un ejemplar hallado en la Alcazaba (28.5) podría justificar su presencia en la misma por el uso agrícola que para ella tenemos testimoniado ya en la Edad Moderna. 29. Podones El podón es un tipo de herramienta afín formalmente a la hoz, pero caracterizado por mostrar una hoja notablemente más ancha. Como su propio nombre indica, estaba destinado a la poda, tanto en el ámbito de la horticultura como en el de la simple jardinería doméstica. En todo caso y dado que solía intervenir en ramas de un cierto grosor, justifica en su propia labor el ancho de la hoja que la define, así como más puntualmente la adhesión a la misma por la zona del canto de ciertas láminas en forma de puntas o hachas que la auxiliarían en una función más específica. Son dos las piezas adscritas al presente tipo dentro de nuestro catálogo. Ambas muestran en principio una hoja sencilla, y si bien en el primero de los casos (29.1) el estado 112 SORIA LERMA; LÓPEZ PAYER, 1977. 113 Hispania Gothorum, 2007, pág. 488. 114 Citaremos como ejemplo de lo dicho la más reciente localización de una la hoz, junto a otros aperos agrícolas, en la barriada de Santa Catalina, y que en función de la datación de otros materiales de la intervención, sirve a su excavadora para justificar su deposición en el mismo ya en el Bajo Imperio, en relación a un uso agrario del entorno. Vid. al respecto MONTALVO FRÍAS, 1999 (págs. 125-151), págs. 136 y 148. 187 fragmentario de la hoja impide aseverar si contó con algún apéndice del tipo de los aludidos, su ancho y la forma adoptada en su desarrollo no parecen indicar que así sucediera. El contexto de los dos ejemplares es ajeno al recinto amurallado de la antigua ciudad, procediendo del entorno de la Necrópolis oriental, quizá como consecuencia de su proceso de ruralización, ya a partir de la Antigüedad tardía. En fin, indicar que, aunque con bastantes reservas debido a su parcial estado de conservación, el fragmento inicialmente descrito como una hoja de cuchillo en la entrada 16.27, podría en realidad adscribirse también al presente tipo. 30. Rejas de arado La reja de arado es uno de los elementos integrados en el tradicional arado romano y que, hincada en un poste de madera, sería la que entrara en contacto con la tierra para abrir el surco que tal instrumento estaba destinado a crear. Otros elementos elaborados en metal del mismo tipo de arado serían una suerte de abrazaderas conocidas en la tradición cultural castellana como vilortas, y de las que podríamos encontrar quizá tres ejemplos en las colecciones del Museo (69.2, 69.7 y 69.8). Aunque el uso del arado es eminentemente agrícola, en una sociedad como la romana encontró un valor simbólico, al ser utilizado en el mito de la fundación de la misma Roma y, a partir de este momento, en las siguientes fundaciones realizadas por la civilización romana con vistas a trazar el recinto que posteriormente habría de ocupar la muralla. El Museo custodia hasta dos rejas de arado inventariadas. Ambas obedecen a tipologías diferentes, y mientras una (30.1) está compuesta por una gruesa barra doblada en ángulo recto por uno de sus extremos para constituir la punta, así como en ángulo oblicuo por el opuesto de cara a su inserción en la estructura de madera, el otro (30.2) consiste en un largo vástago que culmina en uno de sus extremos en una punta que destaca sobre su perfil mediante una forma lanceolada. De las dos piezas, la primera carece de un contexto claro, mientras que la segunda procede de la Casa del Mitreo, aunque correspondiéndose quizá, como otras herramientas halladas en la misma, a un periodo posterior al de su abandono. 31. Cencerros Bajo el término cencerro vamos a englobar una serie de piezas definidas por la presencia de una gran caja de resonancia de sección oval. El cencerro consiste en un instrumento sonoro que los musicólogos agrupan dentro de la familia de los idiófonos. Sus partes son en todo idénticas a las que ya enumeramos para la campanilla, a saber: caja de resonancia, puente, badajo y hombro o asa. La primera, caracterizada en el presente tipo por mostrar un perfil trapezoidal y una sección ovalada, acogía en su interior al puente, del que pendería el badajo que permitía que, al agitarse la pieza de manera fortuita o intencionada, produjese a su choque con las paredes de la caja de resonancia un sonido metálico y sordo. El hombro, dispuesto en el extremo superior de la caja de resonancia, sería el que permitiría hacer pender el cencerro de un objeto dado que, por lo general, consistiría en el cuello del un animal. Son varios los ejemplares del presente tipo incluidos en las colecciones del Museo. Del total de once que hemos contabilizado, casi la mitad sin embargo, cinco, carecen de un contexto claro, procediendo del Almacén del Teatro romano, y por tanto de las excavaciones practicadas en la ciudad hasta la Guerra Civil. Para los ejemplares restantes, destacaremos sin embargo la reiteración de procedencias extraurbanas: la Casa del Anfiteatro (31.6), los Columbarios (31.7 y 31.8) y el Solar de Las Torres (31.9). Frente a ellas, 188 sólo una pieza fue hallada dentro del límite de las murallas romanas: el ejemplar 31.10, excavado en el entorno del Templo de Diana. Tal circunstancia coincide de algún modo con lo que acaece con otros útiles agrícolas incluidos en nuestro catálogo. Y es que su presencia en tales contextos es posible que derive del uso agrícola que a partir de la Antigüedad tardía se le concede al extrarradio de la ciudad, previamente ocupado por necrópolis, industrias y algunas viviendas. En relación a esto último, Casas y Nolla perciben para el caso catalán una introducción generalizada del tipo en la Península Ibérica desde avanzada la época imperial, desarrollándose de un modo muy especial ya a partir del Bajo Imperio. Sin llegar a verificarse con ello una datación tardía para nuestras piezas, el fenómeno resulta muy elocuente de cara al sostenimiento de la hipótesis planteada para explicar su presencia en el área circundante a la antigua urbe, en un momento en el que ya se habría procedido al abandono de las necrópolis paganas115. Ello podría ratificarse con el hallazgo por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida de algunos ejemplares en contextos suburbanos datados, como mínimo, ya en época tardorromana116. La presencia de algún cencerro aislado al interior del recinto amurallado podría obedecer a un fenómeno más tardío, si cabe, ante el intento de guarecer bajo su amparo el ganado, y de ello también se tiene constancia arqueológica a través de recientes excavaciones117. Mención aparte merece el ejemplar 31.11, procedente de la villa romana de Torreáguila y por lo tanto asociado a un hábitat de intrínseco carácter agropecuario118. Por lo demás, varias de las piezas analizadas presentaban restos de bronce. Aisladamente nos podría hacer pensar en la simple convivencia fortuita de los ejemplares con piezas elaboradas en tal materia desde el momento de su deposición en el contexto arqueológico. Sin embargo, el hecho de que se reitere dicha presencia de contextos diferentes, nos obliga a barajar la intervención del bronce en la manufactura de ciertos cencerros. Éste podría asociarse a un elemento concreto de la pieza, como podía ser el puente o el badajo, en este último supuesto para facilitar su sonoridad. Pero en otros casos, como el del ejemplar 31.5, la presencia de bronce llega a conformar una verdadera lámina en ciertos puntos, obligándonos a apuntar la posibilidad de que ciertos ejemplares estuviesen revestidos de dicha materia o que incluso ésta, como apuntan Casas y Nolla, estuviese aleada con el hierro, dando lugar a una suerte de latón119. En fin, aunque resulta en principio sorprendente el empleo de un metal costoso como lo era éste en el ajuar agrícola, debemos recordar que Albert Klemm ha percibido la presencia de elementos de bronce en los cencerros destinados a animales con cierto afán de premio por su buen comportamiento120. 115 CASAS; NOLLA, 2011, págs. 96 y 99. 116 Vid. el ejemplo publicado en MONTALVO FRÍAS, 1999, pág. 148. La autora destaca en el mismo artículo (pág. 136) el uso agrícola, durante los inicios de la Antigüedad tardía, del espacio en el que intervino, argumentando al respecto la detección de varios aperos, así como de numerosas ruedas de molino. 117 ALBA CALZADO, M.: “Sobre el ámbito doméstico de época visigoda en Mérida”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1997. Memoria 3. Badajoz, 1999 (págs. 387-418), pág. 411. 118 Más recientemente y también en relación a una explotación agrícola, en este caso más próxima a la ciudad de Mérida, ha sido hallado dentro de un contexto altoimperial de los siglos I-II d.C. un nuevo cencerro. Vid. PICADO PÉREZ, Y.: “Nuevos datos para el conocimiento del área periurbana de Mérida en época altoimperial: La villa de Carrión”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2001. Memoria 7. Mérida, 2004 (págs. 231-246). 119 CASAS; NOLLA, 2011, pág. 95. 120 KLEMM, A.: La cultura popular en Ávila. Ávila, 2008, pág. 130. 189 32. Peines de cardar Dentro del presente tipo encuadramos un útil destinado a la acción de cardar, esto es, la de desenredar la fibra extraída del ganado lanar con vistas a su posterior conversión en hilo. Estos útiles estaban por lo general definidos en la Antigüedad por la presencia de una placa central rectangular de la que surgían por sus lados mayores una serie de púas, enmarcadas por unos vástagos de mayor grosor que estas últimas en los límites laterales de cada serie. Tenemos bien testimoniada, tanto material como iconográficamente, la aparición de estos objetos, bien en contextos arqueológicos asociados a la industria textil antigua, bien representada sobre soportes tan variados como pueden ser la pintura mural o las artes industriales121. En la Península Ibérica se han identificado peines de cardar cuya cronología puede adelantarse incluso hasta bien avanzada ya la Antigüedad tardía122. Las colecciones del Museo custodian dos piezas de este tipo. Ambas proceden de un mismo ingreso, y de algún modo presentan un estado de conservación tan semejante que, pese a la carencia de un contexto claro para las mismas, podríamos conjeturar que fueron halladas próximas la una a la otra. En fin, el formato de las dos es diferente, siendo la 32.2 notoriamente mayor que la 32.1. Quizá ello obedeciese a que una estuviese destinada a complementar a la otra en una misma labor. 33. Espuelas La espuela consiste en una pieza por lo general elaborada en hierro o acero y que sirve para indicar a los caballos la voluntad del jinete en lo que se refiere al ritmo del paso. Sus partes básicas son por una parte el arco o cuerpo, con el que se fija al talón del jinete, y por otra un apéndice que surge hacia su mitad y que era con el que se realizaban las señales al caballo, hincándoselo en el cuerpo. Dicho apéndice es habitual a día de hoy que esté conformado por una parte longitudinal llamada pihuelo que culmina en un disco con puntas en forma de estrella llamado rodaja. Sin embargo, en la Antigüedad tal extremidad estaba menos desarrollada, y era más común que consistiese simplemente en una punta de longitud variable. Entre los ejemplares conservados en el Museo, se puede distinguir claramente entre un modelo de ascendencia antigua y otro ya más reciente. El primero es más sencillo, hallándose conformado por un simple arco con una punta o pihuelo en el centro y ocasionalmente algún aro para su mejor sujeción al pie del jinete en sus extremos. Del modelo más reciente ha de destacarse uno del que se conservan hasta dos ejemplares (33.2 y 33.6), dotados ambos de dos arcos que confluyen en un pihuelo más desarrollado y con una punta cónica. Este último tipo se utiliza ya desde avanzada la Edad Media, constituyendo paralelos elocuentes al mismo la pareja asociada al rey Fernando III conservada en la Real Armería de Madrid123, o los ejemplares custodiados en la Real Academia de la Historia124. 121 DUVAUCHELLE, A.: “Un cardeur à Avenches: nouvelle interprétation du decor d’un gobelet en argent”. Bulletin de l’Association Pro Aventico, 43. Avenches, 2001 (págs. 259-266). 122 En el Museo Arqueológico Regional de Madrid se conserva uno procedente de las excavaciones en Tinto Juan de La Cruz (Pinto), datado por contexto en El Siglo VII. Vid. al respecto CONTRERAS MARTÍNEZ, M.: “Peine cardador”. 711. Arqueología e historia entre dos mundos. Madrid, 2011 (pág. 238). 123 124 Inv. 159 y 160. EIROA RODRÍGUEZ, J. A.: Real Academia de la Historia. Catálogo del Gabinete de Antigüedades. Antigüedades medievales. Madrid, 2006 (nº cat. 156 y 157). 190 34. Bocados Al igual que la espuela, el bocado está destinado a indicar a los caballos la voluntad del jinete, pero en este caso con comandos distintos como son la dirección a seguir o la señal de frenada. De esto último deriva que este tipo de objeto sea también conocido con el nombre de freno. El bocado, extendido por el contexto peninsular desde la Protohistoria, se compone de tres partes básicas que definen su forma: la embocadura, la barbada y las camas. Las dos primeras se disponen transversalmente a las camas, la embocadura hacia la mitad de las mismas y la barbada en uno de sus extremos. En las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano, apenas podemos contar con unos muy someros testimonios de objetos de esta índole. Ello es fácil de explicar si por una parte atendemos a que nos encontramos en un contexto urbano que no justifica en principio la deposición de tales ejemplares, y por otra a que la cultura romana no es tan pródiga como lo fueron anteriormente las indígenas a integrar objetos como éstos dentro de los ajuares funerarios. De los tres fragmentos identificados como partes de un bocado, los tres se corresponden con camas, procediendo invariablemente del área suburbana de la ciudad, de lo que podría colegirse que su localización final estuvo relacionada, bien con antiguos vertederos, bien con avatares bélicos acaecidos en el entorno más próximo al límite de las murallas, ya como deposiciones ulteriores a la época romana. 35. Pasarriendas Guardando relación con el utillaje de las caballerías de un modo muy especial, el pasarriendas consistía en un objeto asociado a los carros tirados por más de un caballo y destinado más específicamente, como su propio nombre indica, a hacer pasar las riendas de cada uno de los animales para facilitar su control por el piloto del carro en el momento de su uso. Su utilidad se hacía manifiesta en el caso de los carros de carreras, donde ante la velocidad del vehículo y la necesaria agilidad en el manejo del mismo por el auriga, éste tenía que aprehender las riendas con rapidez, eficacia y claridad. La ubicación de cada caballo y su reacción a la orden del auriga eran fundamentales a tal efecto, y más en el caso de que fuesen cuatro los que interviniesen en el carro, en cuyo caso el conjunto era denominado con el nombre de cuadriga. El pasarriendas debía contar para ejercer su función básicamente con una parte susceptible de ser fijada en los puntos del carro en los que se precisara su presencia, básicamente en el yugo y en el collar del atalaje, así como disponer por lo general de dos anillas para permitir el paso de las riendas en cuestión. El elemento a fijar suele consistir en una pieza hueca de perfil troncopiramidal, mientras que lo común respecto a las anillas es que se dispongan enfrentadas en dos de los laterales de dicha pieza, dejando la parte superior libre, con lo que suele ser la más propensa a recibir la variada ornamentación por la que se ha hecho relativamente conocido este tipo de objeto en el ámbito de la arqueología125. En una ciudad como Mérida tuvo especial acogida el espectáculo de las carreras de caballos. Y no sólo podemos afirmarlo a partir de las dimensiones del edificio de su circo, o de su misma existencia (otras ciudades dispondrían un simple vallado a las afueras para la realización de las carreras), sino que en diferentes soportes se nos transmite el enorme interés de los emeritenses por la actividad: desde en mosaicos como el conocido de los aurigas (inv. 26389), hasta en pinturas como las de la casa excavada en la calle Suárez 125 FERNÁNDEZ DE AVILÉS, A.: “Pasarriendas y otros bronces de carro, romanos, hallados en España”. Archivo Español de Arqueología, 97-98. Madrid, 1958 (págs. 3-62). 191 Somonte (inv. 37404), pasando por simples grafittis como los perceptibles sobre esta última126. Frente a los reflejos de la actividad, otras piezas podrían asociarse directamente a la realización de la misma, y entre ellas destaca el nutrido número de pasarriendas hallados en Mérida. Al tratarse de un espectáculo, su fisonomía es bastante aparente, estando elaborados en bronce la mayoría de los identificados hasta el momento en la ciudad y mostrando un complejo programa iconográfico. El Museo custodia un total de dos realizados en dicha materia: uno (inv. 26438) ornamentado en su parte superior con una pantera y el otro (inv. 30140) con una escena de caza desarrollada en sus laterales. Más recientemente, el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida ha hallado otro más en el área arqueológica de Morería127, el cual presenta en su parte superior dos figuras barbadas, una con un libro y la otra con unas tablillas, las cuales han sido interpretadas, bien como filósofos, bien como apóstoles. En hierro sólo contamos con una pieza susceptible de ser identificada como un pasarriendas. Entre sus elementos se distinguen con claridad tanto la pieza troncopiramidal que define a dos de las piezas anteriormente mencionadas (la de la pantera y la de los filósofos), como las anillas que lo flanquean. La pieza fue hallada en el Solar de Las Torres, quizá en un contexto de vertedero. 36. Martillos de cantero Denominamos martillo de cantero a una pieza que remata por un extremo en una superficie plana denominada cabeza y en el opuesto en una punta de forma piramidal. En la tradición lingüística castellana se conoce también con el nombre de maza. Similar en formato a la machota y en aspecto al martillo corriente, se diferencia de la primera, un útil albañil sin constatación en las colecciones del Museo, por mostrar ésta dos cabezas similares, así como del segundo por su formato, además de por el destino de este último a labores más propias del oficio de la carpintería. El martillo de cantero podía estar implicado efectivamente y a grandes rasgos en la labra de bloques de piedra, pero también y más específicamente pudo actuar en la confección de mosaicos, tal y como nos muestran ciertas representaciones iconográficas. Son dos los ejemplares custodiados en las colecciones del Museo, uno procedente de la Casa del Anfiteatro (36.1) y el otro del Solar de las Torres (36.2). En el primero de los casos, resulta sugerente que la vivienda en la que fue hallado sea la que detente una mayor concentración de mosaicos entre todas las excavadas en la ciudad de Mérida. Sin embargo también debemos recordar la proximidad de ambas piezas al Teatro romano y las murallas y cómo un tipo como éste bien pudo estar implicado tanto en el desmonte del primero en el Siglo V como en las labores de zapa en el asalto a la segunda a comienzos del Siglo VIII. 37. Picos de cantero Próximo formalmente al tipo anterior, como pico de cantero definimos un tipo de herramienta caracterizada por mostrar a grandes rasgos la forma de un martillo pero terminada en punta por ambos extremos. Tal objeto servía para desbastar y desmenuzar los bloques de piedra, y tenemos testimoniado iconográficamente su uso para la confección 126 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, J.: “Una casa romana con valiosas pinturas en Mérida”. Habis, 5. Sevilla, 1974 (págs. 169-187). 127 Ana-Barraeca. Confluencia de culturas. Mérida, 1998, pág. 99. Vid. más recientemente MOSQUERA MÜLLER, J. L.; ALBA CALZADO, M.: “Pasarriendas”. El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo. Mérida, 2012, nº 59. 192 de las teselas de los mosaicos. El único ejemplar identificado en las colecciones del Museo muestra una procedencia desconocida, lo que nos impide extraer cualquier tipo de conclusión sobre su uso exacto. 38. Cinceles El cincel es una herramienta destinada principalmente a labrar la piedra, tanto de cara a dotarla de una forma determinada como para conferirle un acabado o en su caso modelar un relieve sobre su superficie. Invariablemente cuenta con tres partes: hoja, mango y cabeza. En función de la anchura de la hoja se pueden distinguir varios tipos de cinceles, sin duda acomodados a la realización de diferentes labores. Por su parte, tanto el mango como la cabeza partían de la misma hoja, engrosándose el primero para facilitar su aprehensión y mostrando la segunda una superficie plana sobre la que se percutiría para producir en el extremo correspondiente a la hoja el efecto deseado en relación a su labor en el bloque cuya labra se está acometiendo. Próximos a la familia del cincel existían desde antiguo otros instrumentos asociados al mismo, entre los que destacan dos: el cincel dentado o gradina, caracterizado por hacer rematar su hoja mediante una superficie dentada; y el puntero, que como su propio nombre indica terminaba en punta en lugar de en filo. Aunque de la presencia de gradinas tenemos testimonios certeros en la ciudad gracias a la presencia de señales de su labor sobre piezas de mármol que sabemos que fueron efectuadas por talleres locales128, sin embargo no contamos con testimonios directos seguros. Por ende, en relación al puntero, del que también tenemos señales en la escultura, quizá sí podamos reconocer hasta dos ejemplares en las colecciones del Museo, aunque con tantas reservas que los hemos decidido inscribir en el apartado de los objetos indeterminados. Se trata de las piezas 75.24 y 75.44, uno procedente de la Carretera de circunvalación y el otro de los Columbarios. El primero de ellos es posible que por su contexto de hallazgo, más que al trabajo sobre la piedra, estuviese implicado en la talla del vidrio, buscando ornamentar su superficie ya en frío, en labores como la constatada en el cuenco inv. 999. Ahondando en lo que propiamente podemos considerar como cinceles dentro de las colecciones del Museo, debemos comenzar destacando el enorme formato detentado por el ejemplar 38.3. Su contexto de hallazgo nos invita no obstante a pensar, como en el caso del posible puntero 75.24, con el que comparte procedencia, que estuviese destinado de algún modo a servir de auxilio en la confección del vidrio, más que al trabajo de la piedra. Otros dos de los ejemplares, los cinceles 38.2 y 38.5, muestran un tamaño inferior, aunque también destacado, presentando una hoja con una anchura que podría considerarse de tamaño medio. De éstas, la segunda de las piezas se encuentra fracturada, con lo que la pérdida de su filo impide determinar si pudiera haber consistido en un cincel dentado o gradina antes que en un cincel corriente. En fin, los ejemplares 38.1, 38.4 y 38.6 cuentan con una hoja bastante estrecha, pudiendo haber estado destinados a la labra de motivos en detalle. Más específicamente, el 38.5 y el 38.6 fueron hallados en un mismo contexto dentro del recinto de la Alcazaba, cabiendo la posibilidad de que testimoniaran la presencia de un taller escultórico tardío en la misma, tal y como exponemos con más profundidad en el capítulo referente a las procedencias de los ejemplares analizados. 39. Escoplos El escoplo es un instrumento muy próximo formalmente al cincel, pero claramente diferenciable del mismo en base a su destino, que era la talla sobre madera, y en consecuen128 Un buen ejemplo de ello lo constituiría el mortero inv. 36762. 193 cia por su morfología, que adaptada a tal fin hacía innecesaria la presencia de un mango de hierro y condicionaba la realización del mismo en una materia menos resistente pero también más cómoda a la mano, como era la madera. A tal efecto, nuestro tipo cuenta con una hoja como la del cincel, pero en el extremo opuesto va adelgazándose en un perfil por lo general irregular hasta terminar en punta, constituyendo así la espiga de enmangue. En los ejemplares identificados en el Museo como escoplos, que suman un total de dos, podemos destacar la presencia de unas hojas de en torno a 3 cm. Por su parte, la espiga de enmangue suele mostrar el perfil irregular al que nos acabamos de referir, e incluso una inflexión que determina el inicio exacto del mango, dado que le habría servido de tope. Otras piezas denotan una más insegura clasificación como escoplos, pudiendo identificarse igualmente como grapas. Se trata de las placas 72.3 y 72.4, ambas con una forma de triángulo isósceles como la de nuestros ejemplares pero sin un filo tan manifiesto ni un recorrido irregular en su tramo final hacia la punta que asegure la utilización de este extremo como espiga de enmangue. 40. Cuñas Por cuña, frente a un concepto más amplio, entendemos una herramienta específicamente destinada a crear o ser introducida en la fisura de una piedra con el objeto de segmentarla. A tal efecto debía de contar con un extremo afilado y ensancharse hacia el opuesto. En la misma ciudad de Mérida hay marcas que testimonian su uso con vistas a segmentar determinados bloques de piedra ante su acarreo ya en la Antigüedad tardía, tal y como puede observarse en alguno de los monumentos funerarios tipo cupa almacenados aún en la Alcazaba. En las colecciones del Museo contamos con dos ejemplares susceptibles de clasificarse dentro del presente tipo. El primero procede del Almacén del Teatro romano y, como ante otros que detentan esta misma circunstancia de ingreso, nos preguntamos con reservas si pudo haber sido excavado en el mismo Teatro romano e incluso haber estado implicado en el proceso de desmontaje del mismo durante la Antigüedad tardía. El segundo, por ende, cuenta con un contexto de hallazgo más preciso, la villa romana de Torreáguila, así como con una forma algo más definida. Otra cuestión es si estuvo relacionado con el instrumental propio de la explotación del entorno o con el desmontaje de alguna de las extructuras de la villa, ya tras el abandono de las mismas. 41. Sierras La sierra es una herramienta de corte definida invariablemente por una hoja en la que en al menos uno de sus lados se desarrolla un perfil dentado. Este último es el que, por medio de su constante rozamiento, facilitaría el corte de determinadas materias. Para asir la hoja en cuestión, ésta podía presentar un mango en uno de sus extremos, hallándonos entonces ante lo que popularmente se conoce en castellano como un serrucho, mientras que en otros casos podía ir enmarcada por un arco que abarcara sus dos extremos. Mientras que en el primer caso la hoja puede disminuir su anchura hasta incluso terminar en punta, en el segundo suele mantener una anchura estable. Otras herramientas de corte cercanas por su función a la sierra las constituían simples cuerdas que, pese a su aparente fragilidad, eran sin embargo usadas con eficacia en trabajos tan duros como el corte de la piedra. El único ejemplar adscrito en nuestro catálogo al presente tipo detenta un estado de conservación muy parcial, consistiendo en el fragmento central de una hoja. Sin embargo, 194 en el mismo se hace patente la disminución paulatina del grosor de la misma, obligándonos a pensar en que nos hallamos ante la tipología de piezas definidas por la presencia de un mango a uno de sus extremos. El contexto de hallazgo de la pieza, la Carretera de circunvalación, no sólo le otorga con bastante determinación una datación antigua, sino que incluso la vincula a una industria tan específica como era la vidriera. Por contraste al ejemplar descrito, recientemente ha sido excavada en Mérida una hoja de sierra de las destinadas a ser enmarcadas por un arco. Su contexto de hallazgo volvía a corresponderse con unas instalaciones de naturaleza industrial, localizándose junto a la misma, entre otras piezas, un trípode129. 42. Martillos Frente al martillo de cantero descrito junto a otras herramientas próximas a tal oficio en el tipo 36, el simple martillo consiste en un instrumento más asociado al trabajo de la carpintería y por lo tanto definido por un menor formato. Igual que el martillo de cantero, presenta dos extremos, uno de los cuales, el que llamaremos cabeza, se muestra invariablemente liso, mientras que el opuesto, de no ser semejante al anterior, puede terminar en una punta o más corrientemente en un filo. Entre una y otra se situaría el ojo de ástil, el cual facilitaría la inserción de la pieza en un mango de madera. Sólo incluimos una pieza en el presente tipo, bastante mal conservada y carente de un contexto claro de hallazgo. Formalmente y pese a su notable deformación, puede determinarse que la cabeza contó con una sección no plenamente cuadrada, sino algo achaflanada, mientras que en el extremo opuesto se situó una punta en lugar de una hoja. En fin, y tal y como indicamos en el comentario a su entrada, la carencia de un contexto y la perduración de formas semejantes a lo largo del tiempo nos impiden adscribir la pieza a un periodo antiguo o a uno posterior. 43. Paletas La paleta la hemos definido como tipo a partir de la característica forma lanceolada detentada por la hoja de un instrumento que podía contar con diferentes desarrollos y funciones. Por una parte y dentro de una posible variante, hemos de señalar la presencia de un corto mango, sea como prolongación de la hoja de hierro o realizada en madera e inserta en una espiga de enmangue. La función del tipo asociada a tal forma estaría relacionada inexcusablemente con el oficio de la albañilería. Sin embargo y en una segunda variante, el mango se prolongaría de forma indefinida a partir de la hoja mediante un largo vástago que podía rematar originalmente, o no, en un mango de madera destinado a facilitar su aprehensión, y estaría relacionada con las paletas conocidas en la tradición castellana con el nombre de badilas, usadas para remover y retirar las ascuas de una lumbre en ámbitos tanto domésticos como industriales. Si hemos agrupado estos dos tipos de objetos en una misma entrada es por la incapacidad de definir el desarrollo exacto, más allá de la hoja, de dos de las tres piezas incluidas en nuestro catálogo. La pieza 43.1 es en efecto irrefutable que se trata de una paleta de albañil, mostrando por lo demás un excelente estado de conservación que ha condicionado su exposición en las salas del Museo. Su clara definición ha motivado de hecho la posición del presente tipo respecto al resto en el orden funcional adoptado por nuestro catálogo. De los otros dos ejemplares, quizá el 43.3 nos resulte más viable, aunque no 129 SILVA CORDERO; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, 2006, págs. 67 y 80, fig. 7. 195 seguro, aproximarlo a las badilas. Igual podría suceder con la pieza 71.21, pero debido a su estado de conservación, su adscripción al tipo resulta más insegura, habiendo sido relagado a la de los simples vístagos. Y en fin, el más dudoso de los tres ejemplares si incluidos, es el 43.2, ya que la inmediata factura del vástago que parte de la hoja nos impide verificar el desarrollo del mismo, y si éste se dobló para acercarse más a la paleta de albañil o se prolongó en recto para constituir una badila. 44. Compases El compás es un instrumento asociado al dibujo técnico cuyo objetivo primordial es el de, por medio de la modulación de la separación de sus brazos, trasladar una medida determinada de un punto a otro. Existe una única pieza elaborada en hierro que podamos adscribir a este tipo dentro de las colecciones del Museo. Sin embargo y aún acudiendo a los objetos elaborados en otras materias, apenas hallamos otros dos ejemplares elaborados en bronce. Se trata de los inv. 23288 y 29965. La primera, en excelente estado de conservación, se halló en las excavaciones practicadas en el actual Solar de Las Torres130. La segunda consiste sólo en uno de los dos brazos que compondrían originalmente el compás, así como en una mínima parte del mango que haría las veces de nexo entre las dos piezas originales, pero guarda un enorme interés al pertenecer a una tipología diferente a la de los otros dos: su único brazo conservado se dobla en ángulo recto al poco de arrancar, quizá con el objeto de servir de escalímetro más que de compás. 45. Espátulas El término espátula define más una terminación en varios tipos de objetos que un objeto en sí. Dicha terminación es plana y, sea recta o algo curvada, suele haberse ensanchado a partir de un tramo más estrecho del objeto en el que se integra. Existen piezas, como los estiletes tratados en el siguiente apartado, en las que la espátula define pero no denomina al tipo. Pero al hablar de espátula como objeto se entiende preferentemente lo que aquí vamos a englobar: un objeto de tamaño medio caracterizado por una fina hoja que se va ensanchando hasta terminar en un filo recto. En el extremo opuesto, dicho objeto puede desarrollar un mango elaborado en la misma materia que la hoja, si no una espiga de enmangue destinada a insertar la hoja en cuestión en un mango elaborado en una materia distinta, por lo general madera. En fin, en algunos casos excepcionales, podemos reconocer el desarrollo de una cabeza al término del mango. En principio, la funcionalidad de la espátula está preferentemente vinculada al oficio de la albañilería. Sin embargo, también puede aparecer vinculada a otros oficios y ocupaciones, interviniendo desde en el de la carpintería hasta en el de la medicina. De un modo muy singular debemos referir la utilización de algunos ejemplares en la escritura sobre tablillas de cera, donde podía participar esparciendo la cera sobre la tablilla o alisándola de manera uniforme a la hora de recibir un texto totalmente distinto del anterior. En atención a esta última función, dio lugar a una variante tipológica muy especializada y conocida como espátula de cera, que se caracterizaba por presentar una cabeza rematada en una superficie lisa de forma cuadrada, destinada al parecer a allanar la cera acumulada en las esquinas de la tablilla. Igual que sucedió con las paletas, la indefinición de algunos ejemplares nos ha obligado a agrupar todas las espátulas de mediano formato en un mismo tipo que engloba tanto los ejemplares seguramente asociados a la albañilería como aquellos que más propiamente 130 NOGALES BASARRATE, T.: “Compás”. La mirada de Roma. Barcelona, 1995, nº 105 196 podrían identificarse como espátulas de cera. Y es que, aunque contamos con un ejemplar bien identificado como espátula de cera, el 45.8, otras piezas que presuponemos que pudieron ser afines a su función a partir de su contexto o algunos de sus rasgos formales, no puede verificarse de manera efectiva que deban adscribirse a alguna de las tipologías estudiadas para tal tipo de objeto en otras partes del Imperio. Dado que al parecer se hallaron juntas en la Casa del Mitreo, debemos citar en efecto la sospecha que recae sobre las espátulas 45.7 y 45.9 de que formaran un conjunto con la 45.8, contando con funciones auxiliares a las de esta última en el tratamiento de las tablillas. Y en función de su forma, una pieza como la 45.10 quizá también quepa valorar que se trate de una espátula de cera. Los restantes ejemplares, lo más posible es que estén más propiamente vinculados a la albañilería: la mayoría son fondos antiguos sin número de inventario para los que sólo se puede sospechar que puedan proceder de las excavaciones anteriores a la Guerra Civil en el Teatro romano, en cuyo caso cabe la posibilidad de que hubiesen intervenido en su desmonte en el Siglo V. Las únicas piezas similares con contexto claro en las colecciones del Museo son las piezas 45.6 y 45.11. La primera, con una morfología algo singular, procede de la Carretera de circunvalación y es muy posible que, como muchas otras herramientas, estuviese de algún modo implicada en la fabricación de vidrio al parecer verificada en el solar. La segunda sin embargo, hallada en el Teatro romano, de algún modo podría apuntar en el sentido de nuestra hipótesis respecto a la intervención de otras piezas semejantes en su desmonte. 46. Estiletes El estilete es un tipo de objeto muy bien definido formalmente: está invariablemente constituido por un vástago que hace las veces de mango, a cuyos extremos se sitúan, por una parte una punta, y por otra una terminación a la que denominaremos cabeza y que solía consistir en una espátula. Los materiales usados para la fabricación de estiletes son muy variados, pudiendo ir desde el bronce y el hierro hasta el hueso e incluso la madera pasando por algunos elaborados en metales nobles como el oro y la plata. En todo caso, sí debemos advertir que los ejemplares en hueso se distancian ocasionalmente del resto, pudiendo carecer de una terminación espatulada en la cabeza. En relación a su uso, los estiletes se asume que básicamente funcionan como instrumentos activos en la escritura sobre cera, ejecutando los trazos de las letras con su punta y borrándolos puntualmente en caso de error con la espátula situada en el extremo opuesto. Ahora bien, sabemos que en ocasiones tales piezas también formaron parte del ajuar médico, siendo difíciles o imposibles de distinguir de las piezas usadas como instrumentos de escritura: sólo cuando la espátula se encuentra algo redondeada puede suponérsele a la pieza más un uso médico que otro vinculado a la labor sobre las tablillas. Las colecciones del Museo custodian gran número de estiletes, sobre todo elaborados en bronce e hierro, pero también con algunos ejemplos en hueso. El autor del presente catálogo, junto al Bibliotecario del centro Francisco Javier Alonso, ha realizado un trabajo precisamente centrado en los instrumentos asociados a la escritura sobre cera en la institución131, al que seguirá otro centrado en los hallados por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida. Juntos o separadamente, el corpus de estiletes emeritenses constituye la mayor concentración de tal tipo de piezas en la Península Ibérica, quizá como reflejo de 131 SABIO GONZÁLEZ, R.; ALONSO LÓPEZ, F. J.: “Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas”. Mérida. Excavaciones arqueológicas 2005. Memoria 11 (en prensa). 197 la burocracia inherente a la que fue casi desde su origen capital de una de las tres provincias hispanas y más tarde, desde el Siglo IV, capital efectiva de la totalidad de Hispania. Entre los ejemplares de bronce custodiados en el Museo, contamos en su momento hasta 17 piezas a las que con posterioridad a la redacción del artículo hemos podido sumar dos más. Algunos de los estiletes de bronce son muy destacados en lo que se refiere a su ornamentación, contándose entre las mismas los inv. 7598, 13380, 29216 y 29267. Las piezas en hueso son sólo cinco, pero también incluyen alguna pieza excepcionalmente ornamentada, como la inv. 30046. Los estiletes de hierro del Museo denotan un número escasamente inferior a los de bronce y muy superior a los de hueso, identificándose en el momento de la redacción de nuestro anterior artículo un total de siete, a los que tras una más concienzuda revisión del material hemos podido sumar un ejemplar más, el 46.3. Por contraste, el vástago 71.12 pese a contar con cientos rasgos propio del estilete, no nos hemos atrevido por su estado de conservación a incluirlo dentro del tipo en cuestión. Paralelamente, una de las piezas ya estudiadas, el inv. 14233, aparenta estar realizada en bronce pero debe detentar un alma de hierro, tal y como se observa ante la afloración desde debajo de su superficie de óxido de hierro por diferentes puntos de su recorrido; no obstante, al aportarle su morfología la primera de las materias y no distinguirse de la segunda nada más que el óxido, se ha preferido excluirla del presente trabajo. Así y entre las piezas que sí incluimos, queremos destacar la detección de una sumarísima decoración en los ejemplares 46.1, 46.2 y 46.6. Amén de ello, el 46.2, junto al 46.5, podría haber estado vinculado, dada su reducida longitud, a un posible uso infantil. También hemos de reparar en la singularidad de la espátula de la pieza 46.1 que, aunque cuenta con paralelos tipológicos, datan ya de avanzada la Antigüedad tardía. Finalmente y en relación a los contextos de hallazgo, las pocas piezas que tienen uno parecen asociarse a áreas preferentemente funerarias, a diferencia de algunas de las de bronce, que fueron localizadas también en contextos domésticos y de vertedero. 47. Espátulas de pequeño formato Bajo el término genérico de espátula pero con la especificación de su formato reducido, vamos a englobar un corto número de ejemplares que, alejándose del tamaño, la forma y la función de lo que hemos definido simplemente como espátulas, se caracterizan como éstas por mostrar una forma aplanada a uno de sus extremos. Nos consta que los estiletes de escritura son también piezas con terminaciones espatuladas y un formato parecido a las presentes, pero a diferencia de aquellas, tales instrumentos muestran la presencia de una punta que, combinada con la terminación invariablemente recta de sus espátulas, las identifican con una gran precisión. Se trata por tanto de objetos que pudieron asociarse, bien al ámbito de la medicina, bien al de los cosméticos. Ambas posibilidades quedan abiertas ante el hallazgo de uno de los dos ejemplares incluidos en nuestro catálogo, el 47.2, dentro del ajuar de una sepultura excavada en 1972 en la Necrópolis oriental, y más concretamente en el sector de la barriada de la República Argentina. 48. Lancetas La lanceta es un instrumento quirúrgico definido por la presencia de una punta de forma romboidal, similar a las de las lanzas de cuyo nombre toman en diminutivo su designación, así como por un mango para asirlas. Se trataba de útiles destinados a realizar incisiones, además de para retirar elementos intrusos del interior del cuerpo humano. En las colecciones del Museo nos encontramos con tres piezas susceptibles de ser identificadas con lancetas, un número que resulta bastante elevado en relación a cualquier 198 otro tipo de instrumento quirúrgico reconocido dentro de nuestro catálogo. Ejemplares de idéntica forma y función nos los encontramos elaborados en bronce, pudiendo citar en las colecciones del Museo los inv. 24829, 25981, 26701, 29255 y 30246. Por lo demás, destacaremos la posible presencia en una de las lancetas descritas (48.2) de un motivo decorativo susceptible de ser interpretado como un crismón muy esquemático. De poder verificarse, algo difícil debido más a su esquematismo que a su estado de conservación, constituiría un valioso testimonio material para ilustrar la continuación del ejercicio de la medicina en la ciudad durante la Antigüedad tardía, un fenómeno referido textualmente en la Vida de los Santos Padres Emeritenses pero que sólo se hallaba respaldado arqueológicamente mediante una inscripción del Siglo VII conservada en Almendralejo132. 49. Sondas El objetivo básico de una sonda es, como su propio nombre indica, el de introducirse en profundidad en un medio determinado para facilitar tanto su inspección como la extracción de algo situado dentro del mismo. Desde el punto de vista médico pueden ser variadas sus formas. Pero una de las más reconocidas dentro del instrumental quirúrgico antiguo era la del conocido en la lengua latina como auriscalpium. Este objeto estaba destinado a sondear y en su caso destaponar el oído humano. Y para ello contaba en uno de sus extremos con una terminación en forma de minúscula cucharilla, así como en el opuesto con una punta: la primera recogía la cera, mientras que la segunda perforaba los tapones de tal sustancia mediante su taladramiento. Esta última operación era sumamente arriesgada. Y aunque se entiende que debían realizarla profesionales, al parecer e igual que en la actualidad, podía ser arriesgadamente acometida por la misma persona que sufría el tapón, arriesgándose a excederse en la fuerza requerida y taladrarse el tímpano. Como en otros casos, el Museo manifiesta un claro dominio de las piezas realizadas en bronce dentro de la presente tipología: nada menos que 30 de los 32 ejemplares totales se hallan confeccionados en tal materia. De las dos restantes una, la inv. 30214, se encuentra realizada en cobre y, en fin, la otra la constituiría la descrita en nuestro catálogo, correspondiéndose con la variante asociada a la higiene del oído a la que acabamos de hacer especial referencia. 50. Escalpelos Con el nombre de escalpelo se denomina a un tipo específico de bisturí dentro del instrumental médico, y que por tanto se destinaba a realizar cortes de precisión. A partir de la última interpretación dada a una única pieza compuesta de bronce y hierro, nosotros hemos creado un tipo para la inclusión del ejemplar. La pieza fue identificada como una sonda en el momento de su hallazgo, en 1943, momento en el que fue publicada por Álvarez Sáenz de Buruaga y García de Soto133. Será sin embargo Borobia Melendo quien la asocie con algún tipo específico de escalpelo134. Formalmente, éste cuenta con un pequeño mango y una terminación espatulada, muy similar a la de los estiletes pero con el matiz de hallarse doblada en un ángulo oblicuo bastante pronunciado, de origen no incidental. La pieza no diría gran cosa de sí de no ser por pertenecer a un singular ajuar funerario, excavado en la Necrópolis oriental en 1944, y en el que se incluían otros objetos que nos dan la clave para su interpretación. Entre ellos se cuentan, aparte de nuestro ejemplar, otras 132 RAMÍREZ SÁDABA, J. L.; MATEOS CRUZ, P.: Catálogo de las inscripciones cristianas de Mérida. Cuadernos Emeritenses, 16. Mérida, 2000, nº 107. 133 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946. 134 BOROBIA MELENDO, 1988, pág. 238. 199 tres piezas de hierro incluidas en nuestro catálogo: las tenazas 51.2 y 51.3 y las tijeras 53.4. Pero aparte, en el conjunto dominaba claramente la presencia de una multitud de instrumentos quirúrgicos elaborados en bronce, algunos de ellos insertos en estuches de forma tubular. Nuestro ejemplar, igual que el resto de las piezas del ajuar, puede datarse con bastante precisión entre finales del Siglo I y comienzos del Siglo II debido a la aparición en el mismo de una moneda de época de Antonino Pío. 51. Tenazas Las tenazas, igual que las tijeras, definen en plural un objeto compuesto por dos partes móviles que se cruzan la una sobre la otra y se fijan entre sí en tal posición mediante un remache que las deja libres para permitir su apertura y su cierre. A uno de los lados del cruce se desarrollaría el mango, mientras que en el opuesto se dispondría la boca, estando destinado el primero al manejo de la herramienta y la segunda a cerrarse sobre un objeto determinado con vistas a su aprehensión, manejo, traslado, modificación o extracción. Las tenazas pueden utilizarse en diferentes ámbitos, en función de lo cual pueden modificar puntualmente su formato y morfología. Así y de los tres ejemplares incluidos en nuestro catálogo, el 51.1 presenta un tamaño mayor y como una boca abierta mediante sendos semicírculos opuestos, pudiendo estar asociado a oficios como la albañilería, la carpintería, la forja o la fundición. Por contraste, las piezas 51.2 y 51.3 caben ser interpretadas, tanto por su formato como por su contexto, como piezas relacionadas con el instrumental médico. En relación al contexto de hallazgo de estas últimas, véase lo expuesto en relación a la única pieza del apartado precedente. 52. Raspadores Bajo este término tan genérico, queremos referirnos a un tipo de objeto muy concreto de la Antigüedad, así como con una función muy específica. Se trata del instrumento conocido en griego con el nombre de strigile y que, en asociación al ámbito del deporte y la higiene personal, estaba destinado a retirar de la piel una serie de substancias aceitosas que se habían esparcido sobre el cuerpo previamente. A tal efecto, contaba con una hoja destinada a raspar la piel y un mango con el que se aprehendía el instrumento durante su manejo. La hoja presenta invariablemente un perfil curvado, pudiendo ser más ancha o más estrecha, así como mostrando por lo común una sección igualmente curvada, aunque en diferentes grados que van desde una forma muy rebajada hasta otra semicircular. El mango es habitual que se desdoble en dos partes, entre las cuales podía introducirse la mano, evitándose que el raspador resbalara a causa de la presencia de aceite en ella. Cinco de las seis piezas adscritas al presente tipo en nuestro Museo están realizadas en hierro. La excepción mentada la constituye el raspador inv. 17092, procedente de los Columbarios y elaborado en bronce. Mientras el mango de este último es muy sencillo, contando con un simple tope en su terminación para evitar su deslizamiento en la mano, dos de las tres piezas de hierro que conservan parte del mismo (52.1 y 52.4) nos lo muestran confeccionado a partir de dos láminas dobladas para adoptar una sección semicircular y opuestas la una a la otra. La tercera (52.2) cuenta con una simple espiga de enmangue a partir de la cual entendemos que fue ligada a un mango elaborado en una materia distinta, mientras que las dos restantes (52.3 y 52.5) consisten en simples fragmentos de la hoja que, sin embargo, pueden adscribirse con facilidad al presente tipo dada la exclusividad 200 del perfil que ésta adopta. En referencia al lugar de hallazgo de las piezas, la única pieza para la que se conoce un contexto claro es la 52.5, hallada en la Necrópolis oriental aunque sin constancia de su pertenencia al ajuar de una sepultura. Sin embargo sabemos que éste suele ser el destino final de muchas piezas de nuestro tipo, como certificaría el ya mentado raspador de bronce o, sobre todo y en la misma ciudad de Mérida, dos piezas de hierro excavadas más recientemente por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida135. 53. Tijeras Definido por consistir básicamente en un instrumento de corte en el que intervienen dos hojas opuestas, dentro del presente tipo englobamos sendas variantes: una en forma de pinza, y otra conformada por dos piezas ensambladas por un eje. Desde la Antigüedad existen algunas tijeras dotadas de un eje, caracterizadas ya incluso por detentar el óvalo o círculo que muestran en su mango en el momento actual, de cara a su mejor sujeción, estando por lo demás destinadas a cortes específicamente duros, como el del cuero. Por otra parte y si bien el primer subtipo se reconoce como de ascendencia más antigua, debemos advertir que ha convivido con el segundo hasta prácticamente el presente, en el que aún se emplea en la labor de esquilado del ganado lanar. Este último uso le estaba ya reconocido a nuestro instrumento en los textos de los autores clásicos136, pero ello no excluía su asociación a otros ámbitos. Enlazando a tenor de lo dicho con las colecciones del Museo, la práctica totalidad de las piezas del primer subtipo cuentan con un contexto de hallazgo bien determinado, lo que nos conduce a poder darles algún tipo de orientación funcional. Así, por ejemplo, el ejemplar 53.8 fue hallado en las excavaciones del Circo romano, por lo que conjeturamos que quizá pudo vincularse, ya tras el abandono del mismo, al uso de su recinto para labores ganaderas. En el extremo opuesto se sitúan los ejemplares 53.4 y 53.6, ambos hallados formando parte de ajuares médicos y por lo tanto posiblemente asociados al ejercicio de la medicina. Otras de las piezas correspondientes al tipo actual de las tijeras de esquilar, las 53.5 y 53.7 proceden como estos últimos de ámbitos funerarios, aunque careciendo de la precisión que detentan aquellos respecto a su pertenencia a un ajuar específico. Lo mismo podría decirse del fragmento 53.1 que, pese a carecer de contexto de hallazgo, podría consistir en la mitad perdida del ejemplar 53.5, y por lo tanto proceder como éste de la Necrópolis oriental. La localización en ajuares de sepulturas de ejemplares correspondientes a la tipología a la que nos estamos refiriendo ha vuelto a verificarse en intervenciones más recientes137. Lo que no es posible verificar es que tengan que asociarse necesariamente a la profesión del difunto, pudiendo esconder quizá algún motivo ritual, por alusión a las parcas. 135 MÉNDEZ GRANDE, G.: “Desarrollo de un espacio agropecuario y funerario en la zona sur de la ciudad. Intervención arqueológica realizada entre las C/ Tomás Romero de Castilla y Antonio Hernández Gil (Mérida)”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2003. Memoria 9. Mérida, 2006 (págs. 313-356), págs. 341 y 347, figs. 20 y 25. Uno de los dos ejemplares resulta interesante indicar que apareció junto a una lucerna con una escena de carácter deportivo, y más concretamente circense. 136 137 CASAS; NOLLA, 2011, pág. 41. Con una datación que va del siglo III al V, se publican unas tijeras formando parte de un ajuar en el sector Norte de la ciudad, pasado el Albarregas. Vid. AYERBE VÉLEZ, R.: “Excavación de un área funeraria del s. III en los alrededores de la Vía de la Plata. Intervención arqueológica realizada en Avda. Vía de la Plata s/n”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1999. Memoria 5. Mérida, 2001 (págs. 21-47), págs. 24-25. 201 Respecto al subtipo de modelo más moderno es poco lo que puede decirse. Las dos piezas adscritas al mismo proceden del Almacén del Teatro romano y en cualquier caso, la 53.3 cuenta con un tamaño muy superior al de la 53.2. La carencia de una procedencia específica clara impide aseverar nada acerca de su naturaleza o cronología exacta. Sin embargo, sí hemos de advertir que la forja y la forma de ambas no parece contradecirse con su datación antigua, contando incluso con claros paralelos tipológicos, tanto en otros puntos de la Península Ibérica138 como también fuera de ella139. 54. Punzones Con el término punzón se designa un tipo de pieza dotada invariablemente de una punta y destinada a realizar orificios sobre una superficie dada. Más allá de ello, en nuestro catálogo hemos precisado tal vocablo para definir también un objeto de relativamente frecuente aparición en contextos arqueológicos desde la Antigüedad y que se hallaba caracterizado por mostrar dos puntas a los extremos de un corto vástago. Para facilitar la aprehensión de este último es habitual que, además, en el tramo que media entre las dos puntas, gire sobre sí mismo en su recorrido para adoptar un perfil torso. Ello resultaba especialmente necesario ante el trabajo de materias duras como el cuero, por lo que es común que tales piezas se hayan identificado de un modo más específico como instrumentos destinados a horadar el cuero, las conocidas con el nombre de leznas. Entre los ejemplares de hierro que incluimos dentro del presente tipo en nuestro catálogo, que suman un total de cuatro, la mitad (ejemplares 54.1 y 54.3) pertenece al tipo descrito de las leznas, caracterizándose además en ambos casos por mostrar el recorrido helicoidal al que hemos hecho alusión. Los otros dos consisten en simples instrumentos terminados en punta. En cuestión de contexto, sólo uno de los punzones, el 54.4 de nuestro catálogo, cuenta con una procedencia conocida: la Necrópolis oriental. Sin embargo no llega a determinarse si estuvo asociado o no a un ajuar funerario. 55. Agujas Dentro del presente tipo englobamos una serie de piezas caracterizadas por la presencia de una punta en uno de sus extremos y una cabeza en el opuesto. Su adscripción formal y funcional podía ser sin embargo variada, abarcando objetos usados desde en el ámbito de la indumentaria personal, como sería el de las agujas para el pelo, hasta en el ámbito de la artesanía o la industria textil, como sería el caso de las agujas para la costura. La diferencia básica entre un subtipo y otro radica en la presencia de una cabeza maciza en las primeras o de una horadada en las segundas. En las colecciones del Museo nos encontramos con ejemplares de las dos categorías, si bien con el matiz de que la única pieza adscrita a la primera, la 55.1, debe de datar ya de la Edad Contemporánea, al manifestar, pese a la carencia de un contexto claro de hallazgo, una forma demasiado precisa para lo que suele constatarse en el trabajo tradicional del hierro. Las otras dos piezas incluidas en el catálogo se englobarían por tanto entre las agujas de pelo, mostrando la característica forma esférica o semiésférica en sus cabezas que suelen detentar otros ejemplares semejantes elaborados en hueso. 138 Aunque procedentes de un contexto superficial, hemos hallado dos ejemplos muy similares a los nuestros en la ciudad de Conimbriga. Vid. ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, pág. 84, lám. XIII, nº 335 y 336. 139 Como paralelo a las piezas de Conimbriga, en la obra citada en la anterior nota se hace constar la publicación de unas tijeras de segura datación antigua, procedentes de Priene, en Guide to the Exhibition illustrating Greek and Roman Life. Londres, 1908. 202 56. Tubos de soplado El tubo de soplado es un objeto de una mayor o menor longitud caracterizado por mostrar un orificio en su interior e implicado muy activamente en la manufactura del vidrio hasta prácticamente la actualidad. Su función era la de insertar a un extremo una porción de vidrio tomada del crisol, en estado candente, para, soplando por el extremo opuesto, hacerla aumentar, confiriéndole una oquedad en su interior. El tubo de soplado está íntimamente relacionado con la técnica de soplado que, surgida en el Mediterráneo oriental en los albores del Imperio romano, se difundió con bastante rapidez, substituyendo en gran medida a la del vidrio modelado utilizada con anterioridad. La nueva técnica permitía facilitar el proceso de manufactura del vidrio hasta tal punto que abarató su producción, pasando de ser un objeto de lujo a un objeto de uso cotidiano y al alcance hasta de las clases más bajas de la sociedad. Aunque en principio resulta difícil distinguir un objeto de uso indeterminado dotado de forma tubular de un tubo de soplado propiamente dicho, dada la simpleza extrema de su forma, en el caso de Mérida contamos con un nutrido grupo de piezas que pueden englobarse en el presente tipo gracias a la excepcional circunstancia de que fueron halladas en un contexto interpretado como una fábrica de vidrio. Ésta pudo ser identificada en base a dos materiales: los tubos en cuestión por una parte, y por otra toda una serie de calotas o restos de fabricación. Ambos elementos solían amortizarse y es extraño que aparezcan en su contexto de uso, pero en nuestro caso y gracias a la destrucción imprevista del lugar, quizá como consecuencia de un incendio, quedaron sepultados bajo los restos del establecimiento hasta el momento de su hallazgo. En relación a dicho fenómeno, así como a otras piezas excavadas en el enclave y posiblemente vinculadas también a la fábrica, puede consultarse el apartado dedicado a la Carretera de circunvalación dentro del capítulo siguiente, el dedicado a las procedencias de los ejemplares analizados. 57. Escoria La escoria no es propiamente un objeto realizado en hierro, sino un desecho producido como consecuencia de la manipulación de dicha materia. Su importancia radica en que, al estar íntimamente ligada al proceso de fabricación de elementos realizados en la misma, con su hallazgo se verifica la presencia en un lugar dado de una industria local asociada a su trabajo. Sin embargo y a pesar que en el caso del vidrio, tan especializado y dado a ser importado, la localización de un desecho resulta de enorme interés para el arqueólogo, quizá en el del hierro sólo confirme una circunstancia común a cualquier establecimiento urbano de mediana importancia o incluso a muchos de los rurales: que contaran al menos con una herrería. Y es que ello resultaba de vital importancia tanto con vistas a la manufactura de nuevos ejemplares para su uso a escala local como de cara a la reparación de algunas herramientas dañadas. Entre las piezas detectadas en nuestras colecciones a las que les podamos dar la interpretación de escoria de hierro, se cuentan sólo dos, pero ambas con contextos determinados, y bastante significativos. Una, la 57.1, procede del área de los Columbarios, que aunque es fundamentalmente funeraria, sabemos que convivió con industrias como la vidriera excavada en la Carretera de circunvalación. El fenómeno es bastante lógico: cierto tipo de instalaciones industriales, dadas las molestias o peligros inherentes a las mismas, se relegaron, al menos durante la época romana, al exterior de las ciudades. Y a tal efecto, el entorno de los Columbarios no puede resultar más apropiado. La otra pieza fue recogida en el yacimiento de Casa Herrera, y en su caso el interés que presenta es el de testimoniar 203 la presencia de una herrería en un establecimiento rural que se encontraba manifiestamente próximo a la ciudad, dando así fe de que tal fue la demanda de piezas en el periodo que podía resultar de interés situar una factoría incluso a escasos kilómetros de la urbe. En todo caso y dado que tal fragmento carece de un contexto bien determinado, no podemos saber si se corresponde cronológicamente al periodo de construcción y uso de la basílica o a uno anterior. Sólo podemos indicar como dato de interés al respecto la gran cantidad de objetos de hierro localizados en la excavación, pudiendo proceder quizá de una herrería instalada en el entorno desde el momento mismo de la fundación del edificio, y que atendería con una misma tipología de clavos la demanda suscitada tanto por la estructura del edificio como por los ataúdes presuntamente contenidos en las múltiples sepulturas excavadas en el lugar. 58. Quicialeras La quicialera, como su propio nombre indica, consiste en un elemento destinado a acoger el quicial de la hoja de un vano y permitir que, oscilando sobre él, pueda efectuarse su apertura. Un sinónimo de tal vocablo también usado en la tradición lingüística castellana es el de gorronera. Para evitar el desgaste de la quicialera, es habitual que se busquen elementos dotados de una determinada dureza para su realización, destacando a tal efecto la piedra y el metal. En piedra es habitual hallar en la ciudad de Mérida piezas de mármol reutilizadas a partir de monumentos antiguos, en uno de cuyos lados se labra el orificio que hará las veces de quicialera140. Sin embargo y desde la Antigüedad, es habitual que tales elementos estén realizados en un metal como el hierro, sea de un modo exclusivo o haciendo las veces de refuerzo para evitar el desgaste de la piedra. La única pieza incluida en nuestro catálogo dentro del presente tipo, con la que se inicia el grupo de piezas de interés constructivo, se encuentra asociada a un vano de mediano formato, como podría haber sido una puerta, presentando con claridad tanto la forma tubular en la que se habría introducido el quicial, como una espiga que permitiría su fijación a la estructura del edificio en un punto próximo al vano, y quizá más específicamente en la parte superior del mismo. Su lugar de hallazgo es la Casa del Mitreo, en cuya edificación podría haber intervenido, tal y como verificaría la presencia de indicios de un contacto directo del objeto con el fuego (véase al respecto el capítulo dedicado a las procedencias de los ejemplares analizados). Un ejemplar muy semejante al nuestro fue hallado más recientemente en un contexto de vertedero en la calle Marquesa de Pinares141. 59. Rejas Entendemos por reja, dentro del ámbito de la vivienda, un elemento de cierre constituido básicamente por una serie de barras que, al intercalar en su disposición espacios libres, delimitan y en su caso impiden el paso a un ámbito determinado al tiempo que permiten el paso del aire a través de sí. Algunas rejas se utilizan para cerrar espacios de tránsito, por lo que, al igual que sucede con las hojas de las puertas, constituyen elementos móviles que pueden abrirse y cerrarse. Un caso singular a tal efecto lo constituyen en el contexto de la poliorcética los rastrillos, usados para cerrar un espacio con rapidez al dejarse caer desde la parte superior de un acceso. En otros supuestos, sin embargo, las rejas constituyen elementos fijos a una estructura que clausuran de manera permanente un espacio, 140 Sólo a modo de ejemplo y tras un sondeo parcial en la base de datos, citaremos el caso de las aras inv. 12387 y 17555 o de la cornisa inv. 13940. 141 MÉNDEZ GRANDE, 2005, pág. 76. 204 asociándose en tal caso a ciertos entornos acotados mediante las mismas o a vanos en los que no se precisa facilitar el tránsito, como las ventanas. Aunque desde la Antigüedad se prodigan ejemplos relacionados con casi todos los usos mentados, destacaron los relacionados precisamente con las ventanas. Tales objetos son los constatados preferentemente desde época romana en la Península Ibérica, donde se prodigó una tipología reiterativa en la que al cruce de una serie de barras se le sumaban unas piezas dotadas de puntas en sus ángulos que, dispuestas en la intersección de las barras en cuestión, avanzaban hacia el interior de los rectángulos libres resultantes de su cruce. Entre algunos de los ejemplares localizados y publicados en el contexto peninsular, citaremos por ejemplo uno procedente de la villa romana de Arellano, en Navarra142, así como otro excavado en Conimbriga143. Pero sin lugar a dudas, los más destacados son la numerosa serie hasta el momento registrada en la ciudad de Mérida, integrada por un total de cuatro piezas, tres de ellas en muy buen estado de conservación. De tales piezas, dos fueron ya publicadas hace años por Pilar Caldera144, mientras que los otros dos permanecen inéditos. De su procedencia destaca en el caso emeritense su común contexto extraurbano, habiéndose localizado dos de ellas en un área inmediata a las murallas pero fuera de las mismas, a saber, en la Casa del Anfiteatro (59.1) y en las llamadas termas de la antigua calle General Aranda (59.2), así como las otras dos en un entorno manifiestamente periurbano, como lo era el del Camino viejo de Villagonzalo (59.3) y el Camino viejo de Mirandilla (59.4). Aunque no podemos asegurarlo, quizá esta común circunstancia obedeciese a la mayor seguridad requerida fuera del límite de la urbe fundacional aún incluso en época romana, y que se haría necesaria para combatir los robos en los establecimientos y viviendas localizados fuera de los mismos, por cerca de ellas que estuviesen, pero también y muy especialmente en las casas de campo ya abiertamente alejadas del núcleo urbano. Tal fenómeno encuentra un elocuente paralelo en el caso ya analizado de las llaves de tipo laconio, un elemento adscrito como la reja a la seguridad y también preferentemente localizado en contextos extraurbanos. 60. Grapas La grapa consiste en un objeto destinado al ensamblaje y fijación de dos elementos. En la actualidad se aplica tal término corrientemente a las pequeñas piezas de cobre o acero usadas para la unión de papeles y cartones. Sin embargo y en su variante arquitectónica, define una pieza implicada en la unión de elementos constructivos para dotar de una mayor fortaleza a la estructura en la que se integraran, cuando no para situar sobre la misma materiales de interés no tectónico pero con un peso y una posición que obligaba a adoptar para su fijación ciertos anclajes singulares. A tan variados destinos se corresponden como es lógico diferentes variantes tipológicas que se reflejan en toda una serie de formas, siendo los más conocidos la de cola de milano, la de doble gamma, la de Pi (o U) y la de T. Y en las colecciones de un Museo como el emeritense, encuentran su reflejo, como no 142 MEZQUÍRIZ, Mª. Á.: “Hallazgo de una reja romana en la Villa de las Musas. Arellano (Navarra)”. Homenaje a P. Atrián. Teruel, 1995 (pág. 135). 143 ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, lám. LVIII. 144 CALDERA DE CASTRO, 1984. 205 podía ser menos, tres tipologías vinculadas con las dos funciones referidas: la más propiamente tectónica y la destinada a la fijación de elementos ornamentales145. Entre los ejemplares de interés tectónico se encontrarían piezas como la 60.5, la 60.9, la 60.16, la 60.17, la 60.18, la 60.19 y la 60.20. De ellas, la mayoría estarían implicadas en la unión de sillares. En las dos primeras nos encontramos con una tipología en forma de Pi o U, mientras que en los cinco últimos casos, en forma de T, podemos distinguir la presencia de dos partes diferenciables: una cabeza y una espiga, la primera dispuesta transversalmente respecto a la segunda. En cuestión de procedencia, las grapas 60.16 y 60.17 parecen poder relacionarse con ámbitos en los que se halló presente una fuente de calor, lo que justificaría cierta singularidad formal que llevó a la ficha manual del catálogo sistemático del Museo a interpretar la segunda como un elemento destinado a la trabazón de las piezas de un horno. Las otras cinco piezas referidas, se reparten entre el Almacén del Teatro romano y un ámbito rural, la villa romana de Torreáguila. Aunque las primeras parecen en principio no contar por lo tanto con un contexto claro de hallazgo, tal y como veremos en el capítulo dedicado a las procedencias de los ejemplares analizados, cabe conjeturar que tales grapas puedan haberse asociado a uno de los monumentos más relevantes entre los excavados por aquellos años: el Teatro romano. En dicho edificio se han localizado de hecho numerosas mortajas para la inserción de grapas, aunque siempre bajo una forma de cola de milano para cuya tipología, no obstante, no hemos verificado reflejos en las colecciones del Museo146. Ello quizá pueda explicarse a partir de su realización en un material diferente y, en consecuencia, su reutilización inmediata en el momento del desmantelamiento del conjunto. Otras piezas interpretadas como grapas de función tectónica pero con una más insegura adscripción a nuestro tipo lo constituyen la placa 73.5 y los objetos indeterminados 75.25 y 75.48. Lo mismo que de las tres grapas tectónicas procedentes del Almacén del Teatro romano puede decirse de la totalidad del nutrido grupo que integran las piezas asociadas a la fijación de elementos ornamentales, que comparten sus circunstancias de ingreso pero que, a diferencia de aquellas, se caracterizan por consistir invariablemente en largas placas de hierro, de perfil rectangular o triangular, y dobladas en un ángulo próximo al recto en uno de sus dos extremos. Éstas se corresponden con las piezas descritas en las entradas 60.1 a 60.4, 60.6 a 60.8 y 60.10 a 60.15 de nuestro catálogo. Tales ejemplares muestran una notable similitud con los objetos de bronce inv. 2190 a 2193, 4847, 4849 a 4859, 7392 y 7664, los cuales se ingresan igualmente desde el Almacén del Teatro romano, y cuentan con una similar interpretación, aunque esta vez ya hecha notar en la base de datos del Museo, aunque no sabemos a partir de qué fuente. La realización de dos piezas idénticas formalmente en base a dos materiales diferentes ahonda en la interpretación que a ambas se les da como grapas. Y en cualquier caso, y dada su posible vinculación al Teatro romano, resulta 145 Ambas funciones aparecen mentadas en el caso de Mérida, aunque desde el prisma de sus huellas en la arquitectura, en la obra de PIZZO, A.: Las técnicas constructivas de la arquitectura pública de Augusta Emerita. Anejos de Archivo Español de Arqueología, LVI. Mérida, 2010, págs. 557-558. De las tectónicas destaca las de cola de milano reflejadas en las obras de opus quadratum de diversos monumentos emeritenses, así como algunas tipologías especiales implicadas en arcos. Respecto a las de sujeción de elementos decorativos, el autor menta su asociación a distintos tipos de fábricas, así como más específicamente la aparición de huellas de las mismas en el Arco de Trajano, el Templo de Diana, el conocido como castellum aquae de la calle Calvario, y el pórtico del Foro de la calle Sagasta. 146 Sobre tales tipos de grapas y la presencia de señales de las mismas en el monumento, vid. más específicamente y aparte del trabajo de Pizzo referido en la nota previa, el artículo de DURÁN CABELLO, R. Mª.: “Sobre el opus quadratum del teatro romano de Mérida y las grapas de sujeción”. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, 17. Madrid, 1990 (págs. 91-120). 206 elocuente pensar en que consistan en restos de los elementos de fijación de las placas marmóreas con las que se revistió el frente escénico al menos por dos ocasiones: una a comienzos del Siglo II y otra a comienzos del Siglo IV. Tal circunstancia estaría ratificada por el hecho de que las marcas presentes en las placas asociadas a la decoración arquitectónica del frente escénico coincidan con las extremidades dobladas en ángulo recto de nuestras grapas. Que la diferenciación de materiales tenga algún tipo de connotación cronológica, resulta ya algo más difícil de discernir. La retirada de las grapas, junto a las de las placas en cuestión, se produciría paralelamente al desmonte del Teatro romano en el Siglo V, posiblemente en aras del refuerzo emprendido en las murallas colindantes por aquella época. En fin y al igual que sucede con las piezas de finalidad tectónica, contamos con algunos ejemplos próximos a nuestra tipología pero no tan fáciles de adscribir a la misma con una seguridad plena, como son las placas 72.3 a 72.5 y el objeto indeterminado 75.2: las dos primeras también ha sido susceptibles de interpretarse como escoplos y el cuarto como un clavo. Si de las grapas tectónicas hallamos múltiples ejemplos publicados en otros puntos de la Península Ibérica, para las de sujeción no hemos logrado encontrar piezas identificadas y, por lo tanto, referidas en trabajos, monográficos o de yacimientos. De este modo, en Cataluña147 como en Conimbriga148, destacaremos básicamente la localización de ejemplares en forma de U, por lo general doblados en sus dos extremos en un ángulo que puede ir desde el oblicuo hasta el recto. Y cuando en la propia ciudad de Mérida algún objeto se ha asociado a nuestro tipo, vuelve a caracterizarse por mostrar tal configuración149. 61. Clavos Con el término clavo se define un tipo de ensamblaje dotado de tres partes bien distinguibles: la cabeza, la espiga y la punta. Concebido fundamentalmente para unir dos elementos por medio del atravesamiento común de ambos mediante el clavo en cuestión, la cabeza estaba destinada a ser percutida, por lo que solía presentar una superficie mayor que la del ancho de la espiga, al tiempo que en el extremo opuesto la punta facilitaría gracias a su naturaleza su inserción en el elemento a ensamblar (por lo común de madera) y la espiga constituiría el vástago a servir como ensamblaje propiamente dicho. El clavo, en sus diferentes formatos y tipologías, puede intervenir en la confección de multitud de objetos, unos de naturaleza mueble y otros integrados en estructuras arquitectónicas. Entre los primeros podríamos contar desde simples muebles domésticos hasta cajas asociadas al almacenamiento y transporte o incluso, bajo su variante funcional conocida con el nombre de ataúd, en el ámbito funerario, como contenedor de una inhumación. Por otra parte y entre los segundos se contarían, del suelo al techo, desde las tarimas hasta las armaduras de las techumbres pasando por puertas y ventanas, si no los pilares de las mismas estructuras de las edificaciones de entramado. En unas variantes como en otras, los clavos, tras ser introducidos, solían dejar a la vista únicamente su cabeza. Ello, unido a la mayor complejidad en su conformación, hace que de las tres partes del clavo, ésta sea la más variable y la más dada a definir las diferentes tipologías existentes a lo largo del tiempo. Por el contrario, espigas y puntas, que en sus 147 CASAS; NOLLA, 2011, págs. 138-140, fig. 100. 148 ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, lám. VII nº 96 y 97. 149 AYERBE VÉLEZ, R.; MÁRQUEZ PÉREZ, J.: “Intervención arqueológica en el solar de la calle Cabo Verde. Espacio funerario del sitio del Disco”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1996. Memoria 2. Badajoz, 1998 (págs. 135-166), pág. 159. 207 orígenes suelen desarrollarse sin solución de continuidad, sólo pueden caracterizarse en función de sus mayores o menores dimensiones, tanto en longitud como en anchura, así como por la sección que las caracterice, que suele ser circular o cuadrada. En las colecciones de hierro del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, es sin lugar a dudas el clavo el tipo más abundante. Y desde la perspectiva inversa, el tipo en cuestión encuentra como es lógico su mayor representación entre los ejemplares de hierro: frente a las 60 piezas de bronce, tenemos inventariados cerca de 300 clavos de hierro, dándose la situación de que en algunos casos un solo número de inventario abarca varios ejemplares, como sucede con los inv. 10115 y 10116 (61.35 y 61.36 de nuestro catálogo). Como resultará lógico, su inclusión individualizada en la presente obra resultaba excesiva e inútil, por lo que hemos optado por agrupar varias piezas con números de inventario diferentes para conformar parejas y grupos que pueden superar en algún caso los 30 ejemplares (conjuntos 61.47 y 61.53), reduciendo así el número de entradas dentro del tipo a 87. En tales casos, siempre hemos reagrupado ejemplares teniendo en cuenta sus idénticas circunstancias de ingreso en el Museo (lo que en la mayoría de los casos implica un mismo contexto de hallazgo), así como su común tipología. La existencia de una de las dos circunstancias, y ante todo de la primera, es requisito indispensable para la conformación de un grupo. De las tres partes del clavo enunciadas, espiga y punta resultan prácticamente invariables entre los ejemplares analizados. Lo normal es que la espiga muestre una sección cuadrada, así como que vaya decreciendo desde su arranque hasta constituir la punta. En cuestión de arqueometría creemos que es de interés señalar que una medida estándar para el inicio de las espigas cuadradas en las piezas antiguas era la de 0,7 cm., excepción hecha del lote ingresado desde un establecimiento ya de datación tardía como lo es el de Casa Herrera, en el que la media es menor, de en torno a 0,5 cm. Por su parte, las piezas con espigas circulares constituyen más bien la excepción, pudiendo contarse apenas los ejemplares incluidos en las entradas 61.18, 61.20, 61.21, 61.23, 61.35 a 61.39, 61.41, 61.44, 61.45 y 61.60. En referencia a las cabezas, las hay muy destacadas por su carácter ornamental, como sucede en el caso de la pareja, 61.1, en forma de gajos, o en el del ejemplar 61.5, bajo la apariencia de un motivo vegetal. Debe tratarse de piezas singularmente asociadas a elementos en cuya superficie quería procurarse cierto efecto ornamental, como podría haber sido una puerta. En contraste, lo habitual es que nos encontremos con cabezas preferentemente circulares y con su superficie exterior por lo general levemente convexa, aunque no siempre. A medias entre la singularidad ornamental de las unas y la regularidad y estereotipamiento de las otras, hallaríamos ciertos ejemplares con cabezas de forma esférica (61.20), semiesférica (el primero de la pareja 61.21, 61.23, 61.28, 61.31, 61.41, 61.44, 61.60 y 61.79), bicónica (61.4), troncocónica (61.24), piramidal (61.9 y el tercero de los del conjunto 61.25) o troncopiramidal (el tercero de los del conjunto 61.87). Durante la Antigüedad tardía, los clavos parecen sufrir un proceso de simplificación en su manufactura que afectará fundamentalmente al área de su cabeza. Las piezas se convierten de hecho en simples puntas que en el momento de su martilleamiento reciben una serie de percusiones finales en función de las cuales se constituiría la informe cabeza que solemos apreciar en su actual estado de conservación. Tal circunstancia se vería avalada por los diversos ejemplares hallados en las excavaciones practicadas en la basílica de Casa Herrera. Pero por si cupiese alguna duda acerca de la realidad de tal afirmación en el con- 208 texto urbano, bien podemos acudir al caso de piezas como el clavo hallado en la sepultura 9 de la necrópolis de San Lázaro, de innegable datación tardoantigua150. 62. Escarpias Cercana formalmente al clavo, la escarpia comparte con este último tipo la espiga y la punta, pero a diferencia de aquella, en el área de su cabeza procede a doblarse en ángulo recto para servir, antes que como pieza de ensamblaje, como elemento de sustentación de objetos que podían ser colgados en el mismo, bien directamente, bien mediante una cuerda o incluso un cáncamo. Hemos de advertir que la escarpia no sólo detenta una forma, sino que, como se entenderá, también manifiesta una función asociada. Y ello implica que ciertas piezas que puedan asimilárseles pero que sabemos que no tenían tal función deban desecharse de ser interpretadas como tales. Nos estamos refiriendo por ejemplo a las piezas procedentes de ciertos contextos tardoantiguos y que hemos catalogado como clavos pese a constituir su cabeza a partir de una lámina doblada en ángulo recto. Y es que tales piezas tenían la función del clavo, pero simplemente habían sufrido una simplificación en su manufactura por la que su cabeza pasaba a realizarse a partir de una lámina que, ya en el momento de su uso, se doblaría mediante la simple acción del martillo para ofrecer una superficie sobre la que percutir. Otra cuestión asociada es la del hallazgo de hasta tres piezas (75.27, 75.45 y 75.46) cercanas a la escarpia pero que, al hacer rematar su cabeza con una terminación anillada, se aproximarían igualmente al tipo del cáncamo, adoptando una solución intermedia para la que no conocemos un nombre específico y que en consecuencia hemos incluido en el apartado de los indeterminados. En relación a los ejemplares incluidos en el tipo propiamente dichos, casi nada puede afirmarse formalmente hablando. De las piezas incluidas en las siete entradas, la 62.1 parece contemporánea, y de la 62.3 se afirmaba en la ficha manual del catálogo sistemático que podía consistir en un objeto como los usados para sujetar las puertas a la tierra. Igualmente, manifiestan cierta diferenciación respecto a los clavos en el hecho de que sus espigas tienden a hacer decrecer sólo su anchura, y no también su grosor, en su recorrido hacia la punta. Poco más es lo que podemos añadir en cuestión de contextos, donde son varias las posibilidades, como cabía esperar: los hay domésticos, como la Casa del Mitreo (ejemplares 62.6 y 62.7), pero también nos encontramos con una pieza hallada en un área funeraria (62.5) y otra más en un contexto industrial (62.4). 63. Bisagras La bisagra es un objeto compuesto de dos partes móviles unidas la una a la otra y que, fijadas sobre dos elementos distintos, permitían su articulación, facilitando su apertura o cierre. Tal articulación podía estar vinculada a un único elemento móvil fijado a una estructura de carácter inmueble, como podía ser una puerta o una ventana. También podía articular otra hoja englobada en la principal. Y en última instancia era susceptible de asociarse a un elemento más propiamente mueble, facilitando la apertura de la tapa de un arcón o aún incluso de un simple díptico como los tan renombrados de marfil tardoantiguos. Son varias las tipologías constatadas, unas más simples y otras más complejas, y prácticamente las tenemos todas representadas en las colecciones del Museo. En el eslabón más básico del funcionamiento se encontraría una pieza conformada por dos cáncamos enlazados entre sí y que está atestiguado a través de la pareja 63.8, hallada en el área de los Columbarios. En el extremo opuesto, se encontraría un objeto conformado por dos 150 VILLALBA TREJO, 1981, pág. 106. 209 piezas enlazadas por un clavo y más próximo formalmente a los tipos actuales. Dicha variante encuentra su representación en los ejemplares 63.6 y 63.7, también procedentes de los Columbarios y con paralelos bien determinados tanto dentro como fuera de la ciudad de Mérida151 y en hierro como en bronce152. En cuestión de formato, frente al tamaño medio de las piezas descritas y manifestando un tipo más próximo al segundo, los ejemplares 63.1, 63.2, 63.3 y 63.9 muestran un tamaño más reducido, quizá asociado a pequeños objetos muebles, tales como cajas. En ocasiones los ejemplares analizados puede determinarse que consisten en objetos de nuestro tipo sólo por la conservación de sus dos elementos enlazados, como sucede en la más sencilla de las variantes indicadas. De este modo, otras piezas conservadas aisladamente, como los cáncamos 64.1 y 64.3 o el objeto indeterminado 75.26, pese a resultar formalmente afines a una de sus partes, no puede determinarse que se hallaran integrados en una bisagra. Los objetos indeterminados 75.1 y 75.3, aunque por el contrario conservan dos elementos enlazados, basan su indefinición formal en el hecho de que uno consista en una anilla cerrada, no sabiéndose si pudieron servir igualmente como tiradores o eslabones de una cadena. Frente a tal circunstancia, la forma más exclusiva detentada por los ejemplares 63.1, 63.2, 63.5 y 63.9 hace que puedan identificarse como bisagras pese a conservarse únicamente una de las mitades de la misma, y sólo cuando ante una forma similar carecemos de un orificio claro que lo identifique como bisagra, nos vemos obligados a relevarlo al apartado de los indeterminados, como es el caso de las piezas descritas en las entradas 75.14 y 75.16. En fin y como caso singular destaca el ejemplar 63.5, que aparte de cómo bisagra debió de funcionar como refuerzo mobiliario, al igual que la pieza descrita en la entrada 10.1 de nuestro catálogo pero con el matiz diferencial de que este último no manifiesta su asociación a una terminación anillada que lo caracterice como bisagra. 64. Cáncamos Por cáncamo entendemos un tipo de elemento concebido para ser ensamblado, bien a un objeto mueble, bien a un inmueble, y que opuesto al extremo dispuesto para su inserción presenta una cabeza con un amplio orificio en su interior. Entre las partes a distinguir en el mismo señalaremos tres en función de las presentes igualmente en el clavo: la cabeza, la espiga y la punta. Las dos últimas son de hecho similares a las de tal objeto, mientras que en la diferencia entre uno y otro sólo interviene la substitución de una cabeza maciza por otra en forma de aro o una forma semejante pero siempre perforada y dispuesta en sentido horizontal. El objetivo del cáncamo, a diferencia del clavo, es el de servir de asidero a un segundo elemento, permitiendo cierta movilidad en este último. A tal efecto debemos advertir que entre otras funciones, mediante la unión de dos cáncamos se puede obtener un rudimentario tipo de bisagra que, en caso de constatarse, determina de un modo más definitivo la función de las piezas implicadas en ella. Cuando en nuestro catálogo hemos percibido dicha asociación, hemos procurado trasladar el objeto al tipo precedente. De los cinco ejemplares incluidos identificados en nuestro catálogo como cáncamos y en función de lo que acabamos de exponer, hemos de señalar la presencia de dos piezas en forma de lazo, la 64.1 y la 64.3, que bien podrían haber tenido algún tipo de relación con bisagras como las que constituyen la pareja 63.8. Más convencional resulta el tamaño y la forma de las piezas 64.4 y 64.5, no descartándose por su contexto de hallazgo que la primera se integrara en un ataúd, bien articulando su tapa, bien acoplándose a una anilla 151 ALARÇÂO; ETIENNE; MOUTINHO ALARÇÂO; PONTE, 1979, pág. 171, lám. XLVIII nº 146. Citar como ejemplos en bronce, dentro de la misma colección del Museo, los inv. 12380, 13390, 13391, 13610 y 17173-17179. 152 210 que permitiese su suspensión o la de su tapa. En fin, debido a su singular formato destaca aparte el ejemplar 64.2, sobre el que sostenemos su posible intervención como gozne de una puerta y por lo tanto nuevamente próximo a las funciones propias de la bisagra. 65. Clavijas En nuestro catálogo y frente a otras acepciones, por clavija hemos entendido un objeto destinado al ensamblaje no permanente de dos elementos por medio de su inserción en un orificio habilitado al efecto. Dos son las piezas incluidas en este tipo, por lo demás tan semejantes en su forma y estado de conservación que, uniendo tales datos a sus idénticas circunstancias de ingreso, hemos conjeturado que podrían estar relacionadas la una con la otra, conformando una pareja. En la documentación del Museo se definía a tales ejemplares como cerrojos, pero quizá entendiéndose un valor semántico similar al que nosotros le aportamos. En cualquier caso y sin desear fijar para ellos una utilidad tan específica, lo cierto es que recuerdan a las piezas utilizadas para fijar a su eje las ruedas de los carros, permitiéndose mediante su fácil extracción la retirada de estas últimas requerida ante determinadas circunstancias153. Otras piezas custodiadas en la institución con una posible vinculación a las ruedas de un carro las constituyen los aros 69.1, 69.3 y 69.4, resultando muy elocuente que, como sucede con las clavijas, las dos últimas también fuesen ingresadas en pareja, en este caso por haber compartido en efecto un mismo contexto de hallazgo. 66. Ganchos El gancho cuenta con una forma muy definida que es la que le da nombre, y que presenta una forma circular abierta, por lo general superior al medio círculo e inferior a los tres cuartos de círculo, que en el momento de su conclusión suele terminar en punta. Su función era insertar sobre dicha extremidad un objeto determinado que debía ser retenida por el gancho de forma reversible. Más específicamente, ello implica desde que haga las veces de pestillo en un vano o un mueble, hasta que sirva de elemento de suspensión, integrado en una estructura inmueble (por ejemplo para suspender una lámpara), o en un elemento mueble como la balanza154. Más allá de la forma de la terminación que lo caracteriza y a veces en relación con la función específica que desempeña, el desarrollo de nuestro tipo por el extremo opuesto al gancho en cuestión puede ser variada, y ello cuenta con testimonios bien representativos entre los ejemplares del Museo. Algunas piezas, quizá debido a su conservación parcial, se prolongan mediante un simple vástago o una lámina en un tramo recto, como sucede en los ejemplares 66.8, 66.9, 66.10 y 66.12. En otros casos mejor conservados, tales tipos de piezas rematan su tramo recto con una terminación anillada que permita su fijación a otro elemento con un carácter más permanente, y así lo apreciamos en los ejemplares 66.1 a 66.5, 66.7 y 66.11, entre los cuales el 66.5 lleva además enlazada en dicha terminación otra anilla más, libre de movimientos respecto a la aquella. Y en fin, los ejemplares 66.6 y 66.7 rematan por sus dos extremos en sendos ganchos, sirviendo muy posiblemente como elementos de suspensión. Entre los contextos de las piezas, en aquellas que cuentan con una procedencia específica, hallamos de todo. Unas podrían asociarse quizá a uno doméstico, como sucede con 153 154 Agradecemos tal interpretación al fallecido Juan Antonio Borja. En relación a esto último, debemos citar el hallazgo de una romana de hierro, junto a otra de bronce, en recientes excavaciones efectuadas por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, participando en ambas, entre otros elementos, ganchos muy similares a algunos de los incluidos en nuestro catálogo. Vid. al respecto MÉNDEZ GRANDE, 2005, pág. 76. 211 las procedentes de la Casa del Mitreo (66.8 a 66.10); otras más se vinculan a instalaciones industriales, como sucede con los ejemplares 66.4 a 66.6, que aparecieron relacionados con una fábrica de vidrio. Frente a ellas, el hallazgo de un ejemplar en el Teatro romano (66.7), de otro más en los Columbarios (66.11) y de un tercero en el Solar de las Torres (66.12) podría considerarse más dudoso respecto a su adscripción contextual, no pudiendo determinarse en el primero si tuvo alguna relación con el recinto monumental, en el segundo si la tuvo igualmente con la necrópolis o en el tercero si perteneció a un contexto doméstico o a uno de vertedero. 67. Cadenas La cadena consiste en un tipo de objeto caracterizado por hallarse conformado mediante una serie de anillas enlazadas unas en otras y que en su sucesión puede prolongarse indefinidamente. Su formato es variado, tanto en referencia al tamaño de sus anillas como a su longitud. Y en relación a ello, su utilidad específica puede oscilar entre constituir un mero adorno personal, como un collar, hasta facilitar el cierre de una vasta extensión como sucedió en el caso de los puertos de Constantinopla o, en un ejemplo más próximo, el de Sevilla. Entre un extremo y otro, las cadenas conservadas en las colecciones de nuestro Museo suelen presentar un tamaño y una función variable pero que suele constreñirse a dos distintas implicadas muy estrechamente con el material con el que se hallan elaboradas. De una parte y en relación con el adorno personal, nos encontramos con piezas realizadas en bronce, plata o incluso oro, contándose entre las primeras los ejemplares inv. 5729, 6215, 6649 a 6651, 6947, 6949, 6953, 7542, 7543, 8447 o 34379, entre las segundas los ejemplares inv. 6499, 10118 y 10124 a 10128, y entre las terceras el ejemplar inv. 25000. Por ende, las piezas elaboradas en hierro, y que son las que nos conciernen, se restringen a los ejemplares utilitarios, que presuponemos por su forma y contexto preferentemente vinculadas a la suspensión de elementos. Así, de las tres identificadas, un total de dos, las 67.2 y 67.3, fueron halladas en la Carretera de circunvalación, en un establecimiento que en función de la presencia de otros materiales es posible identificar con una fábrica de vidrio. Su presencia en el lugar no es de extrañar, pudiendo haber intervenido muy especialmente en la suspensión del crisol en el que se fundiese el material con destino a su posterior soplado. Una de las dos piezas, la 67.3, resulta más convencional, con eslabones en forma de láminas con terminaciones anilladas por ambos extremos, mientras que la otra, la 67.2, parece consistir en algún tipo especial de cadena que facilitaría la retirada puntual de eslabones en función de las necesidades específicas del momento. El ejemplar 67.1 procede por su parte del Almacén del Teatro romano y aunque no puede determinarse su contexto de hallazgo, puede atribuírsele un destino no muy diferente al de la pieza 67.3 ante su llamativa similitud formal y de tamaño. El modo en el que se hallan ejecutados los eslabones en las piezas 67.1 y 67.3 se manifiesta por lo demás como la típica del periodo para nuestro formato y materia, reiterándose claramente en otros puntos de la Península Ibérica155. En cuestión de cronología, también debemos recordar que en el propio yacimiento de Mérida se constata la presencia de cadenas en contextos tardoantiguos156. 155 156 CASAS; NOLLA, 2011, págs. 22-24. ALBA CALZADO, M.: “Intervención arqueológica en el solar de la c/ Suárez Somonte, esquina con c/ Sáenz de Buruaga. Transición de un espacio doméstico y viario de época romana a la Tardoantigüedad”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1998. Memoria 4. Mérida, 2000 (págs. 277-303), pág. 299. 212 68. Anillas Por anilla entendemos una pieza conformada por un vástago o una lámina que se dobla sobre sí adoptando una forma circular, por lo general regular. Su destino podía ser variado y, a falta de un contexto claro, difícil de determinar. Lo que sí podemos asegurar es que resulta extraño que funcionen de manera aislada, siendo por lo general fáciles de diferenciar, gracias a sus dimensiones o a su forma, de las piezas susceptibles de interpretarse como anillos. Por otra parte, sólo cuando una anilla se halla ligada a otro objeto podemos intentar fijar de una manera más precisa su funcionalidad. Algunas de pequeño formato podrían intervenir desde como aros en algunos tipos de fíbulas hasta como asas aplicadas a elementos muebles. Y frente a ellas, otras de tamaño superior y consistentes en verdaderas argollas, pueden unirse tanto a sarcófagos, como a portones o a muros de edificios, sustentando en unos casos, sirviendo de tiradores en otros y permitiendo la fijación de elementos tales como cuerdas en el último de los casos (piénsese al respecto en las argollas situadas junto a las puertas de las viviendas tradicionales o incluso de algunos palacios para amarrar las caballerías). En las colecciones del Museo encontramos anillas que, ligadas a otros objetos, han sido catalogadas como parte de los mismos pero que nos indican la estela ya trazada respecto a la funcionalidad de los ejemplares aislados. Tal es el caso del objeto indeterminado 75.3, compuesto de una anilla y un cáncamo y que por sus dimensiones pudo servir como asa. En el extremo opuesto se hallarían ejemplares como las anillas ligadas a la tapa del sarcófago inv. 14092, o a la placa de mármol inv. 10287, quizá correspondiente también a la tapa de un sarcófago como la anterior. Con un formato similar al de estas últimas, debemos citar dentro de nuestro catálogo el objeto indeterminado 75.12, unido a un largo clavo y que podría haber estado asociado tanto a un sarcófago como a un muro. Entre los ejemplares catalogados en el presente tipo por su conservación aislada apenas podemos conjeturar algo sobre dónde pudieron intervenir o no en función de su tamaño y grosor. La mayoría de las piezas oscilan entre los 4 y los 6 cm., con un grosor inferior a 1 cm., pudiendo aproximarse a funciones como las de las asas ya descritas. En un caso aislado, una anilla encuadrada dentro de esta tipología (68.11) ha sido interpretada en función de su contexto como posible parte de una fíbula anular hispánica. En fin, con un formato mayor podemos citar los ejemplares 68.3 y 68.5, constando un diámetro que en todo caso supera los 10 cm. Especialmente el segundo, de sección pentagonal, es susceptible de interpretarse como una argolla del tipo de las ligadas a sarcófagos o muros de edificios. 69. Aros Dentro del tipo descrito en función de una forma como el aro, hemos englobado toda una serie de piezas de forma circular o elíptica que, sin embargo y a diferencia de las anillas, están conformados por una lámina o una placa doblada en general por su ancho. No se trata de una forma definida tanto por su naturaleza o función singular como por su exclusión de la mostrada por las anillas, por lo común compuestas por un vástago y de más reducidas dimensiones, pero sobre todo menos desarrolladas en anchura. Puntualmente nos hemos vistos tentados de asignar una funcionalidad específica a algunas de las piezas incluidas en el presente tipo, como es el caso de los aros 69.2, 69.7 y quizá también 69.8, que en función de la forma elíptica de las dos primeras o el formato común a las tres, hemos creído poder identificar como vilortas o elementos de ensamblaje asociados a los antiguos arados. Otro caso diferente es el manifestado por unos aros constituidos por unas finas láminas que, sin embargo, presentan una notable anchura (unos 6 cm.) y un destacado diámetro (más de 20 cm.): ante ellos, la interpretación que hemos 213 querido barajar es la de refuerzos en los ejes de carros como los hallados recientemente en Neupotz157. Uno (69.1) fue localizado en el Campo de Deportes, en el área suburbana de la ciudad, mientras que los otros dos (69.3 y 69.4) se excavaron en la Casa del Anfiteatro, en el espacio que García Sandoval interpretó como una cocina (véase el comentario a las procedencias). En fin, mención aparte merecen los ejemplares 69.5 y 69.6, que por su contexto de hallazgo podrían datarse ya en la Edad Moderna. 70. Barras Como barras hemos entendido aquellas piezas que, contando con una sección cuadrada o rectangular y un grosor mínimo de en torno a 2 cm., presentan un desarrollo claramente longitudinal. Por exclusión hemos desestimado incluir en el presente apartado toda una serie de piezas de perfil intencionadamente más complejo que el mero desarrollo longitudinal referido, así como con terminaciones distintas a una simple conclusión recta o en punta por sus dos extremos. En las colecciones del Museo son muy numerosas las piezas que podríamos haber encuadrado dentro de este tipo. Sin embargo tales objetos, hasta hace poco almacenados en el almacén exterior de la Cripta, no parecen contar con números de inventario, o al menos individualizados. Y es que es posible que, dada su regular longitud, fueran por lo general ingresados junto a sarcófagos, de mármol o de plomo, en los que hicieran las veces de refuerzo para evitar el derrumbamiento de su tapa. Así se manifiesta claramente en el caso del sarcófago de plomo inv. 5725 que, según se declara en la ficha manual y se hace constar en la documentación gráfica adjunta al mismo, ingresa junto a tres barras para las que no tenemos constancia de que se les diese números distintos a los del sarcófago. En otras ocasiones, la presunta desaparición del contenedor en una inhumación, sí motivó que piezas como las barras de hierro inv. 5776 y 5777, procedentes de la Necrópolis oriental, recibieran un número. Sin embargo éstas se cuentan entre aquellos objetos que, al no contar con una sigla o haber desaparecido ésta por el paso de los años, no resultan fáciles de identificar entre la multitud de ejemplares casi idénticos custodiados en los almacenes del Museo. De este modo, nos quedamos con una sola barra susceptible de ser incluida en el presente tipo. Ésta se hallaba agrupada por la ficha manual junto a la placa 72.6, al tiempo que se declaraba que ambas piezas pertenecieron a un sarcófago. Ahora bien, dicho sarcófago no parece ingresarse junto a las mismas, ignorándose si no lo hizo, si lo hizo después o si la interpretación de las piezas se extrae de su mero análisis formal, como al parecer se hizo con las barras inv. 5776 y 5777. En todo caso, la presencia de barras en tumbas no tiene por qué estar unívocamente vinculada a sarcófagos, sino que podían figurar apoyadas en las paredes de una simple fosa158, dado que su presencia estaba motivada más por el peso de la cubierta de la sepultura que por el tipo de contenedor que ésta detentara. 71. Vástagos El tipo de los vástagos nos sirve para agrupar una serie de objetos de formas sencillas que, presentando una sección circular, cuadrada o informe, se definen por mostrar un desarrollo longitudinal. Al igual que con las barras, excluimos de dicho tipo todas aquellas piezas que, por su asociación a otro elemento o la adopción de un perfil intencionadamente singular, parezcan alejarse de la sencillez inherente a la categoría de los simples vástagos. 157 Vid. el catálogo de la exposición El tesoro de los bárbaros. Alicante, 2012, nº 167. Apréciese un ejemplo en SÁNCHEZ SÁNCHEZ, G.: “Ejemplo de continuidad en un espacio funerario de Mérida. Intervención arqueológica en un solar s/n de la C/ Travesía Marquesa de Pinares”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1999. Memoria 5. Mérida, 2001 (págs. 49-82), pág. 59, lám. 6. 158 214 No así sucede con aquellos objetos que detenten una punta en uno de sus extremos, de modo que, dentro de los vástagos, cabe la posibilidad de que varios de los ejemplares analizados consistan en realidad en clavos cuya cabeza no se ha conservado (o no al menos hasta el momento en el que han sido descritos con un cierto detenimiento). Y es que, si bien la punta define su destino a ser clavados, de no contarse con indicios suficientes para considerar su inclusión en un conjunto bien determinado, la ausencia de una cabeza nos hace dudar de su asociación a otros tipos semejantes pero definidos por la diferenciación de sus cabezas, tales como el de la escarpia o el cáncamo. En todo caso, las mayores posibilidades de adscripción se vuelcan hacia los clavos, debido a un simple factor estadístico: su número total es notoriamente superior al de las escarpias y cáncamos. Y a tal efecto, resulta bastante elocuente en nuestro tipo el predominio de piezas halladas en espacios funerarios, tales como la Necrópolis oriental (71.11 a 71.14), los Columbarios (71.15 y 71.16) o el Campo de deportes (71.18). Con tales contextos contrasta algún ejemplar aislado procedente de ámbitos domésticos como la Casa del Anfiteatro (71.21 y 71.22) o la Casa del Mitreo (71.23 y 71.24). Y sólo en último lugar destacaría un pequeño conjunto asociado a un lugar de inequívoco carácter industrial, como lo fue el excavado en el transcurso de las obras en la Carretera de circunvalación (71.19 y 71.20), u otras piezas con contextos de naturaleza más variable o dudosa, como el Solar de las Torres o la Alcazaba. Mención aparte merece Casa Herrera: el conocimiento de contextos de hallazgo claros y la ausencia en el lugar de tipos distintos a los de los clavos, hacen que ciertas piezas carentes de cabeza hayan sido incluidas sistemáticamente en el apartado de los clavos. En todo caso, en tal yacimiento debemos recordar que este último tipo suele denotar una simplificación formal según la cual la cabeza acaba por constituirse a partir de una simple inflexión en la lámina en la que rematan en la zona de la cabeza, y que, al soler desprenderse ésta, sí se preserva en un gran número de casos el adelgazamiento que antecede a la inflexión, reduciéndose así las dudas respecto a su identificación como clavos. El único ejemplar procedente del yacimiento e incluido en el presente tipo (71.29) es más largo y estrecho de lo habitual, denotando una factura muy posterior a la Antigüedad e incluso susceptible de interpretarse, tal y como sugiere la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, como la varilla de un paraguas contemporáneo. 72. Placas Al igual que el de los vástagos, el tipo de las placas engloba una serie de piezas de función indeterminable que se definen en este caso por mostrar una forma simple, un cierto desarrollo longitudinal y una anchura y grosor indeterminados pero en cualquier caso claramente superiores a los de las láminas que agruparemos en el siguiente tipo. De las siete piezas adscritas al tipo, podríamos destacar la percepción de ciertas singularidades en la 72.1 y la 72.6: la primera por denotar la presencia de unos orificios que indican que fue fijada sobre alguna superficie mediante unos clavos, haciendo quizá las veces de refuerzo de una puerta; y la segunda por indicarse de ella en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo que apareció junto a la 70.1, a la que se asigna un mismo número de inventario, poniéndose ambas en relación con un sarcófago, aunque no sabemos si a partir de una simple conjetura en base a su forma o con la certidumbre que habría otorgado a tal hipótesis su hallazgo efectivo junto al mismo. Al margen de ello, las piezas 72.3 a 72.5 manifiestan un decrecimiento hacia un extremo que podría resultar similar al de cierto tipo de grapas, aunque sin la presencia de un ángulo recto en su terminación que nos las defina 215 con claridad como tales. Antes bien, las dos primeras también son susceptibles de interpretarse como posibles escoplos, aunque en este caso son la ausencia de un filo claro y de una irregularidad en el extremo correspondiente a la punta los que nos impiden verificar su adscripción dentro de tal tipo. 73. Láminas Dentro del tipo de las láminas englobamos una serie de piezas de función indeterminable que, mostrando como las placas una forma simple y un cierto desarrollo longitudinal, se definen frente a estas últimas por contar con una anchura y sobre todo un grosor bastante reducidos. Son nueve las piezas adscritas al tipo en nuestro catálogo, algunas de las cuales denotan ciertos rasgos formales que incitaron a plantear con reservas alguna hipótesis acerca de su función original, fuese desde su catalogación inicial en el momento de su ingreso o ya posteriormente por nosotros en el curso de la redacción del presente catálogo. Como ejemplos de las propuestas iniciales, citar los casos de los ejemplares 73.1, 73.5 y 73.9, que la ficha manual del catálogo sistemático cataloga respectivamente como una espada (aunque con un prudente interrogante), una grapa y el hierro de un hornillo. Y respecto a nuestras propias conjeturas, indicar las propuestas realizadas en sus respectivos comentarios para las piezas 73.2 y 73.3 acerca de su posible identificación con un espejo en el primer caso y con el escudete de una cerradura en el segundo. 74. Recipientes Aproximándonos a formas indeterminadas más complejas que las descritas en los dos apartados anteriores, en el presente tipo contemplaremos ciertas piezas que, pese a poder definirse claramente como recipientes dada la característica curvatura que detentan, no pueden relacionarse con una forma concreta debido a su parcial estado de conservación. En efecto, los tres ejemplares incluidos en el apartado consisten en simples galbos, y sólo cabe la sospecha de que una pieza como la 74.1, dado su grosor, pudiese haber formado parte de un cazo o un caldero como los incluidos en los tipos 12 y 13 de nuestro catálogo. Por ende, en la pieza 74.2 llama la atención el notable grosor de sus paredes, amplificado incluso por la superposición de dos capas en su constitución. Este hecho nos ha motivado a plantear la posibilidad de que nos hallemos ante parte de un crisol. Su hallazgo en la Carretera de circunvalación no puede ser más apropiado a tal efecto, pero el excesivamente fragmentario estado de conservación de la pieza nos aconseja ser prudentes, procediéndose por ello a incluirla dentro del presente tipo. 75. Otros indeterminados Cerrando nuestro catálogo, hemos dispuesto un apartado en el que se engloban todas aquellas piezas que, mostrando una función insegura o difícil de desentrañar, presentan una forma manifiestamente más compleja que la de otros objetos también de función indeterminada o insegura pero susceptibles de ser reagrupados en atención a sus comunes rasgos formales. Son muchas las piezas que, por el cotejo de su forma con la de tipos bien identificados, han podido ser extraídos del mismo, determinándoseles una función que en el momento de su catalogación no se supo ver. Tal es el caso, por ejemplo, de los peines de cardar incluidos en el tipo 32. Por el contrario, otras piezas que se creían mejor identificadas con anterioridad, hemos preferido ser prudentes y relegarlas al presente apartado, haciéndose notar en su comentario la interpretación que en la ficha del catálogo sistemático del Museo se les daba. A ciertos ejemplares hemos podido creer encontrarles nosotros una explicación, pero ante la existencia de una duda razonable al respecto hemos preferido incluirlos entre los indeterminados e indicar nuestra hipótesis en el comentario. También 216 mostramos aquí ciertos objetos susceptibles de ser adscritos con bastante seguridad dentro de dos tipos muy distintos, tal y como hicimos con ciertos vástagos en relación a la disensión en su identificación como clavos, escarpias o cáncamos ante la pérdida de la cabeza que los distingue. Debido a su posible interés, reseñaremos en cualquier caso las siguientes propuestas, partan de nosotros o de la documentación precedente: el ejemplar 75.8 es interpretado como soporte de lámparas o quemaperfumes; los ejemplares 75.10 y 75.17 son interpretados como posibles cálamos, aunque también con más reservas como gubias; los ejemplares 75.14 y 75.16 son interpretados como posibles bisagras; el ejemplar 75.21 es interpretado en la ficha manual como un cenicero moderno, y por nosotros como un posible umbo de escudo; el ejemplar 75.23 es interpretado como el posible marco de un espejo; los ejemplares 75.24 y 75.44 son interpretados en la ficha manual como clavos, y por nosotros quizá como punteros; los ejemplares 75.27, 75.45 y 75.46 consisten en una suerte de objetos que combinan la función de la escarpia con la del cáncamo; el ejemplar 75.28 podría consistir en el marco de alguna suerte de tablilla; el ejemplar 75.29 es interpretado como una posible espuela; el ejemplar 75.31 es interpretado por García Sandoval como una “tranca para sartén y puchero”; el ejemplar 75.33 es interpretado como un posible mango de cazo; el ejemplar 75.36 es interpretado en la ficha manual como el eslabón de una noria y por nosotros con reservas como la vertedera de un arado; el ejemplar 75.37 es interpretado con muchas reservas como una espada; el ejemplar 75.38 es interpretado como alguna suerte de pasador, quizá perteneciente al arreo de un caballo; el ejemplar 75.48 es interpretado como una posible grapa; el ejemplar 75.49 es interpretado en la ficha manual como una cerradura; y, en fin, el ejemplar 75.51 es interpretado en la ficha manual como parte de una reja. Mención aparte merece, debido a la extrema complejidad de su forma, el ejemplar 75.41, no pudiendo determinarse si consistió en alguna suerte de tirador o incluso en una llave de paso. PROCEDENCIA DE LOS EJEMPLARES ANALIZADOS 219 Ningún objeto arqueológico debería analizarse sin tener en cuenta su contexto de hallazgo. Pero ello resulta en ocasiones un lujo con el que no podemos contar en muchas de las piezas conservadas en las instituciones museísticas. Cuando los ejemplares eran recogidos más por su valor intrínseco que atendiendo al punto exacto en el que se encontraban, resulta razonable pensar que no se diese cuenta del lugar de hallazgo exacto, o que se ofreciesen noticias muy imprecisas sobre el mismo. El Museo Nacional de Arte Romano no es una excepción al respecto, y más al considerar su temprana fecha de constitución: 1838. Y es de este modo como se pueden percibir en sus fondos gran número de piezas cuya procedencia, más allá de su presumible pertenencia al solar emeritense, nos es del todo desconocida. A medida que avanza el tiempo esta carencia informativa se va subsanando, pero lo va haciendo de un modo progresivo, y cuando apenas se comenzaba a perfilar un método definitivo para lograr enclavar cada objeto arqueológico en su lugar de hallazgo exacto, fue en el preciso instante en el que nuestro Museo pasa a dejar de ser depositario del material de las excavaciones practicadas en el solar emeritense. Nuestra intención a lo largo del presente capítulo es tratar de comentar escuetamente los diferentes contextos de hallazgo que han podido ir rastreándose a lo largo del catálogo, dando, cuando podamos, alguna información específica sobre la naturaleza de los mismos y las implicaciones que puedan tener. Se trata de una aportación sin más pretensiones que la de resultar orientativa para el lector no familiarizado con la ciudad de Mérida, pero en cualquier caso creemos que puede ofrecer una visión sintética de los lugares en los que se practicaron excavaciones, casuales o no, hasta mediados de los años 80 en la ciudad, aportando además la útil información que puede constituir la transmisión de la cambiante microtoponimia urbana a la que se ven sujetos muchos de los contextos de hallazgo, ante los cambios de denominación de ciertas zonas, barrios y calles con el devenir del desarrollo urbanístico y social. Una última apreciación se refiere al marco general en el que vamos a insertar los contextos de hallazgo. En el congreso celebrado para conmemorar el centenario de las excavaciones arqueológicas en la ciudad, el profesor Luzón Nogué subrayó la importancia de crear un esquema general en el que insertar los lugares de hallazgo específicos159. Para ello, proponía partir de la distribución urbana de la ciudad en el pasado, en torno a las principales calles romanas, y teniendo en consideración sus principales hitos monumentales de cara a la denominación de cada una de las parcelas resultantes. Se trata de una propuesta aún no llevada a la práctica, y quizá sea demasiado pretencioso tratar de ponerla en funcionamiento en un trabajo como el presente. No obstante, queremos anticiparnos en homenajear a su artífice dando un primer paso y desarrollando nuestro esquema dentro de una trama general en la cual vayamos desgranando cada una de las procedencias citadas en el catálogo en función de su situación intraurbana, suburbana y periurbana. Éstas irán precedidas inevitablemente de un apartado dedicado a las procedencias desconocidas, dado que merecen algunas líneas que comenten su explicación y subrayen ciertos matices que, frente a otros más globales, presentan ciertos conjuntos debido a las circunstancias concretas de su ingreso. De igual modo y tras las procedencias referidas a Mérida y su entorno, se expondrá una quinta y última parte dedicada a contextos ajenos a los de la ciudad de Mérida y su entorno inmediato. Dentro de cada parte y para facilitar la localización de las procedencias desde la consulta del catálogo, hemos decidido, en fin, ordenar los apartados correspondientes a las mismas alfabéticamente, tomando como partida la nomenclatura exacta utilizada en aquél. 159 Su conferencia, no publicada en las actas, sirvió de cierre al congreso. 220 Objetos de procedencia desconocida Desconocida - Fondo antiguo Por fondo antiguo entendemos todas aquellas piezas anteriores al registro sistemático de ingresos consecuencia de la normalización documental emprendida por la administración central después de la Guerra Civil. A tal efecto, en el lote se incluyen todas aquellas piezas que inventarió Macías en 1910 en el Museo. Pero también toda una serie de objetos cuyas circunstancias de ingreso se desconocen y que pasan a recibir un número a comienzos de los años 80. De estas últimas, lo único que puede conjeturarse es que no se hallaban en la institución cuando Macías elaboró su catálogo, siendo lo más posible que ingresaran en ella entre 1911 y 1936. Sin embargo también hemos de advertir que entre tales ejemplares se han conseguido rescatar algunos de los que no sólo se conocía la historia, sino que incluso tenían un número de inventario anterior, habiéndolo perdido y siendo resigladas en los años 80, al creerse que carecían de él. Por lo general nos encontramos entre las piezas de fondo antiguo ejemplares de gran calidad artística o interés histórico, así como en un estado de conservación bastante aceptable. Ello es sin lugar a dudas consecuencia del criterio altamente selectivo empleado en las excavaciones antiguas. Buen ejemplo de lo dicho lo constituyen ejemplares como el cuchillo 16.1, la hoz 28.1, la paleta 43.1 o el compás 44.1, todos ellos de hecho seleccionados para formar parte del discurso museográfico del Museo dado su buen estado de conservación y singularidad tipológica. Y pese a que dicho criterio va rebajándose ya con el devenir de los primeros decenios del Siglo XX, sigue afectando de algún modo a las piezas que presumimos ingresadas en el Museo tras 1911, dado que en todo caso, aun cuando procediesen efectivamente de las excavaciones de Mélida, Macías y Floriano, parece ser que fueron producto de una segunda selección sobre otro lote de objetos que, debido a su menor interés, permanecerían en un lugar menos seguro que el Museo: el Almacén del Teatro romano. Entre tales ejemplares se cuentan piezas de la singularidad de los anillos decorados 3.2 y 3.3, las puntas de lanza 18.1 a 18.6, el hacha 22.1, la reja de arado 30.1, las espuelas 33.1 a 33.6, las espátulas 45.1 a 45.5, los estiletes 46.1 y 46.2, las tenazas 51.1, el raspador 52.1 o las tijeras 53.1. Este último grupo, más numeroso que el anterior, no ha sido sin embargo tan sistemáticamente expuesto en las salas del Museo. Desconocida - Otras circunstancias Otro grupo de fondos que muestra una procedencia desconocida, conforma un conjunto menos coherente que el anterior, aunque por lo general podría decirse que el desconocimiento sobre su procedencia específica está vinculado con su habitual forma de ingreso mediante donaciones de particulares o compras. A tales circunstancias habríamos de sumar la de algunos fondos que han sido inventariados de manera aislada tras percibirse que, pese a hallarse en el Museo, carecían de un número de inventario. Sin embargo y respecto a estos últimos, hemos de advertir que es posible que, en muchos casos, tales piezas contaran con un número previo del que, al perderse la sigla, se ha perdido el rastro. En el supuesto específico de los hierros, de las circunstancias mencionadas percibimos algunos objetos donados, pero no demasiados, dado que los particulares son dados a contar con un patrón selectivo muy similar al de la arqueología anterior al Siglo XX. De tal modo, la mayoría de las piezas de hierro que pudieran haber sido halladas con carácter casual no procederían a ser recogidas, mientras que los coleccionistas ni tan siquiera se molestarían en adquirirlas. Llama así la atención que si Ángel Vivas, habitual fuente de in- 221 greso del Museo emeritense hasta los años 70, no entregara una sola pieza de hierro, tampoco en una colección como la adquirida a Quirós en 2001, con tan notables ejemplares en mármol, oro, bronce, cerámica o hueso, se contara un solo objeto realizado en la materia que nos ocupa. La única donación en la que podemos percibir un número algo relevante de piezas de hierro es la efectuada por Antonia Macías, hija del ilustre arqueólogo emeritense. En función de otras de las piezas que formaron parte del mismo ingreso, podemos pensar que se trata de objetos localizados en las excavaciones practicadas en la ciudad por Maximiliano Macías pero que por alguna circunstancia permanecieron en su poder tras su muerte. Se trata en todo caso de ejemplares no demasiado destacados, como sucede con los clavos 61.2 y 61.3 y la bisagra 63.1, o que detentan una cronología postromana, como es el caso de las llaves 6.5 a 6.8. El único espécimen algo destacado de esta entrega es la sonda médica 49.1, la única elaborada en hierro constatada en las colecciones inventariadas del Museo. Una circunstancia excepcional la constituye la de la espuela 33.7, el pico de cantero 37.1 o la espátula de pequeño formato 47.1, que fueron entregados al Museo por los responsables de la arqueología local del momento, procedentes, junto a otros muchos objetos, de excavaciones practicadas en la ciudad, pero sin informarse del lugar exacto de su hallazgo. Entre los fondos inventariados a consecuencia de la detección de su carencia de número, nos encontramos con algunos que fueron localizados junto a otros hierros en el Almacén de Piezas de Pequeño Formato del Museo en una fecha reciente, como por ejemplo las hebillas 1.3 y 1.4, la anilla 68.1 o el objeto indeterminado 75.1. Sin embargo, en otros casos se trataba de piezas que se encontraban expuestas en salas pero que, tras la revisión del total de los fondos incluidos en las mismas de cara a su volcado sistemático a la base de datos informática, se percibió que carecían de sigla, dotándoselas de un número. Estamos hablando de la azada-hacha 23.1 y la azada 24.1. Finalmente, en los tan interesantes peines de cardar 32.1 y 32.2, la ficha directamente se limita a dejar el campo correspondiente a la procedencia en blanco, no sabiéndose las circunstancias a las que el desconocimiento de tal información se somete. Almacén del Teatro Desde el inicio de las excavaciones arqueológicas sistemáticas en Mérida, en 1910, sabemos del ingreso de toda una serie de materiales en el Museo. Unos se inventariaron, y dieron lugar al catálogo elaborado por Macías, y otros quedaron sin inventariar, recibiendo muy tardíamente la ya mentada serie que abarca en su práctica totalidad los números comprendidos entre el 29000 y el 31000. Una circunstancia paralela la constituyó sin embargo la de todas aquellas piezas que, producto de las excavaciones de aquellos años, quedaron almacenadas en el mismo recinto del Teatro romano. Su volumen es ingente, y pese a que en el momento de su hallazgo muchas de ellas fueron consideradas objetos de segunda categoría, ya Álvarez Sáenz de Buruaga se percató de su necesario ingreso en el Museo160. Tal era el número de piezas almacenadas en el Almacén del Teatro que, pese a que en el mismo año de 1943 el entonces director del Museo inició su sistemático ingreso 160 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1944, pág. 45. El autor indica respecto al primer lote ingresado que procede de las excavaciones realizadas en los linderos del Teatro romano, no sabemos si por contar con una información exacta o por presuponerlo. En cualquier caso, en este volumen de las Memorias se limita a mentar la presencia genérica de objetos de metal, sin especificar la de ninguno de hierro en particular. 222 y catalogación, para no verse desbordado en su empeño tuvo que proceder a realizarlo por lotes no necesariamente consecutivos. El empeño llevó décadas, y aunque su llegada al Museo parece frenar en los años 60, aún quedarán por algunos años cierto número de objetos en el mentado recinto hasta efectuar su final entrada en el Museo en una fecha tan tardía como los años 90. Las piezas custodiadas en el Almacén del Teatro presentan muy variados tipos que traducen sin lugar a dudas la variedad manifiesta en sus procedencias y en su cronología. Su único patrón de homogeneización claramente definible es el de que, a resultas de su prolongado almacenamiento conjunto, parecen haber alcanzado un estado de corrosión similar, mostrándose por lo demás bastante estables en relación a otros fondos del Museo de más reciente ingreso. Y no es que su almacenaje hubiese contado con unas condiciones ambientales idóneas: somos más dados a pensar en que, simplemente, a las piezas subsistentes habríamos de añadir un lote difícil de cuantificar que, debido a su falta de adaptación al medio, desapareció antes de su ingreso o fue desechado en el momento de procederse al mismo debido a que, como producto de su avanzada corrosión, adoptó una forma irrelevante. En todo caso y entre la multitud de objetos ingresados, nos gustaría hacer hincapié en un somero número de piezas por su posible significación en relación al más trascendental de los monumentos excavados entre 1910 y 1936. Se trata del Teatro romano. Del mismo ya publicaron sus excavadores gran parte de la escultura que decoró el frente escénico, sin duda uno de los hallazgos más vistosos. Pero otros materiales serían quizá hallados junto a los mismos, no llamando en exceso la atención por su menor atracción formal o su estado de conservación. Entre éstos se contarían sin duda los hierros. Y si para algunas piezas en las que hemos perdido la información es difícil determinar por su mera forma el contexto del que se extrajeron, de otras no pensamos lo mismo. Nos referimos más específicamente a un cuantioso número de placas dobladas por uno de sus extremos (60.1 a 60.4, 60.6 a 60.8 y 60.10 a 60.15) y que, en función de su ingreso junto a otras similares realizadas en bronce, hemos pensado que puedan consistir, como aquellas, en grapas. Ahora bien, no se trataría de grapas de unión entre sillares, sino de grapas destinadas por lo general a anclar elementos de la decoración marmórea a la estructura arquitectónica a la que se asociaran. Muchos de los fragmentos de escultura decorativa ingresados en el Museo como consecuencia de las excavaciones en el Teatro romano muestran unos orificios en sus extremos inferiores y superiores con unas dimensiones elocuentemente similares a las de nuestras grapas161. Es por ello que conjeturamos que nos hallamos ante parte de las piezas que, ya en la Antigüedad tardía, se retiraron junto a la decoración a la que sostenían para acceder a los sillares ocultos por la misma, y que ahora convenía extraer para reforzar la muralla ante la enorme inestabilidad que sufrió el contexto hispánico durante el Siglo V. Otras piezas que pensamos, aunque con más reservas, que pudieron presentar la misma procedencia que dichas grapas serían por su naturaleza toda una serie de herramientas, tales como el cincel 38.2, el escoplo 39.2 o la cuña 40.1. Y es que para ellas plantearíamos la hipotética posibilidad de que, de algún modo, pudiesen haber estado implicadas en el proceso de desmontaje del Teatro romano al que nos acabamos de referir. 161 En la colección permanente del Museo se aprecian con claridad tales marcas en las cornisas inv. 34657 y 34658, expuestas en la Sala II de la planta baja, flanqueando la figura de Ceres. 223 Almacén de la Alcazaba Otro importante lugar de almacenaje del Museo antes de la construcción de la sede de Moneo lo constituyó la Alcazaba emeritense, la cual, a diferencia del Teatro romano, todavía alberga algunos fondos de gran formato que se sabe que están inventariados dentro de las colecciones de la institución. De él, sin embargo, apenas sabemos que proceda una pieza de hierro, el ejemplar 75.20, por lo demás de función o naturaleza indeterminada. Área urbana Alcazaba La Alcazaba es un recinto militar con orígenes en el periodo emiral y bien datado en cuanto al momento de su fundación gracias al testimonio de la epigrafía procedente de sus accesos, que fechan su levantamiento de un modo muy específico en el año 835. Dicho recinto fue concebido bajo el gobierno del emir omeya Abd al-Rahman II para proteger a la guarnición musulmana de los constantes levantamientos de la población emeritense, y para su emplazamiento se sacrificó la ventaja poliorcética de un enclave elevado para darle preferencia al control del paso del antiguo puente romano. Erigido pues en la cabecera de éste, contaba incluso con un singular baluarte anexo, el conocido como alcazarejo, con tres accesos abiertos, uno al puente, otro a la ciudad y otro más a la Alcazaba en cuestión, desde el que se optimizaría la vigilancia del tránsito a la ciudad desde una doble perspectiva: evitar la llegada de refuerzos a unos hipotéticos rebeldes internos y facilitar el acceso de tropas de refuerzo a la guarnición sita en la Alcazaba. Nuestra fortaleza ocupó dentro de la trama de la ciudad precedente un espacio en el que se combinaban parte de un espacio doméstico situado intramuros con otro situado entre la muralla y el río y que funcionó tanto de vertedero como de área industrial o vía de circunvalación a la ciudad162. Y es que, con la ocupación de este espacio mixto, no sólo se impedía el paso desde el puente a la otra orilla del río sin el control previo de la Alcazaba, sino que también se minimizaba el impacto que sobre la expropiación de solares urbanos hubiera debido de efectuarse, afectando así únicamente a los situados más allá del grueso paseo de ronda al parecer generado a finales de la Antigüedad tardía detrás de la muralla romana163. Son pocos los objetos de hierro que podemos adscribir con seguridad al periodo romano dentro del solar de la Alcazaba, y en cualquier caso no resultan relevantes. Una posible funcionalidad doméstica podría encontrar quizá una pieza que hemos interpretado como una lámpara de aceite (14.1), una posible badila (43.3) y, junto a esta última, dos láminas que la ficha manual define con reservas como hierros de hornillo (73.8 y 73.9). Sin embargo, ni tales interpretaciones resultan seguras, ni nos verificarían su asociación a una cronología romana a falta de la publicación de los datos de la excavación a la que pertenecen. Tal vez y por el contexto indicado expresamente en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, podría encuadrarse también en el periodo la azada-hacha 23.6, dado que al parecer fue hallada bajo el pavimento de granito romano, estando quizá relacionada con su construcción inicial o su reparación bajoimperial164. 162 Sobre el espacio ocupado por la fortaleza vid. ALBA CALZADO, M.: “Semblanza arqueológica de la Mérida islámica”. Actas del Congreso Internacional 1910-2010. El yacimiento emeritense. Mérida, 2011 (págs. 661-685). En relación a la vía de circunvalación vid. igualmente ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª.: “Obras públicas e infraestructuras en la Colonia Augusta Emerita. Puentes y acueductos”. Actas del Congreso Internacional 1910-2010. El yacimiento emeritense. Mérida, 2011 (págs. 145-171), pág. 148. 163 164 ALBA CALZADO, 1997, pág. 294. Sobre la reparación de la calzada, vid. ALVAREZ SAENZ DE BURUAGA, J., “Observaciones sobre el teatro romano de Mérida”. El teatro en la Hispania romana. Badajoz, 1982 (págs. 303-316). 224 Frente a estas piezas, cobran un mayor interés las asociadas ya a la Antigüedad tardía y la Alta Edad Media. Una presencia a destacar en relación quizá al primero de los periodos señalados es la de la pareja de cinceles 38.5 y 38.6. Y es que tales ejemplares, aparte de tener aquí uno de los pocos contextos de hallazgo claros para su tipo, no dejan de entrañar una curiosa interpretación derivada de su procedencia: ubicados en un barrio residencial romano, no pueden tener sentido durante el periodo de uso del mismo. Sin embargo, existen varias piezas correspondientes a la escultura decorativa de la Antigüedad tardía que no sólo tienen esta procedencia, sino que además presentan un aspecto en ocasiones altamente inacabado, haciéndonos suponer que en el entorno, antes de la construcción de la Alcazaba, pudo existir un taller expresamente dedicado a la talla de piezas de mármol165. Y el contexto no podía ser más apropiado: situado próximo a una excelente cantera de materiales (como lo era el foro colonial), así como al puente (desde el que podían importarse también materias primas procedentes de Portugal, y más concretamente de las canteras de Borba-Estremoz), también se hallaba colindante a uno de los más importantes edificios de culto de la ciudad, a saber, la antigua catedral, y por tanto a uno de sus principales clientes. Aparte de ello, resulta evocador respecto a la presencia de un nivel de incendio en el solar de la Alcazaba el estado de conservación apreciable en el ejemplar 75.39, que recuerda a lo documentado por Miguel Alba para contextos de finales de la Antigüedad tardía y comienzos de la presencia islámica en las excavaciones del colindante solar de Morería166. Más avanzado el tiempo, es obvio que, tras la construcción del recinto militar que nos ocupa, éste debió de contar con objetos de hierro asociados a su ocupación. Dejando a un lado tipos casi imposibles de fechar de manera exacta, y en cualquier caso escasamente significativos, como el de los clavos, resulta de interés mencionar la presencia de ejemplares vinculados al ámbito militar, tales como la punta de lanza 18.14, el posible arreo de caballo 75.38 o, más avanzado el tiempo, las balas de cañón 21.1 y 21.2. Pero, aparte de la defensiva, la Alcazaba ha tenido otras funciones. Su amplio recinto estuvo dedicado, desde una fecha incierta pero hasta prácticamente el presente, a labores agrícolas, empleándose tanto para el cultivo como para custodiar el ganado. Elocuentes testimonios de ello lo podrían constituir la azada 24.2 y la hoz 28.5. Aunque tales piezas son difíciles de datar por su tipología, lo más posible es que haya que fecharlos ya en la Edad Moderna, que es cuando mejor tenemos testimoniada y más razonable resulta la existencia de una actividad agrícola en la Alcazaba. También posiblemente situados ya en la Edad Moderna nos encontraríamos finalmente con un extraño objeto que Álvarez Sáenz de Buruaga quería identificar en la ficha del catálogo sistemático del Museo como el eslabón de una noria (75.36) y que nosotros pensamos más bien que pudiera tratarse de la vertedera de un arado. Anfiteatro romano Pese a su trascendencia como monumento, el Anfiteatro de Mérida presenta un grave problema derivado de la escasez de restos materiales vinculados estrictamente a su excavación. Ello se debe sin duda a que ésta fue efectuada en su mayor parte durante las di165 Nos estamos refiriendo especialmente a los ejemplares nº inv. 11751, 12247 y 23906. El primero (hallado en la Zona 1, Sector C-II durante las excavaciones de 1969), presenta sus laterales apenas desbastados, mientras que en los otros dos éstos (hallados respectivamente en el Sector D-1 durante las excavaciones de 1970, así como cerca del aljibe) se hallan ya con sus cuatro frentes pulimentados y en espera de recibir la decoración. Por algún motivo parece como si los ejemplares hubiesen sido abandonados en el momento de su confección. 166 ALBA CALZADO, 1997, pág. 294. 225 versas campañas realizadas en el primer tercio del siglo XX por José Ramón Mélida y Maximiliano Macías, quienes prestaron una mayor atención al Teatro y su notable conjunto escultórico que a su más austero vecino. El Anfiteatro emeritense casi parece guardar un interés meramente arquitectónico a los ojos de sus excavadores, y sus memorias se hacen eco de ello. El gran vertedero escultórico que fue el Teatro es algo que, por su propia naturaleza, se le niega de origen al Anfiteatro, y los hallazgos efectuados en él, al margen de algún vestigio epigráfico, se debieron constreñir a piezas de las consideradas como “menores” en el momento de su excavación. Todo lo expuesto nos conduce inconscientemente a pensar en que los objetos exhumados en el Anfiteatro desde comienzos del siglo XX y hasta el estallido de la Guerra Civil, pasarían a engrosar anónimamente ese gran corpus de piezas variadas que ingresarían sin inventariar en el Museo por aquellos años, cuando no algunos después con la genérica procedencia de “Almacén del Teatro romano” a la que ya hemos hecho alusión. El carácter de los elementos que hacen su aparición en el recinto de este monumento nos lo confirmarían más tarde las excavaciones puntuales que se realizaran en sus accesos con motivo de la restauración de los mismos. Y de ellas procede la única pieza de hierro que acoge el Museo con una segura procedencia del mismo. Se trata de un extraño ejemplar (22.4) que, pese a identificarse inicialmente con azada, hace primar sin duda su función de hacha sobre aquella, resultando por lo demás su terminación horizontal bastante anómala respecto a la notada en piezas de las catalogadas como “azadas-hacha”. No obstante, tampoco su tipología concuerda exactamente para las testimoniadas entre las hachas. Ante lo dicho y sólo a modo de hipótesis podemos mantener dos teorías respecto a su uso, en relación al monumento en el que ha sido exhumado: o bien se trata de una rara variante de la piqueta, habiendo podido así intervenir en el desmonte del edificio romano tras su abandono; o bien consiste en lo que creemos que realmente es, un hacha, y por tanto está relacionada, bien a un uso agrícola, bien a uno militar. De lo que no creemos que deba dudarse es de que, en función a su contexto de hallazgo, la pieza pasó a engrosar la estratigrafía del recinto en un momento posterior al de la pérdida de su función como edificio de espectáculos. Asumiendo la posible constatación de un arma en el recinto del Anfiteatro creemos de interés realizar un breve aserto sobre el devenir del mismo tras el abandono de su uso lúdico. En base a los diferentes testimonios que de él se tienen, tanto arqueológicos como históricos, no cabe duda de que el Teatro fue saqueado y después abandonado, sin parecer encontrar una ocupación ulterior. Sin embargo, del Anfiteatro poco sabemos tras el siglo IV. Durante su excavación pareció procederse al desmonte de ciertas estructuras que podrían testimoniar que su recinto podría haber sufrido cierta continuidad ocupacional. Y de ser así, los únicos referentes que tenemos para la reconversión de edificios semejantes son dos: de una parte la sacralización de su espacio ante la creencia de que fue el lugar de ejecución de algunos de los primeros cristianos (algo constatado en el de Córdoba o el de Tarragona)167; y de otra su transformación en un baluarte defensivo, en virtud de la fuerte potencia de sus muros (algo constatado en el de Arlés). Ante el caso emeritense y pese a la extrema limpieza de sus estructuras postromanas durante el transcurso de sus excavaciones, estimamos que sería viable pensar en principio 167 En relación al primero de los casos vid. lo publicado recientemente en el primer volumen de la monografía El Anfiteatro Romano de Córdoba y su entorno urbano. Análisis Arqueológico (ss. I-XIII d.C.). Monografías de Arqueología Cordobesa, 19. Córdoba, 2010. 226 en una ocupación militar. Nos falta la constatación de un cuartel militar en la urbe durante la Antigüedad tardía, y el referente que traían los visigodos del Sur de Francia, unido al óptimo enclave del edificio, próximo a la muralla y en el punto más alto de Mérida, nos inclinan a suponer que éste sería el lugar idóneo para la ubicación del mismo. Como único testimonio arquitectónico de tal uso podría quizá traerse a colación la presencia del depósito situado en el centro de su arena, y que nosotros pensamos que, más que en el periodo romano, podría datarse ya tras la pérdida de la función lúdica del edificio, habiendo arrasado la fábrica original de su foso para utilizar su oquedad con destino al aprovisionamiento de agua de la fortaleza. Y junto a tal indicio añadiríamos nosotros también la presencia del hacha mentada dentro de su recinto, asociada quizá a sus últimos momentos de uso, ya en los albores de la Edad Media168. Calle Suárez Somonte Esta céntrica calle emeritense es bien conocida por discurrir por encima del conocido Pórtico del Foro Colonial, habiéndose producido en ella importantes hallazgos escultóricos asociados a dicho monumento, que han ido siendo ingresados en el Museo de manera sistemática desde los años 80 del Siglo XX. Sin embargo, en la misma calle también fue exhumado, ya en el Siglo XIX y en relación a un contexto presumiblemente doméstico, un interesante mosaico con representaciones de las Musas, rodeado por una cenefa con escenas nilóticas. Dicho mosaico causó un gran revuelo en el momento de su descubrimiento. Pero la publicidad que se le dio motivó que un buscador de tesoros acudiese al lugar y, tras convencer a la familia en cuya vivienda se produjo el hallazgo de que bajo una de sus escenas estaban ocultas riquezas de la Antigüedad, procedió junto a sus integrantes a perforarlo por distintos puntos. Cuando las autoridades se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo, taparon el mosaico, y así permaneció hasta que a mediados del Siglo XX volvió a excavarse, esta vez con destino a su ingreso en los fondos del Museo emeritense169. En el momento de su extracción, junto al mosaico fueron hallados varios objetos de hierro. Entre tales piezas se incluye un cuchillo (16.24) cuya vinculación con el mosaico desconocemos, pero cuya factura parece ser antigua. No obstante y paralelamente, los aros 69.5 y 69.6, así como los objetos indeterminados 75.34 y 75.35 parecen poder datarse ya en la Edad Moderna, tal y como declara la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, estando en tal caso vinculados muy posiblemente al ajuar doméstico de la vivienda en la que sucedieron los acontecimientos descritos en relación al hallazgo del mosaico, a comienzos del Siglo XIX. Casa de Luís Díez La Casa de Luís Díez es la procedencia que asignan los inventarios del Museo a un conjunto de piezas procedentes del solar en el que la persona que detenta tal nombre se iba a 168 Esta fortaleza podría haberse mantenido hasta la llegada de los musulmanes, tratándose quizá de la torre de los Mártires a la que se refiere Ibn Idari. Y de ser así, frente al carácter legendario que entraña la explicación que tal autor le da a su topónimo, podría plantearse la existencia paralela de un edificio de culto cristiano en el recinto, conjugándose de este modo en él una función militar con otra religiosa. Este fenómeno encuentra su eco nuevamente en el caso del anfiteatro cordobés. 169 En torno a tal mosaico puede consultarse lo expuesto en la reciente contribución sobre el mismo contenida en el artículo de ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª.; NOGALES BASARRATE, T.: “Escenas nilóticas en mosaicos emeritenses” X Congreso Internacional sobre mosaico antiguo. Coimbra, 2012 (págs. 203-217). Dicho trabajo tiene actualizada la bibliografía en la que se alude a las circunstancias de su hallazgo y su análisis iconográfico. 227 levantar una vivienda a finales de los años 40 del Siglo XX. Tal y como explica Álvarez Sáenz de Buruaga en las memorias del Museo correspondientes al año 1947, el solar se localizaba en las traseras del Teatro romano, y su excavación se caracterizó por ofrecer materiales por lo general en mal estado de conservación170. Lo más abundante eran los ejemplares cerámicos, seguidos de algunas piezas en mármol, incluidas dos inscripciones, por lo general bastante fragmentarias. Entre las piezas de hierro el autor cuenta un total de siete para las que enuncia un tipo irreconocible, excepción hecha del cuchillo 16.19. En el resto de los ejemplares, nosotros hemos podido reconocer sin embargo una hebilla (1.5), una hoz (28.3), un fragmento de bocado (34.1), un clavo (61.27) y una escarpia (62.3). Casas de Otero Las conocidas como Casas de Otero en función del nombre del propietario de las mismas, consisten en una procedencia ubicada al Este de la Alcazaba emeritense, y en cuyo solar fue hallada en los años 70 del Siglo XX una vivienda de época romana situada a intramuros de la antigua ciudad, junto a la muralla del río. En relación a la misma se descubrieron interesantes restos pictóricos y musivarios, así como un copioso lote de elementos muebles. No obstante y a diferencia de la Casa del Anfiteatro o la Casa del Mitreo, el monumento no pudo ser debidamente protegido y musealizado, con lo que se optó por enterrarlo de nuevo para así preservarlo de cara a un futuro en el que, con los medios necesarios, pudiera procederse a reexcavarlo y abrirlo al público. Del yacimiento sólo tenemos declarado el ingreso de una pieza de hierro. Ésta consiste en la grapa 60.17, perteneciente a una tipología específica asociada, según declara la ficha manual del catálogo sistemático, a la sujeción de los ladrillos de un horno. En relación a lo dicho debemos recordar que entre las estructuras localizadas junto a la vivienda romana se cuenta con unas instalaciones termales en cuyo sistema de alimentación, si no en sus muros, podría haber intervenido nuestro objeto. Teatro romano El Teatro romano de Mérida es posiblemente el monumento más conocido de la ciudad, amén de un verdadero símbolo de la arqueología clásica peninsular. Sabemos que fue levantado casi al mismo tiempo que la urbe, y a través de la epigrafía se declara que en su construcción se implicó como patrono el mismo Agripa. El edificio sufrió numerosas reformas durante su periodo de uso, siendo las más destacadas su marmorización en el Siglo II o su reconstrucción a comienzos del Siglo IV, todas ellas con restos identificados y testimonios epigráficos. A finales del Siglo IV o principios del Siglo V el edificio se abandona, y a partir de este momento pasa a ser utilizado como cantera de sillares. La búsqueda selectiva de los mismos, seguramente con vistas a realizar el refuerzo de la muralla en este sector de la urbe, propició la falta de interés por su decoración escultórica, que fue sistemáticamente arrojada sobre la escena del edificio. Pese a que el monumento es aludido en las fuentes medievales y modernas, no llega a tenerse una total certidumbre acerca de su correcta interpretación, llegando a generar unas curiosas leyendas en un primer momento y, más tarde, en aras del humanismo y la ilustración, a ser considerado como el anfiteatro de la ciudad. José Ramón Mélida y Maximiliano Macías inician la excavación del Teatro emeritense en 1910. De sus hallazgos, la escultura exenta es prontamente catalogada, publicada e in170 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, págs. 41-42. 228 gresada en el Museo171. Igual sucede con los testimonios epigráficos asociados al mismo. Y pese a que gran parte de la decoración arquitectónica permaneció por algún tiempo en el edificio, fue seguramente porque se estaba pensando en su integración en el mismo a medida que avanzaran los trabajos de reconstrucción de su frente escénico. Sin embargo y en contraste con lo dicho, los hallazgos más propiamente muebles llaman menos la atención en general de los excavadores, dividiéndose como antes hemos dicho en dos lotes: uno que ingresa en el Museo y otro, de menor interés, que pasa a ser almacenado en el recinto mismo del Teatro. Ninguno de estos materiales sería inventariado, y al mezclarse con piezas procedentes de excavaciones efectuadas en otros puntos de la ciudad, no pueden distinguirse claramente de estas últimas en la mayoría de los casos, engrosando por una parte el conjunto que hemos definido como posible fondo antiguo sin número de inventario y, por otra, el que se declara como ingresado desde el Almacén del Teatro romano. Como consecuencia de lo dicho, aquellas piezas para las que sí tenemos testimoniada una procedencia segura del Teatro romano son aquellas excavadas en el mismo con posterioridad a las intervenciones previas a la Guerra Civil. Unas son más tempranas, como el clavo 61.31, el gancho 66.7 y el objeto indeterminado 75.28. Y otras son exhumadas ya en los años 70 y 80 del Siglo XX, contándose entre las mismas la hebilla 1.8, la punta de lanza 18.12, la espátula 45.11 o el objeto indeterminado 75.29. Lo cierto es que resulta difícil concluir una asociación de cualquiera de las piezas mentadas con el monumento del Teatro romano en cuestión, y mucho menos durante su periodo de uso. Más segura resulta la deposición ulterior en el mismo de la espátula 45.11, la punta de lanza 18.12, o la hebilla 1.8: la primera podría quizá haber intervenido en el desmonte del edificio, ya en la Antigüedad tardía, evocándonos los numerosos hallazgos que, adscritos al dicho tipo, se incluyen entre los posibles fondos ingresados sin inventariar en el Museo entre 1910 y 1936; y respecto a los otros dos, nos resulta tentador ponerlos en relación con el posible uso militar que atribuimos para el colindante Anfiteatro, ya en un momento situado entre el desmonte del Teatro en el Siglo V y la toma de la ciudad por los musulmanes en el 713. Templo de Diana El conocido como Templo de Diana se corresponde con un edificio de culto que centraba la plaza destinada desde la fundación de Mérida a servir como Foro colonial, y por lo tanto sede de la administración local. El templo en cuestión, sin duda el mejor preservado de la Península Ibérica entre los que detentaron cierta relevancia, es una construcción hexástila realizado en granito, de la que se conserva prácticamente íntegra la columnata correspondiente a su fachada principal y uno de sus laterales. A Moreno de Vargas, autor de la primera historia de Mérida, allá por el Siglo XVII, se le debe el nombre con el que aún hoy día es conocido popularmente. Y es que quiso ver en el mismo un paralelismo con el templo dedicado en Éfeso en honor de la diosa Artemisa, la Diana romana. En realidad su carácter es oficial, y si en el momento de su fundación es posible que estuviese consagrado a alguna divinidad del panteón romano, es poco probable que ésta fuese Diana. Avanzado el tiempo, sí tenemos más constancia de que, difundido el culto imperial en Hispania, hubo de dedicarse al mismo. Tras su abandono debió procederse al desmontaje de la cella, ocupándose su espacio quizá por una iglesia cristiana primero y, ya avanzada la Edad Media, por un palacio en el que se embutió parte de su estructura. En el cuarto final del Siglo XX, dicho palacio fue expropiado y derribado parcialmente, sacán171 MÉLIDA ALINARI, J. R.: “El teatro romano de Mérida”. Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, XXXII. Madrid, 1915 (págs. 1-38). 229 dose a la luz lo principal de la estructura original del templo. De los estudios dedicados al monumento y el conjunto en el que se inserta, el Foro colonial, destacan los trabajos acometidos desde el mismo Museo por José María Álvarez y Trinidad Nogales172, así como el más reciente publicado por el Instituto de Arqueología de Mérida173. Entre los materiales inventariados procedentes de las excavaciones emprendidas en el recinto del Foro colonial por el personal del Museo desde los años 70, se encuentran un total de seis objetos de los que resulta difícil de verificar su asociación con el momento de uso del espacio durante la Antigüedad. Sólo un caso muestra algún tipo de posible relación en función de su tipo, y es el de la espátula 45.10, ejemplar que hemos interpretado por paralelos tipológicos como un posible objeto relacionado con el trabajo de la escritura sobre tablillas de cera, y más concretamente destinado a alisar la superficie de las mismas. Su presencia en los aledaños del templo podría evocar la ajetreada vida administrativa que debió de desenvolverse en el entorno del foro municipal durante el periodo romano. Por el contrario, piezas como el cencerro 31.10 o la cerradura 7.1 podrían inducirnos a pensar por su propia naturaleza o su manufactura en una cronología posterior al momento de abandono del foro, ya en el Siglo V, debiendo asociarse el primero al proceso de ruralización documentado dentro de los muros de la ciudad en la Antigüedad tardía, así como retrasándose la segunda quizá ya a la Edad Moderna en función de su complejidad técnica. Más incierta resulta la adscripción cultural de la pareja de anillas 68.9 y el clavo 61.60, para el último de los cuales podría como mucho conjeturarse un uso como remache más que como elemento de ensamblaje. Área suburbana Calle Diego María Crehuet La calle Diego María Crehuet se encuentra ubicada a extramuros de la ciudad romana, entre la Casa del Anfiteatro y el antiguo Cuartel de Artillería. El segundo de éstos, durante su construcción como tras su derribo, ha dado lugar a espectaculares hallazgos asociados a la retratística privada emeritense. Se trata por tanto de un área de testificado uso funerario, incluso ya en la Edad Media, pero también vinculada, como recientemente se ha demostrado, a la actividad industrial de la urbe romana. El único hallazgo a reseñar en el lugar tiene sin embargo poco que ver con todas estas cuestiones. Se trata de un hacha de doble filo (22.5) susceptible de adscribirse, bien a una actividad agrícola, bien a una bélica. Tales usos del entorno entendemos que obedecen en cualquier caso a un periodo postromano. Calle General Aranda (actual Reyes Huertas): Termas La calle General Aranda es el típico ejemplo de la transformación continua sufrida por la microtoponimia urbana: asociada a un militar que sirvió en el ejército nacional durante la Guerra Civil, tras la instauración de la democracia pasó a denominarse Reyes Huertas, haciendo homenaje a un escritor extremeño. Sin embargo, en el momento de la excavación de un solar de dicha calle durante los años 80, la calle aún no había cambiado de denominación, y el nombre que consta en las fichas de inventario es el antiguo. Aquella calle como la actual, que coinciden plenamente, discurrían a las afueras de la ciudad romana en dirección al antiguo Cuartel de Artillería, en paralelo a la calle Diego María Cre172 173 Forum Coloniae Augustae Emeritae. “Templo de Diana”. Mérida, 2003. El foro de Augusta Emerita. Génesis y evolución de sus recintos monumentales. Anejos de Archivo Español de Arqueología, LIII. Madrid, 2010. 230 huet a la que nos acabamos de referir. Y por lo general podría decirse casi lo mismo respecto al contexto en el que se enclava: se trata de una zona mixta de enterramientos e instalaciones industriales. En cualquier caso, el solar en cuestión del que proceden todas las piezas de hierro que detentan tal procedencia se asocia a un contexto muy específico que resultó de tan enorme interés desde el punto de vista arqueológico que decidió preservarse y musealizarse: en él se sacaron a la luz unas estructuras dotadas de unos potentes muros que fueron en su momento interpretadas como unas termas pero que, más recientemente, el investigador Miguel Alba ha juzgado más conveniente identificar con un antiguo pozo de nieve174. Entre los objetos de hierro hallados en el solar podemos contar un total de tres. Dos no revisten un gran interés, como son el asa 11.2 y el vástago 71.27. Pero el tercero, la reja 59.2, sí entraña una mayor singularidad, y pese a su estado parcial constituye uno de los pocos ejemplos contextualizados de aquel tipo de reja que hemos definido en el capítulo anterior como tan paradigmático del periodo romano y para el que hemos hallado hasta cuatro ejemplos en la ciudad de Mérida y su entorno inmediato. Caminillo Resulta difícil concretar a qué se refiere la documentación del Museo en relación a dicha procedencia, apenas expresada para dos podones de hierro ingresados en 1969 por el Delegado de Bellas Artes junto a un amplio lote de piezas que reparten sus contextos de hallazgo entre el Anfiteatro romano y una zona a la que se denomina “Los Columbarios-Silo”. Más esporádicamente, se habla también de la Barriada de República Argentina, aún en construcción por aquellos años y que podría corresponderse plenamente con ese área general que se desarrollaba entre los Columbarios y el silo de grano emplazado cerca del Circo romano. Ello nos lleva a pensar que el lugar designado como Caminillo se ubicara en algún punto específico de este vasto entorno ocupado por la que, abarcando un espectro aún más amplio, ha venido a recibir el nombre de Necrópolis oriental (consúltese más abajo lo referido en la entrada correspondiente a esta última). En cualquier caso y en relación a las dos únicas piezas que expresan tal procedencia (29.1 y 29.2), ambas del mismo tipo, podrían haber encontrado su interpretación en el contexto propuesto ante el uso agrícola del área suburbana de la ciudad ulterior al final de su ocupación por la necrópolis romana, un fenómeno ya referido en el capítulo precedente. Campo de deportes El conocido en la documentación del Museo como Campo de deportes, se corresponde en la actualidad con el estadio de fútbol de Mérida y su entorno inmediato175, emplazándose por lo tanto en el entorno de la Necrópolis oriental, a la que después aludiremos, e identificándose con un área funeraria de la ciudad romana. Con esta procedencia ingresan en la Posguerra toda una serie de objetos publicados por Álvarez Sáenz de Buruaga176 y entre los que destacan una urna de piedra (inv. 6623) y un retrato privado (inv. 6626)177. Pertenecientes a las colecciones de hierro y detentando tal procedencia ingresan por aquel entonces toda una serie de objetos que no son seleccionados por Álvarez Sáenz de 174 ALBA CALZADO, M.: “Los restos arqueológicos de la calle Reyes Huertas (Mérida): ¿pozos de nieve de época romana?”. Mérida. Excavaciones arqueológicas 2003. Memoria 9. Mérida, 2006 (págs. 429-470). 175 Agradecemos tal identificación al conservador Agustín Velázquez Jiménez. 176 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, págs. 40-41. 177 MURCIANO CALLES, 2010, pág. 213. 231 Buruaga a la hora de referir en las memorias los hallazgos procedentes del lugar aquel mismo año. En la mayoría de los casos resulta razonable, no pudiendo establecerse ni un contexto ni una función clara para la mayoría de las piezas. Pero entre ellos sí creemos poder destacar la presencia de una llave de pequeño formato (6.10) encuadrable por su tipología dentro del periodo romano y que, aunando su contexto general de hallazgo con lo testimoniado por otros casos mejor documentados, podría barajarse que se hallara originalmente integrada en un ajuar funerario. Por el contrario, un ejemplar como el aro 69.1 nos recuerda a los refuerzos utilizados en las ruedas de los carros antiguos, desvinculándose así del uso funerario de la zona. Carretera de circunvalación La Carretera de circunvalación, realizada para encauzar el tráfico desde Madrid con dirección a Badajoz a su paso por la ciudad, discurría por donde a día de hoy se encuentra la Avenida Reina Sofía, y por lo tanto por debajo de la Plaza de Toros para atravesar el río Guadiana por el puente construido a tal efecto por el arquitecto Fernández Casado. En el momento de su realización y muy próximos precisamente a la Plaza de Toros, fueron hallados unos interesantes restos arqueológicos que, en función de los materiales que mostraban, pudieron interpretarse como pertenecientes a un antiguo taller de vidrio. Álvarez Sáenz de Buruaga da constancia de su ingreso en el Museo en las memorias de 1948178, llamando años después la atención de Jennifer Price y Janet Lang, quienes estudiarían de modo específico los tubos de soplado hallados en el lugar179 y darían para el momento de abandono del establecimiento una datación bajoimperial. Los tubos en cuestión se corresponden a las piezas 56.1 a 56.12 de nuestro catálogo, sumándoseles además un ejemplar que no hemos podido localizar, el inv. 7013. Junto a ellos destacaríamos la aparición, entre otras piezas y al margen de las de hierro, de un total de cuatro desechos de fabricación de los conocidos como calotas (inv. 7093, 7102, 7103 y 7105), los cuales, gracias a los análisis realizados en una muestra de los mismos, avala su datación en el Bajo Imperio, avanzado el Siglo IV180. El establecimiento debe justificar la presencia del completo instrumental que presenta debido a un repentino abandono del mismo, quizá como producto de un incendio. En relación a tal circunstancia, consúltese más adelante lo expuesto sobre la Casa del Mitreo y su colapso. Centrándonos en los materiales de hierro procedentes del lugar, incluyen un cuantioso y variado lote de objetos, no todos publicados por Álvarez Sáenz de Buruaga. Sin desear realizar una relación exhaustiva de los mismos, sí nos gustaría distinguir dos posibles grupos. El primero lo constituirían aquellas piezas más propiamente vinculadas con el momento de uso del establecimiento, y entre las que se contarían, al margen de los tubos de soplado, los fragmentos de trípode 9.1 a 9.4 (quizá unidos en un único ejemplar), el cincel 38.3, la sierra 41.1, la espátula 45.6, el conjunto de clavos 61.29 (junto al ejemplar aislado 61.30), la bisagra 63.2, los ganchos 66.4 a 66.6, las cadenas 67.2 y 67.3, los vástagos 71.19 y 71.20, los recipientes 74.1 y 74.2 y el objeto indeterminado 75.24. Esta última pieza, pese a no contarse con una seguridad plena, podría consistir en un puntero y por tanto estar implicado en la realización de algún tipo de labor de detalle en el 178 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1950, pág. 25. 179 PRICE; LANG, 1975. 180 PALOMAR, T.; GARCÍA HERAS, M.; SABIO GONZÁLEZ, R.; RINCÓN, J. M.; VILLEGAS, Mª. A.: “La evolución del vidrio romano en Emerita Augusta”. Revista de Estudios Extremeños, LXVII, nº 3. Badajoz, 2011 (págs. 11431162). 232 trabajo del vidrio. Así mismo, el recipiente 74.2 debemos señalar que cabría ser interpretado como parte de un posible crisol. El segundo grupo podría haberse hallado mezclado con el primero, identificándose, bien con materiales procedentes de la necrópolis colindante, bien como parte de un proceso postdeposicional producido en el lugar del establecimiento ya en aras del uso agrícola testimoniado en el entorno a partir de la Antigüedad tardía. Los objetos vinculados a la necrópolis son muy inseguros en los que se refiere a los materiales de hierro, pero en el momento de la publicación de parte del ingreso por Álvarez Sáenz de Buruaga, ya se distinguían algunos más claros realizados en otras materias, como serían el ungüentario inv. 7062 y la aguja de pelo inv. 7057. Al uso agrícola del entorno podrían asociarse, ahora sí entre los objetos de hierro, piezas como la hoz 28.4 y el aro 69.2 el cual, en función de su forma ovalada y su formato, interpretamos como elemento de ensamblaje de un arado. En fin, de la misma intervención y claramente asociado a una cronología muy posterior a la fábrica, procede el candil emiral inv. 7054, lo cual viene de algún modo a verificar la posible inclusión en el hallazgo de materiales ulteriores al periodo de vida de la industria. Casa del Anfiteatro La conocida como Casa del Anfiteatro es una importante domus suburbana así llamada por encontrarse colindante, aunque al otro lado de la muralla, respecto al segundo de los grandes edificios de espectáculos de la ciudad. Excavada desde los años 60 por García Sandoval, ha destacado desde siempre por su notable conjunto musivario, uno de los más profusos de Mérida, con el que se cubren desde múltiples estancias de la residencia hasta los anchos pasillos de conexión entre las mismas. Algunas de las campañas de excavación que la dieron a luz fueron publicadas por el primer artífice de las mismas en una escueta memoria en la que se hace una muy parcial relación de los materiales hallados181. Otras campañas ulteriores se detuvieron en trabajar sobre espacios colindantes a la casa y que, pese a no guardar una relación directa con la misma (caso de la llamada Torre del Agua), sin embargo han tendido a incluirse dentro de su conjunto. En lo que a los materiales de hierro se refiere, el conjunto de piezas procedentes del lugar resulta extremadamente rico y notable. Muchos de los objetos se plantea que guardaran algún tipo de implicación con la vida de la Casa del Anfiteatro, mientras que otros deben ser indudablemente posteriores a la misma. La presencia de los primeros sería de un interés notable, de poder demostrarse su vinculación con el periodo de uso de la vivienda: su localización sobre los restos de ésta entrañaría un súbito abandono del lugar, en relación al cual no puede dejar de recordarse el caso de la Casa del Mitreo, donde también parece percibirse un final brusco y violento. Los segundos, por el contrario, encuentran una mayor lógica, y más de considerarse el espacio de la Casa del Anfiteatro como un lugar propicio para la deposición de residuos de la ciudad, dados su carácter suburbano y su proximidad a las murallas. Adentrándonos ya en la relación de materiales procedentes del yacimiento abriremos la lista con una notable reja (59.1) excavada por García Sandoval en sus primeras intervenciones en el lugar y puesta en relación por el mismo con la construcción de la casa. De las mismas excavaciones proceden una serie de piezas que, halladas en una misma estancia, fueron utilizadas por el autor para justificar la presencia de una cocina en la misma. Entre ellas se cuentan las llaves 6.11 y 6.12, el trípode 9.5, el caldero 13.1, los aros 69.3 y 69.4 y el objeto indeterminado 75.31, este último interpretado en la ficha manual del catálogo 181 GARCÍA SANDOVAL, 1966. 233 sistemático del Museo, quizá a partir de las indicaciones del excavador, como una “tranca para sartén y puchero”, añadiéndose en el campo de los datos complementarios la advertencia “Es de la sartén de la trébede”. Pese a presencias como la del caldero o el trípode o interpretaciones como la dada al objeto indeterminado, no creemos contar con indicios suficientes para poder suponer que el espacio en el que fueron hallados sea susceptible de ser identificado con una cocina. Antes bien, parece tratarse de una estancia en la que se hubiesen almacenado toda una serie de instrumentos, quizá en el momento de uso de la vivienda, destacándose de especial modo las dos llaves mentadas. Ambas son de gran formato, como las otras tres halladas en otros puntos de la casa en campañas ulteriores (6.13 a 6.15), y su hallazgo conjunto evoca de una manera muy expresiva la referencia contenida en Columela acerca de la conveniencia de su custodia en un almacén específico182. Los aros por su parte, muy similares a los empleados como refuerzos en las ruedas de los carros, si no obedecen a una deposición ulterior al abandono de la vivienda, quizá podrían reflejar el almacenamiento en la estancia, no ya del carro en cuestión, sino al menos de sus ruedas, susceptibles de ser extraídas tras la retirada de un pasador específico como el estudiado dentro del tipo 65. Otras de las piezas halladas en la vivienda y que han pasado más desapercibidas, podrían haber formado parte de la estructura de la misma, al igual que la reja, y como ejemplo de ello citaremos los clavos recogidos en las entradas 61.37 y 61.38. Lo que no resulta tan claro es si otra serie de objetos localizados en las excavaciones iniciales tuvieron algún tipo de relación con el momento de uso de la casa, o si antes bien obedecen a deposiciones ulteriores, como sería el caso del cuchillo afalcatado 16.22, el cencerro 31.6, el martillo de cantero 36.1, el vástago 71.21 y el objeto indeterminado 75.33. Aunque todos podrían haber formado parte del ajuar doméstico de la vivienda, sólo el primero y los dos últimos, interpretados como una paleta del estilo de las usadas como atizadores y quizás el posible mango de un cazo, podrían corresponderse por su tipo con tal interpretación: el cencerro debe obedecer al mismo uso agrícola testimoniado para el área suburbana de la ciudad en la Antigüedad tardía, mientras que el martillo no sabemos si ponerlo en relación con el periodo romano, y más concretamente a una actividad como la de la confección de mosaicos, o si encontraría una mejor explicación en las labores de desmonte de los monumentos ya tras el Siglo V, cuando no ya ante una hipotética labor de zapa a la murallas de este sector, inmediatas al lugar. En relación al uso posterior del entorno al que acabamos de hacer alusión, tenemos constancia más directa de su ocupación por toda una serie de tumbas tardoantiguas, muchas de ellas excavadas por el mismo García Sandoval y con ajuares integrados por jarros cerámicos muy similares a los excavados en Casa Herrera. Asociado a tales hallazgos se encuentra la anilla 68.11, localizada en el interior de un sarcófago de mármol junto a una pareja de pendientes de plata, ya en el marco de una campaña inédita posterior a la de García Sandoval. También de campañas posteriores en la casa y su entorno proceden en fin otra serie de materiales, la mayoría de los cuales se vinculan a los hallazgos producidos junto a la conocida fuente con la boca de león que vertería parte del agua del acueducto de San Lázaro sobre un posible foso fundacional183. Tal foso se colapsó al parecer en una fecha muy temprana como consecuencia de su uso como vertedero, y en él fueron localizados ejemplares como el cuchillo 16.23 o el clavo 61.39. 182 183 De re rustica (I, 6, 8). Vid. al respecto CASAS; NOLLA, 2011, pág. 15. Sobre la defensa de la existencia de dicho foso fundacional, vid. FEIJOO MARTINEZ, S.: “Generación y transformación del espacio urbano romano de Augusta Emerita al exterior de la muralla”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1998. Memoria 4. Mérida, 2000 (págs. 571-581). 234 Casa del Mitreo La conocida como Casa del Mitreo es, junto a la del Anfiteatro, una de las dos grandes domus excavadas de un modo sistemático y musealizadas de la ciudad de Mérida. Sin embargo y como matiz a destacar, frente a la importante presencia de mosaicos en la primera, en la del Mitreo lo que más llama la atención es la aparición de un espectacular ejemplar, el conocido como mosaico cosmológico, que a raíz de lo complejo de su figuración y unido al importante conjunto de pinturas murales de la casa o su propia estructura, hacen de ésta un caso sin duda muy singular en la Península Ibérica. De ahí, de hecho, deriva el nombre de la casa, pues tras el hallazgo del mosaico en 1966 se comenzó a pensar en que la domus fuera sede del Mitreo cuyo completo programa escultórico se localizara años atrás en las inmediaciones de la vivienda en cuestión, bajo el solar de la actual plaza de toros. Otros investigadores desmienten la relación entre la casa y el santuario, pero el peso de la tradición hace ya difícil desasociar el nombre de Casa del Mitreo del conjunto al que se aplica184. Más allá de todo esto, otro matiz a destacar es que la vivienda excavada parece haber sido abandonada de un modo brusco, quizá a resultas de un incendio, habiendo ello propiciado que, como excepción a la norma, en su recinto hayan podido ser localizados gran cantidad de objetos pertenecientes a la carpintería y el ajuar doméstico de la mansión. Resulta muy sugerente como motivo para su violenta destrucción el que en los aledaños de su solar, debemos precisar nosotros, se localizara la fábrica de vidrios excavada en la Carretera de circunvalación y de la que hemos analizado aquí un importante conjunto de utensilios en hierro relacionados con la industria vidriera. Los materiales más posiblemente relacionados con el momento de abandono, tanto en la Casa del Mitreo como de esta fábrica, se corresponden a avanzado el Siglo IV, y dada tal coincidencia nos resulta tentador sugerir que un incendio fortuito en la fábrica de vidrio, en una industria considerada ya altamente peligrosa por la sociedad desde tiempos remotos185, se propagara hacia la vivienda colindante y la hiciese arder con ella186. De la Casa del Mitreo procede un notable conjunto de hierros. Ahora bien, no todos están inventariados, manteniéndose almacenados y sin referencias contextuales un gran número de materiales no seleccionados para su ingreso en la colección del Museo debido en la mayoría de los casos a su menor interés respecto a otros. Tanto entre estos últimos como entre los materiales sí seleccionados (que son los que nos ocupan aquí), aún a pesar de la falta de datos contextuales más precisos, creemos poder distinguir dos conjuntos de piezas: un primer grupo asociado a la vivienda y su mobiliario en el momento de su destrucción; y otro posterior, muy posiblemente descubierto en un estrato más superficial y relacionado con el extenso margen postocupacional de la mansión. Comenzando por el primer grupo, entre las piezas más propiamente vinculadas a la estructura de la vivienda se encontrarían fundamentalmente el gran conjunto de clavos 184 BLANCO FREIJEIRO, A.: Mosaicos romanos de Mérida. Madrid, 1978, pág. 35. 185 Piénsese en el caso de Murano en Venecia, donde la industria es confinada a una isla apartada. 186 En referencia al abandono de la vivienda en el Siglo IV vid. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, G.; NODAR BECERRA, R.: “Reflexiones sobre las casas suburbanas en Augusta Emerita. Estudio preliminar”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1997. Memoria 3. Badajoz, 1999 (págs. 367-385). El nivel de incendio, a partir de la información de una intervención inédita de Eulalia Gijón y en contra de nuestra teoría, señala sin embargo dicho artículo que se produjo en el Siglo III, así como que afectó sólo a parte de la casa. Desconocemos los argumentos que se barajan para ofrecer una cronología tan específica para tal evento, así como para que no se reconstruyese dicho sector de la casa tras el supuesto incendio parcial, por lo que vemos más viable el abandono del total del conjunto ya en el Siglo IV, no siendo reocupado debido ya a una tendencia bien constatada en el articulo mentado por todo el perímetro de la urbe. 235 inventariados procedente de ella. Éstos se hallan descritos, individualmente o por conjuntos, en las entradas 61.50 a 61.56 de nuestro catálogo. Asociados a tal tipo se encuentran igualmente las escarpias 62.6 y 62.7, la segunda de las cuales quiso asociarse al vástago 71.23, pese a que la morfología del mismo, ante la pérdida de su cabeza, no nos resulta tan clara. También próximo a las escarpias se encuentra el objeto indeterminado 75.42, pero carece de una punta que lo identifique con claridad como tal. Todas estas últimas piezas podrían haber sido en todo caso utilizadas para hacer pender elementos de las paredes de la vivienda, al igual que los ganchos 66.8, 66.9 y 66.10, si bien estos últimos también es posible que funcionasen en el cerramiento de un vano. En relación a esto último, el cáncamo 64.5, como elemento de ensamblaje que es, podría haber intervenido en algún tipo de cerramiento móvil como los que articularían de igual modo la quicialera 58.1, la bisagra 63.5, o también el refuerzo mobiliario 10.1, afín formalmente a una parte de la bisagra mentada. Pero si bien el cáncamo es más posible que se asociara a una ventana, en el caso de las otras tres piezas deberíamos pensar más bien en algo mayor, como una puerta. Por otra parte y en función de su formato, la bisagra 63.4 es más posible que estuviese relacionada con el mobiliario doméstico de la casa. Tampoco podemos descartar la asociación a un mueble del estilo del arcón de la bisagra y el refuerzo mobiliario que acabamos de referir, destacándose a tal efecto la detección de uno en una fecha más reciente dentro del mismo recinto de la Casa del Mitreo187. Y también al ajuar doméstico cabe asociar la llave 6.18, la campanilla 15.3, la paleta 43.2, el recipiente 74.3 o de un modo muy singular las espátulas 45.7 a 45.9. Campanillas como la primera es habitual que aparezcan en contextos domésticos con cierto carácter recreativo o incluso profiláctico; la paleta es posible que consista en un atizador de fuego o badila; y el recipiente, debido a su formato, podría tratarse de algún tipo de cucharón. Mención aparte merecen sin embargo las espátulas, que presentan un acabado muy homogéneo y que, de considerarse la certeza respecto a la identificación de la 45.8 con una espátula de cera, podría valorarse que se integraran en alguna suerte de juego de instrumentos de escritura. A tal efecto, debemos recordar la presencia de abundantes alusiones cultistas en el programa decorativo la vivienda, tanto en sus pinturas murales188 como, más especialmente, en su famoso mosaico cosmológico189, uno de los más complejos del Imperio. Pero también estaría relacionado con ello el hallazgo de piezas como el estilete de bronce inv. 13380. Los cuchillos 16.25 a 16.28 resulta más dudoso si pueden haber estado vinculados al momento de uso de la vivienda o a uno ulterior, y si es caso hemos de advertir que un ejemplar como el 16.27, podría consistir más bien en un instrumento del tipo podón, mientras que el formato del 16.28 lo aproxima a un arma del estilo del puñal. En cualquier caso, la forma afalcatada de las otras dos piezas restantes sí podría catalogarse como una muy propia del Bajo Imperio, haciéndonos recordar junto a otros indicios que la vivienda permaneció en uso hasta avanzado el Siglo IV. Sólo y a modo de ejemplo, los ejemplares 187 El ejemplar fue hallado en una excavación inédita realizada por Eulalia Gijón. Ante la imposibilidad de efectuarse su extracción y consolidación, se procedió a volver a enterrarlo. 188 ALTIERI SÁNCHEZ, J.: “Las pinturas báquicas de la Casa del Mitreo: iconografía”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2000. Memoria 6. Badajoz, 2002 (págs. 341-359). 189 Sobre el mosaico y aparte de lo expuesto en la obra, ya referida en el presente apartado, de Blanco Freijeiro, vid. algunos de los diversos artículos contenidos en El mosaico cosmológico de Mérida. Cuadernos Emeritenses, 12. Mérida, 1996. 236 cerámicos vinculados a la misma, y muy especialmente los abundantes materiales anfóricos, apuntan en este sentido190. Y de igual modo lo haría una pieza como el estilete 13380, cuya decoración recuerda a la de ciertos ejemplares datados también por estas fechas. Otras piezas de dudosa adscripción cronológica, y en su caso también funcional, las constituyen las anillas 68.7 y 68.8, así como el vástago 71.24 y los objetos indeterminados 75.40 a 75.41. Entre ellos y frente al primero, que podría identificarse tanto con un cuchillo como con un refuerzo del tipo del 10.1 con el que comparte contexto, el segundo resulta especialmente complejo, pero por ende muy difícil de interpretar, pudiendo consistir tal vez en algún tipo de resorte, tirador o llave de paso. Pasando a lo que constituye con algo más de seguridad el segundo grupo, el de las piezas asociadas por nosotros a un periodo posterior al del abandono de la vivienda, distinguiríamos en función básicamente de su adscripción funcional toda una serie de herramientas agrícolas halladas en las excavaciones practicadas en el lugar. Entre ellas se contarían de un modo muy significativo las azadas-hacha 23.3 y 23.4, el pico 25.1 y la reja de arado 30.2, pero también de un modo más dudoso el cuchillo o posible podón 16.27 y el aro 69.8, este último quizá interpretable como una vilorta o elemento de ensamblaje del arado tradicional. En algunas viviendas romanas se sabe del hallazgo de herramientas agrícolas, incluso dentro de contextos urbanos. Pero el hecho de que suceda algo similar en otros contextos suburbanos de diferente índole (desde en áreas de necrópolis como los Columbarios hasta en instalaciones industriales como la fábrica de vidrio de la Carretera de circunvalación), así como que por contraste no constatemos tal fenómeno tan claramente dentro del recinto amurallado, nos hacen sospechar que se trata de un fenómeno acaecido en el entorno de la misma cuando sus murallas aún no se habían contraído pero sin embargo sí habían desaparecido los usos doméstico, funerario e industrial del ámbito extraurbano. Como testimonio de la posible destrucción de la Casa del Mitreo como consecuencia de un incendio, algunos de los materiales descritos presentan señales de haber sufrido un contacto directo con el fuego, que habría sido el causante de las características pompas perceptibles sobre su superficie, con las que se desfiguran sus formas. Tal es el caso de la llave de pequeño formato 6.18, la quicialera 58.1, la bisagra 63.4, el gancho 66.8, o el recipiente 74.3. Recordemos a tal efecto la hipótesis que mantuvimos páginas arriba en relación a las causas de destrucción de la vivienda. Por el contrario, ninguna de las piezas que pensamos que se corresponden a un periodo postdeposicional presentan tales señales, y ello vendría a avalar de algún modo su posible pertenencia a un momento posterior al del abandono de la vivienda. Circo romano Son pocos los ejemplares procedentes del recinto del Circo romano y, como sucede con el caso del Anfiteatro, no parecen en principio guardar relación con el periodo de uso de dicho monumento. Ello es algo por otra parte lógico teniendo en cuenta que estamos hablando de una construcción que debió de mantenerse limpia tanto en la superficie de sus gradas como en su pista con vistas a la ocupación de las primeras por los espectadores y de la segunda por los espectáculos. Ahora bien, lo que no queda tan claro es si los objetos hallados en su recinto pueden ser anteriores a su construcción o posteriores a su abandono. En el primero de los casos, podrían haber estado relacionados con la creación de la pla190 Agradecemos dicha información al investigador Rui de Almeida, que se encuentra en estos momentos realizando un estudio en el que se incluye la colección de ánforas del Museo. 237 taforma que había de salvar su desnivel y que, junto al desmonte de otro sector, fue verificada en recientes intervenciones practicadas en el lugar191. En el segundo de los casos, y es lo que vemos más viable, podrían corresponderse a un elocuente uso del enorme espacio que, acotado por las ruinas del monumento, debió de subsistir a partir de la Antigüedad tardía y que entenderíamos que hubiese sido aprovechado, bien con fines agrícolas, bien con fines ganaderos. En atención a los ejemplares hallados, la abrazadera 69.7 nos conduce más al primero de los fines, así como el cuchillo 16.21 o las tijeras 53.8 al segundo. Y es que lo más lógico es que un espacio cerrado de tan grandes dimensiones como lo es el circo romano, se destinara a custodiar el ganado en ese fenómeno de ruralización que tenemos testimoniado para otros espacios suburbanos de la urbe ya a partir del Siglo V. Aparte de estas cuestiones, un ejemplar como el cuchillo 16.20, por su forma o dimensiones, es más posible que, tal y como declara la ficha manual del catálogo sistemático del Museo, pueda haber formado parte de un depósito funerario, donde se habría integrado, bien como bisturí dentro del ajuar de la sepultura de un médico, bien como juguete dentro del ajuar de una sepultura infantil. Junto a él se ingresó otra pieza semejante, la cual recibió el número 8181, pero que no hemos podido localizar192. En todo caso, la entrada de ambas en el Museo se produce como consecuencia de una donación, y la referencia a su hallazgo en el Circo podría ser sólo aproximada. Columbarios Columbario significa literalmente en latín “palomar”, pero por extensión y dada su similitud formal, sabemos del manejo de tal vocablo en la cultura romana para referir un tipo de monumento funerario caracterizado por la presencia de una serie de nichos en los que se acogerían las urnas cinerarias de los difuntos. Tal tipo de monumento tiende a identificarse en principio con uno dotado de un número muy elevado de nichos que suele aparecer asociado a figuras de libertos en ciudades tan superpobladas como Roma o Alejandría. Sin embargo, el testimonio epigráfico nos da fe de que también se pudo aplicar a un mausoleo familiar con un número más contado de nichos193. En Mérida es muy discutido si un tipo de monumentos cúbicos, por lo general coronados de merlones, podrían designarse con el término columbarios194, tal y como hicieron sus arqueólogos excavadores en el periodo de entreguerras. Pero más allá de tal polémica, lo cierto es que el área en la que fueron excavados, situada al Sudeste de la antigua ciudad, ha acabado por consolidar tal denominación, fijándola hasta tal punto que hace difícil su identificación bajo otro nombre. En cualquier caso, los dos monumentos definen un entorno que les supera y sobre el que se han realizado numerosas y muy fructíferas excavaciones desde la primera intervención oficial en la misma de José Ramón Mélida y Maximiliano Macías. Nombres como 191 SÁNCHEZ PALENCIA, F. J.; MONTALVO FRÍAS, A.; GIJÓN GABRIEL, E.: “El Circo romano de Augusta Emerita”. El circo en Hispania romana. Mérida, 2001 (págs. 75-95), pág. 80. 192 De esta última pieza declara la ficha del catálogo sistemático del Museo lo siguiente: “La hoja presenta un solo filo, curvada en el área que ocupa éste y recta en el opuesto, con un ligero bisel en una de sus caras. El mango está conformado por una espiga de sección cuadrada rematado en una media esfera. Entre el mango y la hoja se dispone un motivo estriado”. Según se testimonia en el apartado referente a sus dimensiones, presentaba una longitud de 8,7 cm. Quizá se trate, junto al hacha inv. 4952, de la más destacada de las piezas de hierro extraviadas dentro de las colecciones de nuestra institución. 193 Un buen compendio de las inscripciones en que aparece utilizado el vocablo puede hallarse en DESSAU, Hermannus: Inscriptiones latinae selectae. Berlin, 1906. 194 Vid. BENDALA GALÁN, Manuel: “Los llamados columbarios de Mérida”. Habis, 3. Sevilla, 1972 (págs. 223253). Vid. igualmente, en una fecha más reciente, el trabajo de MÁRQUEZ PÉREZ, J.: Los columbarios. Arquitectura y paisaje funerario en Augusta Emerita. Mérida, 2006. 238 los de Serra Rafols en los años 40, Lequement en los 50 o mucho más recientemente Juana Márquez, son algunos de los asociados ya indisolublemente al yacimiento. Resultan muy variados los materiales que han ido apareciendo asociados a esta extensa área de necrópolis. Sólo entre los ingresados en el Museo deberían contarse muchos anónimamente incluidos en los lotes ingresados en la institución entre 1910 y 1936, así como de los custodiados hasta la Posguerra en el Almacén del Teatro romano. Ya de un modo más específico, hemos de referir los múltiples objetos que desde los años 40 y hasta los años 70 van siendo entregados al Museo por los diferentes arqueólogos que trabajan en el área. Centrándonos en las piezas de hierro y sin desear realizar un análisis exhaustivo, distinguiremos como en el caso de la Casa del Mitreo entre aquellas piezas más estrictamente asociadas a la necrópolis romana y aquellas otras que, posiblemente depuestas en el lugar con posterioridad al abandono de la misma, suelen caracterizarse por su naturaleza agrícola, aunque no exclusivamente. Asociadas pues a la necrópolis, podemos encontrar una serie de piezas que, antes que nada, intervendrían seguramente en la confección de ataúdes con destino a servir como contenedores para inhumaciones. A tal efecto citaremos fundamentalmente y en base a su formato los clavos descritos en las entradas 61.22 a 61.25, pero también quizá otros elementos, como la pareja de bisagras 63.8. Dentro de este tipo pero con más reservas respecto a su adscripción a un ataúd, nos encontramos con las bisagras 63.6 y 63.7, así como el objeto indeterminado 75.47. Ya en relación a lo que debe de justificar la presencia en el lugar de la mayoría de las piezas localizadas en el entorno, incluidas las de hierro, destacaremos la cuestión de los ajuares funerarios, donde podían ser depuestos multitud de objetos, unos asociados a la indumentaria del difunto, otros a sus efectos personales, otros a su oficio, y otros más a elementos con los que sus familiares le hacían acompañar por cuestiones rituales o simplemente sentimentales. Citaremos entre los posiblemente asociados a la indumentaria la hebilla 1.6, el puente de fíbula 2.2 o los anillos 3.6 a 3.8. Entre estos últimos, el 3.7 y el 3.8 fueron hallados de un modo más específico dentro de una sepultura cuyo contenedor consistía en un ánfora, junto a los ungüentarios de vidrio inv. 19520 y 19521. Un contexto de hallazgo semejante, aunque analizado de un modo algo confuso, ha sido constatado en fechas más recientes en la Avenida Juan Carlos I195. A efectos personales o a oficios, que a veces son difíciles de distinguir con precisión, bien podrían vincularse por otra parte la llave de pequeño formato 6.16, el cuchillo 16.29, los estiletes de escritura 46.7 y 46.8 y las tijeras 53.7. Tanto el cuchillo como las tijeras mentados podrían encontrar sin embargo otras explicaciones, y entre ellas se encuentra una muy peculiar que afecta al área suburbana de la ciudad: su uso agrícola. Ya hemos hablado en otras ocasiones de cómo tal fenómeno pudiera ser que, más que convivir con la necrópolis romana, sucediese a ésta desde el proceso acreditado de ruralización del paisaje urbano acaecido en la Antigüedad tardía. Y, a tal efecto, citaremos en el caso de los Columbarios ejemplos tan elocuentes como los de la azada-hacha 23.5, la hoz 28.6, los cencerros 31.7 y 31.8, y quizá también el cepillo de carpintero 27.1 y los fragmentos de bocado de caballo 34.2 y 34.3. Testimonios de la presencia humana en el lugar ajenos a este uso tras la Antigüedad resultan más esporá195 ESTÉVEZ MORALES, J. A.: “Seguimiento arqueológico de la obra de construcción de un colector de aguas en la Avda. Juan Carlos I”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1998. Memoria 4. Mérida, 2000 (págs. 359-383). Vid. igualmente sobre el comentario a tal hallazgo MURCIANO CALLES, 2010, pág. 143. 239 dicos, contándose entre los mismos, desde otra interpretación, los fragmentos de bocado de caballo mentados, pero sobre todo la bala de cañón 21.3, datada ya en la Edad Moderna o a comienzos de la Edad Contemporánea. Piezas de más dudosa adscripción resultan algunas como el gancho 66.11, la pareja de anillas 68.6, las parejas de vástagos 71.15 y 71.16, la lámina 73.7 o los objetos indeterminados 75.43 a 75.46. En cualquier caso y para todos los que puedan aproximar su cronología a la época romana, bien podría conjeturarse su vinculación, igual que a un ámbito funerario, a uno doméstico como la Casa del Mitreo o a uno industrial como la fábrica de vidrio de la Carretera de circunvalación, ambos inmediatos al solar de los Columbarios. Y es que hay elementos que pueden encuadrarse más claramente en cualquiera de estos dos últimos, como la llave de tipo laconio 6.17, o sobre todo en el segundo el fragmento de escoria 57.1, indiscutible testigo de la existencia de una herrería en el entorno. Al ámbito industrial cabría sumar quizá el objeto indeterminado 75.44, que más que en un tipo especial de clavo creemos que podría consistir en un puntero, al igual que otra pieza idéntica hallada en la Carretera de circunvalación (75.24). Y junto a él, como alternativa a su destino agrícola, también el cepillo de carpintero 27.1 anteriormente citado. Necrópolis de San José La Necrópolis de San José recibe su denominación de la presencia en su entorno de una parroquia con tal advocación. En realidad su situación se inserta dentro del enorme conjunto conformado por la conocida como Necrópolis oriental, analizada en el siguiente apartado, aunque con un interesante matiz cronológico en lo que a su ocupación se refiere, y es el dominio de la presencia de materiales tardoantiguos en la misma. Su excavador, José Luís de la Barrera Antón, pudo exhumar en el lugar, durante las campañas que realizara en el mismo durante los años 80 del Siglo XX, un enorme conjunto de tumbas, algunos de cuyos principales materiales fueron inventariados en el Museo como consecuencia de su gran importancia material. Entre éstos se cuenta un notable anillo de oro con inscripciones en las que se alude a su realización por alguien llamado Senes (inv. 32563). Por lo que a los objetos de hierro inventariados con esta procedencia se refiere, se cuentan únicamente dos: una llave (6.21) y un anillo (3.9). El primero carece de un contexto claro de hallazgo, pero el segundo procede de uno cerrado, la sepultura 5 del sector B, y se halló vinculado claramente al ajuar de ésta. Necrópolis oriental La Necrópolis oriental define una vasta área situada al Este de la antigua ciudad y que engloba diversos enclaves periurbanos comprendidos entre los Columbarios y el Cuartel de Artillería, incluido este último. Otros nombres vinculados a tal procedencia derivan de su desarrollo urbanístico en la Edad Contemporánea, donde se incluye principalmente la barriada de la República Argentina, el entorno del silo de grano levantado en la Posguerra en su extremo Norte y el solar del mentado Cuartel de Artillería, levantado a comienzos del Siglo XX junto al actual Museo Abierto de Mérida y destinado tras su derribo a acoger el centro cultural Hernán Cortés. Otra posible procedencia englobada en ella es la del Caminillo descrita poco más arriba, pero que a causa de las reservas acerca de su exacta ubicación hemos desglosado de la presente entrada. Como su propio nombre señala, el material arqueológico más característico de la Necrópolis oriental se asocia al ámbito funerario. Sin embargo y a diferencia de los Columbarios, destaca más por los ajuares funerarios hallados en ella que por la presencia de otros elementos de carácter más estrictamente arquitectónico, como los mausoleos que dan nombre a aquella. Si es caso y dentro del enorme entorno 240 que abarca, una zona con carácter propio parece ser la del mismo Cuartel de Artillería, en la que se ha percibido desde siempre una notoria concentración de hallazgos relacionados con la retratística privada emeritense, con ejemplos tan señalados como los conocidos bustos de “El Panadero” (inv. 687), “La Gitana” (inv. 689)196 o los dos más recientemente excavados por el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida197. Como se entenderá, en cuestión de materiales de pequeño formato, y más concretamente de hierro, el fenómeno perceptible en la Necrópolis oriental no ha de ser muy distinto al señalado para los Columbarios. Y de este modo, volvemos a encontrarnos con unos clavos quizá relacionados con la confección de ataúdes, como los ejemplares analizados en las entradas 61.13 a 61.21, pero con el matiz de que tenemos algunos contextos más precisos para los mismos, entre los que destacaremos la fructífera tumba 3 de la campaña de 1945. Compartiendo el contexto de hallazgo de estos últimos, las barras inv. 5776 y 5777 debieron funcionar como refuerzo en la cubierta de inhumación. Sin embargo, no las hemos localizado entre otras muchas piezas semejantes que se conservan en los almacenes del Museo carentes de sigla, y por ello no hemos podido incluirlas en nuestro catálogo. Otras piezas podrían hablarnos más bien de ajuares funerarios, pero frente a objetos propios de la indumentaria, que no los hallamos confeccionados en hierro, nos encontramos más bien con piezas depuestas junto al difunto en relación a sus pertenencias personales o instrumentos profesionales. Entre los objetos personales se encuadrarían en general piezas como la llave 6.9, los cuchillos 16.17 y 16.18, la espátula de pequeño formato 47.2 y el fragmento de raspador 52.5. Con oficios específicos se vinculan claramente, gracias a su integración en un conjunto muy coherente y bien definido, el escalpelo 50.1, las tenazas 51.2 y 51.3, y las tijeras 53.4. Todos ellos, en efecto, aparecieron en la Posguerra al construir el pabellón de Suboficiales del Regimiento, integrados en un destacado y completo ajuar a todas luces perteneciente a un médico y que en función de la presencia de una moneda en el mismo, podría situarse en época Antonina198. El punzón 54.4, al carecer de un contexto de hallazgo, no es posible determinar con exactitud si apareció en una tumba o en relación a un complejo industrial o un vertedero, y ante la primera opción, de si era parte de un ajuar profesional. Lo mismo puede decirse de las tijeras 53.5. Como en otras áreas suburbanas, la presencia de instrumentos de uso agrícola se vuelve a hacer manifiesta, quizá en relación a un periodo de uso posterior de la necrópolis. Entre éstas hemos de citar la azada-hacha 23.2 y la hoz 28.2. Más dudosa se manifiesta la interpretación de la presencia en el entorno de hasta tres puntas de lanza (18.9 a 18.11) y un objeto indeterminado que podría quizá identificarse como un umbo de escudo (75.21). Bien podrían explicarse a partir de un motivo bélico, próximas a un punto en el que sabemos que se desarrollaron confrontaciones armadas desde el Siglo V. Pero también hemos de advertir acerca de la presencia esporádica de puntas de lanza en los ajuares emeritenses199, quizá en relación a la caza o a la profesionalización del espectáculo gladiatorio, donde también encontraría su explicación el posible umbo de escudo. En fin, un corto número de objetos cuenta con una más dudosa interpretación, debido a su parcial 196 NOGALES BASARRATE, T.: El retrato privado en Augusta Emerita. Mérida, 1997. 197 SÁNCHEZ HIDALGO, F.: “Retrato funerario I”; “Retrato funerario 2”. El Consorcio y la arqueología emeritense. De la excavación al Museo. Mérida, 2012, nº 32 y 33. 198 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA; GARCÍA DE SOTO, 1946. 199 GIJÓN GABRIEL, 2004, pág. 86. 241 estado de conservación o la difícil adscripción funcional de su forma. Tal es el caso de la anilla 68.5, los vástagos 71.12 a 71.14 o el objeto indeterminado 75.22. Solar de Las Torres Este fue el nombre que recibió en los años 70 del Siglo XX un solar de casi 5000 m2 muy próximo al recinto monumental en el que se situaban el Teatro y el Anfiteatro romanos. En realidad y con anterioridad, el solar en cuestión se denominó de las Josefinas en función de la propiedad que sobre el mismo detentaba una congregación religiosa aún existente en la ciudad. Su estratégica ubicación propició su adquisición por el Ministerio de Cultura de cara a la construcción de la nueva sede para albergar el ya por entonces Museo Nacional de Arte Romano. Este último tenía como antecesor directo el Museo Arqueológico de Mérida, constituido en 1838 y que de ocupar parte de la Iglesia de Santa Clara, pasó después a expandirse a la totalidad de la misma y más tarde a hacer notar como insuficiente su edificio, utilizando por ello como espacios de reserva los recintos del Teatro romano y la Alcazaba, según se ha expuesto ya. Tras pensarse en otras alternativas, como la propia Alcazaba o los Columbarios, finalmente y aprovechándose el problema suscitado por el enorme desnivel del solar de las Josefinas, se optó por ubicarlo en el mismo, encargándose el proyecto a Rafael Moneo. Los pormenores de la historia son sobradamente conocidos200. Antes aún a la elección del enclave para la nueva sede del Museo, su solar ya había procedido a excavarse. El interés arqueológico del mismo se presuponía en base a la cercanía del Teatro romano, pero también por un topónimo como el asociado a la calle con la que colindaba y que acabaría por darle el nombre que detenta en nuestra entrada, Las Torres. Con tal referencia, se podía aludir al discurrir de la antigua muralla de la ciudad por los aledaños, condicionando el trazado de la vía pública, pero también a la existencia de notables restos arquitectónicos de más difícil interpretación y designados genéricamente como “torres”. La diferencia de cotas en el lugar, más manifiesta aún en época romana, provocó además que, ante la acumulación de materiales, el enclave fuese susceptible de mostrar una doble riqueza: la de las piezas vertidas en el mismo con posterioridad a la época romana y la de los restos sepultados bajo las mismas, que por su colmatación podían conservarse hasta cotas inusitadas. En relación a estos últimos, queda como testimonio de que el solar no defraudó a sus excavadores la presencia de una potente calzada, un ramal del acueducto de San Lázaro e interesantes restos de estructuras domésticas en las que se conservaron múltiples vestigios de su pintura mural, gracias al mantenimiento de una notoria altura en el alzado de sus muros. Igualmente se excavaron algunos vestigios que testimoniaban el uso del área como necrópolis, señalándose algunas tumbas individuales y sobre todo un panteón familiar con varias inhumaciones y restos, nuevamente, de una cuidada decoración pictórica201. Un panteón similar se ha localizado más recientemente en las proximidades de la Casa del Anfiteatro202. Las memorias de excavación del solar no han sido publicadas, y ello condiciona que, salvo por la información aportada por la documentación del Museo, no podamos atribuir contextos más específicos que los referidos para muchas de las piezas procedentes del 200 150 años en la vida de un Museo. Museo de Mérida 1838-1988. Mérida, 1988. 201 Como visión de síntesis sobre los mencionados restos de la Cripta del Museo vid. Guía del Museo Nacional de Arte Romano. Madrid, 2010, págs. 70-73. 202 BEJARANO OSORIO, A.: El mausoleo del Dintel de los Ríos: Los contextos funerarios tardíos en Augusta Emerita. Cuadernos Emeritenses, 27. Mérida, 1999. 242 lugar. Sin embargo, bien podríamos presuponer que se dividirán básicamente entre aquellas asociadas a las construcciones de época romana preservadas y expuestas a día de hoy en la Cripta del Museo, y aquellas otras vinculadas al vertedero superpuesto a las mismas. Entre las piezas de hierro para las que la documentación del Museo ofrece un contexto claro señalaremos una única integrada en el ajuar funerario de una sepultura excavada junto al acueducto: la hoja de cuchillo 16.30. No negamos que otras piezas puedan haber sido halladas en relación a niveles de uso del solar en época romana. Y así, algunas de ellas parecen obedecer a lo que solemos localizar en otros espacios domésticos del periodo: la llave de tipo laconio 6.19; el trípode 9.6, y junto a él el objeto indeterminado 75.51, que también es susceptible de ser interpretado como un trípode; el asa 11.1; y finalmente el gancho 66.12. De igual modo, quizá una pieza como la hebilla 1.7 encontrara su explicación en un ajuar funerario, como parte de la indumentaria del difunto. Sin embargo, lo poco que se puede desprender de los tipos manifestados en la mayoría de las piezas incluidas en nuestro catálogo, parecen cuanto menos hacernos pensar en su deposición ulterior en el lugar. Entre ellos destacaría material seguramente vinculado a un vertedero tardío, como el pasarriendas 35.1 o el cincel 38.4. Pero también hay otros elementos que podrían ser explicados a partir de otros fenómenos también desarrollados con posterioridad a la época romana, como son la restauración de las murallas en el Siglo V y los asedios posteriores a la misma, en especial el musulmán de comienzos del Siglo VIII. En relación a ambas circunstancias citaremos alguna herramienta como el martillo de cantero 36.2, pero también y en relación más íntima con el segundo fenómeno, recordar la aparición en el lugar de ejemplares propios de la armamentística, como la punta de lanza 18.13 o los regatones 19.2 y 19.3. El cencerro 31.9 podría por su parte asociarse al uso agrícola del contexto suburbano ya preferentemente a partir de la Antigüedad tardía, y un ejemplar como la llave 6.20 parece detentar ya una cronología moderna. Terminaremos como en otros casos refiriendo la difícil adscripción funcional, y por tanto la explicación o datación, a falta de un contexto más claro, de la pareja de anillas 68.10, los vástagos 71.25 y 71.26 o los objetos indeterminados 75.48 y 75.50, el primero susceptible de ser interpretado como una grapa y el segundo como un posible elemento del ensamblaje afín al cáncamo. Viviendas militares Las viviendas militares fueron levantadas en los años 40 del Siglo XX con destino a servir de residencia a personas vinculadas al inmediato Cuartel de Artillería. A día de hoy y tras el derribo del cuartel, las viviendas aún permanecen en pie, alineadas en torno a la actual Avenida de Extremadura203. El contexto general en el que se sitúan tales edificaciones se enclava encima de la necrópolis romana, y como consecuencia de ello, a la hora de excavar sus cimientos fueron descubiertos toda una serie de materiales posiblemente procedentes de sepulturas del periodo. Los someros hallazgos en el lugar son publicados en las memorias del Museo por José Álvarez Sáenz de Buruaga204, incluyendo entre otras piezas una aguja de pelo decorada con una figura de Venus (inv. 6341) que llamó poderosamente la atención del por entonces Director del Museo, pero de la que lamentablemente se extravió el fragmento correspondiente a la figura en cuestión. En hierro y con tal procedencia ingresan en la institución únicamente una pareja de clavos (61.26) quizá asociada como en otros casos a la estructura de un ataúd de madera. 203 Agradecemos tal identificación al conservador Agustín Velázquez Jiménez. 204 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 40. 243 Viviendas protegidas Las viviendas protegidas citadas en la documentación del Museo se corresponden con las construidas entre el Circo romano y la carretera de Madrid, a continuación de la actual Avenida de Extremadura mentada en el apartado precedente y articuladas por la avenida que hoy recibe el nombre de Juan Carlos I. Como en otros puntos de la antigua calzada a la Meseta, en dicha vía se localizaba una prolongada expansión del área funeraria de la antigua ciudad, tal y como señalan los hallazgos producidos en la misma, los primeros de los cuales datan de finales de los años 40 del Siglo XX. Estos últimos se encuentran publicados a modo de relación por José Álvarez Sáenz de Buruaga en el momento de su ingreso al Museo205. Sin embargo, entre los objetos referidos apenas se incluye uno de los dos que constan en los inventarios de la institución: el clavo 61.28. La pieza omitida se corresponde con el estilete 46.6, y como sucede con otros ejemplares asociados a dicho tipo, cabe la posibilidad, por su contexto general de hallazgo, de que se hallara integrado dentro de un ajuar funerario. Área periurbana Barriada de Bodegones La barriada de Bodegones es un área de expansión de la ciudad que se desarrolló condicionada por la imposibilidad de construir en el solar de los Columbarios, por lo que se situó junto al mismo pero en un enclave más alejado de la ciudad, al otro lado de la antigua Carretera de circunvalación. Su nombre deriva curiosamente del de un tipo de monumento funerario ahora apenas representado por un edificio abovedado levantado en hormigón y situado en el punto más distante de la ciudad dentro del recinto acotado por la zona arqueológica de Los Columbarios, así como más próxima a la barriada aquí referida206. La necrópolis de la Mérida romana alcanzó una dimensión tal que aún en un punto tan alejado de la misma seguían levantándose sepulturas antiguas. Ahora bien, al menos lo que concierne a los materiales de hierro procedentes del entorno no parece tan señalado como lo excavado en la zona de Los Columbarios. Apenas podemos señalar la presencia hasta de cuatro conjuntos de clavos (61.46, 61.47, 61.48 y 61.49) excavados en una intervención realizada en 1971 y, de los cuales, al menos para los dos primeros tenemos constancia segura de que aparecieron en una misma sepultura. El número de piezas que integran cada conjunto es muy elevado, superando la treintena en un caso, y sin duda estuvieron integrados en una caja de madera destinada a servir de ataúd, en la que intervendrían como elementos de ensamblaje. Al margen de estos clavos, apenas podemos citar, en fin, el hallazgo de la bisagra 63.3, procedente de la misma intervención que estos últimos pero asociada a una tumba distinta. Como señalamos en el comentario a su ficha, no sabemos determinar si perteneció a un ataúd o a una caja incluida dentro del ajuar de la sepultura. Barriada de La Antigua Al igual que sucede con la Barriada de Bodegones, la de La Antigua se corresponde con una zona bastante alejada ya de la primitiva urbe pero en la que aún fueron hallados restos arqueológicos que la identifican como un área de necrópolis romana. Situada en la entrada a la ciudad desde la actual carretera procedente de Madrid, su denominación la 205 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, 1948, pág. 42. 206 MURCIANO CALLES, 2010, pág. 26. 244 toma de una ermita de comienzos de la Edad Moderna aún conservada en la intersección de las actuales avenidas de Juan Carlos I y Reina Sofía. De la zona proceden apenas dos conjuntos de clavos. El primero (61.35), constituido por 14 piezas, bien podría haberse correspondido como en otros casos a los típicos ejemplares usados en la confección de ataúdes. El segundo (61.36), más interesante sin duda debido a su singularidad en las colecciones del Museo, se compone de unas 56 piezas que, en función de su pequeño formato, cabría valorar que se hallaran ligadas conformando la suela de un calzado romano del tipo de las caligae. Un hallazgo semejante a este último se ha producido en fechas más recientes, formando parte del ajuar de una sepultura207. Carretera de Don Álvaro La carretera de Don Álvaro se refiere grosso modo a la vía interurbana que discurría entre Mérida y la cercana localidad de Don Álvaro, situada a unos 10 km. al Este de la primera. Dicha carretera, paralela al río Guadiana, se encontraba jalonada en época romana de establecimientos rurales con concentraciones de materiales arqueológicos a veces muy elevadas, como sucede en el caso del arroyo Cantarranas o Sietecolchones. Sin embargo, la documentación del Museo suele referirse únicamente al tramo inicial de dicha vía, el más próximo a la ciudad de Mérida, destacando los ingresos efectuados a partir de una intervención efectuada junto al actual ambulatorio Obispo Paulo. Los materiales asociados a dicha intervención parecen corresponderse a un complejo industrial quizá interpretable como una alfarería en base a la sorprendente cantidad de paredes finas, lucernas y terracotas halladas en ella208. En relación a los hallazgos de hierro en el lugar, sólo podemos destacar una serie de clavos descritos individual o conjuntamente en las entradas 61.57 a 61.59. Es posible que, ante la ausencia de datos más precisos, tales clavos estuviesen relacionados con el citado complejo alfarero, ya fuese como parte de la estructura de su edificio o integrados en su mobiliario. Cuesta del Lorito La conocida como Cuesta del Lorito se emplazó a la salida del puente romano, en el entorno de la calzada romana que partía hacia Sevilla. En su curioso topónimo quiso ver José Álvarez Sáenz de Buruaga una fosilización del nombre de la basílica de Santa Lucrecia que, según el testimonio de las Vidas de los Santos Padres Emeritenses, se enclavaba por esta zona209. Pese a que tal teoría resulta difícil de suscribir desde un plano lingüístico, los aledaños de la cuesta que nace del puente han sido testigo en efecto del hallazgo de algunos materiales tardoantiguos de primer orden, tales como la placa de cancel inv. 10305, la barrotera calada inv. 13885, los cimacios inv. 10304 y 27197 o el sarcófago inv. 14116. Pero también y en relación a esta última pieza, la zona ha constituido una tradicional área funeraria desde época romana, excavando García y Bellido en frente del actual centro co207 BARRIENTOS VERA, T.: “Una figlina extramuros del siglo I d. C. y la ocupación funeraria del espacio en épocas bajoimperial y andalusí”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 2004. Memoria 10. Mérida, 2007 (págs. 371-407), pág. 382. 208 Vid. Sobre dicho taller RODRÍGUEZ MARTÍN, G.: Lucernas del Museo Nacional de Arte Romano (Mérida). Monografías Emeritenses, 7. Mérida, 2002, pág. 232. Se cita igualmente años después, en relación a las terracotas, en GIJÓN GABRIEL, E.: Las terracotas figuradas del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Cuadernos Emeritenses, 24. Mérida, 2004, pág. 50. Tal teoría está siendo profundizada en la actualidad por José Manuel Jerez Linde y Germán Rodríguez Martín, quienes la darán a la luz próximamente en un trabajo aún en prensa. 209 ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, J.: “Los primeros templos cristianos de Mérida”. Revista de Estudios Extremeños, XXXII. Badajoz, 1976 (págs. 139-155), pág. 148. 245 mercial Carrefour unos monumentos anejos a la vía y de los que proceden, entre otras piezas, los ejemplares de hierro incluidos en nuestro catálogo con la procedencia señalada. La mayoría de estas piezas consisten en clavos, agrupados en tres conjuntos (61.32, 61.33 y 61.34), dos de los cuales aparecieron en un contexto tan bien determinado como lo eran dos sepulturas excavadas junto al denominado Edificio C. Lo más posible es que se trate, más que de restos de ajuares, de los elementos de ensamblaje de la caja de madera que hiciera de veces de ataúd para las inhumaciones que en ellas se hallaron. Junto al primero de los conjuntos, en la sepultura situada junto al muro Oeste del Edificio C, también se localizó en la misma excavación un cáncamo (64.4) quizá vinculado, igual que los clavos, al ataúd de madera de la inhumación. Zona Sur - Auxilio Social La genérica referencia a la zona Sur de la ciudad, concreta su alusión añadiéndose en la documentación del Museo la expresión “Auxilio Social”, haciéndose con ello referencia a una institución, hoy desaparecida, que se levantó en el solar a día de hoy ocupado por un centro de menores sito en la Avenida Reina Sofía, enfrente del Instituto Santa Eulalia210. Nos hallamos por lo tanto ante un área de necrópolis muy próxima a la de los Bodegones. A raíz de una intervención acometida en el lugar en los años 60 del Siglo XX, se ingresan en el Museo algunos materiales cerámicos, entre los que destacan las ollas inv. 9258 y 9265, posiblemente utilizadas como urnas cinerarias. Pero también y en el mismo ingreso se cuentan un total de cuatro objetos que fueron puestos en relación invariablemente con un sarcófago. Se trata de la barra 70.1, la placa 72.6 y la pareja de objetos indeterminados 75.30. No podemos determinar a través de la documentación consultada si dicha asociación se estableció a partir del hallazgo efectivo de las piezas junto a un sarcófago, o de si tal conjetura se extrajo de la combinación de su contexto general de hallazgo con el análisis formal de las piezas en cuestión. En cualquier caso, nos hallamos ante objetos con formas difíciles de asociar a la estructura testimoniada para tales tipos de contenedores funerarios, y apenas la barra 70.1 podría pensarse que hubiese intervenido en el refuerzo de su presunta tapadera. Otras procedencias Camino viejo de Villagonzalo Con dicho nombre se designó una vía que, partiendo de la población de Mérida, se dirigía hacia el Este, conectándola directamente y tras vadear el Guadiana, con Villagonzalo. Es precisamente de esta última localidad, sita a 20 km. de Mérida, de la que toma su denominación el camino. En un punto indeterminado del mismo se halló una reja de hierro (59.3) que, tras su ingreso en el Museo, ha pasado a constituir el mejor ejemplar de este tipo en las colecciones de la institución. El contexto en el que apareció es muy posible que se correspondiese con el de una antigua uilla romana, un tipo de establecimiento éste en el que, dada su ubicación en el campo, se hacía necesario extremar las medidas de seguridad. De los cuatro ejemplares custodiados en el Museo, todos son de hecho extraurbanos, situándose dos en el área suburbana de la ciudad y los otros dos, incluido junto al ahora referido el del siguiente apartado, en enclaves rurales. Camino viejo de Mirandilla Esta denominación aún se conserva aplicada a una vía que conectaba de un modo directo la población de Mérida con la de Mirandilla, enclavada a 13 km. de la primera. 210 Agradecemos tal identificación al conservador Agustín Velázquez Jiménez. 246 Como en el caso del anterior apartado, de ella procede una reja de hierro (59.4) donada al Museo en 1988 por Pedro Calvo. Nuevamente nos debemos de hallar ante un ejemplar asociado posiblemente a una antigua uilla romana. Sobre la presencia de rejas en tales enclaves, véase lo dicho en relación a tal tipo, dentro del capítulo dedicado al comentario de los tipos descritos en el catálogo, así como en el mencionado apartado precedente. Casa Herrera Aunque Casa Herrera es un cortijo situado a unos 7 km. al Norte de Mérida, con dicho nombre se dio a conocer prontamente un importante enclave en el que en 1943 el arqueólogo Serra Rafols excavó la estructura de una basílica contraabsidiada. Su intervención permanecería sin embargo inédita, y es al retomarse los trabajos en el lugar por Thilo Ulbert y Luís Caballero Zoreda, ya a finales de los años 60 del Siglo XX, cuando proceden a publicarse sus datos, junto a las campañas realizadas por los mismos y los análisis y conclusiones que de la valoración de los datos existentes se obtuvo211. A comienzos de los años 80, Thilo Ulbert vuelve al lugar, esta vez en solitario, y realiza una excavación en la que destacó el hallazgo de un completo lote de cimacios acarreado en una sepultura212. Entre los materiales publicados en su momento por Ulbert y Caballero, la publicación remarcaba algunos aparte, como todos los pertenecientes a la escultura decorativa del edificio. Pero sin embargo, el grueso de los objetos se organizó en función de su contexto de hallazgo, estuviese éste incluido en el edificio, en su entorno inmediato, o en relación a la excavación de una sepultura. Es entre estos últimos donde se integran una serie de hierros, volcados en su totalidad en nuestro catálogo. Pero en las colecciones del Museo existen, hemos de advertir, más piezas que las que los arqueólogos publican, así como por ende algunas que, al no referirse siempre en su libro los números de inventario de la institución ni en la documentación de esta última la información de su contexto de hallazgo, no han podido ser identificadas con seguridad con uno de los ejemplares incluidos en la obra en concreto. En todo caso, si por algo destacan los hallazgos de hierro en el yacimiento desde el punto de vista cuantitativo, es por la abundante presencia de clavos. Éstos abarcan los ejemplares descritos en las entradas 61.61 a 61.86 de nuestro catálogo, individualmente o por conjuntos. De ellos ya señalamos en el capítulo precedente la constatación de una forma singular, mucho más simple que la de la mayoría de los clavos catalogados, y que asociamos en principio a la simplificación que el tipo sufrió en la Antigüedad tardía, más que a su adscripción rural. Y es que, aunque es muy posible que los clavos se realizaran en el mismo enclave, como muchas de las piezas localizadas en el lugar, según se colige del hallazgo en el mismo de un fragmento de escoria (57.2), existen otros ejemplares con una similar morfología hallados en contexto urbano, así como por ende clavos de buena factura en las villas romanas de la Dehesa de Las Tiendas (61.87) y Torreáguila (sin inventariar). Al margen de los clavos, el resto de los objetos de hierro del yacimiento constituyen ejemplos únicos para los tipos en los que se encuadran. De este modo y además del singular fragmento de escoria, nos encontramos con una hebilla (1.9), un cuchillo (16.32), una bisagra (63.9), una anilla (68.13), un vástago (71.29) y dos objetos indeterminados (75.52 y 75.53). De entre todos ellos sí nos gustaría destacar que el vástago 71.29, pese 211 212 ULBERT; CABALLERO, 1976. ULBERT, T.; VILLALÓN, Mª. C.: “Nachuntersuchungen im Bereich der Frühchristlichen Basilika von Casa Herrera bei Mérida”. Madrider Mitteilungen, 32. Heidelberg, 1991 (págs. 185-207). 247 a que no encuentra interpretación por los arqueólogos, en la ficha manual del catálogo sistemático del Museo se identifica, creemos que correctamente, con una varilla de paraguas de factura contemporánea, mientras que el objeto indeterminado 75.52 integra una tuerca que lo identifica igualmente como parte de un objeto muy próximo en el tiempo a nosotros. Una posible explicación para la presencia de ambas piezas en la excavación es que estuviesen vinculadas con la intervención de Serra Rafols de los años 40. Proserpina: conducción hidráulica El embalse conocido a día de hoy con el nombre de Proserpina, se sitúa a unos 5 km. al Norte de Mérida. En realidad, hasta el Siglo XVIII era designado con el nombre de Albuera de Carija, el segundo de cuyos elementos aún se mantiene aplicado al promontorio colindante, en posible recuerdo de un antropónimo romano213. La referencia a la divinidad de Proserpina le fue aplicada al lugar a partir de una lápida que se localizó en su entorno y que, tras un lapso de tiempo en el que estuvo extraviada, acabó por reaparecer, ingresando en los fondos del Museo emeritense (inv. 10302). El embalse encuentra su origen en el levantamiento de una presa cuya cronología ha suscitado cierta polémica, estando abierto el debate sobre su construcción en época romana o emiral214. De lo que no cabe duda es que de que en ella tiene origen la conducción hidráulica que, de camino a la ciudad, realiza su recorrido final sobre las arquerías conocidas con el nombre de Acueducto de los Milagros. Y es precisamente en el tramo inicial del acueducto, el más próximo al embalse, donde fue hallado el único ejemplar de hierro ingresado con tal procedencia en las colecciones del Museo. Excavado a unos 4 m. por encima de la conducción hidráulica, se trata de la azada-hacha 23.7, que podría haber estado asociada, más que con la presa en cuestión, con la explotación agrícola de su entorno inmediato, de la que se tiene constancia más cierta para la época romana gracias al reciente hallazgo de toda una serie de estructuras y enterramientos215. Sagrajas Este paraje de la provincia de Badajoz es conocido en el ámbito de la Historia por ser el lugar en el que se desarrolló una famosa contienda entre las fuerzas almorávides y castellanas, con la derrota final de estas últimas, lideradas por el monarca Alfonso VI. En su denominación ha querido verse oculto un nombre de ascendencia latina derivado del vocablo sacralia216. Del lugar fue ingresado por donación de Ramón Alía Fernández, el 7 de abril de 1954, el cuchillo de hierro 16.33, así como junto a él una fíbula de bronce. Se 213 Idéntico a otro topónimo localizado en la provincia de Cádiz, sabemos que éste último se correspondía a la antigua población de Carissa Aurelia. En cualquier caso es posible que el radical de ambos tenga que ver con el antropónimo latino Carisius, resultando especialmente elocuente la presencia de dicho nombre en las proximidades de la ciudad de Mérida, cuando sabemos que en su fundación intervino la figura del legado Publio Carisio. 214 La hipótesis emiral fue planteada por FEIJOO MARTÍNEZ, S.: “Las presas y los acueductos de agua potable, una asociación incompatible en la Antigüedad. El abastecimiento en Augusta Emerita”. Augusta Emerita. Territorios, espacios, imágenes y gentes en Lusitania romana. Monografías Emeritenses, 8. Mérida, 2005 (págs. 171-205); por ende y sobre su autoría romana se aportan nuevos datos en ARANDA GUTIÉRREZ, F.; SÁNCHEZ CARCABOSO, J. L.; ANDRÉS DÍAZ, E.; POLO GARCÍA, Mª. E.; RODRÍGUEZ MARTÍN, G.: “Nuevas consideraciones sobre los sistemas hidráulicos de abastecimiento de Emerita Augusta”. Actas del V Congreso Internacional de Historia de la Construcción. Madrid, 2007 (págs. 41-55). 215 SÁNCHEZ SÁNCHEZ, G.: “Proyecto de rehabilitación de la presa y entorno de Proserpina”. Foro, 60. Mérida, 2010 (págs. 4-5). 216 MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ, M. R.: Historia del Reino de Badajoz durante la dominación musulmana. Badajoz, 1909, págs. 41-43. 248 trata en todo caso de un ingreso aislado y carente de un contexto claro, sin poder determinarse si la fíbula y el anillo guardan alguna relación entre sí. San Pedro de Mérida (basílica visigoda) San Pedro de Mérida es una localidad ubicada a unos 15 km. al Este de Mérida, siguiendo la autovía que conduce a Madrid y por lo tanto la antigua vía de Augusta Emerita a Toletum. Junto a la parroquia de la población se excavaron en los años 60 del Siglo XX los restos de una iglesia de época tardoantigua, posiblemente vinculada a un monasterio217. Cierto número de materiales hallados en el yacimiento pasaron a ingresarse en los fondos del museo emeritense, contándose entre los mismos algún ejemplar perteneciente a la escultura decorativa del edificio, como el fragmento de cimacio inv. 8211, pero también un interesante ajuar funerario compuesto por varias cuentas de vidrio (inv. 8433 a 8443), dos pulseras de bronce (inv. 8445 y 8446), una cadena de bronce (inv. 8447) y, finalmente, la pulsera de hierro incluida en nuestro catálogo y representación única de tal tipo en el mismo (4.1). Aparte de estos materiales y sin un contexto tan claro, cabe destacar igualmente el ingreso previo de algunas monedas de época romana, así como la donación posterior de dos hachas neolíticas (inv. 9987 y 9888) o la entrega en 1972 de un total de cinco ejemplares cerámicos (inv. 13612 a 13616), algunos de los cuales parecen detentar un tipo muy semejante a los excavados en las sepulturas tardoantiguas de Casa Herrera. De todo ello se puede colegir que, tras la lógica presencia humana en el entorno desde la Prehistoria, debió de establecerse en un punto próximo a la actual población un asentamiento rural de época romana del que presumiblemente naciese el monasterio tardoantiguo y al que pertenecerían las mentadas monedas, así como algunos de los ejemplares cerámicos. La transformación del antiguo predio en monasterio, que acaecería en respuesta de la habitual donación de latifundios a comunidades de monjes, es posible que encuentre su reflejo en otro de los yacimientos analizados en el presente capítulo: la villa romana de Torreáguila. En relación a los ejemplares cerámicos de época tardoantigua, lo más posible es que consistan en piezas pertenecientes a algún ajuar funerario de nuestro supuesto monasterio. Villa romana de la Dehesa de Las Tiendas En los años 70 del Siglo XX, en el paraje conocido como el Hinojal, en la Dehesa de las Tiendas, y enclavada en las inmediaciones de la ciudad de Mérida, muy próxima a la localidad de Esparragalejo, se excavó una importante villa tardorromana destacada sobre todo, al igual que otras de la Meseta, por la presencia de un completo programa musivario218. Pese a que en la actualidad se halla cubierta, el conjunto de mosaicos fue extraído y trasladado al Museo Nacional de Arte Romano, donde una buena selección del mismo, debido a su gran calidad artística y excelente estado de conservación, ha sido expuesta en las salas de exposición permanente. El estilo de los mosaicos, así como el hallazgo de algunas monedas bajo el nivel de los mismos, datan el enclave, al menos en lo que se refiere a la fase correspondiente con su ornamentación musivaria, ya a mediados del Siglo IV, estableciéndose su momento de abandono en torno a finales del Siglo IV o principios del Siglo V. Aparte de los mosaicos, del mismo lugar sobresalen también algunos vestigios de pintura mural de calidad (inv. 37504 a 37507), un capitel de mármol (inv. 19568), tres fragmentos de placas de mármol (inv. 19570, 19463 y 19464) y finalmente, entre los objetos 217 ALMAGRO BASCH; MARCOS POUS, 1958. 218 ÁLVAREZ MARTÍNEZ, 1976. 249 más propiamente muebles, una fíbula de plata (inv. 19571) y una cuchara de bronce (inv. 19685). En hierro y dado que el sector excavado se corresponde con la pars urbana de la villa, sólo se han hallado un total de cuatro clavos (61.87) que, en función de su contexto de hallazgo, bajo la cama de uno de los mosaicos, cabría pensar que podrían obedecer a una fase de la villa previa a la realización del mismo. Por lo demás, la forma de su cabeza nos transmite la seguridad de que en el momento de su forja aún se mantenían los tipos romanos frente a la llamativa simplificación técnica detentada por los clavos de cronología más propiamente tardoantigua. Villa romana de Torreáguila La segunda de las antiguas villas romanas con representación material en las colecciones del museo emeritense es la conocida como villa romana de Torreáguila. Ésta se encuentra enclavada a orillas del Guadiana, en el término municipal de Montijo y más concretamente en los aledaños de la localidad de Barbaño, a unos 30 km. al Oeste de la población de Mérida. La pars urbana de la villa, que comenzó a excavar Germán Rodríguez Martín a comienzos del los años 80 del Siglo XX, resulta fastuosa, tanto por sus restos inmuebles como por sus materiales asociados219. A nivel inmueble y a diferencia de la villa de Las Tiendas, no destaca por la presencia de mosaicos, pero sí por la de una nutrida muestra de pinturas murales. Por ende y entre sus objetos de carácter mueble, han sido hallados en el lugar numerosas piezas que han ido siendo depositadas, bien en el Museo de Mérida, bien en el Museo Arqueológico de Badajoz, bien en el mismo yacimiento. Entre ellas se encuentran múltiples ejemplares cerámicos, incluidos una copiosa serie de lucernas publicadas de manera monográfica220, pero también un interesante lote de huesos que manifiestan según el arqueólogo excavador la existencia de un taller dedicado a su talla en el lugar. En cuestión de metales, han aparecido en el enclave numerosos objetos de bronce, así como varios ejemplares de hierro entre los que se incluye un nutrido grupo de herramientas. Desde el punto de vista cronológico, la villa parece contar con una vida muy dilatada, tal y como manifiestan los hallazgos en la misma. Y a tal efecto debemos destacar, en relación a la Antigüedad tardía, la aparición en ella de una fíbula aquiliforme (TA87/2507) ya publicada de un modo singular221, así como de una espada datada tipológicamente en el Siglo VII (TA87/2295). Tal perduración en el tiempo alcanza incluso los primeros siglos del Islam, y entre los materiales del periodo podríamos reparar en un candil emiral o un tintero ya datable a partir del periodo taifa. Como testimonio de esta continuidad en el enclave quizá podríamos añadir nosotros a partir de nuestro trabajo de doctorado el topónimo mismo de la cercana localidad de Barbaño, posible derivado del nombre de un propietario hispanorromano que, aplicado a algún uicus adscrito al territorio de la villa, ha sobrevivido hasta el día de hoy. 219 Sobre la villa y sus materiales realizó su tesis doctoral inédita el mismo arqueólogo excavador: RODRÍGUEZ MARTÍN, G.: Arqueología de la villa romana de Torre Águila (Tesis defendida en la Universidad de Extremadura, en 1993). Como compendio de las primeras campañas puede consultarse el trabajo del mismo autor RODRÍGUEZ MARTÍN, G.: “La villa romana de la dehesa de Torre Águila en Barbaño-Montijo (Badajoz)”. Extremadura Arqueológica, I. Mérida, 1988 (págs. 201-219). 220 RODRÍGUEZ MARTÍN, G.: Las lucernas de la villa romana de Torre Águila. Cuadernos Emeritenses, 30. Mérida, 2005. 221 RODRÍGUEZ MARTÍN, G.; LÓPEZ QUIROGA, J.; LOVELLE, M.; JEPURE, A.: “Fíbula aquiliforme tipo “cloisonné” de la villa romana de Torre Águila, Barbaño (Badajoz)”. Madrider Mitteilungen, 41. Heidelberg, 2000 (págs. 395-409). 250 De los materiales que han sido ingresados a partir de las primeras campañas en nuestra institución, se cuenta un enorme lote que, debido a su titularidad autonómica, se encuentra en espera, o bien de la formalización de su depósito en el Museo, o bien de su traslado al Museo Arqueológico de Badajoz. Tales piezas se encuentran por lo tanto sin inventariar, y entre ellas se incluyen la fíbula aquiliforme ya referida, pero también las ya mentadas herramientas agrícolas y la tardía espada de hierro. A tal circunstancia escaparon no obstante algunas piezas de las campañas previas a 1985 que ingresaron en propiedad en nuestro Museo, siendo seleccionadas entre otras de menor interés para la institución, así como inventariadas en consecuencia. Entre tales objetos se encuentran algunos de hierro, pero hemos de admitir que no los más interesantes del yacimiento. De este modo, debemos de reparar antes que nada y en posible relación con la pars urbana de la villa los restos del cazo 12.1. A un mismo contexto podrían obedecer los cuchillos 16.34 y 16.35, aunque haciéndose notar que el segundo, en base a su longitud, se interpretó en su momento antes bien como una espada corta. Nosotros no consideramos, no obstante, que pueda alcanzar tal consideración, y preferiríamos catalogarlo como puñal si acaso. Otra pieza inventariada, de las pocas de susceptibles de ser interpretadas como herramientas agrícolas, es el cencerro 31.11. Con cierto interés estructural han de citarse las grapas 60.18 a 60.20, en forma de T y posiblemente asociadas al edificio mismo de la villa. Y en fin y con una más difícil adscripción, citaremos finalmente la anilla 68.14 y la cuña y la cuña 40.2, la primera por la simpleza de su forma y la segunda por lo inseguro de su destino y cronologia exacta, ya que pudo funcionar, bien con una herramienta asociada a la explotación del entorno de la villa, bien como un instrumento implicado en el desmontaje tardío de alguna de sus estructuras. BIBLIOGRAFÍA 253 ALARÇÂO, J.; ETIENNE, R.; MOUTINHO ALARÇÂO, A.; PONTE, S.: Fouilles de Conimbriga, VII. Trouvailles diverses. Conclusions générales. París, 1979. ALBA CALZADO, M.: “Ocupación diacrónica del área arqueológica de Morería (Mérida)”. Mérida. Excavaciones Arqueológicas 1994-1995. Memoria 1. Badajoz, 1997 (págs. 285-316). ALMAGRO BASCH, M.; MARCOS POUS, A.: “Excavaciones de ruinas de época visigoda en la aldea de San Pedro de Mérida”. Revista de Estudios Extremeños, XIV. Badajoz, 1958 (págs. 75-93). ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. 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